Batalla literaria

Esta noche me ha pasado una cosa un poco rara. Bueno, un poco no, muy rara. Pero empecemos por el principio.

Hace unos días, leía que el espacio MINI Hub estaba organizando con la revista Eñe algo denominado batallas literarias. El funcionamiento es el siguiente: a partir de todos los convocantes, el jurado del concurso hace una selección de ocho escritores, que se enfrentan en parejas. Cada uno de los escritores debe escribir un minirelato a partir de una imagen en un máximo de cinco minutos. Los mejores cuatro pasan a semifinales, y así hasta que queda uno. Todo con apoyo del público y bastante interactivo.

La cuestión es que durante estos días pasados estuve pensando en presentarme, pero a causa del exceso de estrés, el trabajo de revisión que me queda pendiente de la novela (y del que prefiero no distraerme) y el poco tiempo que tenía para prepararme, acabé por descartar la idea.

Al parecer, sigue en mi cabeza, porque esta noche he soñado con eso, aunque en mi sueño había varios cambios relevantes. El esquema principal del concurso se mantenía, sin embargo el público asistente no era lo que diríamos gente recomendable, y el ambiente del local tenía cierto aire decadente y sórdido. Otra diferencia es que el elemento de inspiración no era una fotografía, sino el contenido de una carpeta (de color verde botella), que era diferente para cada persona. Aunque la persona que hacía de coordinador para mí me daba a escoger una, me alertaba de que una vez la abriese no podría escoger la otra. Que en el sueño haya llegado a este nivel de detalle en la mecánica de funcionamiento me ha parecido de por sí bastante extraordinario.

Hasta aquí, a pesar de lo vívido del sueño y los detalles que mi cabeza ha ido introduciendo, era todo bastante normal. Lo realmente excepcional ha venido cuando (en el sueño) me he sentado a escribir, tras subir unas escaleras de madera vagamente parecidas a las de los salones de las películas de Western y entrar en una pequeña habitación. Después de unos instantes de ansiedad, en los que recuerdo que tenía la sensación de estar desperdiciando los escasos minutos que tenía, se me ha ocurrido un pequeño microrrelato en el que a través de dos niñas que se encuentran (una de Aleppo y otra de un país del primer mundo, que aunque no se mencionaba, sí recuerdo claramente que era uno europeo), se hace una crítica de las prioridades del mundo occidental.

Aunque el relato que se me ha ocurrido tiene algunos fallos y hace falta perfilar varios detalles, que en un sueño me haya pasado algo así es, cómo decirlo, muy extraño. Ah. Sí, el relato lo escribiré. Y no, no sé si tenía algo que ver con el contenido de la carpeta, porque no recuerdo haberla abierto.

Querido propietario

Imagino que leerían la entrada de ayer. En pocas palabras, en ésta les contaba  que después de alquilarnos un piso lleno de mierda hace un año y medio, la inmobiliaria en cuestión tuvo a bien cargarnos 120 € de limpieza cuando dejamos el piso hace un mes. A continuación, en la entrada les mostraba el e-mail que le mandé como, digámoslo así, triste consuelo.

Pues el caso es que, no sé si es que no había leído mi correo, pero el propietario, hombre ocupado e incansable voluntario en la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, ha tenido a bien contestar al correo en el que yo le decía, más o menos, si los 120 € eran una broma. Por cuestiones legales no se lo transcribiré aquí, pero viene a decir que cuando entramos el piso estaba limpio y desinsectado, y que el problema de las cucarachas es que no sabían que éstas salen a las 48 horas (y claro, no se les ocurrió limpiarlas).

Aprovecha además el buen hombre para pedirme que no me apresure con la fianza, a pesar de que tardó un mes y diez días en devolverla, y de que no tengo noticias de las facturas del agua desde mayo.

Por supuesto, también me he cagado en sus muertos. Vamos allá con el correo:

Estimado [propietario]:

Agradezco su respuesta, aunque o miente usted, o desconoce cuál era el estado real del piso cuando entramos a éste el pasado 1 de julio de 2014. Por si lo desconociese, ya se lo digo yo: el piso estaba más que sucio. Los suelos, los armarios, las estanterías, y especialmente la cocina (incluyendo nevera y microondas) y el cuarto de baño. No se trataba únicamente de que hubiese cucarachas muertas, lo que, por otra parte, no es que sea imperdonable, es que como mínimo deberían haberse limpiado cuando se informó de ello en su momento.

