¿Asesinos?

Hace unas semanas, El Hámster Feliz hacía referencia a una página que venía a ser un salón de la fama de los mayores asesinos de la Historia.

Está claro que una vida es sagrada, sea quien sea el responsable de acabar con ella. Y sin embargo, no puedo dejar de preguntarme si conquistadores como Napoleón o Atila, cuyos imperios —aunque construidos a base de guerras con otros estados— llegaron a abarcar todo Occidente, son equiparables a genocidas como Hitler, Stalin o Pol Pot (nótese ya simplemente el cambio de terminología).

Se puede plantear esta cuestión además desde otras dos perspectivas: a) ¿tendría Hitler el papel que tiene en los libros de Historia actualmente si sólo se hubiese dedicado a la anexión y conquista de países, con el resultado que fuese, y nunca hubiera llevado a cabo el Genocidio?, y b) ¿contiene la palabra conquistador, o el propio hecho en sí de la conquista, algún tipo de justificante —o anestesiante— moral que es capaz de excusar, al menos parcialmente, millones de muertes?

Andando de puntillas...

Ayer, hablando por teléfono con una amiga, me dijo que hoy viernes (creo) tenía su primera presentación de un proyecto a unos clientes. Yo, después de asegurarme —preguntándole— que todos los presentes serían hombres, le sugerí que se pusiese una minifalda y un buen escote y no se preocupase demasiado.

Imagino que un comentario así despierta ciertas reticencias. Yo no sé si las despertó en P., pero de alguna forma decir algo así es, teniendo en cuenta las diferencias salariales y discriminación laboral femenina, invitar instantáneamente a la duda sobre la consideración que tiene el sujeto responsable de tales palabras acerca de la capacidad laboral de la mujer, tanto a nivel general como particular.

Tampoco es que yo pensase demasiado en las consecuencias o segundas lecturas de mis palabras en esos momentos, pero de cualquier forma, nada más lejos de mi intención que invitar a la especulación. Porque no pienso que el uso —o incluso abuso— que una mujer haga de lo que acostumbran a denominarse "armas de mujer", tenga que condicionar ni poner en duda, ni remota ni cercanamente, la opinión de las capacidades laborales de una mujer. Así que mi comentario era totalmente inocente y sin visos de ir más lejos que una simple chorrada jocosa, cuya potencial malentendido me ha servido por cierto para el post de esta noche.

Confieso que me está costando bastante decir esto de manera que no pueda malinterpretarse, porque no siempre resulta sencillo plasmar en palabras las ideas que uno tiene en la cabeza. Quizá sea esto precisamente eso que llaman corrección política. Reformulando lo de arriba, diría que todo aquello que una mujer pueda conseguir usando sus "armas de mujer" es válido y no puede utilizarse para poner en cuestión cualquier otro tipo de capacidades profesionales.

De algún modo, igual que se valoran cosas como el compadreo entre hombres en determinados ámbitos laborales, o de modo más general capacidades sociales como la buena presencia o la facilidad de socialización y conversación, las "armas de mujer" son una baza que la mujer tiene todo el derecho a utilizar, sin que ello conlleve ningún tipo de segundas interpretaciones. Vamos, P., que te pongas minifalda o no (por supuesto, yo sé que no, porque no sé quién narices va a una presentación de un proyecto en minifalda), seguirás siendo una gran profesional.

Joder, como cuesta esto de andar de puntillas.

Bien, ¿alguna objeción? (sí es así, es que me he explicado mal).

El Abogado del Diablo I: la música y las redes P2P

Estoy en contra de la criminalización de la distribución de música por Internet. Estoy en contra de las amenazas de las discográficas. Estoy en contra de las técnicas mafiosas de la SGAE y de la SGAE misma. Estoy en contra de las acciones legales desproporcionadas. Estoy en contra de la pérdida de perspectiva jurídica y las penas de cárcel por la distribución de música por Internet. Estoy en contra de cualquier tipo de uso y manipulación de datos personales por parte de las discográficas. Estoy en contra de la asociación de la distribución de música por Internet con las mafias terroristas y criminales. Y por último pero no menos importante, estoy en contra del cánon de los CDs.

Ahora bien, nadie pensaría que iba a dejar eso ahí. No, claro que no; ahora es cuando viene la mejor parte, porque hasta ahora no he dicho nada nuevo. Y eso nuevo es que pienso que, a pesar de todo lo dicho, hay algo turbio en la distribución de música por Internet. Algo turbio en las redes P2P de intercambio de música. Algo turbio en el hecho de poder tener cientos de CDs que realmente no he pagado. No ilegal, no entro en esos términos. Simplemente algo no correcto. Igual de turbio que que alguien consiga que trabajes para él gratis.

