La herida oculta

Ayer, mientras volvíamos de Lerma en el coche, tuvimos la ocasión de escuchar a Ricard Ruiz Garzón hablar del libro La herida oculta, que en ocho historias de diferentes escritores trata de mostrar la "problemática" (dejemos ahí ese eufemismo) detrás de los trastornos psicológicos como la esquizofrenia, la depresión o el trastorno bipolar entre otros. Durante la tertulia, tanto unos como otros reclamaban una mayor visibilidad para este tipo de enfermedades, estigmatizadas y escasamente reconocidas tanto por los propios enfermos como por las autoridades sanitarias (pidan cita en el psiquiatra o el psicólogo en la Seguridad Social, y ya verán la risa que les entra); si ya en España la situación es patética, en la Comunidad Valenciana rozamos el tercermundismo, con 2,4 psicólogos clínicos por 100.000 habitantes en 2008, cuando en 2004 la media europea era de 18. En fin, qué les voy a contar que no sepan ya.

Una reflexión que me pareció particularmente interesante fue la relacionada con la manera de hablar; mientras que términos como "sidoso" han sido abandonadas por considerar que la persona no debe ser definida a partir de la enfermedad, se siguen utilizando términos como "esquizofrénico", en lugar de "persona con esquizofrenia" (Laura me apunta que por eso precisamente debe hablarse de "persona con discapacidad" en lugar de "discapacitado"), tanto en el público como en el médico, teóricamente más dado a cuidar la integridad del paciente en las formas. He de decir que, si bien no soy especialmente amante de la corrección política, son aspectos terminológicos que no deberían considerarse baladí.

Volviendo a la tertulia, varios de ellos mostraban cierto optimismo respecto al futuro de estas enfermedades, especialmente en su reconocimiento público y privado, lo que irremediablemente mejoraría los medios y por tanto el éxito en el tratamiento. Es aquí donde discrepo profundamente. Estoy convencido de que la forma de vida que promociona la sociedad capitalista actual (productividad, competitividad, consumismo y crecimiento económico a cualquier precio) va estrechamente ligada al incremento de los trastornos de ansiedad o depresión en las sociedades "avanzadas". Dar completa visibilidad (y tratamiento psicológico, como imprescindible complemento al farmacológico) a uno de los extremos permitiría vislumbrar esa relación en toda su magnitud, algo que —por tanto— no parece probable que vaya a suceder.

Instrumentos de tortura (II)

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Hace un par de semanas, a raíz de una conversación con Alex sobre la revista Escalar, decidí suscribirme a la revistar Escalar de Ediciones Desnivel, aprovechando que en una de las ofertas venía de regalo la tabla The Face de Top30.

Soy reticente a hablar de regalos cuando este tipo de artículos van dentro de promociones, pero he de reconocer que una suscripción de 12 números por 58.5 € que incluye una tabla multipresa que en barrabes cuesta 57.5 € está bastante cerca del concepto que tengo en la cabeza de regalo.

El caso es que mi opción principal era la instalación de la tabla debajo de la puerta donde tengo ubicado el otro aparato de tortura, pero un tabique con ladrillo de 4cm me hacía plantearme la ubicación, por aquello de acabar en el suelo con un trozo de ladrillo y la tabla. Aunque valoré ponerla debajo de la barra de herramientas, ponerla pegada a la pared me parecía bastante incómodo (y probablemente lo sea), así que empecé a buscar opciones de colocación "conservadoras"; ningún taco+tornillo convencional de longitud inferior a 4cm parecían una garantía de nada.

El problema principal era que Barrabes recomienda su colocación con un tamiz, un anclaje hembra y un tornillo allen, pero el anclaje hembra tiene una longitud de 6cm, por lo que tuve que descartarla. Tras pensar un poco, opté por tornillos allen de 10cm (métrica 10, que es lo que marca la tabla) atravesando el tabique, con una arandela y una tuerca al otro lado, pero me parecía que quizá la arandela no fuese suficiente para repartir la fuerza que haría el tornillo (a pesar de que la fuerza es casi totalmente perpendicular a su eje de actuación o como leches se diga), por lo que finalmente he optado por una solución antiestética que incluye colocar un contrachapado de 1.5cm entre la arandela y la pared, y que espero que sea suficiente.

Puesto que no es un secreto que estoy lejos de ser un manitas, y la parte del tabique que tiene el tablero, las tuercas y las arandelas no es que sea digno de ir enseñando como obra de bricolaje artesanal, he convenido con Laura (que acepta estoicamente todos estos aparatos) ubicar la tabla multipresa en el pasillo, y la parte de soporte en la habitación.

Dicho esto, esta es la vista desde el pasillo:

Y esta, donde quedan en evidencia mis escasas dotes para el bricolaje, la que da a la parte "interior".

En definitiva, hace falta una tabla multipresa, tres tornillos allen 10cm/métrica 10, tres arandelas y las correspondientes tuercas, un tablero contrachapado de 1,5cm del tamaño de la tabla multipresa, y una hora para montarlo todo (además de la herramienta: las brocas y la taladradora, la llave allen, una llave inglesa, un nivel, un metro y poco más).

Reseña Cortes de Pallás, sector Cueva de la (Reina) Mora

Se advierte que hace mucho que se hizo esta reseña y el sector no ha vuelto a ser visitado, por lo que se desconoce el estado de la roca. En cualquier caso, al parecer hay nuevos sectores y reseñas que, desgraciadamente, no tengo en esta página. Suerte y cuidado.

Aparte del sector El Embalse que ya reseñamos hace unas semanas, en Cortes existe un segundo sector ubicado en la parte alta del pueblo, de camino a la Muela. Aprovechando que el fin de semana estuvimos probando algunas de las vías, con mayor o menor fortuna, y que Alex ha conseguido las reseñas oficiales de los equipadores, vamos a dar algunos detalles de cómo llegar al sector y sus características. Como en el caso del Embalse, llegar hasta Cortes de Pallás no tiene demasiado misterio, por lo que se deja ese aspecto al conductor avispado, al GPS o al planificador de rutas que cada cual prefiera. Una vez llegamos al pueblo, seguimos hasta que la avenida de la entrada se divide en tres. En ese punto giraremos a la izquierda tomando una pronunciada cuesta que continúa durante al menos 500m. Como aspectos identificativos, en la esquina donde hemos de girar está el Bar Chema, y más adelante pasaremos por delante del cuartel de la Guardia Civil, dejando éste detrás:

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Una vez hemos llegado arriba de la cuesta, continuaremos durante unos 300m aproximadamente por un camino asfaltado, hasta que veamos el camino que nos llevará al sector. Ahí podemos dejar el coche, aunque no debemos bloquear ninguno de los caminos (ni el asfaltado ni la pista que sube), ya que por ambos pasan coches:

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Si desde ahí miramos hacia arriba, ya vemos dónde vamos:

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Una vez hemos dejado el coche (también se puede venir desde el pueblo, que supone a lo sumo 10 minutos más andando) aparcado, continuaremos por el camino, pasando una cuesta asfaltada con cemento, hasta que lleguemos al lugar donde el camino da lugar a una senda:

primerdesvio.jpg

A partir de ahí, seguimos las marcas verdes y blancas, y más adelante vemos un desvío que tomaremos a la izquierda y que nos llevará directamente al sector de la Cueva de la (Reina) Mora por una antigua vía romana:

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Cabe destacar que un par de "curvas" (la subida va zigzagueando) antes de llegar al sector pasaremos por un bordillo de unos 10-15 metros de alto donde podremos encontrar 2 vías, con características de la roca muy diferentes a las que encontraremos arriba:

pareddedebajo.jpg

Y finalmente, unos metros más de subida y habremos llegado a nuestro destino:

destino2.jpg

Alex tiene una imagen que resume el recorrido que habremos de hacer, que desde el pueblo será unos 30 minutos y desde el lugar donde se ha dejado el coche unos 15-20 minutos como mucho:

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Una vez allí, podemos ver que la roca es muy diferente de la que podemos encontrar en el sector "El Embalse", y también del bordillo que está justo debajo. Las vías y sus grados, cortesía de Elev-arte y los equipadores, se muestran en la imagen siguiente.

Antes de hacerse el ocho y tirar para arriba, hay que tener en cuenta un par de aspectos:

1) Al igual que en las reseñas del sector El Embalse, el grado en la escuela no sólo no se regala, sino que está bastante más apretado de lo habitual. Las vías (las probadas, al menos) son bastante continuas y no tienen demasiados reposos. En general, podemos sumar medio grado a las reseñas sin miedo a exagerar, al menos en las vías probadas.