Resumiendo, no, la vivienda no estaba limpia, ni de suciedad ni de cucarachas. Y cuando se enseñó el piso tampoco lo estaba (y no se acababa de desinfectar, dado que de ser así no habríamos podido entrar), así que no me venga con lo de las 48 horas. No me tome por idiota, se lo ruego.

Respecto a mi "incomprensible urgencia", le recuerdo que las últimas facturas de agua que usted nos remitió se remotan al 29 de abril. De eso hace seis meses, a pesar de haberle reiterado la necesidad de que me las remitiese. Entenderá mi "incomprensible urgencia" por saber el importe del consumo de dichos meses.

Por otro lado, le informo de que, con independencia de lo que figure en el contrato, el artículo 36.4 de la Ley de Arrendamientos Urbanos "obliga a devolver la fianza, siempre que no aparezcan desperfectos en la vivienda imputables al inquilino, ya que la finalidad que tiene el pago de la fianza es responder de los daños que aparezcan en el inmueble cuando termina el arrendamiento. El inquilino no responderá de los deterioros cuando se deban a un USO NORMAL de la vivienda o local de negocio".

Dado que no ha habido tales desperfectos (la suciedad, en todo caso, responde a un uso normal, a pesar de lo que usted opine), el plazo de devolución de la fianza era de un mes. Sin embargo, ésta se devolvió 10 días después de lo que marca la ley, así que le agradecería que se ahorrase los comentarios y se informase mejor.

No tengo intención de seguir con esta conversación ni de reclamar nada [...], una vez que me doy cuenta de que no es culpa únicamente de la inmobiliaria, sino de ambos. De usted por cargarnos el importe de la limpieza de manera indebida, y de la inmobiliaria, de la que también éramos clientes (ya que para algo se pagó una comisión a la entrada), por no oponerse, avisarnos ni negociarlo con nosotros previamente.

En fin, no hace falta que le exprese mi opinión sobre usted. Si ha leído el correo que le remití ayer a [agente], es básicamente la misma, o incluso peor, que la que le expresé a él. Igual que le dije a [agente], espero que le aprovechen los 120 €. Me voy a ahorrar los comentarios; puede darle gracias a [agente] por haberse comido algunos insultos que en gran parte iban dirigidos a usted.

Hasta nunca. Espero que se pudra en el infierno.

Un saludo.

Lo del infierno es de mi cosecha, aprovechando que presumo que es católico y que se ha pasado el séptimo mandamiento (ya, ya sé que no se acuerdan, es No robarás) por el forro de ya saben dónde. 

Unos minutos más tarde, intranquilo, le he mandado otro correo diciéndole que era gilipollas, así: "Es usted un gilipollas", por aquello de que no me salgan bultos en el futuro. Eso sí, siempre de usted, que aunque uno sea un chorizo, merece que le traten de usted. He pensado decirle que además de todo es feo como un demonio, pero de eso no tiene él la culpa, así que no he considerado oportuno añadirlo.

Y este es, espero, el final de mi historia. Y se lo cuento a ustedes porque me da la gana.

Querida inmobiliaria

Si recuerdan, y si no ya se lo recuerdo yo, el pasado 1 de julio de 2014 comenzamos a vivir en  Madrid, alquilados en un piso ubicado en la calle San Mateo, en Malasaña. Sucio es una palabra muy suave para describir el estado de limpieza e higiene del piso. Por si eso no fuese suficiente, la cocina estaba, aparte de llena de mierda, literalmente plagada de cadáveres de cucarachas.

Para que vean que no exagero, aquí hay unas cuantas fotos de los armarios de la parte superior de los muebles de la cocina el día que entramos. Seguro que les encantan.

Bien, el caso es que me pasé literalmente tres días de seis a doce de la noche limpiando, y sólo hacía que salir mierda. Mierda, mierda y más mierda. Al preguntarle al "agente inmobiliario" si habían limpiado el piso o lo iban a limpiar (y el entrecomillado no es gratuito), me comenta que la persona que hace las reparaciones ya lo había limpiado. Con lo cual inferí que dicha persona vivía debajo de un puente o en un estercolero. 

