No nos gusta la mierda: nos encanta
Sábado, las 02:05 de la madrugada. En Antena.Neox y La Sexta están poniendo dos de las mejores series de comedia de los últimos años, si no las mejores: The Office la (versión estadounidense) y Rockefeller Plaza. Búsquenlas y véanlas si no lo han hecho ya, verán como no me equivoco.
Al mismo tiempo, en las dos principales cadenas del país ponen, en el sentido más literal de la palabra, Mierda, con mayúsculas. Programas de mierda con gente de mierda que millones de personas ven todos los viernes.
No tengo ninguna duda de que el hecho de que dos maravillas como estas estén relegadas al horario de madrugada de los sábados en dos cadenas minoritarias, mientras la gente consume gustosamente mierda a palazos, explica muy bien porqué en este país hay más de cuatro millones de parados y nos estamos yendo a la mierda. Es muy simple: la mierda nos encanta.
Ruta Cantavieja – Fortanete – Cantavieja
Como les indiqué en la entrada anterior, este fin de semana hemos estado por la comarca del Maestrazgo, haciendo la ruta Cantavieja - Fortanete y viceversa. Aunque la idea inicial era volver a Cantavieja por el Cuarto Pelado, las circunstancias, las advertencias de un hombre del lugar y la escasez de señales del GR-8 que vimos el sábado me hicieron desistir de ello. Ahora luego les cuento.
El GR-8 que une Cantavieja y Fortanete por la Cruz de Tarayuela empieza desde la carretera que une Mosqueruela y Cantavieja, que comienza en una pequeña rotonda que hay a la entrada del pueblo; allí mismo hay un panel informativo de la ruta y de la comarca. Se sigue la carretera durante aproximadamente dos kilómetros, donde se comienzan a ver las señales rojiblancas en los postes de la luz, y se pasa al lado de varias explotaciones ganaderas. Si se quiere subir por el GR-8 es necesario estar atento, pues el sendero surge de repente a la izquierda, antes de un depósito de agua. No obstante, las señales se pierden al poco tiempo de comenzar el ascenso, y la dirección no es otra que "hacia arriba" cruzando los pastos, hasta la Cruz de Tarayuela. En dicha subida se vuelve a atrevesar perpendicularmente la carretera, y será necesario atravesar un par de vallas de alambre, pero que se doblan fácilmente y carecen de púas. Se continúa subiendo, y no es hasta bien avanzada la subida y cuando empiezan a aparecer las piedras que se distingue la senda y aparecen de nuevo las marcas del GR-8. Esta es con diferencia la parte más dura del trayecto, y aunque nos costó más de lo esperado, la ascensión no debería costar más de hora y media desde la salida, sin incluir paradas.
Vista desde la subida a la Cruz de Tarayuela. Debajo está la carretera Mosqueruela - Cantavieja, y a la derecha de la foto Cantavieja.
Una vez alcanzada la cima, las señales del GR-8 se distinguen fácilmente, y continúan por una senda de piedras en mal estado durante aproximadamente un kilómetro, hasta que se topa con una pista forestal (véase "(1)" en la imagen). En este punto la señalización de las tres opciones que hay para seguir es muy escasa y confusa, y nos equivocamos no una sino dos veces, abandonando parcialmente el GR-8 como indicaré luego. Lo que parece claro es que siguiendo la pista a la izquierda se va hacia La Iglesuela del Cid, y a la derecha hacia el Mas de Altaba y la carretera Cantavieja-Mosqueruela. Todo apunta a que la opción restante, que nace justo enfrente del camino y baja por el barranco haciendo una curva al lado de una pequeña masía, es el GR-8 que va hasta la Masía El Rallo, pero no puedo asegurarlo.
En nuestro caso, tomamos el camino de la derecha (el azul en la imagen, pensando no obstante que era el correcto), que tras un kilómetro y pico llega al Mas de Altaba, la cual dejamos atrás para llegar poco después de nuevo a un mirador que hay en la carretera que une Cantavieja y Mosqueruela (y que es la misma carretera de la que partimos en un inicio, véase "(2)" en la imagen). Es de destacar que el mapa de la ruta que aparece en la página web de Fortanete (en rojo en la imagen) y la ruta descrita por el libro "GR-8 Puertos de Beceite-Villel" (el desvío en verde claro), que era el que pretendíamos seguir desde el principio, difieren sensiblemente, evitando el primero la subida a la cruz, pero cogiendo mucha más carretera.