(a) Sí, estoy de acuerdo. Dieciocho euros es un precio excesivo para un CD de música. A mi también me lo parece, lo confieso. ¿Pero, es ese todo el argumento? Los BMWs también son caros, y a nadie se le ocurre ir robándo coches (bueno, a algunos sí, e incluso hay gente que okupa casas, pero qué sorpresa, también estoy en contra de ellos). Se supone que vivimos en un país libre, en una economía de mercado, por mucho que nos o les pese (a ustedes). El precio, excepto en casos de intervencionismo estatal, lo fija el productor, el que vende, no el que compra. El mecanismo para que el que compra pueda intervenir de algún modo en el precio del producto se llama demanda (creo, tampoco es cuestión de ponerse a dar clases de economía). Nadie obliga a nadie a comprar un CD a dieciocho euros. Nadie. O eso, o me estoy perdiendo algo. O quizá es que a algunas personas le gustaría que sus clientes fijasen de manera unilateral lo que debe pagarse por su trabajo. A mi no.

(b) Pues sí, un CD virgen vale menos de medio euro. Y cien folios de papel reciclado, pues no deben valer mucho más. Y aún así, nadie se pregunta cómo un libro de bolsillo llega a valer seis euros. Quizá sea que la música no cae del cielo. Quizá sea que lleva unos gastos de producción y distribución, unas comisiones, una tecnología, unos sueldos, etc etc. YYa, pero de medio euro a dieciocho euros hay mucho, por muchas comisiones y tecnología que me cuentes. Obviamente. También está lo que se da en llamar ánimo de lucro. A la gente le gusta ganar dinero. Casi nadie carece de eso, y el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Es decir, ver punto (a).

(c) Un céntimo es muy poco para el autor por cada CD vendido, y probablemente sea cierto que las discográficas son unas explotadoras. Pero yo no soy el responsable de que se les pague poco o de que negocien mal sus contratos. Es su problema. Asumo que cualquier artista es libre, como lo soy yo, para negociar su sueldo y sus condiciones laborables. Si alguien quiere utilizar la pretendida explotación de argumento, más le vale mirar a Asia y a las sweat shops de las multinacionales. Es el problema de su gremio, no el mio, que yo soy informático y tengo ya bastantes.

(d) Yo ya pago un cánon por cada CD que copio, por lo que estoy legitimado para copiar CDs. Venga, no me hagas reir. El cánon es una medida abusiva de la SGAE, pero no legitima a copiar nada (aparte claro, de tantas copias privadas de los propios CDs de música que te dé la gana, que para eso los pagaste y son tuyos). Me parece a mi que son luchas diferentes y pensar que son la misma sólo hace que darle la razón a la SGAE.

(e) Que yo me baje el último CD de Madonna no le va a arruinar. Ni a ti trabajar de gratis una semana, ¿verdad que no? (¿sigo?).

(f) La cultura debería ser libre. Completamente de acuerdo, aunque habría que ver que entendemos por cultura, porque no es cuestión de redefinir "cultura" para que encaje con lo que nosotros consideramos como cultura. ¿Es cultura el último disco de Madonna? A mi lo que me parece es que cultura no es todo lo que algunos entienden por cultura y no es conveniente confundir "producto de consumo" o "lo que a mi me apetece leer/escuchar ahora" con "cultura". Y por otra parte, yo diría que cultura hay mucha, muchísima accesible, por casi todas partes (se suelen llamar bibliotecas y filmotecas entre otras...). El Lazarillo de Tormes, Chopin, o El Gran Dictador deberían ser libres o relativamente fáciles de conseguir, pero a casi nadie suele interesarle esa cultura. Interesa más la "cultura" que sacó ayer Madonna. Y es que algo se me escapa.

(g) La música es algo de lo que todo el mundo debería poder disfrutar. Pon la radio. La oyes, ¿no? Quizá no suene ese grupo de música en concreto que a nos gustaría oir en ese preciso momento, pero es música, y es gratis. Y probablemente en tu ciudad haya una buena variedad de estaciones de radio. Ah, bueno, sí, vale, hay que comprar una radio, pero no espero que nadie me salga con esas, que las cosas no caen del cielo. Las pilas tampoco, así que compra. Y si bien es verdad que hay mucha música que no suena por la radio, también es verdad que existe algo llamado iTunes. Incluso hay tiendas de alquiler de CDs. No es gratis, no.

(h) Claro que en todo esto hay una doble moral. Por supuestísimo. A nadie se le escapa eso. Mientras los unos se quejan de la piratería, esos mismos te venden grabadoras de CDs y DVDs, y los otros te venden banda ancha para acceso a Internet. Bien, aunque suene extraño, la mayoría de las empresas, incluso algunas ONGs, se basan, de nuevo, en ese oscuro objeto de deseo llamado dinero (dejemos la ética empresarial para otro momento). Confieso que yo, en un gran porcentaje, también (como he dicho, dejemos otras cosas para otro momento). La idea en todo momento es buscar lo que se llaman nuevas oportunidades de negocio. Ganar pasta, vamos. Así que no creo que sea reprochable que Sony te venda un DVD grabador mientras te está diciendo que no le copies los CDs. Yo diría que es exactamente lo que deben hacer, si no son idiotas.