Como se pueden imaginar, el "agente" fue dando largas y una vez dentro y pagada la fianza, si te he visto no me acuerdo. Tardamos varias semanas en conseguir que el piso pareciese un lugar habitable por los criterios higiénicos occidentales. No, por razones de carácter legal no les voy a decir el nombre del impresentable ni de la inmobiliaria.

En fin, que hace cosa de un mes salimos del piso. Como es evidente, no íbamos a hacer una limpieza a fondo de un piso que nos entregaron en las condiciones de una chabola de las Barranquillas. Aun así, el piso estaba significativamente más limpio que cuando nosotros entramos. Y por supuesto, ni había ni un cadáver de cucaracha. 

Pero he aquí que hace unos días la inmobiliaria devuelve la fianza, a la que le carga, aparte de los recibos pendientes, 120 € de limpieza. Cuando lo vi no me lo creía, pero sí, ahí estaban. 120 €. Cuando se lo planteo, aporta una factura y el detalle de las cosas que estaban sucias, rematando con un "El piso necesitaba una buena limpieza en en todos sus aspectos" (no te jode, eso lo sé desde hace año y medio, gilipollas), una defensa del trabajo de las personas que se dedican a la limpieza y pidiéndome que opine desde el respeto.

Por las mismas razones de antes no expondré su correo aquí. Pero sí el que yo le he enviado, que para algo lo he escrito yo. Dice así:

De: Yo
Para: [Agente]
cc: [Propietario]
Fecha: 10/12/2015 13:17
Asunto: Re: Factura de [propietario] limpieza calle San Mateo

Estimado [agente],

En ningún momento he puesto en duda que el piso necesitase una limpieza, ni que sea caro, ni la competencia del personal de limpieza. Pero sí, necesitaba una factura. Ahora bien, no recuerdo que el día del checkout me dijeses nada de la limpieza ni que hicieses absolutamente ninguna fotografía. No, el propietario no se ha puesto en contacto con nosotros, pero teniendo en cuenta que han pasado meses esperando las facturas de agua, no confío demasiado en ello.

Lo que me parece impresentable y de una caradura impresionante es que le remitas al propietario la factura de la limpieza de un piso que cuando entramos no estaba sucio, sino que era una AUTÉNTICA POCILGA, como muy bien os indiqué en su día a ti y a [agente 2], adjuntando fotografías de los armarios de la cocina sucios y llenos de cucarachas muertas. Eso no es una opinión, es un hecho. ¿Eso lo sabía el propietario? De hecho, ese mismo correo os lo envié hace un par de días. Sin embargo, no recuerdo que entonces mandases a nadie a hacer una limpieza integral del piso porque éste necesitase "una buena limpieza en todos sus aspectos". Porque no lo hiciste, ¿verdad? No, por supuesto que no.

Es más, recuerdo haber insistido varias veces en el tema de la suciedad y haberte dicho a los pocos días de entrar que el piso estaba muy sucio y que [la persona de las reparaciones] sólo había barrido por encima, y tú mismo me dijiste que bueno, que esa persona no se preocupaba mucho por la limpieza. Si tú entregas un piso lleno de mierda, luego no puedes pedir que se te devuelva limpio. No sé porqué hemos de pagar una limpieza que se debería haber hecho antes de entrar nosotros al piso. Bueno, sí lo sé. Porque, dejando fuera al propietario porque no sé cuál es su implicación en todo esto, así la limpieza os sale gratis porque nos la cargáis a nosotros. No pensé que fueses a tener la jeta de hacer esto, pero veo que me equivocaba.

En fin. Después de haber trabajado con varios gestores inmobiliarios después de ti, y dando ya por perdidos los 120 €, te garantizo que como inmobiliaria no es que no seáis de los mejores profesionales del mercado, es que sois de lo peorcito que me he encontrado. Como profesional, eres un auténtico pirata. Espero que te aprovechen los 120 euros.

Mi respeto no es gratis; lo guardo para la gente que se lo merece. Después de recibir este correo, te puedes ir a la mierda. Seguro que allí hay mucho que limpiar y seguro que encontrarás a alguien a quien cobrárselo.

Un saludo,

XXXXXXXXXX

Se preguntarán porque no le denuncio ante la OCU o cualquier otro organismo de consumo. Tengo mis razones, y estas son que hay terceras personas implicadas en el contrato de alquiler, a las que no quiero molestar. Por otro lado, sí, debería haber sacado fotos y todo eso antes de entrar, pero no estoy seguro de que eso fuese a suponer ninguna diferencia si no estás dispuesto a reclamar, porque las fotos existen.