Recapitulando, habíamos subido a la cruz, llegado a la pista forestal (1), seguido por ésta hacia la derecha, pasado el Mas de Altaba y llegado a la carretera Mosqueruela-Cantavieja (2). Aunque nosotros paramos a comer, la ruta hasta este punto debería costar algo más de un par de horas, sin incluir paradas. En este punto habíamos abandonado el GR-8 totalmente, y teníamos a la derecha Cantavieja (se distingue visualmente a lo lejos) y a la izquierda Mosqueruela y Fortanete. Aunque no esperaba encontrar señales, ni tenía la seguridad total de saber que encontraríamos el desvío hacia Fortanete (visto lo escaso de la señalización) según el mapa la carretera en la que nos encontrábamos nos debería llevar al camino de Fortanete, por lo que comenzamos a bajar durante unos veinte minutos, paralelos a un barranco, con la esperanza de encontrarlo. Francamente, aunque tenía cierta seguridad, no descartaba que a última hora tuviésemos que dar la vuelta y volver a Cantavieja.
Continuamos bajando, siempre al lado del barranco, hasta que se llega un punto en que la carretera lo cruza. En ese punto a la derecha sale una pista forestal, ancha, con un par de señales de caza deportiva, y que debe tener poco tiempo (véase "(3)" en la imagen). Es fácil distinguirla, ya que es de tierra pero apta para que circulen todo tipo de turismos (¡vimos un taxi!), y en el punto en el que nace la pista la carretera gira 90 grados a la izquierda y deja de bajar. Esta carretera (la asfaltada) es la que viene de Mosqueruela y por la que vendríamos si hubíesemos ido por la Masía de El Rallo. La pista es la que lleva a Fortanete, pueblo al que se llega siguiendo la pista tras algo más de un par de horas a ritmo normal, sin incluir paradas. Debe notarse que desde el comienzo hasta llegar al pueblo, no hay apenas señales en todo el camino (creo que conté tres o cuatro); probablemente han sido enterradas por la nueva pista, que nos condujo a nuestro destino; no hay manera de perderse.
Ya se ve Fortanete a lo lejos. Nótese la cara de pocos amigos de Laura y la "pose" de Samy en la que intuyo que se arrepentía de las carreras matutinas.
En total, calculo que a ritmo normal, sin prisa y sin incluir paradas, hay unas cinco horas andando (aprox. 16km), teniendo en cuenta que íbamos cargados con la comida de los dos días, cuatro litros de agua, los sacos, la tienda, la cámara de fotos, algo de ropa y enseres varios. Por lo visto al día siguiente, andando a buen ritmoi, poco cargado y sin parar más que para beber, por esa misma ruta es posible llegar de Cantavieja a Fortanete en algo más de tres horas.
La ruta del sábado, algo más dura de lo que había pensado inicialmente, había dejado a Laura y Samy bajo mínimos (la segunda disimulaba bien, la primera ni lo intentaba), con bastantes agujetas y molestias, por lo que teniamos que ver cómo abordar la vuelta, dado que el coche seguía aparcado en Cantavieja. Al final, tras pensarlo mucho, decidimos que volvería yo a Cantavieja por la misma ruta, que ya conocía. Personalmente, me hubiese gustado volver por el Cuarto Pelado, pero un hombre del pueblo me había advertido que el sendero estaba muy descuidado y que apenas estaba señalizado, y yendo sólo y con Laura esperando no era cuestión de perderme e ir avanzando y retrocediendo. Además, conocer el camino siempre ayuda a dosificar el esfuerzo.
Nuestro alojamiento. El colchón era algo duro.
La ruta del GR-8 que une Fortanete con Cantavieja por la Cruz de Tarayuela sale a partir de la Ermita de San Loreto, por una pista forestal que durante unos tres o cuatro kilómetros asciende de manera bastante pronunciada; debido a que esta pista es nueva, muy probablemente la mayoría de las señales blanquirrojas se encuentran enterradas o estaban en piedras que han sido quitadas del camino, por lo que no se distinguen más que un par. No obstante, sólo hay que seguir la pista para llegar, tras unos ocho kilómetros, a una carretera asfaltada (véase "(3)" en la imagen). A buen ritmo, y parando únicamente a beber, este trayecto puede hacerse en algo menos de hora y media. Al llegar a la carretera, tenemos la opción de subir hacia la izquierda, o seguir el GR-8 hacia la derecha cruzando el barranco (también por la carretera), en dirección a la Masía del Rallo. Yo continué subiendo, dado que era el camino que conocía y no me podía entretener indagando. Continuando a buen ritmo, se llega arriba, donde hay un mirador (véase "(2)"), tras casi media hora de subida, en total algo menos de dos horas.
