Back again

Recuerdo exactamente el día que aparqué la escalada el pasado año. La última referencia gráfica es del 27 de octubre, intentando encadenar un 6c en Bellús donde por cierto un error al chapar la cuerda y luego intentar arreglarlo casi me cuesta un susto importante. No me encontré especialmente flojo, ni especialmente fuerte. A pesar de que continuaba con el entrenamiento, hacía tiempo que ya no hubiese sido capaz de encadenar los 35m de la Magnetorresistencia (6b+) de Oasis, Chulilla, pero seguía teniendo cierto éxito con los 6b/+. Por la razón que fuera (que yo creo conocer), el entrenamiento ya no funcionaba como debía y las salidas a la roca eran no demasiado satisfactorias, con independencia de si encadenaba o no. Así que colgué los gatos unos meses. Hasta el pasado 10 de marzo que fuimos a Ceguera. Chulilla, otra vez. Cuatro meses y medio, casi exactamente. Ese día lo pasé bastante mal, pero creo que más por mi obsesión con el ejercicio aeróbico de las anteriores, que me habían dejado muy justito de glucógeno, que por mi estado de forma real. Afortunadamente, las cosas han ido mejorando. Una semana después me llevé un 6b encadenado en Altura, y una semana después dos 6b y un 6b+ de continuidad. Al día siguiente, encadené dos 6c de placa en Montesa, cortos pero intensos, a los que no les voy a discutir el grado. La cabeza me respeta bastante en los pasos clave, he vuelto al roco, mis manos son ya más las de un labrador que las de un consultor informático y como solía decirse, todo parece que PA (Progresa Adecuadamente).

Ahora sólo falta apretar un poco más.

Resumen de las vacaciones y más

Hace ya prácticamente seis meses que no hablo de escalada, a pesar de alguna foto que haya podido colgar durante esta pausa. Naturalmente, he seguido escalando y aunque las cosas no es que hayan cambiado drásticamente, algún cambio sí ha habido en estos últimos meses. Empecemos por el principio. Aunque comencé a "entrenar" en el rocódromo a principios de enero y es cierto que había notado algún avance gracias a las series de continuidad en las que se centraba básicamente todo el "entrenamiento", la verdad es que el enfoque que estaba siguiendo hasta la fecha era totalmente intuitivo; nada de series, intervalos, tiempo de descanso, ejercicios dirigidos, etc. Es más, ni siquiera planificaba las travesías, sino que el planteamiento era hasta que los brazos aguanten.

Para intentar solucionar esto, a mediados de abril decidí hablar con Mónica, "colaboradora" del Búnker y con cierta experiencia en entrenamiento específico de escalada, con el propósito de estructurar de una manera más adecuada las sesiones de roco. Así pues, después de un mes de "puesta a punto" en el que casi sudé sangre, en junio comencé con lo que sería el entrenamiento específico y gané bastante resistencia, encadenando varios 6b y 6b+ a vista y llegando a montar un 7a+ en Oasis (Chulilla) y probar algún 6c/+.

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A principios de agosto me presentaba a mi primera competición "no oficial", el campeonato de escalada de velocidad Vicente Aguilar en Paiporta, con una actuación más que discreta; aunque pasé el primer corte con el segundo mejor tiempo (de un total de nueve), en la segunda ronda un resbalón del pie en la primera de las dos vías de la ronda hizo que acabase el último y quedase eliminado. Teniendo en cuenta que el pie se me fue no una vez sino dos en la misma presa y por las sensaciones del momento, casi juraría que no fue mi pie sino que la presa se giró, pero es sólo una impresión que no tiene mayor importancia.

Con los calores del verano, la relajación de los entrenamientos a finales de julio y las necesarias vacaciones estivales volvió el sufrimiento en el 6b/6b+. El principal cambio no fue quizá tanto a nivel de grado, sino en la facilidad y confianza con la que resolvía determinadas vías; ahora mismo veo difícil —pero no imposible— volver a encadenar la Magnetorresistencia en Oasis. Sin embargo, contrariamente a lo que pudiera parecer, a finales de agosto y después de algo más de media docena de pegues distribuidos a lo largo de los últimos dos o tres meses, encadené mi primer 6c+ —a pesar de que un par de personas opinan que es un 7a, sigo pensando que está más en el 6c+ que en el 7a—, una vía de unos 15 metros en la zona nueva de Gestalgar con una sección inicial de pasos largos y una segunda parte ligeramente desplomada; no se puede decir que fuera un proyecto en el que estaba demasiado enfocado y de hecho el día del encadenamiento ya le había hecho un pegue y estuve a punto de subirla en top por simple pereza. Una semana después en el Altet encadenaba mi primer 6c, Montesa vertical, que si bien puede admitir alguna matización de grado, éste no sería tanto por la dificultad de los pasos sino por la sobreprotección de la vía.

Volviendo a la actualidad, la semana pasada empecé de nuevo con la resina y después de un fin de semana para olvidar en Gestalgar, esta semana vuelvo "en serio" a los entrenamientos, con idea de recuperar el nivel del pasado junio y acabar el año sumando al menos media docena de 6c/+ a la colección y si los dioses nos son propicios, quien sabe si algún 7a. Para ello, no obstante, todo apunta a que debo aprovechar mejor las horas de descanso y mejorar significativamente la alimentación —irregular y poco adecuada por ser optimista— aspectos que parecen ser el punto débil del actual entrenamiento y los mayores limitantes para las sesiones en el rocódromo y en la roca.

Seguiremos informando, espero que en intervalos inferiores a los seis meses.

Jérica (again) & Chulilla

Este fin de semana tocó (por enésima vez) Jérica —sábado— y Chulilla —domingo—, a la que hacía demasiado tiempo que no volvía. El sábado me levanté bastante aletargado y algo cansado, probablemente debido a la falta de horas de sueño y cansancio que acumulo a lo largo de la semana, ya sea por trabajo o por entrenamiento, aunque intuyo que más por lo primero que por lo segundo. No le falta razón a Laura cuando dice que debería descansar y dormir más, pero a veces esto es lo que hay. El caso es que a Jérica acudimos únicamente Raquel y yo, y nos lo tomamos con la necesaria calma en la Pared de Enfrente, aprovechando que el sol todavía permite pasar la mañana allí. El sector escogido fue Instints Primates (izquierda), donde encadenamos Conan el bombero (V/+), Kagamandurrio (6a+, 6b según reseña de Luis Alfonso) y Kartapacio/Kartapasión (6a), tres vías de placa características de Jérica, especialmente en la Pared del Castillo.

Tras este breve calentamiento, nos movimos hasta la parte derecha de Huajalotes, ya que Raquel tenía unas cuentas pendientes con Tantaguasa. Esta es una vía de unos 20m de longitud con agarres bastante lavados y una primera parte (2/3) ligeramente desplomada que te va cargando los antebrazos poco a poco y que evita que llegues al paso clave de la vía en condiciones. Tomando como base otras vías y las reseñas de Carlos Tudela, Luis Alfonso y alguna más, el grado estará entre el 6b+ y el 6c, aunque mi opinión es que más cerca del segundo que del primero. Si no recuerdo mal, le dimos tres o cuatro pegues cada uno, y aunque para el penúltimo intento había conseguido automatizar toda la sección del desplome, el paso clave no acababa de superarlo ya que cada vez lo intentaba de una forma diferente y no conseguía memorizar una secuencia concreta. Queda por tanto pendiente para un día más propicio en el que los brazos y la cabeza me lo permitan.

El domingo fue un día más propicio. Aunque inicialmente estaba planteado Montanejos, a última hora decidimos cambiar a Chulilla, una de las escuelas de referencia de la Comunidad Valenciana y en la que habíamos estado, si no recuerdo mal, únicamente tres veces. La razón no es ningún secreto y estoy seguro de que es la misma de muchas otras personas: no existen unas reseñas en condiciones e ir a la aventura cuando lo que quieres es escalar y hay otros lugares mejor documentados, pues como que no.

Las únicas reseñas que hay son, aparte de lo que se ha ido publicando en Desnivel, un pequeño librito "autoeditado" del 2008 (aunque sospecho que quizá sea más antiguo) que vale la friolera de 18 € para la mierdecilla que es (seamos sinceros), donde las fotografías dejan mucho que desear, cuesta horrores encontrar las vías, los grados son muy discutibles y todo apunta a que no han sido actualizados a la escala francesa sino a la vieja "escala Montanejos", faltan vías y sectores, apenas hay descripción de orientación, pie de vía, longitud de las vías, aproximación, etc. En definitiva, un lujo dereseña que quizá hace 15 años fuese válida, pero a la vista de lo que se está haciendo en otras escuelas, está evidentemente muy por debajo de lo que Chulilla, con más de 700 vías y muchos años de tradición a su espalda, se merece. Aunque el 13 de enero de 2011 alguien en el foro de caranorte decía que había una reseña en marcha y han habido rumores de que Pedro Pons puede estar trabajando en ella, más de un año después nada se sabe hasta la fecha y mucho me temo que tampoco se la espera.

El problema, como siempre, es que aunque pueda haber gente que gratuita y altruistamente ayudaría a elaborar unas reseñas decentes con la simple ayuda de alguien que le orientase con las vías y los sectores, siempre hay equipadores que no sólo no saben ni quieren elaborar una reseña, sino que además tampoco quieren que otros la hagan; ya saben, la eterna historia del perro del hortelano. Luego, cuando vienen otros de fuera y sacan una guía de calidad, vienen los lloros y lamentos. Al final la necesidad se acabará abriendo paso y con o sin la ayuda de los equipadores y les guste o no, alguien elaborará una reseñas decentes. Ya lo dije una vez: cualquier equipador debería asumir que la "su" escuela, mientras no se encuentre en una propiedad privada, es algo público y por tanto cualquiera tiene el derecho de publicar su propia reseña. Así que, tomando eso como principio, o haces tú como equipador una reseña que disuada a los demás de hacerla, o te apartas.