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Y eso es todo. Hay en este tema mucha, muchísima desproporcionalidad en el tema legal. Eso es lo más grave, y no podría remarcarlo más, porque el lobby de las discográficas es muy poderoso.

Pero a mi me parece que lo que también hay es mucha hipocresía. Compartir música por internet tiene muchas cosas buenas: conocer nuevos grupos y que ellos se den a conocer (Arctic Monkeys, por citar a uno así a bote pronto), poder conseguir música que no es accesible localmente, aumentar los asistentes a los conciertos de muchos grupos, etc etc... pero que nadie me cuente historias. Que algo que cuesta tiempo y dinero hacer, sea accesible sin pagar un puto clavo, no es ninguna tontería. Al menos, reconozcamos que hay algo, como mínimo, un poco extraño. No pretendo tener razón, es tan sólo una opinión. Uy, un pareado.

Ni desaparecerán los artistas, ni la música, ni los autores. Las discográficas, poco a poco, reorientarán sus modelos de negocio, y punto. Pero me sorprende sobremanera -de verdad- ver que la gente realmente piensa que la música debería ser gratis. Y si te vas a las películas, parece que sea algo maligno, algo maléfico ganar dinero (sea mucho o poco) con lo que haces.

Y eso. El caso es que creo que me estoy haciendo mayor. Y también creo que estoy un poco crispado y debería dormir más.

Y creo más cosas, pero esas, para otro día.

(Coñe, que largo me ha quedado, y ni siquiera tengo un caramelo que darte por llegar hasta aquí. Vayapordios...)

Corre Yogui corre

Ayer, en plena efervescencia poética, leí la siguiente noticia en elmundo.es (no, no tengo el enlace directo, ¿qué pasa?). Decía así, ni más ni menos, ni menos ni más: «Tras 30 años campando libremente por el Parque de Yellowstone, los osos grizzlies vuelven a estar en la diana de los cazadores. Los ha colocado el propio gobierno estadounidense, que quiere sacar a estos animales de la lista de especies en peligro».

Leyélo este servidor una y otra vez sin entender nada de nada. ¿Quieren sacar a estos bichos de la lista de especies en peligro de extinción... permitiendo su caza? Tras varios pensamientos dispersos y más de un café de dos y de tres, me di cuenta, con regocijo ante tamaño descubrimiento, y obviando el hecho de que el reportero en cuestión no había estado especialmente acertado a la hora de la redacción del breve, de que las listas de bichos que se nos van y la de bichos que ya se nos han ido es mutuamente excluyente (para los no pedantes, que el que está en una no está en otra). Y con esa revelación vino la luz. Vamos, que supongo la idea es pasar a los grizzlies de la primera lista a la segunda, y todos tan contentos. Bueno, menos Gasol y los suyos que se quedan sin mascota. Y menos los grizzlies en sí, claro, aunque no hablen.

Pero eso sí, los que se van a poner a cantar de alegría son individuos como John Turner, cazador, quien opina que «Ha llegado la hora de que los grizzlies formen parte de la cadena alimenticia». Impactantes declaraciones. Pues claro que sí, con ellos a la cadena, ¡hasta que nos los comamos tós!

Si yo fuese Yogui, no pondría esa cara.

(Aviso: El autor certifica no ser miembro de ningún clan del oso, cavernario o no).

El Capital

Me estaba preguntando yo esta tarde de qué manera podría agradecer a mi bro el que me condonase la deuda esa de ochenta (#80.0#) euros que tengo contraida con él. Así, a lo mejor, me puedo hacer una idea, a pequeña escala, del tipo de compensación, del tipo de favores, que va a obtener La Caixa del PSC (Partido Socialista de Catalunya) por perdonarle seis millones y pico de euros que le debía, y dejarle el interés de los siete millones restantes al 3%. Es justo el mismo tipo de interés que me darían a mi; lo mismito. Obviamente, lo que salta a la vista es que nadie regala (más de) mil millones a cambio de nada, y menos que nadie un banco, para quien la pasta es precisamente su negocio. Y no creo que en la Caixa sean tontos; no señor, claro que no.

Confieso que no me quería enganchar con este tema, pero es tan divertido que no me puedo resistir. Encima el señor Montilla, para dar juego, va y se atreve a abrir la boca. Pero que insensato, el catalanocordobés este. Ya lo dice Victoria Prego, estas cosas como mínimo dan que pensar; que pensar mal, muy mal. Muy muy mal. Y con la OPA de Gas Natural por medio y el Estatut catalán en boga, todavía más. Un momento propicio, por supuesto que sí. Ya se sabe lo que se dice: piensa mal y acertarás; y la sabiduría popular es muy sabia. 

En cualquier caso, dejando al señor Montilla en su propia miseria y volviendo a lo de antes, por el momento no encuentro nada sobre lo que mi hermano quiera hacer una OPA hostil y en lo que yo pudiera hacer algo a su favor, así que mucho me temo que me va a tocar pagarle. Y además ya está independizado así que en eso tampoco puedo hacer nada, aparte de que yo ya estoy en los preliminares de mi propia transición hacia el autogobierno y con eso ya tengo bastante. Aunque en mi casa no parece que estén poniendo muchas pegas a mis pretensiones independentistas, la verdad...