La dichosa pista que ocupa buena parte del trayecto Fortanete - Cantavieja, sin una maldita sombra y casi ni una señal blanquirroja.
En este punto se puede decidir seguir la carretera, bajando en dirección a Cantavieja, o subir por la pista forestal que sale a la derecha y donde una señal indica la dirección del Mas de Altaba. Subiendo por ésta llegamos (obviamente) al Mas de Altaba, que dejaremos atrás, hasta que apenas diez minutos después el camino hace una curva y comienza a descender más pronunciadamente, al lado de una pequeña Masía; al parecer, siguiéndola iríamos hasta La Iglesuela del Cid. En ese mismo punto, sale a la derecha un camino ancho que baja por el barranco (que todo apunta que se dirige a la Masía El Rallo, aunque no lo puedo asegurar) y a la izquierda podemos ver fácilmente la cruz de Tarayuela, hacia la que nos dirigiremos, justo antes de la citada curva (véase "(1)").
Apenas 50 metros después de desviarnos a la izquierda aparece un sendero de piedras mal conservado, y donde empezaremos a ver por primera vez en todo el camino señales del GR-8 de manera regular. Continuamos subiendo ligeramente hacia la cruz, para acabar pasando al lado de ésta, momento en el que comenzamos a descender. El sendero del descenso esta bastante marcado en su primera parte, pero acaba perdiéndose entre campos de pastos; no obstante, es difícil perderse dado que hay contacto visual con el pueblo. Seguiremos descendiendo, y llegaremos a la carretera que une Cantavieja con Mosqueruela, que atravesaremos perpendicularmente (es fácil ver dónde continúa la carretera, algo más abajo), continuando por los campos de pastos (hay que atravesar un par de vallas de alambre, pero son fáciles de saltar y no tienen púas). Tras veinte minutos de descenso, llegamos a la carretera que deberemos seguir para llegar a Cantavieja (y que es la misma que hemos atravesado previamente). Hasta este punto, llevaba poco más de dos horas y media, y siguiendo la carretera (en la que se distinguen claramente señales del GR-8 en los postes de la luz) donde hay varias explotaciones ganaderas, en unos veinte minutos se llega finalmente a Cantavieja.
En total, casi unas tres horas de trayecto, a bastante buen ritmo, parando únicamente a beber agua y con poca carga (la mochila, dos litros de agua, las llaves del coche, la cartera, unas almendras y poco más).
Para acabar la "excursión", tras ir de Fortanete a Cantavieja sin parar en algo menos de tres horas, y bastante agotado por la paliza, cogí el coche y fuí a recoger a las maltrechas Laura y Samy. Esta última al volver cojeaba de las patas delanteras (aunque eso no le impedía pegar brincos en medio del monte), aunque en un día se ha recuperado completamente. Por otra parte, a pesar de que esta no era la idea de "campamento" que Laura llevaba en un principio, creo que no le ha disgustado al 100% (admito que la ruta era demasiado dura, más de lo que pensé en un principio).
Por mi parte, aparte de acabar con unas agujetas más que interesantes y la frente casi chamuscada, me ha gustado recuperar la experiencia de los campamentos itinerantes de hace ya bastantes años (salvando las distancias), aunque ha habido problemas obvios de planificación: el sábado teníamos que haber empezado a andar bastante antes, lo que nos habría permitido paradas más largas e ir con bastante más tranquilidad. Además, debería haber tenido en cuenta el desnivel acumulado en la ruta. En relación con el trayecto, la falta de señalización, aunque añade algo de "aventura", te hace sentir incómodo si vas justo de tiempo, y la pista que llega hasta Fortanete, además de no tener casi ni una sombra, creo que ha matado casi todo el encanto que tendría el camino antes. Habrá que esperar unos cuantos años para que a los lados crezcan árboles y sea más una pista forestal y menos una carretera asfaltada de tierra.