Se preguntarán también que por qué les cuento esto. Pues no lo sé. Supongo que porque necesitaba hacerlo y cualquier alternativa que se me ocurre me llevaría a la cárcel unos días, unos meses o unos años. Y como comprenderán, no le voy a dar el gusto.

El ETE y el OTO

No he podido resistirme a interrumpir la programación habitual para compartir con todos ustedes, ávidos consumidores de películas de serie B, una película que no sé ni siquiera si puede llamarse así y está muy por debajo de cualquier cosa que hayan visto en su vida. No exagero ni un ápice. El bueno de Pierre Nodoyuna la introduce de la siguiente manera (aunque no se pierdan el resto de su post):

Allá por los 80, visto el éxito de ET en Estados Unidos, Los Hermanos Calatrava decidieron aprovechar el tirón y hacer un ET patrio, decisión muy española en sí misma. En plan "cojones, si es por poner un muñeco y un niño, se pone". Filmaron la versión Españaza de ET en cinco días, para tratar de que se estrenase el mismo día que el original. La llamaron El Ete y el Oto y... pues eso, lo que se puede uno esperar de los Hermanos Calatrava cuando hacen las cosas mal y con prisa. ET es el feo de los Calatrava con unas mallas de lycra (blanca, para más señas, y ni siquiera se molestan en hacerle una máscara) y relleno en los guantes (para lo del dedo largo). Ésa debió ser toda la inversión. Está perpetrada en una casa y, según todos los indicios, rodada con lo que había por ahí. Unas luces de discoteca rural hacen los efectos especiales.

Las críticas de la "película" en FilmAffinity no tienen precio (y por lo visto, son fieles a la realidad):

Argumento: El hermano Calatrava menos feo es un padre de familia que vive con sus hijos en un chalé de las afueras. La hija es tonta, el mayor gilipollas y el pequeño Curro un hijo puta que le gusta hacer bromas. A todo esto llega una nave espacial de nosedonde con ETE, el hermano Calatrava más feo, que se hace amiguito del pequeño Curro que le putea todo lo que puede. A ETE le persiguen unos que le quieren capturar y le persiguen hasta que cuando se va a escapar en su nave Curro se mete en ella y se la carga. Este es el argumento. Creedme que decir que esta película tiene “argumento” es realmente un piropo. Por cierto que la niña se enamora de ETE…?!* lo cual sin duda podría dar lugar a una secuela que sería “El ETE y la OTA” que los de Cine de Barrio estarían deseosos de emitir en su programa.

[...]

Ésta es una película llena de esperanza para todo el mundo, porque cualquier cosa que se grabe en una cámara, en tu móvil o en el cinexin por cutre que sea va a ser mejor. No os preocupéis si enfocáis una mesa y una silla y la presentáis a un certámen de películas en el que se presente el ETE y el OTO, seguro que los últimos no quedáis.

Y por fin, los vídeos que todos estaban esperando. Primero el corto, y si se han quedado con ganas de más, el largo:

Los Tudor

Hace ya unas cuantas semanas que estamos viendo la serie Los Tudor, que relata el reinado de Enrique VIII, famoso entre otras cosas por haber roto con la Iglesia Católica. Sin embargo, se han hecho algunas concesiones a la galería nada despreciables. Ante ustedes, el Enrique VIII "original" y el de ficción. Que me maten si se parecen en algo.

Balconing

El principal inconveniente que veo en esta extraña afición de idiotas (nacionales o de importación, da igual, idiotas al fin y al cabo) denominada "Balconing" (que consiste, según elmundo.es en "pasar de un apartamento a otro o de saltar de habitación en habitación a través de los balcones. También los hay que tratan de utilizar la terraza como trampolín a la piscina del hotel"), es que uno de esos gilipollas te caiga encima borracho y drogado y aparte de salvarle la vida y joderte las vacaciones, lo que ya es grave de por sí tal y como está el patio, te compre una habitación en la morgue más cercana. Claro que en el mejor de los casos (i.e. no te cae encima) no hay que olvidar que el tema del levantamiento del cadáver y la limpieza de la sangre pueden agriarte la mañana en la piscina, y los costes médicos que se generan no son despreciables. Propongo que no nos entrometamos y dejemos actuar a las sabias leyes de la evolución natural que nos han traído hasta aquí (lo que no sé determinar si es bueno o malo), lo que como efecto colateral podría tener un nada despreciable efecto disuasorio sobre el resto de idiotas.