2) Las características de la roca y el hecho de que sea una escuela poco frecuentada hacen que de vez en cuando caigan rocas, bien porque nos quedamos con algún agarre en la mano (literalmente), bien porque tiramos alguna piedra accidentalmente. Al respecto, cuidado en las repisas superiores ya que hay piedras de considerable tamaño. Se hace imperativo por ello utilizar casco tanto para el escalador como para el asegurador. Además, se recomienda que éste no se sitúe, al menos una vez pasadas las dos primeras chapas, en la vertical del escalador, sino unos metros hacia atrás y atento a lo que pudiera caer del cielo.

Esto es todo. Seguiremos informando.

Los Tudor

Hace ya unas cuantas semanas que estamos viendo la serie Los Tudor, que relata el reinado de Enrique VIII, famoso entre otras cosas por haber roto con la Iglesia Católica. Sin embargo, se han hecho algunas concesiones a la galería nada despreciables. Ante ustedes, el Enrique VIII "original" y el de ficción. Que me maten si se parecen en algo.

Reseña Cortes de Pallás, sector El Embalse

Se advierte que hace mucho que se hizo esta reseña y el sector no ha vuelto a ser visitado, por lo que se desconoce el estado de la roca (no muy estable, a decir de algún desprendimiento que hubo en este sector hace algunos años ya). En cualquier caso, al parecer hay nuevos sectores y reseñas de Cortes de Pallás que, desgraciadamente, no tengo en esta página. Suerte y cuidado.

Hace un par de semanas nos acercamos a escalar por segunda vez a Cortes de Pallás, lugar en el que he pasado prácticamente todos los veranos desde que tengo uso de razón con mis abuelos Luis y Amparo, y unas cuantas vacaciones de pascua, por lo que le tengo bastante cariño, por decirlo de alguna forma. Cortes de Pallás es un pueblo no demasiado grande ubicado a unos 85 km. de Valencia capital, y que en general es conocido por el pantano del Júcar y el embalse que hay sobre la muela, algo bastante impresionante. Para llegar a él desde Valencia lo mejor es ir por Buñol, aunque dejo eso a merced de GPSs y planificadores de rutas varios.

El hecho de descubrir que en la zona había una escuela de escalada, más o menos equipada, nos supuso a los "autóctonos" del pueblo del grupo una "alegría" extra, y bastante curiosidad sobre lo que podíamos encontrar. Aunque Nene escalador tiene algunas reseñas en su página web, la verdad es que inicialmente había bastante incertidumbre, en especial sobre grados y calidad de la equipación; al final, fue bastante más de lo que yo pensaba.

Entrando en el tema de la escalada, Cortes tiene actualmente, y que sepamos, dos sectores bien diferenciados y equipados hace relativamente poco a decir por el estado de las chapas: El Embalse, ubicado obviamente en el embalse, y la La Cueva de la (Reina) Mora, ubicado a unos 20 minutos andando desde el pueblo. En total estamos hablando de unas 14 vías debajo y 22 arriba, que no son quizá suficientes para justificar un desplazamiento regular a la zona, pero sí para una visita esporádica por parte de quien no conozca el pueblo. En cualquier caso, las posibilidades de la zona para la escalada son evidentes para cualquiera que conozca la región, y como diría aquel, estamos trabajando en ello para mejorar lo que ya hay. Como muestra, la pared que hay justo delante del sector El Pantano.

El sector El Embalse está ubicado como no podía ser de otra manera a orillas del pantano, donde podemos encontrar infinidad de paredes no equipadas que podrían utilizarse para hacer psicobloc. Debe tenerse en cuenta que el pantano está formado en lo que era un cañón de (creo) aproximadamente 70m de profundidad, por lo que las paredes verticales prosiguen hacia debajo bastantes metros; no obstante, si alguien se anima, se recomienda verificar que no existen salientes de la roca que puedan provocar algún tipo de lesión en la caída al agua. Esta imagen puede dar una idea de lo que encontraremos a lo largo del cañón:

Respecto a este sector, cabe destacar que las paredes están prácticamente todo el día al sol, por lo que es un sector para invierno, otoño y primavera, pero hemos de huir de él en verano. Aunque el pie de vía más inmediato no es adecuado para niños (y es en general incómodo para cualquiera excepto el escalador, especialmente en las vías más a la derecha), la zona de alrededor es llana y perfectamente apta para ir con la familia.

El sector está ubicado a unos 2 km. de distancia de Cortes de Pallás, y para llegar a él, tomaremos un camino asfaltado que sale a la derecha unos metros antes del puente que cruza el pantano tal y como se muestra en las imágenes debajo (pinchar para verlas más grandes).

A partir de ese momento seguiremos por el camino durante aproximadamente 1km. hasta llegar a una explanada donde podemos aparcar el coche, y desde donde se ven las paredes a apenas unos metros, tal y como se muestra en las imágenes siguientes.

Una vez aparcados, nos acercamos a la pared y encontraremos 14 vías. La graduación mostrada en las imágenes es la proporcionada por los equipadores, aunque se advierte al visitante que el grado reseñado esté probablemente medio grado por debajo del estándar (con alguna excepción puntual) que podemos encontrar en la mayoría de escuelas, y probablemente algo más en algún caso. Debajo, las imágenes, cortesía de Elev-Arte:

Además de este sector, tenemos el de La Cueva de la (Reina) Mora, más difícil de llegar pero con un pie de vía mucho más agradable para el asegurador y con unas características de la roca, orientación y tipo de vía totalmente diferentes.

Alex tiene información general de la zona de Cortes, así como de las 2 escuelas: El Embalse, y La Cueva de la (Reina) Mora.

Fin de semana de escalada

Este pasado fin de semana ha sido particularmente productivo desde el punto de vista de la escalada. El sábado logré convencer a Laura para que nos acercásemos a Montesa con mi hermano y un amigo suyo, con objeto de que (ella) aprendiese a asegurarme. Respecto a las vías, no intenté nada que no hubiese hecho ya antes, pero lo mejor fue que Laura finalmente se "enfundó" el arnés de mi hermano, cogió el Cinch y tras los nervios de saberse con mi vida en sus manos (nervios razonables, por otro lado, dada la importancia del que escribe —y suscribe— estas líneas) me aseguró en un par de vías sin demasiados problemas. Aun le falta algo de práctica que intuyo que desarrollaremos también en Montesa (por aquello de la proximidad, el buen pie de vía y las vías sencillitas en las que descansar mientras le explico las dudas), pero con suerte este verano podremos hacer alguna salida en solitario (Samy incluida) a escalar.

El domingo pasamos a cosas más "serias". Aunque inicialmente íbamos a ser seis personas, al final acabamos siendo cuatro personas: Alex, Trevor, Rhian y un servidor, perfecto para montar un par de cordadas y rentabilizar al máximo el día. Nuestra idea inicial era pasar el día en las vías de la derecha de Iniciación, haciendo sextos y probando algún 6b (que también es un sexto, pero yo me entiendo), pero al llegar la pared estaba bastante mojada y decidimos seguir hasta Xulo Panderas, donde nos plantamos sobre las diez y poco, con una pared algo más seca y donde montamos dos quintos para calentar, ya con la idea de subir al sector Placas del Sol que está más o menos encima (quien dice "más o menos" dice 100 metros más arriba) al finalizar.

En realidad, podríamos haber prescindido del calentamiento ya que la subida hasta el sector Castañas Tostadas (ubicado justo antes de Placas del Sol si vas en dirección al pueblo), prácticamente "roca a través" durante 20 minutos con una pendiente interesante nos hizo sudar más de lo esperado. Cuando llegamos arriba, con una vista espectacular nos encontramos en Castañas Tostadas con más vías de lo que marca la guía, así que acampamos allí y montamos dos cordadas, con algo de incertidumbre sobre lo que encontraríamos, al no estar acotadas. Mientras Alex y Trevor montaban una vía de algo más de 20 m. que nos pareció a los cuatro un V+, Rhian y yo hacíamos lo mismo con otra de unos 30m. que también coincidimos en acotar como 6a. Tras esta, paramos a comer y Alex y yo montamos la vía Pogo fuma poco, también de casi 30m, acotada como 6a en la guía de pero que en mi opinión (y en la de Alex, aunque no estuviese inicialmente tan convencido) y a decir por la similitud con otros 6a+ que haríamos luego está más cerca del 6a+ que del 6a.