Luego me dicen que si soy no se qué porque no me fío ni de los de izquierdas ni de los de derechas. Visto lo visto, como para fiarse, nos ha jodido... Como leí que citaba alguien el otro día al respecto, ya lo dijo aquel genio llamado George Orwell en Rebelión en la Granja,

 

«Todos los animales son iguales,

pero algunos animales

son más iguales que otros»

 

Y con esto, creo que ya está todo dicho.

Síndrome de Estocolmo

Como suele pasar cada vez que detienen o enjuician a algún ex-dictador -o no tan ex-, y a raíz de la detención de Alberto Fujimori por parte del gobierno chileno (bien por ellos, aunque ya veremos como evoluciona el tema) a causa de la extradición solicitada por Perú, hoy han aparecido en televisión varios defensores de un sujeto que fue un asesino, un corrupto, un criminal, un hijo de puta. 

Dice la Wikipedia que «El síndrome de Estocolmo es un estado psicológico en el que la víctima de secuestro, o persona detenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador».

Pues bien, me preguntaba yo esta noche si podría afirmarse que, de algún modo, todos aquellos que defienden a Fujimori, a Pinochet, o los que piensan que con Franco se vivía mejor, sufren de este síndrome. Y siendo que hace mucho que aprendí a no juzgar los comportamientos de las personas, y mucho menos el de los pueblos, en circunstancias vitales e históricas en las que ni siquiera yo sé cómo actuaría, por mucho que lo pienso, no consigo decidirme ni por el ni por el no.

Rosa Lee Parks

El pasado lunes murió Rosa Lee Parks.

Confieso no saber quién era, hasta que he leído esto en elmundo.es. Incluso con alguna sombra oscura en su historia (Claudette Colvin saluda desde el olvido), es agradable ver que la Historia de vez en cuando es capaz de recordar a las grandes personas como grandes personas y a los hijos de puta como hijos de puta; a veces es verdad eso de que el tiempo nos pone a cada uno en nuestro sitio, pero de todas formas yo no lo tomaría como una regla del destino, así que no confiéis mucho en ello. Y por otro lado, resulta triste que las generaciones posteriores hayan caído en la apatía, aunque desde la —mí— comodidad, es hipócrita atreverse a reprocharle nada a nadie.

Tenía cosas pensadas y medio escritas para esta noche, incluso tengo cosas pendientes, pero esto, aunque no sea personal ni de mi propia cosecha, me ha emocionado bastante y espero que os guste. Estoy un poco sentimental últimamente, la verdad, a pesar de las apariencias.

(Sometimes, when I look deep in your eyes, I swear I can see your soul - Sometimes, James)

¿Cine? español

He visto El método [Gronholm]. Buenísima, impresionante. Sin duda alguna, la mejor película española que he visto en este año y es posible que en bastantes más. Un reparto de lujo, donde todos ellos se salen por las cuatro esquinas. Original y divertida. Vamos, que no parece española.

Y es que como puede deducirse de ese comentario, no me gusta el cine español; no me atrae en absoluto, así que resulta una sorpresa encontrarse joyas como esta. Me parecen experiencias de personas normales, en historias normales, y con problemas normales. Nada extraordinario. Todo predecible, esperable, normal, casi vulgar. No me jodan. Yo ya tengo experiencias historias y problemas normales, y no por eso espero que mi vida sea el argumento de una película. Ya, no tengo sensibilidad ni romanticismo ni nada. Y cuando no es eso, es Garci y su pedantería en blanco y negro o Almodóvar y sus retortijones intelectuales, por decir dos directores conocidos. Vamos, la monda. Aunque he de decir, en mi defensa, que no es una indiferencia infundada: la alimento con frecuencia. Veo cine español de vez en cuando (a diferencia, he de decir, que aquellos que aborrecen del cine americano por... porque sí), y como en lugar de El método encuentro películas como Princesas (que sí, que una gran interpretación, pero es igual de entretenida que El Ulises y mucho menos original), pues nunca acabo de convencerme. Entretenimiento es una palabra que el cine español olvidó hace tiempo y no les iría mal dedicar un poco de tiempo y cabeza a buscarla.