Fin de semana
Si me buscan este fin de semana, estaré de campamento itinerante por el GR-8 (líneas rojas de la imagen) que comunica Fortanete y Cantavieja, a la izquierda y derecha de la imagen, respectivamente. Si todo va como está planeado, saldremos desde Cantavieja para ir a dormir a Fortanete por la ruta de la Cruz Gorda (i.e. por debajo), y volveremos a Cantavieja al día siguiente por el Cuarto Pelado (i.e. por arriba).
Dejarse llevar...
Confieso, casi avergonzado, que he descubierto a Vetusta Morla demasiado tarde, si lo comparo con otros tiempos y lugares. Se me está endureciendo el oído, acostumbrado perezosamente a melodías y voces un millar de veces escuchadas, o quizá me falle la paciencia que hace falta para enamorarse de una nueva canción. Me estaré haciendo mayor, supongo. Por fortuna, siempre habrá lugares, canciones y personas ante las que no puedes hacer otra cosa que caer rendido, quieras o no.
Publicidad contextual
Visto en elmundo.es. Ayer también salí a correr. Y nos compramos una bici elíptica.
Sports Tracker
Hace un par de semanas que empecé a correr de nuevo, aunque sólo he salido tres veces; poco a poco, sin prisa pero sin pause. Imagino que es la inmediatez del verano y el reconocimiento de un estado físico cuanto menos dudoso. Pero como salir a hacer deporte a las nueve de la noche después del trabajo no es, sobre todo al principio, lo mejor que se le ocurre a uno que podría hacer, siempre voy buscando algún tipo de incentivo chorra para mantener un ritmo de ejercicio medianamente constante.
Así que por una parte tenemos el pulsómetro, que es terrible e inevitablemente sincero en cuanto a mi estado de forma, pero permite mantener un ritmo constante y te descubre los límites de tu sistema cardiovascular. Pero ahora he descubierto que mi Nokia N85 puede ser un divertimento más en esto de sufrir, por estúpido que parezca llevarse el móvil para correr (eso pensaba yo antes). No sólo por la música, sino sobre todo por la aplicación Sports Tracker, que con cierto nivel de precisión y con ayuda del GPS integrado, es capaz de registrar velocidad, altitud, distancia y alguna cosilla más. Claro que en los dos días que llevo usándolo hay algún dato que parece no tener demasiado sentido, pero en general, funciona muy bien y es mejor de lo que podría uno esperar. Sólo hace falta agenciarse un brazalete para llevarlo en Decathlon, y el resto es bastante inmediato.
Dicho esto, les dejo con la sesión de entrenamiento de hoy, que como verán no ha sido especialmente impresionante en cuanto a distancia o velocidad. Pero qué quieren, uno tiene ya una edad y menos tiempo del que le gustaría.
Cría ricos…
Por seretuaccidente.
Ya sé que les prometí que volvería, pero no encuentro nada original que decir, e imaginarán que como todo el mundo, no siempre cumplo lo que prometo. Claro que la esperanza es lo último que se pierde. Pásenlo bien mientras tanto. Buen fin de semana.
Explicaciones
Hace ya unas semanas escribí sobre el tema del doblaje, y en ese post (que quizá cuando lean esto ya no esté disponible en el blog, aunque sí en su lector RSS preferido) tuve la osadía de meterme con aquellos que se muestran absoluta e incondicionalmente en contra del doblaje. Uno de ellos era Joan Planas, quien, a pesar de que no estaba referenciado vía hiperenlace, llegó a parar a este triste y cada día más abandonado blog (Technorati, que es muy listo), leyó lo que escribí y me mandó un correo.
Su escritura me sigue pareciendo odiosa, y ajena a las reglas de puntuación más básicas, pero para que no se diga que les oculto información, aquí tienen su blog si se quieren formar una opinión propia. En cualquier caso, no voy a entrar a valorar lo que me comenta en su e-mail; no tengo ganas ni tiempo de entrar en debates estériles que previsiblemente no nos llevarán a ninguno de los dos a cambiar de opinión; al fin y al cabo, yo estoy más cerca de Weber que de Habermas y la experiencia me ha demostrado que la realidad también.