Tras esto, Rhian y Trevor sugirieron bajar a Iniciación, donde presumiblemente la pared estaría ya "transitable" a esas horas. Dicho y hecho, bajamos por la senda Castillejos hasta la carretera, y en 20 minutos nos plantamos de nuevo en Iniciación. Allí Trevor estuvo enseñando a Rhian las maniobras básicas de escalada de varios largos, mientras Alex y yo empezamos con Con Toño To L'otoño (6a+), una vía de 25m. con paso en placa y con un inicio excesivamente expuesto (unos 4m. de caída de nivel 2) pero que excepto ese "ligero" inconveniente es muy divertida, y pasamos después a A bocaos ta mato, otro 6a+ (6a en algunas reseñas, de lo que discrepo) muy similar en características a la anterior pero donde el paso está en las primeras chapas y lo pulido de los primeros pasos complica algo las cosas.

Tras estas dos vías, y tras unos 150 metros de escalada en los brazos, gran parte de ellos en 6a+, Alex y yo decidimos pasar a algo más sencillo, y tras mucho mirar la guía y sin aclararnos demasiado, optamos por Mariquita ponte Tiesa, comienza primero con los 20m. metros de Mariquita la Traviesa y luego sigue subiendo hacia a la derecha algo menos de 10m a buscar la reunión de Fina y Segura. El problema en este caso fue que aunque Mariquita la Traviesa es un V+ sin demasiadas dificultades, entré en los últimos metros confiando que la vía no me daría problemas al estar marcada como 5c en la guía, y me encontré fundido, con menos agarres de lo esperado y sin demasiadas fuerzas para rematar la vía, que es seguro un 6a y en algunas reseñas llega a 6a+.

Tras esto, dimos por concluido el día, ya que se había hecho más tarde de lo esperado y había que llegar al coche y volver a Valencia. En definitiva, Alex está cada vez más fuerte, Trevor está en horas bajas, a Rhian cada día se le ve más suelta en la roca y yo sigo teniendo problemas de decisión en los pasos clave, que acabo sacando tras subir y bajar el paso un par de veces. Imagino que Alex colgará fotos de la salida hoy o mañana.

Objetivo: 7a (y un cuerno quemado)

No sé si recuerdan que hace algo más de dos meses publiqué una entrada en la que exponía mi intención de comenzar a racionalizar mi entrenamiento, con el objetivo de encadenar (en aquella ocasión dije "montar", pero quería decir "encadenar") un 7a antes de junio. Es decir, un 7a en aproximadamente un año de escalada partiendo de la nada y en seis meses a partir de 6a+. Voy a esperar un momento a que se les pase la risa.

La cuestión es que, como pueden imaginar, pasar de un 6a+ a un 7a es como intentar hacer una maratón en 3:30h cuando tu marca está en 4h. Es decir, que tiene su miga y es (¿casi?) imposible en seis meses. Bueno, nunca he corrido una maratón, así que no sé si la analogía es la mejor, pero qué más da, ustedes ya me entienden. Dejando la barbaridad implícita en las intenciones iniciales, lo cierto es que no he estado demasiado centrado en la escalada de los últimos tres meses y tampoco puedo decir que las circunstancias me hayan respetado lo suficiente.

Para empezar, la analítica de febrero me sacó una anemia ferropática, que aunque Laura diga que no es gran cosa, estoy seguro que es muy grave y que me ha debilitado enormemente (eso era una ironía, por si no lo han pillado). Luego tuve un bajón anímico en febrero (seguro que fue la anemia, no hay duda) durante el cual me pasé casi cuatro semanas sin entrenar y con no demasiado éxito en el día de escalada semanal, que me costó dos maillones. Por si eso fuera poco, tengo un nivel de estrés significativo, que ahora parece que estoy comenzando a digerir. Y por último, los flexores del antebrazo derecho han estado molestando ligeramente en las últimas escaladas, aunque eso es lo de menos.

En definitiva, que si encadeno un 7a en los tres meses que quedan, será un símbolo de que el fin del mundo está cerca, tal y como anticiparon sabiamente los incas. Actualmente encadeno 6a+, aunque no se puede decir que tenga el grado al 100% asentado, pero casi. Ya he encadenado quizá media docena de 6b aunque tengo serios problemas de resistencia en vías largas de continuidad, y ciertas limitaciones en el ámbito psicológico. Particularmente, controlar el diálogo interior negativo es uno de los aspectos en los que más tengo que trabajar, pero como diría aquel, estamos trabajando en ello. El acento tejano se lo dejo a ustedes.

Ahora bien, dado que no hay viento favorable para aquel que no sabe donde va (como me gustan los refranes, leñe), desde esta difícil perspectiva, ¿a dónde vamos? Pues hacia delante, obviamente, o mejor, hacia arriba. Creo que encadenar un 6c puede ser algo más asumible, si aprovecho las fiestas que vienen en abril, aunque visto lo visto, no debería volver a pillarme los dedos. Al fin y al cabo, ¿qué más da?

Campeonato Provincial de Escalada en Bloque (Simat de la Valldigna, 12 Mar 2011)

Estas son algunas de las fotos que saqué el pasado sábado en el Campeonato Provincial de Escalada en Bloque, disputado en Simat de la Valldigna. Hay muchas más, pero estas son las que más me gustaban. Aunque parecía que el tiempo nos iba a aguar la fiesta, sólo fue capaz de hacerlo parcialmente. Las fotos están en una resolución de 800px (y ya así "pesan" del orden de 150KB), por lo que si alguien quiere la versión en el tamaño original (aprox. 2500x3800px), quiere ver otras fotos, o incluso quiere que quite alguna, que me lo haga saber con un correo a m@unsociability.org.

Alex también ha publicado algunas fotos en Elev-arte.

Recomendación: CU at the wall

Continuamos con la interrupción de la programación habitual para hacer una recomendación de algo que me compré hará cosa de un mes: unas gafas para asegurar de Powernplay denominadas "CU at the wall", a priori una pijada, pero en la práctica una de las cosas más útiles que hay para no acabar con las cervicales más jodidas de lo que ya las tengo. La otra cosa es dejar de asegurar, pero no estoy seguro de que mis compañeros de cordada me permitan ese privilegio. La idea es muy simple, al menos cuando las tienes en la mano: dos prismas triangulares sobre una montura metálica que mirados a de frente reflejan perfectamente la visión de la pared como si la tuvieses delante tumbada 15º (aproximadamente).

El coste es quizá un poco alto (aprox. 100 €), y no son gafas para ir perdiendo de vista (por lo delicado, no porque te puedan "desaparecer", que también), pero creo que valen la pena con creces, especialmente cuando no hay espacio para separarse unos metros de la vía o ésta es larga.

Objetivo 7a (II): Nutrición

En cuanto a los aspectos relativos a la nutrición de cara a los próximos meses de entrenamiento, no van a haber grandes modificaciones sobre la "dieta" que llevo actualmente (que no voy a detallar porque no es una dieta como tal, sino un cierto control sobre las calorías y las grasas), aunque sí alguna que luego detallaré. En términos generales, en los últimos meses he tenido alguna oscilación de peso entre aproximadamente 72kg y 74kg, correspondiendo el rango inferior a épocas de restricción de dulces (básicamente, eliminar las tabletas enteras de chocolate que a veces me da por comerme) y el superior a épocas donde como lo que me da la gana y cuando me da la gana. Dicho esto, el peso actual se sitúa aproximadamente en 73kg, debido principalmente al chocolate navideño, y el porcentaje de grasa corporal en la última visita al fisioterapeuta (tras una "época de chocolate" hace cosa de dos meses) se situaba en el 22%, lo que es a todas luces excesivo. Es de esperar que tras restringir las grasas en los próximos meses, tanto el peso como el porcentaje de grasa corporal se vayan reduciendo, el primero hasta ubicarse en aproximadamente 70kg, y el segundo en un porcentaje máximo del 15%. En teoría, según mis poco más de 176cm, debería situarme ligeramente por debajo de los 70kg y el porcentaje de grasa corporal debería reducirse a un óptimo del 10-15%, pero intentar llegar a esos valores rápidamente implicaría limitar de manera severa los carbohidratos, lo que generaría un impacto no deseado en el rendimiento deportivo de cara al objetivo del 7a.