Esta es la primera y principal razón. A estas alturas, creo que el 99% de los que hayan leído esto discreparán. O quizá no. La segunda razón enlaza con el comentario de Borja Hermoso en el blog Blog, James Blog, y con una de las principales críticas de Óscar —que estoy seguro de que comparte la anterior— sobre las producciones nacionales. Dice el primero muy acertadamente que "¿Es posible que, año tras año, lustro tras lustro y década tras década los productores del cine español hagan acto de presencia en San Sebastián por estas fechas para pedir más dinero a los gobernantes, ya sean éstos de la diestra, de la zurda o del limbo? ¿Y que sus argumentos sean siempre los mismos? Porque cuando había subvenciones directas y arbitrarias, pedían más. Y ahora que las subvenciones son indirectas, según los resultados de la taquilla, siguen pidiendo más. Y más. Y más" ¿Qué puedo añadir? No acabo de entender porqué he de financiar con mi bolsillo, y de una manera tan flagrante, el cine español, que no deja de ser una empresa privada basada en el beneficio, en el lucro. Me resultan irritantes todos esos cartelitos y anuncios de subvenciones del Ministerio de Cultura, la Generalitat de turno o el Ayuntamiento de nosedónde. No lo entiendo, no.

Y la última razón está asociada a esa bonita asociación mafiosa llamada SGAE. Ya saben, la del cánon a los CDs y DVDs, esa que pretende hacernos creer que somos todos criminales y piratas y deberíamos pasarnos unos meses en el trullo, sólo por si las moscas. A aquellos no introducidos, este link es bastante ilustrativo de las actividades de esta panda de indeseables, y para nada exagerado. Pues bien, al parecer, la mayoría de cineastas de este país, todos ellos por supuesto muy de izquierdas -yo debo ser de otro tipo muy diferente de izquierdas, porque si no, es otra cosa que tampoco entiendo-, que esto de la cultura ha sido siempre muy de izquierdas, están seriamente empeñados en darnos a conocer su simpatía por esta organización y sus simpáticos métodos y postulados. Y como la inversa de aquello de los amigos de mis amigos son mis amigos también resulta ser verdad, pues qué más puedo decir.

Y esas son las tres razones principales por las que apenas veo cine español. Resumiendo: porque me aburre, porque se gastan mi dinero sin mi permiso y porque no me caen bien.

Y eso es todo lo que tengo que decir acerca de ello.

Dia 2

Debería venir aquí para contaros que Mogwai estuvo impresionante, y que Muchachito Bombo Infierno está genial. Que Iván Ferreiro suena casi igual que el cantante de Los Planetas y que volví a las seis y pico a casa cansado y con mi hombro y brazo derechos como si hubiese estado cargando sacos de cemento durante toda la noche (cosa que no es verdad, obviamente). Aún me duele, por cierto. Hacía mucho tiempo que no iba a un concierto. Me he dado cuenta de que lo tengo que hacer más a menudo; es una costumbre que nunca debí haber perdido.

Empezaba este comentario con un "Debería venir aquí para...". Pero no. En realidad estoy aquí pensando que hoy es mi último día de vacaciones, que mañana vuelvo muy a pesar mío al trabajo. Me va a costar despertarme mañana, cuando el despertador suene a las siete menos diez. No tengo ninguna duda. Y si eso fuese poco, aún tengo que sacar fuerzas de no sé dónde para ponerme a empezar y/o acabar ese trabajo de Cavell que tengo que o debería —otro— entregar este jueves. ¡Ay!

Qué existencia tan miserable. Y qué calor, leches. Y qué apatía. Y qué mierda.

Dia 1

Ayer estuve en el Festival Rock Alaquàs -gracias Lourdes et Mariola por recogerme la invitación- con Lourdes, Joan y Neus. Me quedaron dos cosas muy claritas.

Primera. El Bicho no valió ni un pimiento en concierto. O al menos, en este. Confirmado incluso por gente —Neus— a la que le gusta este tipo. Qué aburrimiento, qué pesadez, qué tedio. Cada canción se hacía eterna. Mucho movimiento de cadera, mucho baile, pero era estático.

Segunda. «rinôçérôse» son cojonudos en concierto. Bien pudiera ser que en contraste con El Bicho, pareciesen mejores de lo que son. Pero no. Después de casi dos horas, apenas parecía que hubieran estado tocando una hora. Impresionantes.

De los otros dos grupos, lo siento, nada. Llegamos tarde y después de los franceses estábamos muertos. Esta noche más. Mogwai Iván Ferreiro (ex-piratas) y El Muchachito. Vorem.

20 centímetros

Dice Ramón Salazar a propósito del papel de Mónica Cervera en la película 20 centímetros:

«Escribí el guión de 20 centímetros por dos cosas: siempre he soñado con hacer un musical siguiendo las normas y quería escribir para Mónica el papel de un transexual, porque tiene un físico rotundo que le va muy bien al personaje».

Si bien no cabe la menor duda de que, ciertamente, esta actriz tiene un físico rotundo, ni de cuáles son las intenciones del director al decir estas palabras sobre la que afirma que es su actriz fetiche (i.e., buenas), en otras circunstancias, y para la mayoría de las mujeres, ¿sería eso un cumplido o un insulto?

Ser inglés, es lo que tié

La lucha antiterrorista empieza a dar sus frutos al otro lado del Canal de la Mancha. Me alegro, sinceramente, de que la policía española no sea tan eficiente como la pulisia inglesa. Esos señores con bombín que van paseando por la calle, y que cuando estudias inglés de pequeño te enseñan que son tan amables y tan divertidos y tandetodo. Ser inglés, es lo que tiene.