A lo que venía es que dice Joan que no le doy derecho a defenderse, y en eso tiene su parte de razón. Claro que este no sería el lugar más apropiado, porque él ya tiene un blog, pero bueno, lo cierto es que hace ya unas cuantas semanas que eliminé de este blog el acceso a los archivos históricos, y en lo que a esta entrada concierne, la posibilidad de dejar comentarios (y por tanto, de rebatir mis opiniones, aunque no suele ser habitual que critique a alguien directamente), todo ello sin dar absolutamente ninguna explicación.
En realidad, es muy sencillo: la posibilidad de que alguien dejase un comentario me obligaba a visitar de manera regular el blog, y responder cuando fuese el caso. Al mismo tiempo, el hecho de que los hubiese evidenciaba la presencia de lectores, lo que me obligaba a mantener un ritmo constante (a veces, incluso demasiado) de publicación que en ocasiones me sobrepasaba. En definitiva, convertía algo que debía ser un placer en un deber, lo que me generaba ansiedad y una cierta obsesión, aunque de poca intensidad.
Y esa es la razón de que no puedan ustedes dejar comentarios; quiero poder escribir sin pensar si alguien está "esperando" que lo haga, y desde el otro punto de vista, poder dejar el blog dos semanas quieto sin que ello me produzca la menor inquietud. Parece razonable, ¿no? Ni que decir tiene, claro que sí, que pueden mandarme un e-mail siempre que lo deseen. Estaré encantado de recibirlos.
Fuentes de placer
Últimamente parece como si todas mis "fuentes de placer" estuviesen secas como un puñado de arena en el Sáhara; no consigo sacar ni una gota. Aunque en realidad "últimamente" no, porque eso ya hace tiempo que pasa, pero no pasa nada.
Mantas
El problema de dormir con una manta que no cubre toda la cama es que te pasas la noche luchando por llevarla a tu lado, generalmente sin éxito. Ese es justamente mi caso.
No pongan esa cara. Al fin y al cabo, dije que volvería y aunque no lo prometí, con dinero o sin dinero hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley; sólo he tardado bastante menos de lo que creía. En el viaje, he decidido prescindir de —discúlpenme los afectados— enlaces, de viejas entradas y sus comentarios, y de algunas otras cosas; a la vista está. Como verán, me he quedado con lo puesto. Esto que leen y poco más es todo lo que es a partir de ahora este blog: diez entradas, ni una más ni una menos, en una simple página HTML. Ni más, ni menos.
Pasen un buen fin de semana.
Quien mucho abarca, poco aprieta
Ustedes, como yo, saben que no hay tiempo para todo, por mucho que uno estire los minutos; a mí me ha costado mucho entenderlo y más aún digerirlo. Es como una manta una noche de invierno: si uno estira demasiado de un lado, siempre hay otro que se queda sin abrigo. En la sabiduría popular, eso se llama quien mucho abarca, poco aprieta.
Como he repetido hasta la saciedad, hace mucho tiempo que quiero escribir un libro, más allá del recopilatorio de relatos que como habrán comprobado ya no está disponible. También hace bastante que me gustaría coger de nuevo la afición por correr, algo que empecé a hacer hace unas semanas. Y todo eso, por supuesto, sin descuidar a mi pareja, mi familia, mi trabajo o cualquiera de esas cosas que no debería uno dejar de lado, si se aprecia en algo a sí mismo.
Desde el 6 de noviembre de 2003 hasta hoy, 22 de septiembre de 2008, han pasado casi cinco años durante los que he escrito 1188 entradas que recibieron en conjunto un total de 6946 comentarios; verán que nada de eso está ya públicamente accesible. Creo que no está mal del todo, aunque por supuesto, todo es mejorable. El número de visitas fue siempre oscilante, aunque en ningún caso algo por lo que este blog destacase.
Voy a ir acabando. No voy a decir que cierro el blog, porque no es eso lo que estoy haciendo. Digamos, entre nosotros, que lo voy a dejar reposando por un tiempo indefinido. Un día cualquiera, cuando sea consciente de mi inutilidad o cuando considere que ha llegado el momento, retomaré este espacio. Hasta entonces, y como diría Truman, por si no volvemos a vernos (porque ustedes no vuelven): Buenos días, buenas tardes y buenas noches.