Una opción alternativa para acelerar la reducción de grasa corporal sería dedicar parte del entrenamiento a algún tipo de ejercicio aeróbico como correr, nadar o hacer bicicleta, pero en este sentido hay tres puntos que me aconsejan no hacerlo. El primero es la limitación temporal, ya que no me dedico a esto a tiempo completo; debería dedicar al menos dos días a la semana para entrenar aeróbico al menos 30 minutos cada día, tiempo que podría utilizar para realizar ejercicios con un mayor nivel de especificidad o recuperación, o simplemente a descansar y hacer otras cosas, que la vida no es sólo escalar. Por otro lado, dado que la inclusión de aeróbico dos días a la semana acabaría quitando días de descanso, eso podría acarrear una mayor fatiga y reducción del rendimiento en el entrenamiento específico o en las salidas a la roca. Por último, mis años de ciclismo (y mi genética) han generado algo de hipertrofia en el tren inferior, que cualquier ejercicio aeróbico tendería a incrementar. Por ello, el único ejercicio aeróbico que me planteo es la realización de 5/10 minutos de bici elíptica como calentamiento cuando realice ejercicios en casa (dominadas, antagonistas, rehabilitación de hombros, etc.), y la reducción de grasa corporal y peso tendrá que venir de la mano de la restricción calórica (máx. 500-700 kcal/día).

Por último, aunque como decía no he introducido alteraciones radicales de la dieta, sí cabe destacar la adopción de algunos "hábitos" nutricionales nuevos. En primer lugar, he comenzado a tomar un complemento vitamínico "estándar" (Multicentrum), que no obstante ya he tomado en alguna ocasión por astenia primaveral y similares. En segundo lugar, he incrementado la ingesta de proteína, no hasta los casi 2 gr/kg que aconsejan algunas referencias (y que en mi opinión puede ser correcto para un escalador de élite, pero no para la mayor parte de los escaladores), pero sí hasta 1/1.2 gr/kg, aspecto en el que mi dieta era claramente deficitaria. Para ello, además de comer más carne, pescado y huevos, he empezado a tomar polvos proteínicos (proteína de suero aislada), aunque actualmente estoy limitando las tomas a los momentos posteriores a la finalización del entrenamiento (o tras acabar la salida a la roca), con el objeto de mejorar la recuperación. Un efecto colateral a destacar que no he contemplado arriba es el incremento del peso debido al aumento de la masa muscular que el entrenamiento puede conllevar, que por mínimo que sea, existirá. En cualquier caso, no creo que sea especialmente significativo y lo iremos viendo sobre la marcha.

Con todo esto, el único aspecto que me queda pendiente es la mejora del desayuno, que actualmente se limita a un café porque francamente, el cuerpo a las siete y pico no me admite nada más. Por supuesto, un nutricionista cualificado (o cualquier otra persona con más experiencia en estos temas que yo mismo, lo que no es pedir demasiado) podría introducir mejoras significativas sea cual sea la "dieta" que sigo, pero creo que de momento me apaño bastante bien. Si alguien tiene algún comentario que hacer a lo dicho hasta ahora, cualquier anotación o sugerencia es bienvenida.

Información sobre nutrición hay mucha, pero en la que me he basado puede obtenerse de Marvin Climbing, el libro de Eric Hörst "Entrenamiento para escalada" y el blog "Entrenamiento Escalada".

Nota: A raíz de un comentario en la entrada anterior, me he dado cuenta de que no he especificado el tipo de vía del 7a que tengo como objetivo. Aunque tengo en mente un 7a del Tallat Roig, lo cierto es que la tipología de la vía y la escuela no es algo que de momento me haya planteado demasiado en serio, así que por ahora, sólo nombre sin apellidos.

Plan de entrenamiento de escalada (I)

Aunque hace un tiempo que no paso por el blog para soltar mis típicas tonterías, lo que no he dejado de hacer ha sido escalar, que como cualquier persona que me conozca sabe, a estas alturas se ha convertido en mi principal afición y quasi obsesión. Empecé a escalar el 12 de junio pasado en un curso de 4 días organizado por Pacho (www.ritacuba.com), que finalizó el domingo 20 de junio, tras visitas a las escuelas de Cheste, Montesa, Jérica y Montanejos. Algo menos de 7 meses después, y diría que casi medio centenar de salidas, mi nivel asentado "a vista" se sitúa en 6a/6a+, aunque he encadenado algún 6b y dependiendo de la vía (mejor técnica que de fuerza) soy capaz de montar 6b+ sin demasiadas dificultades. Aunque por restricciones temporales no suelo realizar varios intentos a la misma vía en una misma salida, puedo afirmar sin entrar en exageraciones que por ensayo podría llegar a encadenar vías de grado 6b+ e incluso 6c.

La cuestión es que, llegado este punto, he decidido comenzar a planificar de una forma más racional el tiempo que paso escalando, especialmente entre semana en el boulder. Para ello, me he hecho con tres libros que parecen ser de lo poco que hay en este campo: Planificación del entrenamiento en escalada deportiva, de David Macià (me ha costado horrores encontrarlo), Entrenamiento para escalada, de Eric Hörst, y Conditioning for climbers, también de este último.

Aunque a estas alturas debería tener mejor definido el plan y especialmente haber comenzado a ejecutarlo, un amago de gripe me tiene aquí sentado en lugar de estar en el roco entrenando. Básicamente, aunque ya iré dando más detalles, la idea es comenzar por un mesociclo 4-3-2-1 (semanas) donde predomine el volumen frente a la intensidad, que me permita llegar a mediados de marzo listo para comenzar a trabajar la intensidad en el segundo mesociclo. En cualquier caso, como he dicho estoy aun definiendo el plan, del que espero poner detalles (y recibir sugerencias y correcciones).

El objetivo a medio plazo de todo esto, que no lo he dicho, es montar una vía de 7a a vista o con un número de ensayos inferior a 10 antes de acabar junio de 2011. Esperemos que las lesiones me respeten y que el cuerpo aguante.

Coches

Cosas que me ponen de mala leche:

1. El que tiene la extraña idea que conducir bien es circular por ciudad a 30 km/h, independientemente del tamaño de la vía.

2. El que conduce sin razón alguna por una gran avenida a 30 km/h hasta que ve un semáforo en ámbar y entonces acelera pasándolo en rojo y dejándote a ti parado en el semáforo.

3. El que piensa que tras poner el intermitente puede instantáneamente comenzar a cambiar de carril.

4. El que en una avenida de varios carriles se sitúa mal para girar por una calle y se enfada porque no le das prioridad.

5. El que piensa que conduce un fórmula 1 y para girar a una calle a 20 km/h marca la trazada ocupando dos carriles.

6. El que para girar a una calle a la izquierda o derecha en una calle de varios carriles ocupa no sólo el carril más cercano a la salida, sino también el contiguo.

7. El que utiliza el claxon sin razón alguna, o porque es gilipollas, que viene a ser lo mismo.

8. Y lo peor, el capullo incívico que intencionadamente aparca ocupando dos plazas de aparcamiento.

Hay más, pero seguro que me acuerdo mañana por la mañana de camino al trabajo.

Fin de semana: La Jarra (Buñol) / Jérica

El domingo fue un día especialmente fructífero en Buñol. He de reconocer que he notado bastante las sesiones de roco (boulder, más bien) en Vents de Muntanya durante estas semanas, tanto en los brazos como especialmente en los dedos. Dado que mucha gente del grupo estaba fuera, o decidió salidas alternativas, a la salida acudimos diez personas (Alex, Ana, Trevor, Diego, Pedro, Pablo, Sara, Elena, Rhian y un servidor) y el equilibrio entre material y número de asistentes fue prácticamente ideal. A pesar de las inclemencias meteorológicas (bastante viento y algo de lluvia durante unos ratos), la verdad es que la mañana fue bastante productiva.

Empezamos montando algo sencillo en la zona El Careto: Poder eléctrico y Carro güeyes, de la que monté la primera y pasé a Sangre por sangre, un 6a que en anteriores ocasiones me costó mucho montar y que hoy he encadenado sin demasiadas complicaciones. Subidito como estaba, decidí pasar a la zona El Paredón, justo al lado, donde intenté sin éxito una vía que no está en la guía, y cuyo grado debe estar en torno al 6b/6b+. Hasta la última chapa, el grado debe estar en torno a 6a+, y aunque lo intenté sin exagerar más de una docena de veces, con sus respectivos vuelos incluidos, me quedé a medio metro de la reunión sin demasiadas fuerzas para seguir intentándolo, en el mismo sitio que la última vez Alex.

Tras un pequeño descanso, y por recomendación de Edu, uno de los equipadores, me puse con Vuelo sin motor, un 6b de 15m muy divertido que conseguí encadenar sin demasiados problemas. Y esto me volvió a subir la moral, y aunque quería intentar Martillo de Brujas (6b+), al estar ocupado me dió por meterme en Siete Guerrilleros, un 6c que de nuevo, dejé sin montar a falta de una chapa y otra vez, con su respectiva docena de vuelos en el último paso. Las sensaciones en este caso fueron las mismas que en la anterior vía que no encadené: que me faltan brazos y que cuando empiezo a memorizar los movimientos, estoy ya demasiado quemado para intentarlos.