Dejando de lado este tema, durante la primera parte del día estuvimos en el sector Peñeta, donde empezamos con Pequeño gran hombre (6a, V según reseña), la mítica Annie Hall (V+/6a, V según reseña), Atzerimar (V+, V+ según reseña), y Alex y Óscar le pegaron a una vía ubicada delante de la roca gigante que hay en Peñeta, que será un 6a y que no he conseguido identificar en la reseña. Tras esto, Óscar volvió a Valencia y Alex y yo acabamos la mañana con Think drink, un 6a/V+ que tiene una salida de 6a+ y que abordé con más respeto del necesario al aparecer en la reseña como 6c (éste tiene pinta de corresponder al L2, ya que desde luego el L1 no es un 6c).

Cuando el calor ya comenzaba a ser insoportable, nos movimos al sector Fantasía donde a esas horas empezaba a dar la sombra. Comenzamos encadenando El reto del semilolo, una vía de unos 22m y pasos finos y algo raros en la que hace un año no había podido pasar de la tercera chapa (6b, 6a+ según la reseña). Luego encadenamos a vista una vía muy bonita de unos 26m cuyo nombre y grado no aparecen en la reseña "oficial" (ubicada a la izquierda de Kala Korum), pero que debe estar en torno al 6b o 6b+, aunque me pareció más fácil que la anterior quizá por pillarme ya caliente. Acabamos las vías de primero encadenando Verano del 97, otra vía de aproximadamente 26m con pasos finos y unos divertidos alejes entre chapas de al menos cuatro metros, con lo que en caso de caída el vuelo es casi intercontinental (el grado estará entre 6a+ y 6b, y 6a según la reseña).

Cuando ya estábamos a punto de irnos, vi que Héctor (aprox. 25m y 6a+, 6a según reseña "oficial") estaba montada y aproveché para practicar algo de escalada de velocidad, algo que me encanta. Según lo que marcaba el crono cuando bajé, calculo que la subí en aproximadamente tres minutos y medio sin ayuda de la cuerda (pero sabiendo que estaba ahí), disfrutando como un enano con algún paso semidinámico y evidenciando lo que me queda todavía por superar en el aspecto más psicológico. Poco a poco.

Para acabar, como siempre, unas fotillos de la primera mitad del día, protagonizadas por Alex "michelines", Óscar "escaladores contra el hambre", y Manolo "homeless". Las fotos son de Alex, aunque me he permitido el lujo de añadirles algún efecto que espero que el autor me disculpe.

Escalada en Jérica

Jérica, sector Huajalotes (derecha)
Jérica, sector Huajalotes (derecha)

El pasado domingo volvió a ser un buen día en la roca, con una compañía excepcional, aunque me encontré algo más cansado y con sueño de lo deseable, a pesar de lo cual pude pegarle a algunas de las vías que tenía pensadas. La escuela escogida por segundo fin de semana fue la de Jérica, sector Huajalotes, de cuya parte derecha Alex ha hecho una excelente reseña que puede verse a continuación (se recomienda visitar la web de Alex por si hay alguna actualización):

Si alguien está equipando una escuela y quiere elaborar unas reseñas de calidad, le recomiendo que se ponga en contacto con Alex, porque estará encantado de ayudar (y de probar las vías :).

La jornada comenzó con un 6a muy sencillo y un 6a+ que encadené con mayores facilidades de las esperadas. ambos ubicados en extremo izquierdo de Huajalotes. Tras eso, pasamos a Asgarracollons, una vía cuyo que ya en el pasado se me atragantó y cuyo paso clave volvió a jugarme una mala pasada. Aunque en el pie de vía está graduada como 6a+ y a pesar de lo que he oído decir a alguna persona en el pasado, esa vía no es un 6a+ en absolutamente ninguna parte del globo. Al menos 6b y sin discutir demasiado podría pasar por 6b+, dado que se trata de una vía de poco más de 20m de continuidad pura y dura con un paso duro de 6b a mitad. La cuestión es que después de más de cinco minutos haciendo tentativas de cómo abordarlo conseguí superarlo, pero acabé pagando el esfuerzo y a falta de un par de chapas los brazos no daban más de sí y tuve que colgarme.

Tras esa, nos metimos en Utopia, un 6c bastante plaquero y muy bonito en el que tuvimos que hacer un par de paradas a examinar la vía, pero cuya limitación vino más por pasos de decisión que por aspectos puramente físicos; tengo que trabajar más el aspecto psicológico, que lo tengo últimamente muy abandonado.

Para acabar, encadené un 6b de placa ubicado en la parte derecha de Instintos Primarios a pesar de algún resbalón del pie. Aunque en el libro de Luis Alfonso la marcan como 6b+ y las reseñas de la vertical como 6a+, me inclinaría por un 6b por el paso intermedio de la vía.

Como siempre, unas "foticos" del día.

Fin de semana en Jérica & Gestalgar

Este fin de semana pasado ha sido especialmente productivo en cuanto a la escalada, básicamente porque aprovechando que Laura trabajaba ambos días, no hice apenas otra cosa que subirme por las paredes, literalmente, aunque ello me haya costado tener un dolor bastante interesante en los dedos pequeños de los pies y tenga las yemas de los dedos con lo que parecen ser heridas subcutáneas. En cualquier caso, pelillos a la mar; como ya dije en la anterior entrada, a pesar de no llevar más de mes y medio entrenando, los progresos están siendo bastante positivos, no sólo en los aspectos más puramente físicos, sino también de motivación; abordo las vías con el suficiente respeto, pero sin "miedo" al paso crítico. De hecho, aunque en estos momentos todo me "empuja" a forzar los entrenamientos más días de los recomendables, tengo que limitarme para no acabar a) con una tendinitis, b) con una tendinosis, o c) pasar el fin de semana, que es el motivo del entrenamiento, cansado. En fin. A partir de aquí nótese que incluiré información sobre algunas de las vías que hicimos, así que si algún purista quiere hacerlas a vista sin nada de información es mejor que no siga leyendo.

El sábado fuimos a Jérica Alex, José y un servidor, pared de enfrente, donde Alex y yo hacía al menos año y pico que no volvíamos. Acostumbrado a la placa gris y los grados más relajados —a veces pienso que demasiado— de la pared del castillo (tomando como base la Guía de Escalada en Castellón de Luis Alfonso), meterse en la zona anaranjada de Huajalotes tiene su miga, donde el grado está mucho más ajustado. Para empezar, nos metimos en un V+ recién equipado denominado El Alpinista Intensivista, cuya mayor complicación fue ser la primera vía del día; la vía será de apenas 15m, y no tiene mucho donde rascar (aunque sí buenas fotos).

Seguimos con una vía también nueva que hay a su derecha, cuyo nombre y grado (6b+) están escritos en la base. Tratándose de una vía de apenas 20m. y cuyo crux y principal complejidad se ubica a escasos tres metros de la reunión, me inclino por decotarla a 6b, aunque es una valoración personal (yo encantado de que sea un 6b+, dado que la encadené a vista). En esta vía tuvimos la habitual discusión/coña la vía no va por ahí dado que aunque mi apreciación personal es que el grado se lo da a la vía el paso de placa, Alex la sacó por la derecha (aunque eso no significa que fuese más sencilla por ahí).

Tras esta, pasamos directamente a la zona anaranjada, donde comenzamos con Kojón Prieto, una vía de dos 6a+ de continuidad de 30m cada uno, cuyo primer largo habíamos montado sufriendo mucho hace más de un año. En esta ocasión, aunque sufrí más de lo esperado, conseguí encadenarla y empecé a notar las consecuencias negativas de meterme series de 15 minutos de continuidad en el rocódromo sólo dos días antes de salir a escalar. De hecho, aprovechando que Alex había equipado el segundo largo (y casi encadenado), le tiré a los sesenta y pico metros que serán la vía y aunque conseguí encadenarlos, tuve que aprovechar los reposos para estirar los antebrazos. Aunque el primer largo es bastante mantenido y constante, el paso crítico del segundo es una pinza a la que hay que tirar al salir de una pequeña barriga y a la que aunque llegué con bastante miedo (culpa de Alex), superé sin demasiadas complicaciones. En total, son dos 6a+ de treinta y pico metros por cabeza, de los que calculo que saldrá un buen 6b aunque no creo que más.

Dado que habíamos llegado algo tarde, para acabar el día contentos nos metimos en Taladraina (o Bocancla, o Taladraina en pols, dependiendo de la reseña), un 6b de aproximadamente 20 metros cuyo paso duro, raro y algo expuesto se concentra en el paso de la segunda a la tercera chapa. A mitad vía existe otro paso largo que se puede resolver con un pequeño lanzamiento, aunque Alex sea siempre más dado a convertir los pasos semidinámicos en estáticos (o todo lo estáticos que puede :), obligándose a bloquear y a gastar una energía que luego pude hacerle falta (lo sabes).

En definitiva, un día perfecto: V+, 6b, 6a+, 6b y 6b+, según mis valoraciones. Ahí van algunas fotos.

Tras el sábado, vino el domingo, como suele ser habitual desde hace tiempo. Aprovechando que celebrábamos los 37 (!!) años de Óscar, hicimos una quedada más multitudinaria en la nueva zona de Gestalgar, a la que acudieron inicialmente Óscar (evidentemente), Geno (que tras su accidente no se acercaba tanto a una chapa desde hace meses), Inés (futura escaladora), Alex, Raquel, Kornel, Pablo, Elena (y lo que crece en su interior), Juan y un servidor, y a los que se unieron para la comida Manolo y Adela con su prole.

Para llegar a la nueva zona, en lugar de aparcar en el lugar habitual, sólo hay que continuar por la pista y unos 500m adelante empezaremos a ver chapas a nuestra derecha. Decir que la roca es espectacular, con vías en general cortas, bastante plaqueras y con salidas explosivas; actualmente hay todavía bastantes vías en proceso, de las que se ha quitado la primera chapa al carecer de reunión, pero la zona promete buenos ratos de sufrimiento. La distancia entre chapas es muy corta, por lo que el aspecto psicológico es más bien inexistente excepto en algunas salidas en las que la primera chapa está al nivel de la mano y llegar a la segunda puede ser algo expuesto.