Y es que resulta que estos simpáticos guardianes del orden el otro día se cargaron a un chico brasileño en el metro, porque al parecer, sospechaban que era terrorista. Como mola. El tipo, que iba vestido un poco raro. Ya se sabe que los juicios son para los idiotas. Todo eso de la justicia, pero que coñazo. ¿Quién necesita la ley, teniendo una pistola? Conozco dos individuos, así, a bote pronto, afines a esta política de disparar primero y preguntar después (George W. Bush y Harry el Sucio son otros dos).

Uno es Cobra, con su «Eres un mal tirador, y no me gustan los malos tiradores. Has liquidado a un chaval, y ahora voy a liquidarte», o su «Yo no hablo con psicópatas, yo me los cargo». Y por supuesto, su memorable «El crimen es una plaga, y yo soy el remedio».

El otro es el Magistrado —juez queda que como muy vulgar, ¿o sea no?— Dredd, con su «Yo Soy La Ley».

La verdad que me cuesta imaginar a Ian Blair, jefe de Scotland Yard, que no sé ni qué coño de pinta tiene ni me importa (y a lo mejor por eso me cuesta más imaginármelo), vestido de Cobra o Juez Dredd. Pero después de decir que «alguien más podría ser disparado», se merece que le dediquen una serie de televisión, así en plan vengador, rollo Charles Bronson. Resulta consolador, después de todo, que esto del tirar a matar se base en la experiencia de Sri Lanka. Todo un consuelo, si señor. Mientras no seas inglés, supongo.

Si esta es la manera en que el Gobierno inglés quiere devolver la tranquilidad a su gente, me da a mi que van por mal camino. Aunque vete tu a saber, a veces la política del miedo funciona. Es lo que tiene, ser anglosajón.

Así que ya sabéis, desempolvad vuestras Colt. ¡Volvemos al salvaje Oeste!

Super contacto total

Más publicidad. Un chico y una chica, en un sofá, en pleno acto sexual. Es un polvo algo insípido, porque ni parecen estar disfrutando demasiado, ni se enseña carne por ningún lado, pero oye, hay gente muy rara por el mundo. Ni por esas, pero sigamos.

Para variar, la tía está bastante buena. Y también para variar, el tío no. En el momento cumbre, ella va y pregunta: "¿Seguro que lo llevas puesto?" (No sé, no ves que como soy amnésico...). Ante tal pregunta, cualquier tío metería la mano y comprobaría si el condón sigue allí, o le diría a ella que lo hiciese (se la está metiendo, digo yo que no pasa nada porque ella se la toque con la mano, ¿no?). Pues ellos no, por lo visto no pueden. Putada putada, porque tiene que levantarse del sofá, con los pantaloncitos en las rodillas, y andar de esta guisa hasta el cuarto de baño, ¡a mirarse la minga!. Reconozco que no lo entiendo. Quizá sea cosa del tamaño, y necesite luz, vete tú a saber. Ya digo que hay gente muy rara por el mundo. Este también tiene su lógica publicitaría, pero es la única que tiene.

En cualquier caso, no se trata de anunciar que te tengas que levantar al baño cada vez que tengas que mirártela —menos mal—, sino que con sus condones, no se nota nada. Bueno, mejor dicho, que se nota. Que se nota todo todo todo y no se nota nada nada nada. Tonterías. Mentiras y más mentiras. Por supuesto que se nota. Supersensible, contacto total. Supermentiras. Mentira total. Coño, ¡que se nota, y mucho!. Hacerlo sin es incomparablemente superior a hacerlo con. Infinitamente superior. A pesar de los pesares. Que gran mentira, eso de que es igual, que da lo mismo, que no hay diferencia. Ya ya. Abuelito dime tú.

Alguien podría pensar que estoy haciendo apología de no sé qué, y quizá tenga razón. Es lo que tiene esto de ser un insensato. Que tras leer esto, si es que esto fuese popular, algún inconsciente podría decidir prescindir del condón por culpa de mis afirmaciones (qué pasa, ¿la peña no tiene cerebro o qué?). Pues bien, ¿sabéis qué? Ir sin casco también se nota. Se nota el viento, el aire en la cara, el sol, el pelo al viento y esas chorradas. Pero es verdad que se notan.

Y también se nota el coche que se te cruza y tu cabeza derrapando sobre el asfalto, eso también se nota. Bonita imagen, esa de tu cráneo desgastándose poco a poco por el roce con el suelo, ¿eh?. Puto asfalto abrasivo. Ah, y el SIDA y el cóctel de medicamentos, eso también se nota.

Somos mayorcitos, así que con cuidado, pero sin mentiras. Que se nota todo; no te vayas a pasar notando.

(Ejercicio para el lector: contar el número de veces que aparece el verbo 'notar' en cualquiera de sus formas verbales)

Terrorismo

Venía hoy en el periódico gratuito Qué!, que «150.000 niños pueden morir hoy en Níger». Obviamente, estarán exagerando. Ya se sabe, estos periodistas, que son muy catastróficos. Un poco de sentido común. Supongamos que son muchos menos. Digamos que son la décima parte solamente, unos quince mil niños.