Así pues, me bajé y acabé la jornada con Papá Piquillo, un V+ que fue seguramente la vía que más me costó encadenar, ya falto de fuerzas tras seis horas de escalada.

Y con esto y un bizcocho, recogimos bártulos y volvimos a Valencia, aunque me quedo con ganas de volver y rematar las dos vías no finalizadas. Estas son algunas de las fotos hechas por Alex, aunque hizo muchas más.


Ayer, aprovechando el largo fin de semana, hicimos una salida "expréss" a Jérica, esta vez de manera más "íntima", ya que únicamente acudimos Alex, Trevor, Rafa y un servidor. A pesar del viento, nos desplazamos hasta el sector Aitana o No Dogma, donde apenas corría aire y se estaba francamente bien.

Trevor y Alex comenzaron calentando con el primer largo de Ocho horas, nano mientras que Rafa y yo hacíamos lo propio con Pepón cervecero (V). Tras ésta, Rafa y yo pasamos a Tigretón, un 6a técnico, mientras Alex y Trevor montaban Pepón cervecero y continuaban el segundo largo hacia Aranhe (6a+), lo que hizo las delicias especialmente de Trevor, fanático de las vías de varios largos.

Para acabar, y mientras Alex y Trevor acababan, conseguí montar con un par de paradas intermedias para analizar la vía Crucifixión, un 6b+ bastante divertido que luego Rafa subió con algunas dificultades. Trevor y Alex remataron el día subiendo Tigretón, tras lo cual volvimos a Valencia sobre las 13h.

Estas son algunas de las fotos del día.

Crash Pad(s)

Con todos ustedes, mi último capricho, obviamente relacionado con la escalada. En concreto, se trata de un Organic Full + Briefcase Crash Pad Combo, de tamaños 121x91x10cm y 91x60x7.5cm respectivamente, que pueden apreciar en la fotografía. ¿Por qué un Organic y no un Metolius, PAD, Beal, Mammut, Mad Rock, etc.? Más allá de que el diseño y los colores son totalmente personalizables, principalmente porque la espuma utilizada es virtualmente la mejor dentro del segmento, la relación calidad/precio es inmejorable y lo recomiendan tanto multitud de particulares como en sitios especializados (SuperTopo.com y RockClimbing.com). Respecto al tiempo de envío, desde que los encargué hasta que llegaron a casa, pasaron poco más de dos semanas (se fabrican en USA por encargo), tiempo totalmente asumible.

Este fin de semana ha sido intenso; mañana se lo cuento.

Montesa, 17 de octubre

Ayer domingo volvimos a Montesa, y aunque llevaba bastante cansancio acumulado de toda la semana y tenía unas agujetas terribles a causa de la clase de caballo del sábado, no me puedo quejar de cómo fue la mañana. La salida de este domingo ha sido bastante multitudinaria, ya que éramos inicialmente 12 personas y al final hemos acabado siendo 17; por suerte, había material para todos, aunque se ha echado de menos algún reverso adicional.

Hemos comenzado calentando como siempre en la cara norte del Tormo Gros. Rosa II, un IV+ ha servido para romper mano y tras ésta, he encadenado Pijus Magnificus, un 6b que la última vez me quedé con ganas de montar por la masificación de gente, y que pensaba que me iba a dar más guerra. La dificultad de la vía se concentra en el último tercio, y comienza con un paso complicado más de técnica que de fuerza; una vez pasado, el camino hasta la reunión no es sencillo pero nada especialmente complicado. Después de mi la ha intentado David, pero no ha tenido éxito.

Tras esta, Alex y yo nos movimos a la Paret de la Mola, donde conseguí encadenar con cierta dificultad Xila, un 6a+ que hace tiempo que tenía atragantado. En este caso, superé con cierta rapidez el primer paso, y el segundo se me enquistó hasta que localicé el agarre necesario. Alex, en su línea habitual, no encontró demasiados problemas.

Tras ésta, pasamos a La Panxa, un 6b que la última vez con Marcos fui incapaz de montar en condiciones. Alex la encadenó en su primer intento, y aunque yo necesité un par de intentos para superar la salida y tuve una caída en el diedro que hay casi a mitad de vía, pude conseguirla sin mayores problemas. Aprovechando que estaba "por la zona", repetí La colmena, el primer 6a+ que monté hace ya mes y pico, con enjambre de abejas incluído. Una vez superado el primer tercio de la vía, ésta se relaja y se convierte más en un 6a o incluso un V+ apretado.

Para acabar la mañana, ya bastante cansado y sin demasiada fuerza en los brazos, monté Tuli Lola, un 6a que la última vez encadené, pero en la que esta vez tuve que descansar quedando colgado de la última chapa. Y con esto y un bizcocho, volvimos a casa y a estas horas del lunes todavía me cuesta encontrar una parte de mi cuerpo en la que no tenga agujetas o esté magullada. Claro que sarna con gusto no pica, ¿o sí?

Más fotos, todas ellas de Ana y Alex (mi cámara estuvo sólo de excursión), a continuación.

Carcalín (Buñol), 12 de octubre

Este pasado martes, aprovechando la fiesta nacional y a pesar del mal tiempo, Alex Ana y yo volvimos a salir, aunque en realidad sin demasiadas esperanzas de poder hacer algo; la previsión del tiempo aseguraba lluvias y a diferencia de otros días, esta vez no parecía que el tiempo nos fuese a respetar. Sin embargo, ignoramos las previsiones meteorológicas y nos dirigimos a la zona de Carcalín, en Buñol. La manera de llegar a la zona no tiene demasiadas complicaciones. Entrando en Buñol desde Valencia por la A-7, pasamos la gasolinera y el Lidl que hay a la entrada, dejamos atrás la estación de tren y en la pequeña rotonda que hay seguimos recto, hasta que la calle hace una curva. En ese punto se gira a la izquierda, y se sigue la calle que va más a la derecha, que se llama calle del Doctor Fleming. Continuamos por esa calle, y al final giramos a la derecha (como punto de referencia, en esa esquina hay un bar). Continuamos por esa carretera mientras vamos saliendo del pueblo, y kilómetro y pico después llegamos a una curva de 180º, unos metros después de una fuente que hay al lado de la carretera. En caso de que vayamos a la Jarra, seguiríamos bajando por la carretera, pero en este caso subimos por un camino que parte justo en la propia curva.

Hay que seguir ese camino asfaltado unos 2km, hasta que se llega a una curva en la que hay una pequeña explanada a la derecha y otra más pequeña a la izquierda. En este punto es donde hay que dejar el coche, y seguir andando por una carretera de tierra. Tras algo menos de cinco minutos andando, la carretera se convierte en una senda que pasa entre la pared y una barrera artificial construida con trozos de vía, cuyo propósito es (asumo) evitar que las rocas de posibles desprendimientos caigan a las vías del tren, que pasa por debajo. Seguimos por la senda, que comienza a bajar, y poco después comenzaremos a ver las chapas en la pared. A partir de ahí, ya se trata de buscar las vías que uno prefiera, para lo que es muy recomendable por no decir imprescindible la Guía de la Sierra Malacara.

En nuestro caso, bajamos hasta el sector Corral de Cabras, donde calentamos con La Sensillica, un IV+ sin complicaciones. No había acabado de bajar cuando comenzó a llover, así que nos fuimos al sector Techo del Corral, donde al menos no nos mojábamos. Allí, aprovechando un par de colchones que encontramos, comenzamos a estudiar la vía El lado oscuro, un 8a+ que aunque está totalmente fuera de nuestras posibilidades, tenía dos o tres chapas antes de llegar al techo que parecían asequibles.

Lo primero que hicimos fue intentar subir la vía hasta la segunda chapa (la primera la vimos minutos después), para ver qué grado de "asequibilidad" tenía aquello. Tras ver que podíamos intentarlo, nos atamos la cuerda y conseguí montar la segunda chapa. Tras varios intentos infructuosos por llegar a la siguiente, Alex probó pero tampoco tuvo éxito, por lo que continuamos un rato más y acabamos dejando un maillon que quizá una semana después aún siga allí.

Tras esto, decidimos quitarnos el arnés y comenzar la parte que habíamos montado, pero esta vez desde el suelo. Así estuvimos quizá hora y pico, y acabamos agotados.