Respecto a la zona, es agradable y apta para ir con niños y el sol (en invierno) aunque da en la zona desde primera hora de la mañana, llega a la roca alrededor de las 14h, por lo que intuyo que es una escuela más para invierno y primavera que para verano. Aunque no hay reseñas oficiales, Alex (Elev-arte.com) ha preparado unas reseñas parciales de las vías que estuvimos haciendo, a la espera de que el equipador saque las "oficiales", con grados y nombres.

está preparando unas reseñas improvisadas que esperamos tener pronto.

Por nuestra parte, Raquel y yo empezamos con un 6a con la salida algo lavada, que con las manos y la roca fría tenía su cosilla. Tras las dos/tres primeras chapas, la vía se relaja, aunque si uno quiere complicarse, puede prescindir de la grieta y tirarse por toda la placa, de lo que saldrá vaya usted a saber qué. En cualquier caso, la vía va por la grieta. Tras esta, seguimos con un 6b que Alex había encadenado y que concentra toda su complejidad en las dos primeras chapas.

La siguiente fue una de las dos vías que intenté durante el día pero que fui incapaz de montar como dios manda. No tengo claro el grado, pero imagino que estará en torno al 6c/+, concentrado en dos pasos de placa. Esta vía es una de las que se prestan a discutir qué agarres forman parte de la vía y cuáles no, más teniendo en cuenta que apenas a un metro y pico teníamos un V+ con agarres más que generosos. En nuestro caso, intentamos ser puristas y utilizar exclusivamente lo que había muy cerca de las chapas. Aunque monté la vía de chapa en chapa según el método cógeme aquí luego la intenté en top y fui incapaz de acabarla, así que la apuntamos para la siguiente.

Lo siguiente fue un 6a+ con un paso algo expuesto en la salida, un 6a y un 6b+ con una salida precaria de regletas donde hay que hacer un lanzamiento semidinámico a un cazo que hay arriba. Una vez alcanzado el cazo, el resto de la vía es coser y cantar. En mi caso, me bloqueé (yo y mis brazos) y no pude sacar el paso a la primera, así que aunque la monté la dejamos pendiente para un futuro próximo. La última vía del día antes de comer fue un 6b+ más bien generoso de grado que concentra la dificultad en la salida y en la salida del desplome. En el primer paso, un par de rebotes resuelven el problema y llegas al desplome, donde sólo hay que fijarse un poco más que yo para sacarlo sin mayores problemas con otro bonito rebote de izquierdas desde un bidedo a un cazo superior. En mi caso, no vi el bidedo y aunque lo intenté, acabé por colgarme. Queda por tanto pendiente para la próxima visita.

Después de comer y celebrar lo exquisita que estaba la tarta de manzana de Geno (como ya dije, no me gusta la tarta de manzana, pero si me gustase, la tarta de Geno me gustaría mucho), no se nos ocurrió otra a Raquel y a mí que meternos en lo que Kornel opina que es un 7a, y que se presta mucho a ser automatizada y encadenada en un par de meses. Se trata de una vía de regletas y placa con dos pasos muy largos en la primera mitad, donde luego comienza a desplomar ligeramente y desaparecen los pies. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que Kornel tiene unos 7 cm. más de envergadura que un servidor (que es bastante) y que la primera mitad de la vía son dos pasos largos largos, por lo que ésta es una vía cuyo grado depende mucho de la morfología de cada persona, especialmente de la longitud de sus brazos. De hecho, para Raquel podemos estar hablando de un 7b/7c, ya que el agarre que Kornel cogía sin demasiados problemas y yo alcanzaba precariamente ella ni lo olía. En definitiva, Kornel montó la vía con no pocos problemas y luego yo la monté en top, con bastantes problemas también pero sin ayudarme de la cuerda para subir.

Para acabar y con los dedos a punto de caramelo, encadené un 6a/+ que al parecer a Alex y Raquel les dio algún que otro problema (que no me dijeron en su momento pero he confirmado luego y que era fácilmente deducible de sus risas y chascarrillos) que no tiene más que un pequeño lanzamiento dinámico para llegar a una repisa roma. Acabamos el día destrozándonos los dedos en las dos primeras chapas de una vía donde Alex se medio lesionó y que calculamos que estará en torno al 6c, aunque vaya usted a saber porque lo más cerca de la reunión que estuvimos fue con la segunda chapa delante de la cara... y con las dos manos ocupadas :(

En fin. Otro buen día poniendo a prueba nuestras manos, dedos, tendones y resto de tejidos. Algún día dirán basta, y verás. Pero hasta entonces... unas fotillos del domingo.

Las increíbles noches de Málaga (Montanejos)

A decir por el último post, hace bastante que no paso por aquí y si nos vamos a entradas de escalada, hará como seis meses al menos, desde mi lesión del supraespinoso derecho, que no escribo nada. La verdad es que después de estar casi dos meses en el dique seco por prescripción médica (fisioterapeútica, si quieren), me costó algún tiempo volver a coger la motivación para volver a escalar, que yo diría que fue alrededor de octubre. En realidad salía a escalar, pero sin demasiadas ganas; es sorprendente lo que se pierde en un par de meses parado y más cuando únicamente llevas un año escalando. Lo último que había hecho de relevancia había sido la Pericondrio Tragal, antes del diagnóstico médico de la lesión, con bastantes molestias y sin demasiado éxito. Tras la vuelta a la roca me costó un mes y pico volver a sentirme bien y motivado lo que me llevó ya casi hasta navidades. Por suerte, la primera semana de enero abrieron el rocódromo El Búnker a escasos metros de mi trabajo, lo que acabó de cimentar la motivación y llevarme hasta hoy en día.

Desde entonces, llevo apenas un mes y medio entrenando del orden de dos/tres días a la semana y he de decir que el progreso es bastante perceptible. He pasado de tener problemas para encadenar los 6a+ a encadenar 6b a vista e incluso algún 6b+; el mayor progreso sin duda ha sido en continuidad y la capacidad para afrontar y aguantar en los pasos clave de una vía.

Con esta perspectiva, esta semana Alex y yo nos fuimos para Montanejos con el objetivo de hacer Las increíbles noches de Málaga (tres largos, 85m), para salir por los últimos dos largos de la Cornelius Moliarte (55m). En total, unos 140m mantenidos, especialmente los tres primeros largos (en teoría). Debajo, el croquis de la vía, cortesía de Elev-Arte:

NochesMalaga
NochesMalaga

El caso es que aunque me las daba muy felices, el sábado me levanté con algo de resaca, sin haber dormido ni mucho ni demasiado bien y por si eso no fuese suficiente, con una interesante diarrea. Sí, con diarrea. A pesar de eso, cogimos los bártulos y allá que nos fuimos, rezando para que no me diese un apretón en mitad del largo y que los brazos me diesen para toda la vía. Por suerte, tanto mis intestinos como los brazos aguantaron como campeones. Dicho esto, vamos con la vía.

El primer largo de Las increíbles noches de Málaga es un 6a+ mantenido de 30 metros, muy de dedos, que a vista fue demasiado para mí sin haber calentado previamente. Tras colgarme un par de veces para estudiar la situación y superar alguna que otra crisis "o me tiro o doy el paso pero aquí no me puedo quedar", alcancé la R1, que es con diferencia la más incómoda de todas y donde más tiempo perdimos.

El segundo largo, que encaró Alex, es un 6b de 25m. a decir por la guía de Montanejos de Ernesto López, aunque por el paso técnico de placa que hay a mitad, yo le daría un 6b+ sin duda alguna, que es lo mismo que le dan en la reseña de la Noche del loro (ver la vía en rojo en la imagen). Aparte de ese paso, la vía es bastante asequible y no tiene demasiada complicación, aunque yo iba con la mochila de segundo, así que tampoco puedo ser demasiado objetivo.

El tercer largo de la vía es un 6b+ de 30m. que sale de un desplome sin mucha complicación y que unos metros después se va hacia la derecha. Sin embargo, comparte el desplome y los primeros metros tras la salida con Las noches ciegas, un 6a muy entretenido que apenas da problemas y en el que continué sin darme cuenta (esperando el paso duro de la vía) hasta que fue demasiado tarde para rectificar. Ya sabéis, uno va subiendo cómodamente esperando que el paso crítico (6b+) llegue, pero no llega. En ese momento sospechas que te has equivocado. Claro que peor sería meterse en un 6b+ con intenciones de hacer un 6a. Aunque Las noches ciegas tiene su propia reunión, es preferible seguir subiendo y un par de chapas después encontraremos a la derecha sobre una repisa bastante cómoda la reunión original del tercer largo. Como no podía ser de otra forma, Alex hizo la vía de segundo sin demasiados problemas.

El cuarto largo de la vía, que es el segundo largo de la Cornelius Moliarte, es un 6a de 35m. bastante variado y mantenido, con algún paso delicado por lo que podría ser fácilmente de 6a+. Tras un buen rato subiendo en el que empezó a soplar algo de aire y yo me quedé como un pollo sin saber dónde meterme, Alex encadenó la vía y yo hice lo propio, donde sin descansar apenas (pero sí quitarme la mochila) comencé el último largo de la vía, que junto con el L2 es el más interesante.

El quinto largo de la vía, tercero de la Cornelius Moliarte, es un 6a+ de 20m que comienza con un diedro que se remata con un pequeño desplome del que se sale cómodamente con un apoyo en una piedra que cualquier día va a dejar de estar ahí. Tras llegar arriba, unos metros casi horizontales nos llevan al paso crítico de la vía: un paso largo en el que hay que bloquear de un bidedo y tirar a un cazo que hay arriba. Aunque Alex opina que puede ser un paso de 6b, eso depende mucho de la estatura de la persona; mientras que en mi caso y el de Alex pienso que podemos dejarlo en 6a+, para alguien de 1,65m puede ser un paso de 6b incluso 6b+ si requiere un dinámico.

Con esto un un bizcocho, llegamos arriba más tarde de lo esperado (16h) y a pesar de que Alex había fantaseado en continuar por la segunda parte de la Monsieur (cuatro largos: 6b+/V/V+/6a) y yo no la hubiera descartado en otra situación, era ya un poco tarde para meterse en faena, así que recogimos bártulos y cerramos la jornada cansados pero contentos.