Ahora imaginemos que hoy mismo hay un atentado en cualquier ciudad "occidental" y matan a quince mil personas. Bueno, no seamos animales. Un poco de sentido común, que quince mil es algo más que un pueblo. Asesinan sólo a una tercera parte de ese número. Es decir, cinco mil personas.

Ahora, ¿es necesario que de el tercer paso?

Violencia gratuita

Siempre he estado en contra de la pena de muerte, pero creo que es la única solución digna para algunas personas. Y éstas son los listos, esos espabilados que nos encontramos todos los días en la carretera (y en otros muchos sitios, aunque suelen ser los mismos); los que aparcan en el sitio reservado para minusválidos y bajan sonriendo con cara de "pero mira que soy listo", mientras los demás damos vueltas buscando un sitio donde dejar el coche. El que te adelanta en el atasco por el arcén a sesenta por hora, como si conducir por el arcén no estuviera prohibido, sino sólo reservado para personas con extrema pericia al volante como él. O ese que cree que sólo él ha visto ese carril de la rotonda que en un embotellamiento el resto de conductores hemos dejado libre para permitir el tránsito en otras direcciones, sintiéndose probablemente como el ser más avispado de la creación.

Y puesto que eso de que el tiempo pone a cada uno en su sitio suele ser mentira, y algunas personas nunca en la vida reciben lo que merecen, habría que decapitar de vez en cuando a alguno de estos individuos (preferiblemente con una katana, algo que lo haría más espectacular si cabe), lo que conseguiría que a los demás conductores las esperas en los atascos se nos hiciesen más entretenidas, y disuadiría al resto de potenciales y no tan potenciales listillos de demostrarnos a los demás su ingenio al volante.

(Alguien dirá que esto es simplemente la picaresca española, pero yo más bien lo llamaría la caradura universal)

Un poco de Justicia, por favor

Después de los pensamientos del otro día, hoy deseaba ser más irrelevante, pero cuando estaba a punto de conseguirlo, algo que he oído ha truncado todos mis deseos. Y es que cuando oyes a los de Estopa cantar el "Mediterráneo" de Serrat, sabes que algo no va bien en este mundo, que se está desmoronando poco a poco bajo nuestros pies, que hay algo malo, malo, muy malo en todo esto. Hemos perdido el rumbo y toda posibilidad de redención. Nada es ya sagrado o intocable, nada es inamovible.

Un poco de Justicia, por favor.

Nación, quédate conmigo

Con todo mi amor, a ti, separatista, que sólo conoces tu concepto romántico de nación:

 

«Según la concepción clásica de finales del siglo XVIII se llama "nación" al pueblo estatal que se constituye como tal y se da una constitución democrática. Esta concepción compite con la surgida en el siglo XIX según la cual la soberanía popular presupone un pueblo que al contrario que el orden artificial del derecho positivo se proyecta en el pasado como algo que se ha desarrollado orgánicamente»

 

(J. Habermas, La inclusión del otro. Estudios de Teoría Política, Barcelona, 1999, pág 112).

Por cierto, ¿he dicho que tengo un nueve (9) en Filosofía Política? La única alegría en el plano académico de momento, pero alegría al fin y al cabo.

Politicians 'r' us

Pues resulta que el señor Manuel Fraga Iribarne, Ministro de Información de Su Excelencia el Generalís... espera, creo que me he equivocado de papeles. A ver... un momento, que la están vistiendo... Ah, si, aquí están. Perdón. Quería decir, actual presidente en funciones de la Xunta, se está poniendo morado a repartir dinerillo público —es decir, el mio, el tuyo y el del vecino— en obras y contratos, presumiblemente —incluso bazofia como esta merece el beneficio de la duda— entre amiguetes antes de que lo retiren definitivamente (yo creo que este tipo se convierte en polvo cósmico en cuanto pierda el cargo). Eso no sería extraño —porque sería el pan de cada día— si este buitr... perdón, señor, no hubiera perdido las elecciones hace unas semanas. Y el colmo es que además, el responsable de uno de los ministerios más importantes del antiguo régimen dictatorial franquista, dice que no acepta lecciones éticas de la oposición, que son los únicos que pueden realizar algún tipo de denuncia pública en el foro político. Jódete lorito.

Y es que los políticos, con salvadas excepciones (hace tiempo detecté otra, aparte de Gallardón, al que mencionaba hace unos días: Manuel Marín, presidente del Congreso), son asín. Hasta el punto de que ya ni siquiera se les pide que sean mínimamente competentes en sus tareas diarias, sino sólo que al menos sean honrados. Responsables. Honestos. Con eso nos vale; fíjense ustedes hasta dónde hemos bajado el listón.