Para acabar, aprovechando que había dejado de llover, volvimos al sector Corral de cabras y Alex consiguió encadenar Tita la fisurita, un 6a que (él) llevaba tiempo queriendo montar, y que yo intenté pero mis brazos no daban más de sí y tuve que abandonar. Finalizamos la mañana probando Els bunyolers, un 6b que apenas pudimos comenzar (yo especialmente).

Tras esto, recogimos los trastos y volvimos a casa, con la lluvia sin dejar de caer.

Chulilla, 25 de septiembre 2010

Hace unas semanas salimos por primera vez a Chulilla a escalar, en la que era hasta hace poco la escuela de escalada de referencia en la Comunidad Valenciana y una de las más importantes de toda España. Por alguna razón, parece que la asistencia a esta escuela ha disminuido en los últimos años, y que la atención se ha centrado más en Montanejos. En cualquier caso, todo parece indicar que se siguen equipando y manteniendo vías, así que no se me ocurre ninguna razón por la que no ir más a menudo, teniendo en cuenta que está relativamente cerca de Valencia y una gran parte del trayecto es por autovía. Chulilla, como Montanejos, tiene una infinidad de sectores distribuidos por las cercanías del pueblo, y aunque no hay ningún libro publicado sobre la escuela (que yo sepa), en esta página hay croquis más o menos actualizados de los sectores. Si se quiere algo un poco más elaborado y actualizado, en un quiosco que hay en la plaza del pueblo (fácil de identificar, la carretera pasa por ella) puede comprarse la guía en papel por 15 €. En esa misma plaza se puede desayunar o tomar algo al acabar la jornada; nosotros estuvimos tomando algo antes de ir a escalar y el dueño del bar no puso impedimentos a que consumiésemos bollería del horno, aunque es recomendable preguntar antes. En cualquier caso, los croissants rellenos de chocolate que hacen el horno (cercano a la plaza) están impresionantes, o eso dice Laura.

En esta ocasión, el número de personas que se apuntaron fue menor en comparación con otras salidas especialmente multitudinarias. Aparte de los incombustibles Alex, Ana y un servidor, vinieron Luis, Abel y Laura en calidad de acompañante y fotógrafa ocasional. Más tarde aparecieron Raquel y Jorge, que hace poco que se han unido. En total, tres cuerdas y siete personas, casi óptimo.

El sector escogido para esta salida fue Fantasía, relativamente cercano al pueblo. Para llegar a éste, a falta de 2km aproximadamente para llegar a Chulilla (ya se distingue), hay que coger una carretera que se desvía a la izquierda al lado de un bar/restaurante. Esta carretera baja, y a unos 2km del desvio hay una pequeña central eléctrica a la izquierda de la carretera; en ese mismo punto una pendiente de tierra baja a la derecha unos 50m hasta hasta una explanada donde caben 3-4 coches donde se puede aparcar. En caso de que esté completo, unos 300 metros antes de llegar a la estación eléctrica hay una explanada a la derecha (al mismo nivel que la carretera) donde también se puede aparcar. Suponiendo que hayamos aparcado en la explanada que hay a la altura de la estación eléctrica, subiremos por la carretera en dirección a Chulilla unos 150m., y a la derecha sale un camino de cemento que sube. Seguimos este unos 100m. y cogemos una senda a la izquierda, para seguir subiendo, hasta que llegamos a un bloque de roca que no es complicado de subir (2-3 m. de altura) pero que está bastante resbaladizo. Una vez arriba, podremos distinguir la senda, que siguiéndola nos lleva a Fantasía. La pared que se ve enfrente es el sector Pesadilla, y Fantasía queda a la derecha, bordeando la pared hacia el barranco.

El grado relativo de Chulilla es por lo que he averiguado el referente de la CV, y desde luego no se regala nada. Para calentar, empezamos por las vías de la izquierda, dos V+ (Oh Carol y Champagne para todos) que en especial el primero de ellos me hizo sudar de lo lindo, con los brazos y los dedos fríos. Estas dos vías las hicimos todos, aunque Alex continuó Oh Carol hasta una reunión superior, cuya graduación debe estar en torno al V+/6a.

Tras estas, con bastantes dificultades y no menos miedo, monté Ovejo virgen (6a+), cuya parte más complicada se encuentra en los primeros metros de la vía. Además, la distancia entre las chapas que hay en las vías de este sector (y que por lo visto es mayor aún en otros sectores de Chulilla) dificulta la vía, no tanto físicamente como psicológicamente. Alex encadenaría esta vía algo más tarde, en lo que según él era su primer encadenamiento de un 6a+ (todo depende de si contamos como 6a+ la vía La colmena de Montesa, que tiene ese grado "oficial").

Mientras tanto, Alex encadenaba Correrá la sangre, y Jorge hacía lo propio con El reto del semilolo, un 6a+ que tiene una barriga interesante en el primer tercio. Un rato después Alex montaría esta vía, y yo, a pesar de varios intentos, fui incapaz de pasar de esa barriga, más por miedo que por falta de fuerzas.

Después de comer nos movimos hacia la derecha del sector, casi llegando a Fantasía II, buscando un 6a o un 6a+ que fuese accesible a nuestras posibilidades y fuerzas, algo escasas a esas horas (por lo menos en mi caso). Al mismo tiempo Jorge, bastante más experimentado y fuerte que nosotros, buscaba un 6b que encadenar. Aunque habían varias interesantes, las primeras chapas estaban a cuatro o cinco metros de altura, bien porque la habían equipado así, bien porque habían quitado la primera chapa (algo que vimos en bastantes vías). Esto hacía el inicio particularmente peligroso, además sin la seguridad de un crash pad, así que buscamos aquella vía cuyo acceso a la primera chapa fuese mejor, y la escogida fue Verano del 97, un 6a/6a+ que con las fuerzas escaseando y una distancia entre chapas nada despreciable, abordé en el tipo de escalada la "próxima chapa", hasta que el miedo a una caída me hizo cambiar de opinión a mitad de la vía y bajar a un lugar más seguro: el suelo. Jorge encadenaría esa vía sin mayores problemas tras bajarme yo, devolviéndome el maillon que había tenido que dejar.

Tras esa vía, y alrededor de las 17:30h, cogimos los trastos y volvimos a casa, dejando a Jorge y Raquel, que habían llegado más tarde, estaban más fuertes y seguían teniendo ganas de trepar, buscando nuevas vías que montar. A continuación, las fotos de la salida, que hay bastantes. Algunas son de Alex (indicadas por "Alex Vlcia"), algunas hechas por Laura y Luis (indicadas por "unsociability.org").

Confianza

En las últimas semanas, y especialmente en la última vía del día, que dejé a medias en la salida a Chulilla (creo que era Verano 97, 6a+), me he dado cuenta de que hay dos maneras muy diferentes de escalar. La primera de ellas es la que domina casi exclusivamente cuando comienzas a escalar, en especial cuando vas de primero pero que en algunas personas se da también subiendo en top. A esta forma de escalar la llamo "la próxima chapa", y es aquella en la que cualquier movimiento o pensamiento está dirigido a alcanzar la siguiente chapa; montar o encadenar la vía puede ser el objetivo que uno busca desde el pie de vía, pero entrado en materia, no es más que un objetivo secundario o incluso ni siquiera eso; la mayor parte del tiempo, se pasa francamente mal. El sentimiento que domina en este tipo de escaladas es el miedo: miedo a caer, miedo que los agarres no sean suficientemente grandes, miedo a que los pies se resbalen, miedo a quedarse entre dos chapas sin saber qué hacer, miedo a que los dedos o los brazos se cansen, miedo a perder el equilibrio. Estas escaladas están dominadas por la necesidad de deshacerse de la ansiedad que produce la inseguridad de estar por encima de la última chapa, y volver a sentirse seguro anclado firmemente a la pared sin riesgo de vuelo; así que se escala hasta la próxima chapa, se descansa mentalmente y se estudia tranquilamente el camino hasta la siguiente, aunque en el tramo "inter-chapa" puedas haber superado pasos más complejos sin ese tiempo extra y realmente no estés cansado. En este tipo de vías el miedo y la ansiedad se convierten en un importante limitador del rendimiento, lo que hace a la persona entrar en un bucle que sólo se detiene al alcanzar el seguro: el miedo genera inseguridad, que entorpece los movimientos y genera más miedo, que a su vez genera más inseguridad... y si tenemos mala suerte, esa misma inseguridad acabará haciendo que caigamos en puntos que de ir en top tendríamos totalmente controlados. A pesar de la satisfacción de haber encadenado o montado una vía, el grado de disfrute en estos casos es muy limitado y a medio/largo plazo tengo la impresión de que es insuficiente para continuar con la escalada.