Para más detalles, se adjunta un pequeño reportaje gráfico, cortesía de Alex (fotógrafo) y Laura (dueña de la cámara).

Mi supraespinoso derecho

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Pues sí. Desde aproximadamente el 15 de agosto me encuentro "en el dique seco" a causa de una tendinosis con pequeña rotura parcial del supraespinoso del hombro derecho, lo que ha hecho que lleve ya unas tres semanas sin tocar la roca ni la resina. Estoy prácticamente seguro que esta lesión proviene de junio de 2010, cuando en el tercer fin de semana de escalada me metí en varios 6a y algún 6a+, forzando más de lo necesario. A partir de aquel día empecé a notar un dolor en ciertos movimientos del hombro, que poco a poco fue menguando durante los siguientes meses hasta prácticamente desaparecer. De aquello no supe más hasta el pasado junio, en el que volvió el dolor, con bastante mayor intensidad y algo de limitación funcional, tanto en movimientos como en fuerza; sin embargo, fiel a mi falta de sentido común, continué escalando con la misma intensidad durante julio y mitad de agosto, o al menos con toda la que las molestias me permitían, hasta que en agosto decidí finalmente acudir al trauma, quien me mandó una resonancia magnética y una radiografía que mostraban una lesión "vieja" de Sachs-hill (hundimiento óseo) y una tendinosis del supraespinoso con pequeña rotura parcial.

Fue en ese momento cuando el miedo —no el sentido común— apareció y decidí aparcar los pies de gato —incluso unos Miura VS que están esperando ser estrenados— y acudí a un fisio recomendado por Geno (que continúa de baja por rotura del astrágalo, aunque progresa adecuadamente), con quien estoy muy contento, quien me indicó que el problema procedía de una descompensación muscular de la articulación del hombro, generando que éste fuese inestable y se adelantase a su posición natural. Desde la primera visita a finales de agosto, el progreso ha sido muy bueno, y únicamente me quedan algunas molestias en los movimientos límite de la articulación. Continúo con los ejercicios de rehabilitación/fortalecimiento tres/cuatro veces al día, y aunque Fernando no me quiere dar una fecha determinada, estimo que a finales de septiembre o principios de octubre podría estar de vuelta en la roca. Sin prisa, pero sin pausa.

Mientras tanto, aparte de los ejercicios que me ha mandado, ejercicio aeróbico para rebajar ese par de kilos que he cogido durante el verano. Elíptica de momento, pero barajando seriamente volver a calzarme las Vomero2+ y salir al río a correr, al menos durante lo que dure esta pequeña pausa obligatoria.

Imprudencias

Recordarán el post que publiqué hace una semana sobre la subida a la Pericondrio Tragal que hice con Alex. Una vez acabamos, bajamos a miradores a comer un bocadillo, y nos encontramos con dos escaladores que sobre las 14h habían comenzado a subir la pericondrio. Cuando comenzamos a observarlos, el primero había llegado a R1 y el segundo estaba a pie de vía. Entre prepararse y subir, tardó aproximadamente 45 minutos en llegar a R1. Ese mismo comenzó el segundo largo, pero se equivocó y se metió en la Poleo, significativamente más complicada, lo que hizo que tuviera que bajar y empezar de nuevo. Tardó lo suyo en llegar a R2, y su compañero también. Calculo que habrían transcurrido casi dos horas y media desde que habían comenzado a subir hasta que llegaron a la reunión previa a la travesía, ya que las pausas en las reuniones eran eternas. Ahí llegó lo interesante.

El primero de ellos comenzó a subir el tercer largo, pero al llegar a la tercera chapa, donde comienza la travesía, se detuvo. Tras unos cuantos minutos mirando la pared, bajó. Entonces subió el segundo, y llegó hasta la tercera chapa. Estuvo allí colgado más de media hora, tras lo cual les pegué un grito desde la otra pared para corroborar que estaban bien. Llevaban casi tres cuartos de hora allí y queríamos asegurarnos de que no había ningún problema. Contestaron que OK, y poco después el segundo proseguía la via... hacia arriba. Tras otro par de chapas, se detuvo, y algunos minutos después les indicábamos a gritos qué grado tenía la vía hacia arriba (6b+), cuál era el de la travesía de la pericondrio (6a+) y por donde seguía.

Tras otro cuarto de hora, ya cerca de las seis de la tarde, el que había estado examinando la pared se descolgaba de un maillon y comenzaban a descender la vía en rápel. En ese momento Alex y yo dejamos de disfrutar del espectáculo y recogimos bártulos.

De esta interesante experiencia se desprenden varias lecciones. Primero, que no es recomendable meterse en una vía de varios largos sin conocerla; en su caso, todo apuntaba a que desconocían cómo comenzar la travesía, los grados que tenían las vías de alrededor o las posibles reuniones adyacentes de las que descolgarse en caso de necesidad. No es que la pericondrio sea especialmente compleja, pero a 70 metros del suelo, mejor saber qué hay a tu alrededor. Además, la pericondrio tiene la particularidad de que al no ser totalmente vertical, abandonar a mitad del tercer largo puede ser un proceso largo y complejo.

Al no conocerla, seguramente no sabían que el sol empieza a dar en la pericondrio aproximadamente a las 14h, y eso a finales de julio (a pesar del viento que corre) no es nada recomendable (o sí lo sabían y les apetecía pasar calor). Por último, si no conoces una vía no puedes hacerte una estimación temporal de lo que la vía te puede llevar, que puede ser demasiado si el grado está cerca de tu nivel o tienes algún imprevisto. En su caso, calculo que fueron unas cuatro horas desde que salieron de pie de vía hasta que comenzaron a descender. Aunque los días alargan, de haberse metido en la travesía quién sabe a la hora que habrían llegado arriba. Por fortuna, aunque a las cinco y media algunas nubes amenazaban lluvia, no cayó ni una gota; de lo contrario, quizá los bomberos tendrían que haberles sacado de allí.

Claro que todo esto son especulaciones, ya que no hablé con ellos. Pero tras verlos allí arriba durante un buen rato sin saber hacia dónde tirar, estoy casi seguro de que no sabían dónde se habían metido.

Pericondrio Tragal (24/07/11)

Aunque la salida del fin de semana pasado estaba prevista para Vallat, al final las perspectivas climatológicas nos obligaron a movernos a Castellet, donde esas mismas perspectivas, ya materializadas, nos hicieron volver a Valencia antes de lo previsto. En cualquier caso, el día fue para olvidar, desde que salí de casa hasta que volví a entrar en ella; a pesar de pasarme el sábado vegetando, no sólo me encontré agotado toda la mañana sino que además el hombro estuvo dando guerra, lo que sugiere dos cosas: que la carga de trabajo de estas últimas semanas me ha pasado factura, y tengo que hacer algún ejercicio para el hombro. Esto ya me pasó hace unos meses y en aquel caso los ejercicios me fueron bien. Las vacaciones deberían hacer el resto. En cualquier caso, yo no venía a hablar de esto. Venía a hablar de la vía Pericondrio Tragal, que Alex y yo hicimos hace una semana y pico. La Pericondrio es una de las míticas vías de Montanejos, formada por cuatro largos: 6a+, 6a, 6a+ y V+, que sube por la esfinge que se encuentra frente a los miradores (dos o tres kilómetros pasado Montanejos si se viene desde Montán) y cuya principal característica es la travesía horizontal que hay en el tercer largo. Al menos en verano, hay que afrontarla por la mañana, ya que a partir de las dos de la tarde (aprox.) empieza a darle el sol, y como te pille en mitad de la vía con la solana, puedes acabar chamuscado, a pesar de que corre bastante aire que hace la estancia más agradable.

Alex y yo nos quedamos con ganas de hacerla tras el último paso por Montanejos y en especial en la zona enfrente de miradores, así que allá que nos fuimos. Tras salir de Valencia a las 8h, aparcar y recoger trastos, llegábamos a pie de vía aproximadamente a las 10h (las horas son aproximadas, extraídas de la información de las fotos).

Allí, aunque yo había salido el día anterior a Jérica y no me sentía con ganas ni fuerzas de meterme en un 6a+ sin calentar, Alex no me dió tregua y se tiró sin demasiadas dudas a por la vía. Eran las 10:15h aproximadamente. Si quitamos el componente psicológico de la travesía, este largo es el más complicado de los cuatro, y concentra su dificultad en los primeros pasos. Más adelante, el diedro y los árboles (sí, los árboles) hacen la escalada más fácil. Nótese que el primer largo tiene dos reuniones, que pueden verse en el croquis (primera imagen de todo el post). La primera reunión, que es la que Alex utilizó, no tiene un buen reposo y es incómoda por lo que seguramente sea la mejor para subir la vía de manera "independiente" y bajar; la segunda reunión queda unos metros más arriba y aunque no tienes visibilidad sobre el compañero es mucho más cómoda para subir al segundo.

El primer largo (y una de las fotos a continuación) confirmó lo que venía diciendo al principio: que necesito descansar y comer mejor, porque llegué realmente extenuado. En fin, que Alex llegaba a la reunión a las 10:32h y yo, ya de segundo llegaba once minutos más tarde, a las 10:43h. Allí estuve unos minutos y quizá por haber ya calentado, afronté el segundo largo más decidido y con más ganas.

El paso clave del segundo largo se encuentra en lo que es la reunión "alternativa" del primer largo. El truco para pasarlo dice así: "subes pies y tiras p'arriba", o "subes pies y buscas manos". Seguramente ya lo hayan oído alguna vez. Ese y el de "se escala con los pies, no con las manos" son los superhits de la escalada deportiva, sin duda alguna.

El segundo largo de la vía no tiene demasiados secretos, más allá del paso que indicaba. Más lento de lo que suelo escalar, a las 11:43h me plantaba en la R2 a esperar a Alex. En general, el equipamiento de toda la vía, aunque tenga ya su tiempo, es excelente, y apenas es necesario tirar de cintas o montar reuniones muy complejas.