Powerbalance

Me resulta muy desconcertante el sentimiento que me produce el conocer a una persona y pensar que se trata de alguien sensato e inteligente, y descubrir al momento que lleva en la muñeca una timo-pulserita Power Balance o cualquiera de sus imitaciones. En menor medida, eso también me pasa con personas a las que no conozco pero cuyo aspecto, comportamiento y lenguaje muestra que es, o me siento tentado a creer que es, a priori, alguien con dos dedos de frente, hasta que echo un vistazo a sus muñecas. Se trata, simplemente, de una mierda de pulsera de plástico con una mierda de holograma de plástico. Sin acritud, ¿cómo puede ser la gente tan rematadamente tonta?

Aparatos de tortura

En la imagen, otro instrumento más para la sala de tortura en la que he transformado la habitación "de invitados" una vez nos hemos desecho de la cama (por supuesto, con el permiso de Laura). Arriba, la barra de dominadas, (no comentaré mi resistencia por aquello de la vergüenza), clavada a la pared con tornillos dignos de sujetar un elefante (12 mm longitud, 10 mm. diámetro). A su derecha, mi querida bicicleta elíptica, y a su izquierda, la cámara de fotos y parte del material de escalada. Ahora "sólo" me resta utilizar la barra, aunque sea para colgar perchas...

Yo soy tonto pero no tanto

¿Se acuerdan que aquello que les conté de Endesa? ¿Y de aquello que les conté de Telefónica? Bien. Seré breve.

Ayer por la mañana aparecieron en la puerta de mi casa dos chiquillas que acababan de salir de la pubertad (o ni eso), ofreciéndome pasar a Jazztel. Veinte (20) MB y llamadas por 43,40 euros más IVA al mes. Todo incluido, sin gastos adicionales, sin sorpresas, claro y cristalino como el agua. Cuarenta y tres euros con cuarenta céntimos, y si lo contrata ahora, hasta julio más barato aún. ¿Le he dicho que son cuarenta y tres euros con cuarenta céntimos al mes? Sólo, nada más. Y hasta julio más barato. Sí, más barato, ¿a que es genial? ¿Que aquí arriba no hay cable de Telefónica y los instaladores tienen que tirar cable desde la calle? Un asomo de titubeo y no problemo. No problemo bonito bueno barato. Damuneuro...

Un par de horas más tarde y una llamada telefónica después aparece por arte de magia un coste de instalación de 22 euros. Y que conste, cariño, que incluso me había planteado cambiar, pero si aún no nos hemos casado y ya me estás engañando...

Telefónica mon amour

Como les prometí ayer, hoy les voy a contar mi última aventura con Telefónica, ese otro campeón nacional que se extiende allen de los mares, y de la que todo españolillo que se precie debería sentirse orgulloso. Claro que a la teleco de marras le importas más o menos en función del dinero que tienes y sobre todo del que te gastas en ellos. Pero es española, eso sí. ¿Qué otra cosa va a ser una empresa cuya principal infraestructura nacional ha salido del bolsillo de los españoles? Pues eso, española. Bueno, pelillos a la mar. Les cuento.

Hace cosa de veinte días, un señor muy educado llama al timbre de nuestra casa, y se identifica como comercial de Telefónica, en tareas, obviamente, comerciales. Nos presenta una oferta que combina llamadas y ADSL a un precio, como dicen ellos, realmente competitivo. Como digo yo, básicamente la mitad de lo que pago con los vampiros de ONO mon amour; otra que tal, pero de eso ya hablaremos otro día que tiempo y anécdotas no faltan. Bien, el caso es que tras jurar y perjurar que lo que nos está diciendo es realmente lo que es, que no hay letra pequeña escondida con tinta invisible, y que no florecerán gastos adicionales, procede a rellenar nuestros datos en una hojilla rosa de esas que utilizan para rellenar los datos los comerciales. Tras proporcionarle gentilmente la información solicitada, nos despedimos como dos personas que ven esperanzadas cómo empieza a surgir una bonita relación de amistad y cordialidad; el, con su comisión, y yo, con mi ahorro. Antes de irse, nos indica que nos llamarán de Telefónica, en una mera comprobación rutinaria, con el objeto de confirmar la aceptación de la oferta y verificar que él ha estado en nuestra casa.