A medida que uno continúa escalando y va adquiriendo experiencia, tiende a aparecer una forma de escalar mucho más continua e intuitiva, que suele corresponde a la escalada en vías de su zona de confort; vías en las que uno se siente cómodo, bien porque están por debajo de su nivel, bien porque las conoce y/o las ha hecho varias veces en el pasado. Dónde se encuentra la siguiente chapa adquiere menos importancia desde la perspectiva del escalador (obviamente, uno sabe que están ahí, porque de no haber chapas la cosa cambiaría significativamente), y en ocasiones incluso hay que avisarle de que está dejando la chapa atrás. No hay un objetivo claro en este tipo de vías, más que la escalada en sí misma, y es donde realmente se disfruta de la ascensión. El sentimiento que prevalece en estas vías es la confianza, y es muy importante conseguir llegar a este punto cuando se está comenzando a escalar, aunque hablemos de vías de cuarto grado, ya que constituye un refuerzo positivo mucho más importante que finalizar una vía. Por ello, sobre todo al principio, es importante de vez en cuando darse un descanso y encadenar alguna vía en la que nos sintamos cómodos.

A pesar de mi corta experiencia, creo que una buena parte de los escaladores, en mayor o menor medida, seguimos estos dos patrones. En mi caso, he podido comprobar que el primer "modelo" sigue prevaleciendo en mi comportamiento en vías que están algo por encima de mi nivel (6a+/6b, dependiendo de la gradación de la escuela), independientemente de las consecuencias que pueda tener una caída, lo que bloquea mis movimientos, incrementa el riesgo de caída y dificulta disfrutar de la vía.

No cabe duda de que el miedo es un sistema que nos protege de asumir o exponernos a riesgos innecesarios o excesivos; de no existir, estaríamos matándonos subiendo sin cuerda séptimos o octavos. No obstante, es importante distinguir cuándo el miedo aparece de manera justificada por una primera chapa muy alta, un mal paso justo tras una repisa, un anclaje poco fiable, una situación demasiado pendulante, y cuándo aparece simplemente por salir de esa zona de confort. Como decía antes, la escalada más agradable suele corresponder a escalada en vías que uno conoce o que están ligeramente debajo de su grado, pero en realidad eso no tiene porqué ser así; hay gente que se enfrenta a vías por encima de su nivel sin que el miedo a caer los domine. Lo cierto es que fuera de nuestra zona de confort podremos encontrar más dificultades físicas, más problemas para encontrar agarres o buenos pies, pero la vía no tiene porqué ser intrínsecamente más peligrosa que otras de menor grado, y es vital reconocer ese hecho. Es difícil apartar de la cabeza el miedo a una caída, concentrarse en la propia escalada y dejar de pensar, pero si se consigue, los beneficios para la escalada pueden ser muchos, tanto a nivel del rendimiento ya que se gana libertad de movimientos, como para el disfrute, ya que el miedo no es ya lo que domina la actividad.

Quizá la manera más "sencilla" de conseguir salir de la zona de confort sin que la escalada se convierta en un padecimiento constante en busca de la próxima chapa sea cayendo una y otra vez, hasta que se asume que "volar" es parte de la escalada y es un riesgo que en las circunstancias adecuadas es razonable asumir. Claro que, como estarán pensando, decirlo es una cosa y otra muy distinta conseguirlo. Como suele decirse, estamos trabajando en ello...

Magnesio

En el libro de Arno Ilgner Guerreros de la roca que hace meses que estoy leyendo (concretamente, desde que me lo compré), hay un parráfo que dice lo siguiente, en relación con lo que éste llama "fugas de poder" (derrochar energía —concentración, dinamismo, continuidad, etc.— en hábitos inútiles, diálogo interior limitador, etc.):

 

Piensa en la costumbre de echarte magnesio en las manos. Algunos escaladores pasan tanto tiempo empolvándose nerviosamente las manos que pierden la capacidad de escalar de forma tranquila y continua. Según vas haciéndote más consciente de tus hábitos durante la escalada, puedes empezar a analizarlos y a descartar los que inhiban tu desarrollo.

 

El tema del magnesio es un tema interesante y no sólo desde la perspectiva que comenta Arno Illger. En efecto, soy de la opinión de que el magnesio es en la mayor parte de los casos un hábito innecesario que en un futuro puede ser difícil de eliminar y que puede condicionar la continuidad en vías complicadas; lo cierto es que a muy poca gente le sudan tanto las manos como para tener que embadurnárselas cada cinco minutos como si fuese harina antes de amasar una pizza; *quizá* pueda ser necesario al comenzar la vía, y en vías largas cada X agarres, pero poco más, y sin duda, no siempre. Se trata, en mi opinión, de un tema similar a la depilación de las piernas en los ciclistas que no compiten: un hábito/manía/costumbre propia de entornos más profesionales y/o competitivos (donde este aspecto es necesario entre otras razones para facilitar la realización de masajes tras las carreras), que es adoptada por los aficionados más "pasionales" como símbolo de pertenencia a un grupo, para distinguirse de aquellos menos metidos en materia ("globeros" en argot ciclista).

Otra visión interesante, pero poco clara, es saber si el magnesio degrada la supeficie de la roca; unos opinan que afecta, mientras otros dicen que al contrario, el magnesio es el que evita que el sudor pula los agarres; supongo que un análisis químico de la interacción del magnesio con los diferentes tipos de roca sería lo más adecuado, y desvelaría este misterio. Al parecer, en algunas escuelas (extranjeras, al parecer) ya está prohibido y existen alternativas, aunque algo deficientes a decir por los comentarios. Si perjudica o no la roca, la verdad es que quizá sea el menor problema medioambiental al que nos enfrentamos; si se ve en perspectiva, hablamos de zonas muy específicas, y de una acción muy limitada. El viento, la lluvia, la nieve, y otros factores alteran la roca naturalmente, y pensar que un poco de magnesio supone un problema medioambiental carece de sentido. Dejemos aparte el efecto de la escalada sobre el entorno y las especies animales que en éste habitan, aunque de nuevo, ese efecto, siempre que se respete el medio, es inferior al de la mayor parte de las actividades humanas: carreteras, edificaciones, corredores aéreos, ganado, etc.

Una tercera visión de este asunto es la estética; en escalada con cuerda, este efecto se suele disimular por la magnitud de las paredes y el efecto de la lluvia y otros elementos naturales. No obstante, cabe indicar que en desplomes o techos estos elementos no intervienen. En cualquier caso, el aspecto estético adquiere mayor importancia cuando hablamos de bloque, por ser éste más exigente en la utilización de las manos. Un día de un grupo de escaladores sobre un bloque puede dejarlo lleno de marcas que tarden bastante tiempo en irse; si esto lo extrapolamos a zonas donde la práctica de bloque es habitual (Albarracín, por ejemplo), el resultado no es demasiado agradable. Aunque existen escaladores que intentan cepillar las marcas, lo cierto es que son los menos, y eliminar las marcas tras muchas horas de magnesio puede ser complicado por no decir imposible. De nuevo, este es un problema relativo; unas marcas de magnesio sobre unos bloques puede no ser demasiado agradable a la vista, pero mucho más perjudicial es la tala indiscriminada, la recalificación de terrenos forestales para la construcción, o la quema intencionada de montes. No se trata de elevar el magnesio a la categoría de residuo nuclear, ahora que está en boga el asunto.

Por último, está el tema más ético y deportivo, relacionado no ya tanto con el medioambiente, sino con otros escaladores que pueden querer probar la vía de la manera más limpia posible. La utilización indiscriminada de magnesio por parte de algunos escaladores conduce a que los agarres de las vías aparezcan claramente marcados, y desaparezca la dificultad de encontrarlos para aquellos que realizan la vía a vista. Obviamente, en algunas vías existirán diferentes agarres para un paso, pero a medida que el grado sube y los pasos se complican, la variedad de movimientos y agarres comienza a reducirse, quedando en ocasiones limitado a uno sólo: el que tiene el magnesio. Si en un paso complicado no hallamos la manera de pasarlo, pero vemos magnesio unos centímetros por arriba, es muy probable que ese sea el camino correcto para encadenar la vía; quizá nos decidamos a saltar a por un agarre que está fuera de nuestro alcance y que no vemos bien pero que está literalmente lleno de magnesio. La cuestión es: ¿lo habríamos encontrado sin la marca de magnesio? ¿nos habríamos arriesgado a saltar a por un agarre del que ignoramos su calidad en caso de no ver el polvo blanco rodeándolo?