Alex no tardó demasiado, a pesar de sus habituales quejas y lamentos, en llegar a la segunda reunión (que llamaré R2-1). También en este caso existe, no obstante, una reunión alternativa a la derecha que seguramente sea la propia de la vía (que se puede ver en el croquis anterior y a la que llamaré R2-2), a la que se llega tras pasar junto a un árbol, y que tiene una cómoda repisa para asegurar al compañero que afronta la travesía. Al igual que en el caso de la R1, la primera reunión (de las dos) permite mejor visibilidad sobre el compañero, mientras que la segunda es más cómoda. No obstante, el rozamiento puede hacer que asegurar al segundo desde la R2-2 sea algo incómodo, por lo que cada uno deberá pensar qué es lo mejor para cada él, en función de las fuerzas y el nivel del compañero que sube de segundo.

Dicho y hecho, tras algo de maniobra, nos plantábamos en la R2-2 a las 11:15h, donde se me puede ver revisando la "documentación asociada".

Tras unos minutos de relax, le tocaba a Alex encarar la travesía, todo ello, dicho sea de paso, sin magnesio, lo que para él es casi como escalar sin pies de gato, y no exagero. Así pues, a las 11:55h Alex encaraba la salida del tercer largo, cuyas tres primeras chapas suben en diagonal por una grieta, para luego ir durante cuatro/cinco chapas más de manera casi horizontal hacia la izquierda, seguir subiendo en diagonal y rematar la faena con un par de chapas en vertical; en alguna de las fotos se puede apreciar la travesía que domina la mayor parte del largo. Aproximadamente algo más de media hora después, Alex me gritaba "¡Reunión!" desde la R3, y tras un par de minutos para ponerme bien los gatos, empezaba mi calvario personal.

A nivel técnico, la Pericondrio concentra sus pasos más complicados en la salida de las reuniones: la salida del pie de vía, la del primer largo (asumiendo la reunión que está más arriba), la del segundo (asumiendo como reunión la del pie de la travesía), y la del tercero. Pero en comparación con las cuatro o cinco chapas que componen la parte más horizontal de la vía, sacar la salida de segundo fue relativamente fácil.

El problema de escalar de segundo o top rope si estás acostumbrado a escalar de primero es que es muy difícil mantener el mismo grado de concentración, porque eres consciente de que no puedes caer. He tenido fallos subiendo vías de segundo (para recuperar chapas, mirar la vía, montar una adyacente, etc.) que jamás habría cometido de primero, porque te juegas un vuelo. Y ese es uno de los problemas de la travesía: ir de segundo no te garantiza nada, sino que más bien, es algo contra lo que luchar. El segundo problema es que corres el riesgo de que si tu compañero no te entiende bien cuando le hablas, te pille y acabe tirándote, así que es importante dejar eso totalmente claro en la R2-2. Por último, y este fue mi principal error, hay que evitar pedirle a tu compañero que te coja cuando llegas a una chapa, porque eso te quita la tensión de encima y hace que te relajes. Salir de ese estado de relajación colgado de una chapa a 70m. del suelo me costó a mí al menos 10 minutos.

En realidad, y esto es algo que le he leído a más personas, la travesía no es, técnicamente, la parte más compleja de la vía. Tiene manos más que aceptables, pies mejores, y hay zonas en la vía mucho más "lavadas" que la travesía (en realidad, la Pericondrio no está tan lavada como cabría esperar, y excepto en quizá la salida del primer largo, es más que aceptable si lo comparamos con otras vías conocidas y frecuentadas de Montanejos o Chulilla). Su "problema" y a la vez atractivo es lo psicológico de la vía; no sé si es el componente aéreo, o cambiar la verticalidad por la horizontalidad, pero completar las cuatro chapas de la travesía fue lo peor (cuando estás en mitad del fregao) y lo mejor (cuando ya la has pasado) de toda la vía. También es importante destacar que una vez en mitad de la travesía, plantearse abandonar puede convertirse en un problema mucho más gordo que intentar acabar la propia travesía, por lo que lo mejor es no planteárselo y seguir hacia adelante, como sea. En realidad, no queda otra opción pero es un tema a valorar si te metes en la vía con alguien de cuya "fiabilidad" no estás muy seguro.

En fin, que tras sufrir lo mío contra la pared, a las 13h llegaba a la R3, y dado que apenas había gastado fuerzas, apenas unos minutos encaraba el último largo, que sale de un desplome que asusta más de lo que es.

El último largo no tiene demasiado secreto. Quizá la salida y los alejes de las chapas sean lo más relevante, pero se hace corto y se llega arriba rápido y fácil; a las 13:18h había llegado arriba y Alex, tras desmontar la R3, se plantó en R4 poco después, a las 13:30h.

Siendo mi primera vía de varios largos "seria", la verdad es que la Pericondrio Tragal fue una buena elección. No es particularmente difícil (6a+/6a/6a+/V+) ni larga (110m.), y está menos lavada de lo que yo me temía que pudiera estarlo (aunque obviamente, si estuviese menos lavada, mucho mejor). Aunque la acabamos en 3h15m, creo que calentando bien antes de la vía, con un poco más de decisión en la travesía y sin los periodos de reflexión, la próxima vez podríamos hacerla en 2h30m o quizá menos. Sí, ya sé que no es una carrera, pero es que yo soy así.

El día acabó viendo a dos insensatos sin demasiada idea ni sentido común intentando subir la pericondrio mientras nosotros les mirábamos desde enfrente, algo de lo que hablaré en otro post, y con la Guardia Civil advirtiéndonos de que en las vías pegadas a la carretera no se puede escalar sin autorización. Tras esto, cogimos los bártulos, nos tomamos algo en el Refugio de Montanejos, y volvimos a casa, con ganas de repetir la pericondrio... un año de estos :)

Una opinión sobre la responsabilidad en la equipación de vías de deportiva (II)

He de admitir que en las últimas entradas no he estado demasiado amable con los equipadores. La primera vez fueron las reseñas, y la segunda, la posible negligencia a la hora de equipar nuevas vías. En cualquier caso, déjenme decir que a aquellos que equipan de manera responsable, que son la inmensa mayoría, incluso aunque no sean especialmente hábiles a la hora de reseñar, les estoy muy agradecido. Esto viene a colación de la entrada de ayer. Tras publicarla, Txenxo Lli, uno de los mejores y más activos equipadores, responsable de que podamos disfrutar de Jérica y otras escuelas, me sacaba con toda la razón los colores. Se lo explico. Cuando el pasado domingo llegué a la reunión de la Pepeillo, me encontré con un anclaje de un descuelgue tipo Amerika de Fixe Climbing, cuando el fabricante indica que deben ponerse dos, y que además se movía. Así pues, me lancé como un perro de presa a criticar al equipador, en este caso Txenxo, por dicha instalación, sin considerar que quizá, como en este caso, el equipador había actuado correctamente, pero alguien con pocos escrúpulos y menos sentido común (dado que está poniendo en peligro la vida de cualquier persona a la que se le ocurra descolgarse o subir en top mediante ese anclaje) había arrancado el anclaje que faltaba y había intentado sin éxito (desgraciadamente) arrancar el otro.

Esto genera un problema adicional en la discusión sobre responsabilidad de los equipadores que no había considerado. En el anterior post consideraba las responsabilidades que se derivaban de una negligencia consciente o inconsciente por parte del equipador, i.e. cuando por ahorrar costes o inexperiencia, éste instala material no apropiado o de manera incorrecta. Pero este es un escenario muy diferente, en el que el equipador asume responsabilidades por el mero hecho de equipar una vía, con independencia de lo bien que lo haga; ¿qué ocurre cuando una vía ha sido correctamente equipada pero se produce un accidente porque un tercero ha intervenido robando una chapa o como en este caso, ha robado un anclaje y debilitado muy significativamente la reunión (hay que ser miserable)? ¿Cómo se defiende en este caso el equipador frente a una acusación por negligencia?

A primera vista, no es sencillo, especialmente si buscamos algún tipo de garantía jurídica o administrativa. A menos que uno tenga un amigo notario que además se dedique a la escalada de velocidad (por aquello de la minuta), no hay posibilidades reales de demostrar, fuera de toda duda, que una vía ha sido equipada correctamente. Como alternativa más o menos adecuada y desde el punto de vista más "legal", se me ocurre que documentar adecuadamente cada una de las vías equipadas mediante fotografías y datos objetivos (por ejemplo, número de chapas y características técnicas de éstas y los parabolts, tipo de reunión, distancia entre chapas, etc.) y conseguir luego que un puñado de escaladores suban la vía y validen que el documento refleja la realidad de la vía podría ser una buena alternativa. Aun en este caso, el equipador está relativamente indefenso frente a un proceso judicial a causa de un accidente, y el trabajo de documentación puede llegar a ser un auténtico rollo.

Desde un punto de vista más "fáctico", la solución pasaría por poner todos los impedimentos posibles al robo de material, especialmente en lo que a reuniones se refiere. Dicho de otra forma, ya fuere con sika o utilizando químicos, si los anclajes no se pueden robar, ese problema lo eliminamos de raíz. Y si se encuentra a alguien robando material, se le ejecuta a pie de vía y se clava su cabeza en un palo, como advertencia a otros infractores.

Por último, las dos propuestas indicadas podrán estar peor o mejor, pero, ¿qué pasa en el caso de vías como Pepeillo hasta que el equipador pueda sacar tiempo y ganas para reparar la reunión, o peor aún, en vías que no ofrecen una alternativa seria como descuelgue por simple antigüedad? Por una parte, siempre puede uno utilizar un maillon y bajar desde la última chapa si ésta es más fiable que la propia reunión. También es bueno que los escaladores, en especial aquellos menos experimentados o espabilados, aprendan a prestar atención a una reunión en malas condiciones y que no se asuma que todo el material es adecuado o se encuentra en buenas condiciones simplemente porque pertenece a una vía. En tercer lugar, subir en top siempre debería hacerse con al menos las últimas dos chapas puestas, para evitar una caída al vacío si la reunión falla. Por último, aunque esto ya es algo más complejo de montar, se podría establecer algún tipo de repositorio central en el que los escaladores pudiesen aportar y recibir información de vías cuya equipación es deficiente: reuniones o chapas poco fiables o en la que se ha robado material. No es sencillo, pero podría ser una buena iniciativa de colaboración para empezar, algo que a pesar del espíritu "libre" de la escalada, es menos frecuente de lo que parece.