Porque si nos pusiesemos a indagar un poco el lugar de donde proceden, y el modo en el que llegan los políticos al poder, probablemente no nos gustaría lo que encontraríamos. Individuos sumidos en el mundo funcionarial, acostumbrados al vuelva usted mañana y eso no es de mi responsabilidad, y sin mayores inquietudes que llenarse el bolsillo con el dinero ajeno. ¿Como vamos a esperar competencia de estos señores? ¡Pero si ni siquiera acuden al Congreso, a su puesto de trabajo, los días que les toca! ¡Pero si hasta se equivocan de botón cuando hay que votar algo! (botón 'Sí' y botón 'No', no se crean ustedes que es como pilotar un F16). ¿Qué signo más obvio de su incapacidad podemos encontrar?

Y lo peor, es que estamos acostumbrados a que sean así. Y lo encontramos tan natural. Muy triste esto, si señor. Muy pero que muy triste.

¡Libertad!

¿Saben ustedes aquello de todo por el pueblo, pero sin el pueblo? Porque parece que a eso juegan —aunque llevan haciéndolo desde siempre— nuestros políticos europeos. La Unión Europea va camino de aprobar el llamado "Plan de Acción de lucha contra el terrorismo", a raíz de los últimos atentados en Londres, y para mayor seguridad del ciudadano. Entre otras cosas, obligaría a las operadoras de telefonía móvil e Internet a registrar y guardar los datos de las comunicaciones, aunque aparentemente, no el contenido de éstas, al menos no el de las llamadas y correos electrónicos (¿qué pasa con los mensajes de móvil?). El Reino Unido apoya incluso la utilización de cámaras públicas, algo que por cierto, y de acuerdo a un periódico gratuito, ya está listo para ser utilizado en el metro de Valencia. Tócate los cojones.

Bien. A esta gentuza —lo siento— se le llena la boca de palabras como "libertades civiles", "derechos individuales", "jerarquía de derechos", y hacen que todo parezca más bonito, más seguro, más coherente, más razonable. El patético ministro inglés de Interior incluso se atreve a decir que «La libertad de no ser filmado por una cámara no es tan grande como la libertad de tener un juicio justo». Será para usted, porque no acabo de entender de dónde saca esa ficticia jerarquía de derechos. Hay una cosa que se llama derecho a la intimidad, ¿lo sabía usted?. O incluso dice que «los ciudadanos aceptarán algunos sacrificios en su libertad en ciertas circunstancias si se les asegura transparencia para entender el porqué». Ah, ¿pero nos piensan preguntar?

Y no es sólo que de esa información pueda hacerse un mal uso —la palabra es control—, o que pueda pasar a manos de terceros no autorizados o incluso autorizados. Ese es obviamente uno de los problemas, pero la cuestión es que hay una cosa que se llaman derechos, y el Estado no es nadie para eliminarlos. Aunque éste se crea que lo es todo.

Nada. Al final, parece que a fuerza de muertos y atentados, lo van consiguiendo. Limitar la libertad de las personas, con la connivencia y colaboración de todos esos políticos incapaces de ver más allá de sus propias narices. Y lo triste es que, con cámaras o sin ellas, con retención de datos o sin ellos, seguirán matando. Porque a ellos, una vez muertos, se la trae floja que les graben.

Pero a mí no.

Botellita y Zaplanito se van de camping

Más política, que hace mucho que no hablo de esto. Como la Botellita, mujer de Aznar, no es, ya de por sí, suficientemente cargante, y si no fuese suficiente con las declaraciones de la semana pasada, ahora va y sale el Zaplanito, que con un nombre así, en diminutivo, podría ser la mascota de unas Olimpiadas, diciendo que «si uno llama asesino al presidente de Estados Unidos y gilipollas al presidente del Reino Unido, decirle vótame, no deja de ser complicado».

Pues oiga, qué quiere que le diga, tiene usted toda la razón. Si va uno tildando de gilipollas y asesino a alguien, pues no es razonable esperar su apoyo en ningún menester (me encanta esa palabra: menester); aunque eso no deja de ser una obviedad. La verdad, no se si Blair será un gilipollas —siendo un político, lo de gilipollas va en el cargo, aunque démosle el beneficio de la duda—, pero de lo que estoy seguro es de que Bush es un asesino, así que razón tampoco le falta a nuestro amigo Zapaterín. Y si la política exterior consiste en bajarse los pantalones ante el que puede más que tú, entonces... entonces... entonces... vaya, ¡creo que he dado con una segunda obviedad!.

Y como colofón, y para no crear una falsa imagen de mi opinión acerca del desempeño de nuestro afable ministro Moratinos, ni que decir tiene que la política exterior de Zapaterín es desastrosa rozando la catástrofe; que aquí no nos casamos con nadie. Pero un asesino es un asesino, y con eso llegamos a la tercera obviedad que culmina nuestro Tratado de lo Obvio.

(Para despedirme, quería compartir con vosotros que mi amado organismo me está deleitando con erecciones matutinas. Creo que otro día entraré en profundidad en este apasionante tema de las erecciones masculinas; mitos y realidad).