Pasan los días y no recibimos la ansiada llamada, por lo que, pasados cinco soles, decido llamar al mil cuatro (1004), único número proporcionado por el comercial de turno. Por fortuna, y si no estoy terriblemente equivocado, este número es gratuito. Una chica muy atenta me indica, tras marearme como está escrito en el procedimiento de marras, que efectivamente, tal y como me dijo el comercial en su visita, existen dos campañas de captación de clientes: una en Valencia, y otra en el País Vasco, a causa de la competencia de ONO y Euskaltel en esas regiones. Tras decirme eso, la operadora me "tranquiliza" y me pide que vuelva a llamar si pasados quince días sigo sin tener noticias suyas, ya que ese es el plazo que suelen tener para introducir los clientes captados en el ordenador.

Tras pasar más de quince días, ayer les llamo. Un tipo bastante estúpido me atiende y me asegura después de buscar mis datos en el ordenador (o donde quiera que lo mirase) que no me conoce, ni a mí, ni a mi oferta, ni a mi señora, ni le suena nada de lo que le estoy diciendoi; vamos, que casi me está diciendo que lo he soñado. Teniendo en cuenta que la información del comercial estaba confirmada por la primera telefonista (llamémosla así), o el sujeto con el que hablo es un estúpido, o un incompetente, o me está mintiendo, o en realidad no sabe nada. Decidido que incompetente y estúpido sí era, lo otro, ni lo sé ni me importa. En una llamada posterior me indican, mucho más amablemente, que busque en el papel firmado algún número de teléfono o referencia, y que vuelva a llamarles. Lo busco y más allá del mil cuatro (1004), no hay nada. Volvemos a la casilla de salida.

Desde esas dos llamadas, habré hablado con unas cinco o seis personas más. Básicamente, cada vez que me aburro o quiero desahogarme, les llamo. Además, como cada persona que me atiende me cuenta una cosa, no me puedo quejar de monotonía, y como en general el nivel de ineptitud es tan grande, siempre se siente uno bien cuando finaliza la llamada. Ayer una buena mujer, que probablemente había visto demasiados telediarios, me advirtió que Telefónica jamás hacía ese tipo de actuaciones (léase "ir por las casas") y que lo mío era sin ningún género de duda una estafa; por lo visto mis datos personales se cotizan muy bien. Esta mañana, finalmente, una chica me ha confirmado que la campaña existe y no la he soñado, y si tengo que creer lo que me ha dicho, ha mandado un email a los comerciales para que se pongan en contacto conmigo. La verdad es que si registran todas las comunicaciones, no me extrañaría nada que me hubiese tenido esperando para nada; ya les contaré.

En realidad, esto que les cuento no es nada de qué sorprenderse, igualito que con Endesa. Lo que he decidido es que me da igual que paguen justos por pecadores, pero al próximo comercial que se presente en mi puerta con una oferta, lo voy a mandar a la mierda, directamente.

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Como nota al margen, si realmente los centros de atención al cliente graban las conversaciones, como dicen que hacen "para mejorar el servicio", no entiendo cómo es posible que uno (yo) se encuentre tan a menudo en estos servicios con gilipollas integrales, vagos, incompetentes y sujetos de similar estopa. Claro que hay gente competente, agradable y dispuesta a ayudar, pero yo debo tener muy mala suerte porque de esos encuentro muy pocos. Una cosa es que pilles de vez en cuando a alguien puteado, cansado y con un mal día, pero que eso te pase día sí, día también, es al menos sospechoso. Me parecen demasiados para que no se refleje en un estudio muestral de llamadas. Quizá sea que los responsables son igual de incompetentes, pero me estoy aventurando y para no enfangarme más y que nadie se me enfade, lo voy a dejar aquí.

Endesa mon amour

Procedo a contarles otra de mis múltiples aventuras con las grandes empresas de nuestro santo país. Ya saben, esos campeones nacionales, ya sean banca, energéticas o telecos. Esas que tanto les gustan a los políticos de turno, y con las que el españolito se debe sentir tan identificado. Cómo me encanta tratar con ellas, y qué contento estoy con el servicio que nos prestan. Ay, qué afortunado soy.