Si quieren, empezamos por mí. En la vía Pepeillo, escuela Jérica, sector Pisuke, no confiar en la reunión si presenta únicamente un anclaje Amerika o alguno de ellos se mueve. A un metro y poco a la derecha existe una reunión fiable para el descuelgue.

Una opinión sobre la responsabilidad en la equipación de vías de deportiva

Probablemente no lo sepan, pero un servidor y unos amigos estamos formalizando la creación del Club de Escalada de Cortes de Pallás (reseñas de los sectores aquí y aquí), con objeto de fomentar la zona y equipar nuevos sectores y vías de escalada. En este sentido, uno de los aspectos que más nos preocupan es lo relativo a la responsabilidad derivada de posibles accidentes que otros escaladores tengan en vías que hayamos equipado (o cuya equipación hayamos contratado). Aunque no soy jurista, déjenme hacer unas reflexiones al respecto, a partir de lo comentado con personas con las que escalo o he escalado. Lo primero que hay que decir es que legalmente, hasta donde yo sé y en el entorno de la Comunidad Valenciana, no hay nada reglamentado ni demasiados casos (por suerte) en los que basarse. Aunque no puedo garantizarlo, al parecer en otros lugares la responsabilidad se limita hasta X años después de la equipación de las vías, pero no es el caso. En este sentido, es comprensible asumir que no es lo mismo un accidente porque un parabolt o una reunión "salten" cuando la vía tiene 1 año de antigüedad que cuando tiene 15 años. Asumiendo que los materiales son los adecuados, nadie puede garantizar la salud de una reunión o una chapa por tiempo ilimitado, y todos deberíamos ser conscientes de ello cuando nos metemos en vías que tienen reuniones o chapas oxidadas, o han sido equipadas quizá 30 años atrás (y no han sido reequipadas). Hay gente que por simple pereza, inconsciencia o desconocimiento sigue descolgándose de mosquetones cuyo grosor, con el paso de los años, ha ido menguando alarmantemente, en lugar de pasar la cuerda por la anilla o poner un mosquetón de seguridad propio si alguien la va a subir después. Desgraciadamente, los riesgos derivados del deterioro de las chapas y las reuniones son algo que solemos pasar por alto sin pensarlo demasiado, a veces por desconocimiento de técnicas de autoaseguramiento, a veces porque confiamos de manera ilimitada en los anclajes de la deportiva. Mal hecho, en cualquier caso.

Dicho esto, mi opinión (que no tiene que ser la misma que la de un juez, en un hipotético accidente) es que pasados X años, es muy difícil hacer responsable de un accidente al equipador de la vía. La roca no es siempre todo lo fiable que desearíamos, ni sabemos quién ni cómo de a menudo se ha escalado una vía, ni por tanto qué caídas ha tenido que soportar. La incógnita, cómo no, es "X".

Pasemos ahora al caso en el que el accidente se produce, valga la redundancia, por un accidente. Quizá porque un paso está algo expuesto o incluso no bien protegido, o una mala caída en una repisa, o un golpe contra la roca en un vuelo. Respecto a esto, cabe decir que no es frecuente que las guías indiquen el grado de exposición aproximado de una vía; sin llegar al nivel de complejidad de la escala británica, a menudo sería deseable saber si hay algún paso especialmente expuesto. Pero volviendo al accidente en el sentido más propio del término, y asumiendo que la vía está bien equipada y el problema ha venido derivado exclusivamente del riesgo intrínseco a la escalada, mi opinión es que es difícil hacer responsable a alguien de ello. La escalada es un deporte de riesgo, por mucho que nos queramos convencer de que no lo es. Como diría aquel, shit happens, y en este caso sólo se puede hacer responsable al propio escalador.

Algunos casos especiales y que me generan alguna duda son las vías con alejes de chapas "excesivos" (más de 4 metros), y especialmente las vías con chapas irresponsable e ilógicamente altas, del que Montanejos es un ejemplo paradigmático. Si no quieres que la escalen, no la equipes, pero basar su dificultad en una caída de 4 o 5 metros al suelo es en mi opinión una irresponsabilidad total. Por no decir nada de la manía que algunos iluminados tienen de quitar la primera chapa para evitar masificación o sobreutilización de las vías; aunque a algunos les cueste entenderlo, si una vía tiene el grado XY, intentarán escalarla todos aquellos que tengan ese grado. Es decir, cuanto más bajo el grado, más escaladores. Si no quieres que la escalen, no la equipes. En cualquier caso, aún en esta hipótesis el riesgo acaba asumiéndolo el propio escalador, aunque en mi opinión sí que puede llegar a existir cierta negligencia por parte del equipador (y más si hay evidencia de que se ha dedicado a desequipar).

Hasta ahora, he comentado situaciones en las que la responsabilidad está más o menos difuminada en el ámbito del riesgo intrínseco a la escalada. Para acabar, sí creo que existe un caso en el que un equipador podría meterse en problemas serios de responsabilidad incluso penal, y lo peor de todo con consecuencias graves para otros. Esto es, básicamente, cuando el ahorro de costes genera una equipación deficiente. Lo peor de todo es que este ahorro suele aplicarse en el elemento probablemente más crítico de toda una vía de escalada deportiva: la reunión. No son pocas las vías en las que hay mosquetones de ferretería no aptos para escalada, o en otros sitios la cadena de la reunión no va a la chapa, que no existe, sino al propio parabolt. Es una temeridad o incluso un ejercicio de estupidez ahorrarse 15 o 20 euros en una vía, y poner en riesgo la vida de otras personas y tu propia integridad "legal", si quieren llamarlo así.

Les voy a poner un ejemplo con el que me encontré este fin de semana; escalando en Jérica la vía Pepeillo, nos encontramos con una reunión con descuelgue "Amerika" de Fixe Climbing, como el de la imagen, pero con una particularidad: ,a pesar de que el fabricante indica explícitamente "El sistema de descuelgue Amerika consta de dos puntos independientes" e "Instalar siempre en pares" el equipador había decidido utilizar únicamente uno, imagino que instalando el otro en otra vía, había sólo un descuelgue . Si eso no fuese suficiente, el medio descuelgue se movía. (Actualización 22:25h: El equipador había equipado correctamente, pero algún hijo de puta no sólo había robado uno de ellos, sino que había intentado robar el otro, debilitándolo significativamente. Nótese que en este caso no se trataría de negligencia por parte del equipador, sino de otra cosa, y en este caso la problemática es diferente, ya que el equipador, a pesar de haber hecho lo correcto, estaría expuesto legalmente por las acciones de otros) Por fortuna, otra reunión a un metro y pico de distancia nos ahorró seguir hacia arriba en busca de algo más fiable. Sin embargo, no son pocos los escaladores que se meterían en un 6a y se descolgarían sin demasiadas dudas de ese punto, sin entrar a valorar posibles subidas en top rope. No me caben muchas dudas de que un accidente producido por material mal instalado (anclajes químicos que se mueven), no apto para escalada o desoyendo las indicaciones del fabricante son negligencias graves y así serían probablemente vistas por un posible juez, aunque de nuevo, yo no soy juez. (Actualización 22:25h: Nótese que este no es el caso en el tema de Jérica)

La conclusión a todo esto es muy sencilla. Equipar una vía implica una responsabilidad muy grande que puede conllevar la pérdida de vidas humanas si se hace mal o inconscientemente. No se trata, por si alguien se adelanta, de Yo no pido a nadie que escale las vías que yo equipo" o de Equipa tú, si no te gusta cómo lo hago yo. Se trata, simplemente, de que si alguien equipa una vía debería dar por hecho que se escalará, le guste o no, tarde o temprano.

El bricolaje, en casa, y los experimentos, con gaseosa.

Escalada en Salem

Comenzar cada salida de escalada diciendo que este domingo volvimos a escalar resulta un poco monótono, pero eso es al fin y al cabo lo que hacemos: volver a escalar, esta vez en la escuela de Salem, un pueblo de la Vall d'Albaida del que lo único que puedo decirles es que antes quemaban brujas. Creo. O algo así. En fin, que Alex, Pablo, Elena y un servidor fuimos a Salem. Ubicada a unos 90 km. de Valencia, se llega bastante rápido gracias a que casi todo el trayecto es autovía o buenas carreteras, y que la aproximación es casi inexistente si vas a los sectores más cercanos a la carretera. Llegar a Salem es relativamente sencillo, pero encontrar las vías tiene su cosa, especialmente si uno confía en los croquis de la guía de Costa Blanca o de la propia reseña, bastante confusos. Para llegar a las vías, justo antes de entrar a Salem llegando por la CV-614, cogemos el desvío en dirección a Muro de Alcoy. Bajamos por la carretera y poco después atravesamos un puente y vemos la planta de Font Salem, que queda a la derecha de la carretera y dejamos atrás. Desde allí ya podemos ver las paredes al fondo. Continuaremos por la carretera, y escasamente un kilómetro después llegamos a un cruce, que cogeremos hacia la derecha. Menos de 500 metros adelante, nos encontraremos una subestación (o estación de riego, o lo que sea) con algo de sitio para aparcar junto a ella, así como las paredes de escalada, tanto a la derecha (sombra) como a la izquierda (sol). Allí podemos aparcar, y llegar a las vías es inmediato. Quizá un mapa aclare un poco las cosas:

De los diferentes sectores que hay, en nuestro caso escogimos el sector Nevera, cuyo nombre exagera ligeramente las características de temperatura del sector. En la parte superior del sector (a la derecha si se lo mira de frente y en la imagen de debajo) es probable que se tenga sombra casi todo el día, pero a la mitad izquierda empieza a darle el sol a partir de las 16h, así que eso sugiere que el orden de "elección" de vías debería ser de izquierda a derecha, y no al revés como hicimos nosotros. El pie de vía no es apto para acompañantes no escaladores, y no es un lugar especialmente bonito si tu única motivación allí es ver a otros escalar; mejor quédate en casa o vete a la playa. Otra cosa molesta de Salem fue que había más moscas que en otras escuelas, aunque tampoco es exagerado.