Consulta
No es mi caso y no les daré detalles que no les interesan, pero cuando uno de los usuarios con los que trabajas te amenaza diciéndote que lleva diez años en prisión y que no le busques problemas porque "ya puestos" no le importará pasar unos cuantos más, ¿dirían ustedes que podemos considerar que está rehabilitado socialmente?
¡Vacaciones!
Hola.
Si les dijese hoy que este blog se va de vacaciones conmigo, mentiría, porque yo me voy oficialmente el próximo viernes a las 14h, durante tres —espero que— eternas e interminables semanas, para volver al tajo un día tan bonito como el 1 de septiembre. El caso es que como hoy es 4 de agosto y últimamente este blog está en horas bajas (no sé si eso es una percepción propia o responde a la realidad) he decidido que voy a dejarlo en conserva durante lo que queda de mes, a ver si coge algo de fuerza.
Antes de irme, no dejen de oír el último disco de Coldplay, Viva la Vida or Death and All His Friends. Lo he oído tantas veces desde que lo tengo que algunas canciones me suenan como si llevase oyéndolas años; creo que queda poco para que lo aborrezca, pero está valiendo la pena. Tampoco dejen de contemplar una muestra más de hasta dónde llega la estupidez y gilipollez del ser humano. Hay gente que haría mejor metiendo la cabeza en su propio culo y no sacándola de ahí.
Nada más. Les dejo con una clase práctica, por si salen a bailar a algún sitio este verano.
Por supuesto, con toda probabilidad actualizaré antes del 1 de septiembre, pero eso es cosa mía, yo ya me apaño. Ah. Si el LHC finalmente nos lleva al fin de este mundo tal y como lo conocemos, qué puedo decirles; hasta siempre y ha sido un placer.
Pásenlo bien.
Reflexión personal
Hola, lectores.
He empezado a leer un libro sobre el problema de la reputación en Internet; sobre cómo combinar privacidad y derecho a la libre expresión. Lo encontré en el blog de Félix Haro y está resultando sumamente interesante. Por si eso no fuese bastante, está disponible en Internet gratis por la patilla, en la página personal de su autor Daniel J. Solove. Se llama The future of reputation: gossip, rumor and privacy on the internet. Debería haber empezado por el anterior, The digital person. Technology and privacy in the information age, pero el caso es que he empezado por este. El único problema es que están en inglés, pero para ustedes eso no debería ser un problema.
A lo que iba. En los capítulos introductorios, habla de los blogs, y en las páginas 20 y 21, dice:
You also can permit readers to add comments to your posts. If you allow comments, readers' reactions to your post will appear below your text. A blog post can inspire some fascinating discussions. I really enjoy reading the comments to my posts and hearing people's responses.
No sé. Últimamente recibo un puñado de visitas; treinta o cuarenta, y cincuenta en días excepcionales. Algunas de ellas entran buscando la palabra 'urbason', ya que al parecer aparezco en la primera página de Google, y otras, por comentarios que hago en otros blogs. Unos y otros se largan tan pronto como entran. El resto, que son pocos pero no cobardes, asumo que entran a leer lo que escribo. Respecto al número de lectores del feed, hace tiempo que suelo estar en torno a los 75 suscriptores, o ligeramente más, dependiendo del día. En total, y teniendo en cuenta cierto solapamiento entre unos y otros, podría decir que el número teórico de lectores diarios está en torno a 50, o 60 a todo lo más. El número real y práctico que efectivamente leen lo que escribo, no tengo ni idea. Quizá 20, 30, 40. Como decía al principio, no sé.
Aunque reconozco que las últimas entradas no es que hayan sido el colmo del interés, hace mucho (con la excepción del controvertido post del otro día) que no veo un interés "real" en lo que escribo, al menos por parte de la mayoría (siempre hay excepciones, aunque algunas sean familiares), y han habido pocas fascinating discussions; siempre que las ha habido, han sido sobre política (aunque lo contrario no es cierto). Claro que después de casi cinco años está uno acostumbrado, y nada va a cambiar en este blog porque no hayan comentarios, pero considérenlo una reflexión personal; asumo, aunque estaba en la lista, que lo que escribo es poco interesante y que no despierta demasiadas inquietudes; efectivamente, a veces eso es justo lo que es este blog: una reflexión personal que no pretende despertar nada en nadie más que —sólo a veces— en mí. Al menos, si me sirve de consuelo, a mí me gusta, y creo que con eso vale o debería valer. Claro que siempre está la opción de cerrar la paraeta y escribir algo como mandan los cánones; ya veremos, porque no sé si podría aunque quisiese, tanto por inaptitud como por falta de motivación y voluntad.