Hoy toca... ¡Endesa! Ya saben, ese modelo de campeón nacional reconvertido en spaghetti, pero nacional al fin y al cabo. Esta historia empieza el pasado agosto, cuando un señor muy apuesto aparece en la puerta de nuestra casa, y nos ofrece cambiar de Gas Natural a Endesa, con el suculento ahorro que supone la oferta Ahorro Gas 10%. Ya saben, esa oferta por la que te hacen un 10% de descuento y que hasta hace poco salía en televisión anunciando un tipo con cara de gilipollas. Claro que lo que ustedes no saben es que el descuento es únicamente por el consumo, y no por el resto de conceptos, pero pelillos a la mar que eso son tonterías (haberte leído la letra minúscula Times New Roman número dos (2), chaval). Nada, que en vista del prometido ahorro, y que ya me veía despilfarrando todas esas ingentes cantidades de dinero que no iba a tener que soltar, decidimos contratarlo. Y esperamos. La primera, en la frente; es decir, primera factura, doscientos cincuenta y dos (252) euros. Casi un año con Gas Natural, pagando treinta euros (30) cada dos meses, y con Endesa multiplico esa factura por ocho, con un mísero calentador de gas. ¿Será que nos duchamos demasiado? Pues no. Afortunadamente, el problema se solucionó rápido; al parecer, había habido un problema en la transcripción de la lectura del contador de gas, y el problema fue rápidamente subsanado.

Entonces quedé a la espera de la correspondiente factura, pero entre unas cosas y otras, ella no llegaba y yo tampoco me preocupaba demasiado. Un buen día, llaman a casa de parte de Endesa para la realización de una revisión inicial, seguramente por aquello de no fiarse de las instalaciones de la competencia; ahora sí ahora no, quedamos a las siete y media de un miércoles cualquiera, y allí me tienen a mí esperando que el técnico aparezca. Y claro, como pueden imaginar, nada de nada. Veinte minutos después, me llama diciendo que está en una plaza y que no encuentra el número (¿?), lo que genera una conversación que sirve para que yo descubra porqué no llegan las facturas a mi casa: Endesa básicamente no sabe dónde vivo; no sabe no: no tiene ni puta idea. Visto el problema, llamo a Endesa, corrijo los datos y solicito que me envíen todas las facturas generadas hasta la fecha a la nueva dirección. Vista la tardanza (aún estoy esperando), decido darme de alta en el servicio Online (ya les hablé de esto), para ver si así definitivamente puedo tener acceso a las putas facturas. Dos semanas después, ya tengo usuario y contraseña, por lo que puedo ver mis facturas... excepto la primera, que sigue en paradero desconocido. Es decir, tengo acceso a la factura errónea, pero no a la correcta emitida después. Vaya por dios. Hurgando en la última factura, descubro además un concepto denominado "Mantenimiento gas sin calefacción".

Aquí es donde empiezo a cagarme (figuradamente) en la madre que parió a Endesa. Llamo de nuevo (no olviden, ante todo, que los 902 son cualquier cosa menos gratuitos) y pregunto porqué me están cobrando ese concepto. La primera persona, que es la única con un mínimo de coherencia que encuentro, me dice que ese concepto va incluído en la oferta del descuento del 10%, y que seguramente haya firmado una hoja blanca, que iba asociada al contrato de color amarillo que firmé. Le indico que no, que lo único que tengo firmado es la hoja de color amarillo indicada, y le solicito que dé de baja el citado servicio de mantenimiento. Le pregunto además qué va a pasar con esos casi veinte (20) euros que Endesa me ha cobrado de más, que por otra parte yo desconocía por no tener acceso a las facturas, y se ofrece a poner una reclamación, que según me indica se resolverá en un plazo de siete (7) a diez (10) días. Para la baja, me pasa con el departamento de bajas, donde me encuentro una pobre chica de inteligencia límite probablemente del cupo de discapacitados, con todos mis respetos para ellos; entiéndanme, esta persona puede ser la mejor persona del mundo, pero para mí, ella es Endesa.