En nuestro caso, como he dicho comenzamos por la derecha del sector, donde al parecer se han equipado algunas vías nuevas que no figuran en las reseñas de la escuela que se pueden encontrar en Internet, ni en la guía de Costa Blanca. Allí comenzamos con Sfinter-man el hombre araña, un V sin demasiadas complicaciones y de escalada bastante evidente. Seguimos con Ma ribe a temps por la izquierda, un 6a+ cuya línea natural es en mi opinión (a pesar de Alex) justo por debajo de la primera chapa, evitando el agarre que hay a la derecha y con el que comienza Sfinter-man el hombre araña. Por supuesto, es una cuestión de interpretación. Hacerlo así facilita además el movimiento en babaresa necesario para llegar de la primera a la segunda chapa. En tercer lugar, escogimos Somnis de tardó, un V+/6a inmediatamente a la izquierda de la anterior que tiene algún pasito fino.

Tras estos tres encadenamientos, y a la vista de que la siguiente vía a la izquierda era un 7b, nos movimos hasta Cuidado, cuidado, un 6b de escalada directa con agarres evidentes, y cuyo paso crítico se ubica al salir de una pequeña barriga donde hay que tirar de brazos y jugársela a una grieta que hay arriba. Aunque ambos montamos la vía y la subimos en top (como de costumbre, bastante peor que de primero), no nos decidimos a intentar en el encadenamiento por no quemarnos para el resto del día. Tras esto, y después de que Elena y Pablo acabasen con Somnis de tardó, paramos a comer.

Y la vuelta de la comida fue con Alaxuplala, una vía situada a la izquierda del sector según la reseña de la escuela, que es un 6a+ según la reseña de la escuela y un 6a según la guía de Costa Blanca. Desde luego, por mi corta experiencia no sé si es un 6a+, duro en cualquier caso, o un 6b, pero lo que sé es que no es un 6a. En el primer pegue únicamente pude montar las dos primeras chapas, y el resto de pegues, en top, fueron totalmente estériles (cosa habitual en mis pegues en top, por otro lado). Doy fe de que a Alex le costó lo suyo pasar de ellas, aunque consiguió montar la vía. Aunque probablemente es posible evitar el paso crítico "huyendo" por la vía de derecha (V), la línea natural de la vía no es esa, así que queda para posteriores visitas. Para acabar y quitarme el mal sabor de boca, ya con el sol pisándonos los talones a pie de vía, encadené Guarolo que la casola y Camalot, dos quintos divertidos sin mayores complicaciones.

Serían las cinco y media cuando acabamos de recoger, y poco después rematábamos el día con un granizado de limón (en mi caso, acompañado con un helado) en el pueblo de l'Olleria. En definitiva, una escuela agradable para visitar de vez en cuando y salir un poco del circuito "habitual". Por lo demás, el hombro derecho continúa lanzando avisos más que perceptibles, y el izquierdo hizo algún amago en el 6b, por lo que esta semana tendré que relajar un poco y hacerle una visita al fisio a ver qué me dice.

(Foto cortesía de Alex, quien imagino que colgará más esta noche, además de alguna reseña)

Montanejos, 3 de julio

Este domingo Alex y yo volvimos a Montanejos, acompañados de Ana, Elena y Pablo. Y la siempre inseparable Samy, por supuesto. Alex y yo ya habíamos estado el fin de semana pasado escalando en Huevo diminuto y en los sectores de la carretera antes del túnel de miradores (donde da la sombra a partir de las 15h aprox. por lo que es un lugar perfecto para escalar por la tarde), aunque nos habíamos quedado con ganas de probar algo al otro lado del río, delante de miradores, así que allá que volvimos. No sé si es la longitud de las vías, el grado ajustado, el hecho de que vamos a sectores que no conocemos, el calor, el cansancio acumulado por el trabajo (en mi caso), o simplemente pereza, pero atrás quedaron las sesiones de 8 o 10 vías diarias. Es más, el domingo no encadené nada, y apenas pude montar/subir media docena de vías, y la mitad de ellas en top.

Al menos, nos consolamos descubriendo sectores nuevos, y este fin de semana tocó Pirulo encantado, ubicado justo enfrente de miradores, a la izquierda de la esfinge, donde tenemos pendiente la Pericondrio Tragal para una próxima visita.

La mañana comenzó con Asesinejos Crack, un 6a+ demasiado duro para empezar, y cuyo paso crítico está situado justo antes del techo. El resto no tiene especial complicación, pero entre que odio profundamente todo lo que huela a babaresa (será que no me fío de mis brazos ni de mi técnica) y que la roca está bastante lavada, a dos chapas de la reunión y tras unos minutos de duda preferí dejar las cosas como estaban y que Alex acabase de montar las chapas restantes. Luego, en top, las cosas cambian significativamente, aunque lleves algo de comba y tengas a media docena de personas mirando desde los miradores.

Una vez hubimos subido Asesinejos Crack, y a la vista de las pocas opciones y porqué negarlo, las pocas ganas, nos fuimos a por Garganta Profunda, un 5c que Pablo y Elena habían desistido de subir por la altura, para variar, de la primera chapa. Alex encadenó la vía sin demasiados problemas, montó reunión y tras él, subí yo. La vía no tiene ninguna complicación, ya que tiene buenas manos y la escalada es bastante evidente, pero lo que viene después, Chimenea Hebrea, es algo diferente. El comentario de Alex cuando estábamos en la reunión fue bastante clarificador: Alguien va a tener que echarle huevos para seguir. Y ese alguien, creo que más por temeridad que otra cosa fui yo.

Hay varias cosas que no gustan cuando uno comienza a subir Chimenea Hebrea. Primero, que la pared en la que tienes que apoyar los pies está bastante pulida, lo que no hace mucha gracia sabiendo cómo tienes que subirla; de hecho, mi opinión es que eso la convierte en un 6a+, no en un 6a como indica la guía de Ernesto López. Segundo, que las chapas alejan más de lo que a uno le gustaría. Tercero, que las chapas están colocadas *fuera* de la chimenea, por lo que la trayectoria de tu cuerpo en un vuelo resulta poco previsible, y eso no tranquiliza en absoluto. Y cuarto, que cuando pasas la mitad de la vía, pasas de tener las chapas delante a tenerlas en la pared de detrás, y no es especialmente agradable ir palpando la pared; en este sentido, ayuda que te indiquen desde abajo, aunque es una ventaja que no tienes si haces Garganta Profunda y Chimenea Hebrea en un largo (6b). En ese caso, es aconsejable aprovechar los pocos apoyos realmente fiables que hay para buscar referencias de por donde paran las chapas.

Por fortuna, conseguí montar la vía con algo de miedo pero sin demasiados problemas, y hay que reconocer que como chimenea es fantástica y la sensación al llegar arriba es cojonuda. Allí monté reunión, tras lo que Alex subió y bajamos rapelando hasta la primera reunión, y desde allí, tras sortear cierta masificación (Pablo estaba llegando a la reunión justo en ese momento), hasta el pie de vía, donde paramos a comer.

De lo que hicimos después de la comida no hay mucho que destacar. Aunque la idea era subir a las vías que hay a pie de carretera, nos quedamos en Sector Invisible, justo antes de la presa, cuyo nombre da una idea de porqué las vías están en general tan sucias: nadie las ve, y por eso, nadie las escala, y por eso, están llenas de mierda: tierra, arbustos, arbolillos, etc. Mala decisión de escuela, en cualquier caso. Allí probé con Hell Boy, un miserable 6a que aunque subí dos veces de primero, no conseguí encadenar (aunque me quedé con el paso que se me atragantó en ambas subidas); para desquitarme, al bajar en la primera subida me llevé conmigo un buen número de hierbajos y eché de menos una sierra mecánica. Mientras tanto, Alex le tiró a Broca de Regalo, un 7a+ (cuyo grado Alex desconocía, pero que según Pablo sería un 5c+ ¿?), y se quedó en el segundo de los pasos que tiene la vía. Yo repetí la vía en top hasta ese paso, pero no me atreví ni siquiera a probar el siguiente paso, por la mala pinta de la caída y lo poco fiable que era la regletilla de la que había que cogerse.

Tras esto, con pocas ganas y bastante cansados, cogimos los trastos y volvimos a los coches. Queda pendiente para este verano la Pericondrio Tragal, no sé si en 2 largos o en 4.

¿Guías locales o guías foráneas? La que sea mejor, sin duda.

Hace unos días, en Desnivel publicaban un artículo titulado Guías locales contra reseñas piratas. Se lo resumo. Al parecer, una editorial alemana va a publicar una guía de escalada sobre las escuelas tinerfeñas, a pesar de que ya existe una guía autóctona editada por los equipadores. La cuestión es que parece que a los autores de la "guía local" les ha molestado que escaladores no locales, y que no han participado con tiempo y dinero de las escuelas tinerfeñas, vayan a sacar "tajada" de ello, a partir de la información de la guía local. Lo primero que tengo que decir es que este tipo de denominaciones de "guías locales" contra "guías pirata" es completamente errónea, tendenciosa y poco acertada, y me recuerda mucho a la situación de algunos modelos de negocio que Internet ha fagocitado pero que sus afectados siguen defendiendo con dudosos argumentos. Desgraciadamente, o te reinventas o mueres, y cuando la información es pública y el modelo de negocio fácilmente repetible como es el caso, hay que buscar otra forma de ganarse el pan.

Dicho esto, pasemos ahora al quid de la cuestión. Lo primero es que por muy complicado que le resulte a algunos admitirlo, nadie debería equipar una escuela de escalada con el propósito de lucrarse a partir de una guía o reseña, ni siquiera debería contar con obtener un beneficio mínimo. Sin conocer toda la historia (pero sí a gente que la conoce), creo que expectativas económicas no cubiertas han estado detrás de malentendidos asociados a algunas de las escuelas más importantes de la Comunidad Valenciana. Unas veces porque el ayuntamiento no ha dado todo el apoyo que prometió, otras porque se asumía que el respaldo del gobierno local sería mayor que el que luego fue. Como para no conocer a los políticos, a estas alturas...