Llegado a este punto, la pregunta que cualquier escalador debe hacerse es: ¿necesito realmente el magnesio? ¿Es una manía, o una necesidad? ¿Utilizo la cantidad justa? ¿Requiere esta vía que me empolve las manos? ¿Me gustaría que el que viniese detrás encontrase la vía limpia, o llena de marcas? ¿Cómo me gustaría encontrarla a mí?

Jérica, 19 de septiembre

Este fin de semana, a pesar de que Alex y yo llevamos un tiempo queriendo ir a Albarracín a hacer algo de bloque, nos decidimos a ir a Jérica, en parte por las molestias de hombro que llevo algún tiempo arrastrando; en principio el fisio le quita importancia, y he comenzado a hacer algunos ejercicios de fortalecimiento de la musculatura del hombro y estiramientos diarios, con lo que espero mejorar en breve. Aparte de eso, desde la acertada adquisición de los Miura he comenzado a confiar más en los pies, con lo que comienzo a cargar menos de brazos.

Indicar el grado de las vías de Jérica es algo confuso. En el libro de Luis Alfonso, "Escalada en Castellón" (mayo 2010), en el que ha colaborado Txenxo Llí, el grado es ligeramente superior al grado que se puede encontrar en el clásico de Carlos Tudela "Deportiva cercana a Valencia" (2005) y en las reseñas de Internet de enlavertical. La diferencia suele ser de un grado (por ejemplo, 6b en el primero, 6a+ en los segundos), aunque en ocasiones puede llegar a dos (por ejemplo, de 6c a 6b).

Personalmente, me inclino más hacia la acotación de la guía de Luis Alfonso, que es la que se utiliza en esta entrada, por varias razones. En primer lugar, es un libro cinco años más nuevo, actualizado y muy reciente. La segunda es que Txenxo Llí es el mayor artífice y conocedor de la escuela de Jérica, y sin duda habrá participado en la (re)gradación de las vías. Por último, mi experiencia personal durante los tres meses que llevo escalando, breve pero intensa, hace que mi percepción de las vías esté más cercana a la gradación del libro de Luis Alfonso que al de Carlos Tudela. En cualquier caso, dicho esto, un grado no es más que un número (y una letra y un símbolo, cuando procede) y tampoco hay que darle mayor importancia de la que tiene como orientación. En este caso, la diferencia de grados no es tan abismal como para encontrarnos en algo muy por encima o debajo de nuestras posibilidades; si montas un 6a habitualmente, tus posibilidades de 6a+ en Jérica dependerán de las escuelas en las que te hayas movido, y del tipo de vía que abordes. No obstante, incluyan un maillon en sus arneses, por si acaso.

Tras esta no tan breve introducción, continúo. La cuestión es que nos acercamos a Jérica en una salida casi tan multitudinaria como la de la semana pasada en Buñol. Acudimos Alex, Ana, Abel, Luis, Rafa, Laura y yo, tras lo cual se unieron poco tiempo más tarde Lola y Mar. A última hora, Trevor se decidió a aparecer, con lo que éramos ya unos cuantos. A diferencia de Buñol, la base de las vías no es cómoda, y eso hace algo más incómoda la estancia. Otra diferencia fue que Rafa ha adquirido una cuerda Roca de 70m. más un Gri-gi y una decena de cintas expréss, por lo que no nos vimos tan justos de material como en La Jarra.

El día comenzó suavemente, debido en parte al nivel de la mayoría de los escaladores; ya habría tiempo para probar cosas más complejas durante el resto del día. Así, prácticamente todo el mundo, incluidas Lola y Mar que llegaron un poco más tarde, pudo subir y/o montar y/o encadenar La zona 5º (Vº, 18m.) y No somos nadie (IV+, 12m.). En este caso, si no recuerdo mal, Abel, Rafa y Mar encadenaron sus primeras vías, con gran satisfacción :) He aquí algunas fotos de tales momentos:

Tras este calentamiento, continuamos subiendo por la pared (horizontalmente de momento), y Alex y yo decidimos probar algo un poco más complejo. Dicho y hecho, nos decantamos por Humano en Vano, un 6b de 20m cuyo comienzo es casi la parte más compleja de la vía, con un ligero desplome y pocos agarres. Con no pocas dificultades y la lluvia comenzando a caer tímidamente cuando me encontraba a apenas tres o cuatro metros de la reunión, pude montar la vía. Una vez bajo, esperamos a que parase de llover y pocos minutos después Alex la montaba en top, algo recomendable dada la verticalidad de la vía, la necesidad de adherencia en algunos puntos, y la roca ligeramente mojada. Puesto que Alex me aseguraba, y estaba medio lloviendo, no tenemos más que una foto de aquel momento: la vía.

Tras esto, me separé un poco del grupo, y me llevé a Luis en busca de Kinto Sello, un V+ con el que tengo una cuenta pendiente desde mi tercera salida hace tres meses, y donde me ví obligado a dejar un maillon. Ésta aparece en la guía de Carlos Tudela pero de la que no hay rastro en la de Luis Alfonso; todo apunta a que corresponde a Onanirás, un 6a de 25m. En cualquier caso, como suele ser habitual, me equivoqué y me metí en Destlaka, un 6b de 22m de placa en el que pasé algún que otro apuro, y el miedo y la falta de confianza me hicieron agarrarme a la express recién chapada un par de veces (sí, lo admito). A trancas y barrancas, con algún que otro susto y tras más de media hora en la pared, conseguí montar el segundo 6b del día, aunque me resisto a "apuntármelo".

Mientras yo me pegaba con la roca, el resto del grupo hacía lo propio unos metros más arriba. Alex había montado Trompera matinera y T'haschalao de un tirón, lo que venía a ser una vía de cuarenta y pico metros para la que tuvo que empalmar dos cuerdas. Además, "alguien" (Trevor, posiblemente) había montado Pare Pere, un 6a (este sí, ligeramente alto de grado) de 15m bastante divertido que transcurre por un diedro.

Poco después de bajar de Destlaka, Rafa nos abandonó debido a sus compromisos como padre y marido :), y algunos de nosotros nos pusimos a comer, mientras el cielo amenazaba no con caer sobre nosotros, pero sí con llover. Aunque la idea original era cambiar a la pared de enfrente, al no hacer sol, y con las vías montadas, no tenía mucho sentido, y continuamos en el sector Pisuke.

Tras ver a Luis subir Pare Pere sin aprovechar las paredes del diedro, decidí subir para mostrarle que no era necesario subir por la grieta (aquí el experto), aunque sin muchas ganas de correr riesgos, decidí subir en top. El problema es que una vez arriba ví una chapa que seguía y me entró esa tentación llamada "creo que puedo seguir", así que dicho y hecho, y ahora de primero, tiré para arriba sin pensar que el rozamiento de la cuerda a través de la anilla y el desplome de salida me haría sudar la gota gorda para subir la cuerda al chapar. En efecto, en alguna ocasión casi pierdo el equilibrio, y subir cuerda me costaba casi más que subir yo mismo. Por suerte, la cosa no fue a mayores y conseguí montar la reunión, ubicada unos 10-15 metros hacia arriba, en lo que sería un V+ que no he podido localizar.

La última vía del día, que acabó (el día) antes de lo previsto a causa de la lluvia, fue Sasbara, un 6b de placa de 26m, equipado con químicos, con mucho uso de adherencia y algunos pasos muy complicados sobre todo en la segunda mitad, en la que estuve diría que algo más de media hora. En cualquier caso, con algo de cansancio tras las vías acumuladas por la mañana, más miedo del necesario y no pocas dificultades, conseguí montar la vía y quitarme los pies de gato justo antes de que se me cangrenasen los dedos de los pies. Fue poner el pie descalzo en el suelo y comenzar a llover, tras lo que Alex, con ganas de subir algo más exigente, comenzó a subirla en top, aunque desistió a pocos metros debido a la intensidad de la lluvia, que hacía una vía de adherencia como aquella casi intransitable y bastante peligrosa. He aquí algunos momentos:

Tras esto, recogimos los bártulos y con la lluvia ejecutando sus amenazas, volvimos a los coches. En definitiva, a pesar de que la idea era pasar todo el día, acabó siendo un sábado muy provechoso, que me ha permitido comienzar a coger confianza en grados por encima del 6a, y desarrollar algo de técnica de adherencia; sigo teniendo algo de miedo a volar, pero como suele decirse, hago lo que puedo. Sin prisa pero sin pausa, tres meses después de mi primera vía, vamos mejorando.

Hoy he vuelto a salir, esta vez a Montesa y en un plan mucho más relajado, con Pedro y Diego, quien se suma a la cohorte de principiantes, y promete volver. Lo contaré mañana, si puedo.