Lo de esta chica no tiene nombre. Empieza diciéndome que ha procedido a la baja del servicio de mantenimiento, y que claro, perderé el 10% de descuento (¡vaya!) pero cuando le pregunto acerca de la cantidad disimuladamente sustraida de mi bolsillo por la compañía a la que representa, me dice que no pueden devolverme el dinero, porque yo estaba disfrutando de las coberturas. Y este es un hecho que me asusta, porque quizá mañana me llame Maphre, Telefónica o Allianz informándome de que me han estado cobrando, por decisión unilateral suya, un seguro, y que no me pueden devolver el dinero cobrado porque aunque yo no supiese que tenía el servicio disponible, estaba "disfrutando" de la cobertura. Es decir, que esta chica intentaba convencerme de que, aunque yo no había firmado ningún papel donde autorizase el cobro de ese concepto (ya saben, ese papel blanco del que les hablaba antes), ellos tenían derecho a cobrarme ese servicio porque lo había estado "disfrutando", aunque no hiciese uso de él. ¡Ignorante de mí! Acaba diciéndome que claro, ellos no tienen todos los datos en el ordenador (y entonces, ¿dónde están y quién los tiene?), y que puedo acercarme a la oficina de Endesa más cercana, para presentar una reclamación. Les ahorro el resto de conversación.

Bueno. En definitiva. En un plazo de siete a diez días recibiré la respuesta de la reclamación telefónica, y no diré lo que voy a hacer después aunque se lo pueden imaginar. Y no es quemar las oficinas de Endesa, aunque les aseguro que ganas no me faltan. Otro día les cuento mi última aventura con Telefónica, que también tiene tela.

Un chiste y dos acertijos

Un astrofísico, un físico experimental, un físico teórico y un matemático van en tren por Escocia. En lo alto de una loma divisan una oveja negra pastando.

El astrofísico dice: "¡Eh! ¡Las ovejas en Escocia son negras!".

El físico experimental le mira con cara de compasión y dice: "Querrás decir que en Escocia algunas ovejas son negras".

El físico teórico arquea las cejas y dice: "Es más correcto decir que al menos una oveja es negra en Escocia".

El matemático, mirando al cielo como solicitando ayuda, recita: "En Escocia existe al menos un prado que contiene al menos una oveja que es negra al menos por uno de sus lados".

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Si un jardinero tarda una hora en hacer un hoyo de un metro cúbico, ¿cuánto tardara en hacer medio hoyo?

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¿Por qué Heisenberg nunca tuvo hijos?

(Psst...)

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Todos sacados de la genial Curioso pero inútil. Si no nos vemos antes, buen fin de semana a todos ;^)

¡Qué grande es la DGT!

No sé si han visto la nueva campaña de la DGT, «En el coche puedes vivirlo todo o perderlo todo». Ese es un detalle de su página en Internet. El problema, si se fijan, es que para pasar 14400 horas al año en el coche, el día tendría que tener casi 40 horas, y nosotros pasar todo ese largo día dentro del coche, lo que seguramente es probablemente algo desesperante. La captura de pantalla, donde se ve lo mismo algo más nítido, aquí.

Vía Javier Vidal

Nada más por hoy. Este fin de semana imagino que les contaré algo, pero si no es así, buen fin de semana a todos.

Ni puta gracia

No se si muchos de ustedes se dedican como parte de sus tareas profesionales —aquellos que trabajen— a hacer informes para clientes, pero en cualquier caso, seguramente casi todos hemos hecho algún trabajo para clase del que, sobre todo cuando se le dedican muchas horas, acaba uno tan harto que para intentar "combatir" un poco la rutina y la monotonía (y sobre todo si es un trabajo en grupo), pone alguna tontería que le haga reír un rato y que por supuesto, borra antes de entregarlo, so pena de que le saquen a uno los colores y algo más.

A veces pasa eso. Y a veces, algún idiota con mucho tiempo libre y demasiadas ganas de reirse de la gente, hace alguna estupidez y acaba en la cola del paro. Seguro que ahora ya no se ríe tanto.

«Un cliente de Valencia recibe una factura de Gas Natural que le apellida Gilipollas Caraculo»

(En realidad, al principio pensaba darle un tono jocoso al asunto, pero a medida que iba escribiendo el tema me hacía cada vez menos gracia, y la "broma" —si es posible llamarla así— ha acabando no teniendo ni puta gracia, así que eso es lo que hay).