Les dejo, que en este maldita ciudad hace un calor de narices incluso a medianoche, y encima de este portátil podría freir un huevo (pero me quedaría sin portátil, obviamente). Les recomiendo el libro que les decía. Está en inglés, pero eso no debería ser un problema.
Nota: Si ustedes no comentan, no se preocupen, que los spammers desde luego me tienen mucho afecto.
Sé lo que hiciste...
Querido diario,
Que situación tan absurda. Llego a casa y en lugar de salir a mi encuentro, Samy se decida a pedirme perdón a su manera, lo que consiste en huir de mí, tirarse en el suelo panza arriba, agachar las orejas y poner cara de "yo no he roto un plato en mi vida". Es decir, que como puede, me está diciendo: "ya sé que lo he hecho mal, pero no me riñas". Así que entro en casa, dispuesto a encontrar vete tú a saber qué destrozo, y nada. Nada de nada; todo está bien, o al menos todo lo bien que estaba cuando nos fuimos esta mañana. Pero claro, es más que evidente que ha hecho algo mal, y ella lo sabe, así que me encaro con ella, la miro con cara de mala hostia, le pego un par de gritos y me doy la vuelta, fingiendo enojo; aunque a ella no se lo parezca, es una situación bastante cómica. Y llevo diez minutos ignorándola, aunque creo que debería ya hacerle caso, porque hoy se ha pasado todo el día sola. Intuyo (es lo único que se me ocurre) que lo que ha hecho ha sido pegarse una siesta encima del sofá, lugar que tiene terminantemente prohibido, pero creo que ya es suficiente castigo...
Por cierto. He cambiado el logo, después del polémico comentario hecho ayer. Claro que eso no tiene absolutamente nada que ver, pero el anterior llevaba ya mucho tiempo y me apetecía algo más "limpio"; este es mucho más sencillo, aunque quizá se pase un poco. Como mínimo, no puede negarse que es bastante evidente, ¿no te parece?
Hasta luego, tú.
Dieciséis de julio
Querido diario,
Lo que hoy te voy a contar no te va a gustar. Empezaré diciendo que no me considero una persona racista, a pesar de que todas las personas que no se consideran racistas comiencen a menudo diciendo justo eso; tampoco voy no obstante a caer en la corrección política. En cualquier caso, es mi experiencia personal. Hoy he pasado aproximadamente media hora al teléfono intentando explicarle a cuatro operadores de Telefónica, uno tras otro y en llamadas independientes al 1004, que tengo puestas dos reclamaciones correspondientes a dos facturas diferentes y que quiero saber en qué estado se encuentra la primera, ya que una de ellas ya está resuelta. No consigo hacerles entender esa sencilla cuestión, ya que insisten en asociar la devolución que se ha hecho del importe de la segunda factura a la primera factura, a pesar de mis reiterados intentos de convencerles de que se equivocan y explicarles de la manera más sencilla la duda que les planteo. La cuestión, y aquí viene el meollo, es que los cuatro eran, a decir por su acento, de origen sudamericano, y ninguno de los cuatro parecía entender lo que les decía.
Estoy seguro de que hay muchos sudamericanos capaces de desempeñar correctamente el trabajo de atención al cliente de Telefónica y cualquier otro que les pongan delante, por difícil que sea, pero mi experiencia personal hasta la fecha es que de cada diez llamadas atendidas por personas de esta "nacionalidad", nueve no consiguen gestionar mi problema correctamente, y no sólo eso, sino que tampoco me dan una respuesta satisfactoria. Más bien al contrario, lo habitual es que cada uno de ellos me de una respuesta diferente a las anteriores. Y la verdad, tengo bastante trato con los servicios de atención al cliente de las grandes empresas (ONO, Telefónica, Endesa, Gas Natural, Iberdrola, etc.). No sé (ni me importa, sinceramente) si es incapacidad personal, falta de formación interna o problemas en los procedimientos internos de Telefónica, pero este tipo de problemas y falta de claridad (a veces hay dos reclamaciones, a veces una, a veces ninguna, a veces la han devuelto, a veces se reembolsa por transferencia, otras por cheque, otras por descuento en la próxima factura...) es algo que no suele producirse cuando me atiende alguien con acento español.
A pesar de que mi pareja comparte mis experiencias, y más de un compañero de trabajo, me resisto a pensar que esto es algo generalizado, aunque me ponga en guardia con sólo oir el acento. Por hoy, desisto de hacerme entender. Mañana volveré a llamar, a ver si la persona que me coge el teléfono, haya nacido donde haya nacido, es capaz de darme una respuesta coherente al problema que tengo de una puñetera vez.
Hasta luego, querido diario.
Catorce de julio (II)
Querido diario,
Hola de nuevo; hoy es la segunda vez que escribo, aunque esta tarde no ha sido demasiado productiva. La somnolencia y el malestar me han hecho quedarme en casa, y aunque el pañuelo de papel y yo seguimos siendo tan íntimos como solíamos serlo años atrás, creo que me encuentro algo mejor; me sigue doliendo ligeramente la cabeza, pero menos que este mediodía y desde luego menos que esta mañana. Tampoco me encuentro tan agilipollado, y supongo que las casi tres horas de siesta han ayudado en eso. Desgraciadamente, y como era de esperar, no he disfrutado de ellas, sino que me he levantado sudando, para variar. Todavía no sé si mañana por la mañana estaré en condiciones de ir a trabajar, aunque espero poder ir por la tarde o el miércoles como muy tarde.
Como decía, no he aprovechado demasiado la tarde. En realidad, el día en su conjunto ha sido bastante estéril, excepto en su vertiente más excretiva (¿?), por decirlo de alguna forma. He estado leyendo cómo el Gobierno estadounidense nacionalizaba el quinto banco más importante del país, Indymac, y cómo parece que el "efecto subprime", si quieres llamarlo así, está muy lejos de acabarse; Fannie Mae y Freddie Mac lo saben muy bien. Por supuesto, aquí quien pierde es principalmente el ciudadano de a pie; muchos se han hecho multimillonarios con todo este montón de mierda financiera, pero de esos sólo pillarán a unos pocos. Sigamos. En la línea de lo dicho, Lehman Brothers se parece cada vez más a un cadaver y aquí al otro lado del charco, y a raíz de la situación de Fadesa-Martinsa, las promotoras siguen pidiendo ayuda, tensando la cuerda con las entidades bancarias ("No les interesa convertirse en inmobiliarias") en un tonillo más que sospechoso. Lo mejor de todo esto, si es que hay algo bueno, es que todas las predicciones y análisis que prestigiosas entidades bancarias y financieras hicieron hace tres meses ya no sirven de nada, porque son incapaces de predecir nada: no dicen absolutamente nada de lo que está pasando ahora, por lo que las cosas han cambiado tanto que tocará volverlos a hacer; esa es la razón por la que la economía, por mucho que a algunos les pese, sólo puede considerarse una "ciencia" explicativa, en la línea de la sociología o la historia, y no predictiva, como las matemáticas o la física. En otras palabras, y en lo que me toca más de cerca (seré iluso), que aunque hay estudios que dicen que el BCE podría subir otro cuartillo de punto antes de final de año, mañana Alemania se puede ir a la mierda (y nosotros con ella) y entonces quizá bajen; y eso no lo sabremos hasta mañana, por muchos índices y valores que consultemos. Seguramente eso lo podría saber alguien, pero ese alguien muy probablemente estaría aprovechando esa información para hacerse de oro y diamantes. Así de caprichosa es la economía, pero ya hablaremos de eso en otro momento.
Antes de irme, dado el espesor, me parece interesante remarcar el profundo subnormalismo de Jennifer López, también conocida como JLo, que, según dice elmundo.es: "Jennifer López insiste en vestir a sus gemelos con un nuevo diseño de ropa cada día. Con 38 años, a la estrella casada con Marc Anthnoy, no le gusta que sus hijos de cinco meses, Emme y Max, lleven la misma ropa dos veces." Lo que te decía: subnormalismo profundo, o abismal. Te dejo, pásalo bien. Yo sigo sudando, y empiezo a preguntarme si no tendré algo de fiebre, ya que me da la sensación de que calor mucha no hace... Mañana te cuento, si puedo.
Hasta luego, querido diario.