El asunto es que cualquier equipador debería asumir que la ("su") escuela, mientras no se encuentre en una propiedad privada, es algo público y por tanto cualquiera tiene el derecho de publicar su propia reseña. Y cuando digo cualquiera, digo cualquiera, sea local, o provenga del otro lado del mundo. No importa cuantos años, parabolts o taladros hayas gastado en equipar las vías. Debes saber que es dinero perdido, y no tienes absolutamente ningún derecho a reclamar nada. Es más, si me apuras incluso puede que ni siquiera tengas derecho a desequipar vías, como se hizo en alguna escuela en su día, y si hacerlo puede dar con los huesos de alguien en el suelo, puedes llegar a tener un buen problema por negligencia; no olvidemos que equipar una vía tiene su buena parte de responsabilidad, y jugar con la vida de los demás quitando, por ejemplo, las primeras chapas, puede ser considerado una imprudencia. Resumiendo: gastaste tu dinero y tu tiempo porque quisiste, no porque nadie te lo pidiese. Si el modelo de negocio que pensaste en su momento no funciona, haberlo pensado antes.

Sin duda hay editoriales estadounidenses publicando guías turísticas de Sevilla, Valencia o Barcelona, y desde luego nadie se queja de eso. Si puedes, haz una guía mejor que la suya y compite. Hay gente que lo intenta, y lo consigue, con nuevas ideas o información de primera mano sobre cada ciudad. Pero lo que no se puede hacer es pretender que no publiquen su guía porque no son sevillanos, valencianos o barceloneses. Por supuesto que disponen de acceso a guías locales, ¿y qué?

Pongamos un ejemplo. La escuela del Altet, ubicada frente al Aventador en Xàtiva, ha sido equipada con nuevas vías. La reseña, por la que pagué cinco euros, únicamente la puedes encontrar en Vents de Muntanya y francamente (con cariño), deja bastante que desear. Lo de Chulilla es aun peor; las reseñas sólo se pueden encontrar en un quiosco del pueblo (quizá en algún otro lugar), y se limitan a unas fotos bastante deficientes e información escasa y lo siento, mal estructurada, por el nada despreciable precio de 14 o 15 euros (no lo recuerdo).

No tengo intención de colgar ninguna de las reseñas en Internet, porque eso sí sería un error: mejor o peor elaborada, no deja de ser material con derechos de autor. Ahora bien, ¿qué pasa si cojo mi cámara, hago unas fotos decente, documento la escuela con grados, longitud, número de parabolts, etc., y organizo la información de una manera coherente y útil? Pues que probablemente el equipador se molestaría, porque consideraría que estoy sacando partido de su trabajo (como si realizar una buena guía no llevase tiempo y esfuerzo). Sin embargo, al igual que Sevilla, Barcelona o Valencia, la escuela está ahí para quien quiera reseñarla. Y no me cabe ninguna duda de que una guía exhaustiva de Chulilla se vendería como rosquillas, visto el nivel y magnitud de una escuela que fue y sigue siendo un referente a nivel nacional. Sin embargo, sigue habiendo, con perdón, una mierda de guía, si es que se le puede llamar así. Dicen que pronto saldrá una, pero como se descuiden pasará como la de Buñol (Sierra Malacara), donde ahora hay árboles de 15 metros que no estaban cuando se hicieron las fotos para la guía (que tardó en salir eones).

Quizá sea una cuestión de que los equipadores lo asuman. Me gusta equipar vías pero no me gusta hacer las reseñas, porque es un trabajo muy diferente. Dejemos que otro las haga, y seguramente si uno está abierto y lo busca, encontrará a alguien dispuesto a hacerlo. Equipar requiere aspectos muy diferentes de reseñar, y hay que ser consciente de ello; quizá una colaboración con un externo (no local) que haga las fotos, maquete, documente, y organice el material sea lo mejor. Uno pone el conocimiento de las vías y otra persona con experiencia en diseño, maquetación y edición pone el conocimiento "documental". Pero no. Me temo que queremos hacerlo todo nosotros, y así nos va: con contadas excepciones, o no hay reseñas, o son una puñetera mierda.

Alguien dirá que es una cuestión de ética, o de respetar a los locales, pero no. Es una simple cuestión de no buscar follón, pero no hay ningún aspecto ético implicado. Conozco a una persona que hace unas reseñas cojonudas, que incluyen aproximaciones detalladas, fotos de calidad, longitud de las vías, grados e incluso número de parabolts, pero se cuidará mucho de publicar en Internet reseñas de escuelas "de otros" por no meterse en "problemas" con equipadores locales (lo que me parece totalmente coherente por su parte, aunque creo que comparte mi opinión). Quizá sea respeto en el sentido más laxo del término, y ya es decir mucho.

No sé cual es la solución a esto, pero desde luego, la crítica vacía en plan "me copian" o "se aprovechan de mi trabajo" no es la solución. Quizá venderle al consistorio local los beneficios de un proyecto de escalada y obtener una subvención económica sea lo mejor, si uno parte con la idea de sacar beneficio. Me consta que en algunos lugares ya lo están haciendo así, como fomento turístico y deportivo, y algunos ayuntamientos se están "mojando". Quizá otra idea sea fomentar el conocimiento local, o proporcionar información renovada cada X tiempo, ligada a la compra de la guía. Nadie mejor que un local para publicar pequeñas actualizaciones mensuales o trimestrales disponibles en comercios seleccionados de la zona. Opciones hay, pero hay que pensarlas, y eso ya implica equipar, reseñar y pensar.

La cuestión es que si uno pretende ganar dinero equipando vías, es mejor que se asegure que su modelo de negocio no es fácilmente imitable por otros. De lo contrario, es tiempo y dinero "perdido", aunque no le quepa duda que muchos le agradeceremos sinceramente ese tiempo y dinero gastado. Si le vale, bien, y si no, pues lo siento mucho, pero es lo que hay.

Un año de escalada

Bueno, pues ya ha pasado un año. Un año y un día, exactamente, que empecé con esto de la escalada. Era un sábado 12 de junio de 2010 y durante cuatro días estuve asistiendo a un curso de escalada impartido por Pacho que nos llevó a Rafa, a Carlos y a un servidor por las escuelas de Cheste, Montesa, Jérica y Montanejos. Diría que no tengo claro porqué me apunté, pero mentiría. En cualquier caso, aunque las razones me las guardo para mí, lo cierto es que si de algo me arrepiento es de no haber empezado antes. Claro está que cada cosa tiene su momento, y quizá si hubiese hecho el curso antes no habría encontrado compañeros de escalada, y etc. Por suerte, encontré rápido a gente con la que escalar, con mención destacada de Alex, quien es tan mal fotógrafo como escalador, pero al menos me asegura (no estamos en directo, ¿no?). Aparte de él, he conseguido involucrar (algunos venían ya involucrados de casa), con mayor o menor fortuna, a un grupo bastante variado de gente, entre los que se encuentran mis amigos Geno, Óscar, Diego, Pedro, Elena, Pablo, Rafa y mi hermano Luis, aparte de otros asistentes más esporádicos.

En cualquier caso, desde que aquel día me puse el arnés las cosas han cambiado mucho, o quizá no tanto. Calculo que habré hecho del orden de unas ochenta salidas, incluyendo fines de semana, festivos, vacaciones y alguna escapada entre semana. He variado bastante de escuela, ya que afortunadamente la Comunidad Valenciana da para mucho: Montanejos, Jérica, Buñol, Tallat Roig, Aventador, Castellet, Altet, Borriol, Cortes de Pallás, Chulilla, Picaio Redó, Corbera, o Betxi, y seguro que me dejo alguna. El nivel, a pesar de mis esfuerzos, está asentado en el 6a+, aunque he hecho un puñado de incursiones en el 6b, especialmente plaqueras, pero en el otro extremo también se me resiste algún 6a+, especialmente en Montanejos. Algún 6b+ ha caído, pero fue algo tan puntual que podemos ignorarlo. Quizá el hecho de que acostumbre a escalar a vista o al flash, no le tire a nada por encima del 6b+ y muy raramente le pegue dos pegues a la misma vía ha influido en no subir de grado, pero no es algo que me preocupe en exceso.

Respecto al entrenamiento, dejando de lado que escalar en roca no tiene comparación, que entrenar en boulder es un verdadero coñazo y que no permite practicar los aspectos psicológicos o la técnica de pies, en general ha sido algo poco frecuente. Tampoco es que Valencia rebose de rocódromos, así que no hay muchas opciones. Además, la carga de trabajo y la falta de descanso en algunas épocas (por ejemplo, durante los últimos dos meses) hace no sólo que sea difícil escalar al 100% los fines de semana, sino que entrenar no sea algo especialmente motivante al salir del trabajo, y al final de la corrida todo esto va de disfrutar, no de acabar hasta las narices de escalar.

En otro orden de cosas, he adelgazado algo más de 10kg y me he dejado una suma relativamente importante de dinero en material y otras cosas: arnés, cuerda, cintas exprés, un Cinch, casco, magnesera, dos pares de Miura (cordones y velcro), unos Rock Pillars y alguna cosa más, incluyendo libros, guías, unas gafas para asegurar, la gasolina y las ensaimadas matutinas. En cualquier caso, se trata sólo de grasa y dinero, cosas afortunadamente prescindibles.

Hace unos meses me propuse encadenar un 7a antes de finalizar junio (aunque no tardé en darme cuenta de lo inalcanzable del objetivo), pero aunque no hemos acabado junio (es decir, que en teoría aún hay tiempo, aunque la realidad es muy diferente) la verdad es que no he intentado siquiera tirarle a un 6c, y es evidente que el final de junio está demasiado cerca para conseguirlo. Quizá para junio del año que viene :)

Instrumentos de tortura (II)

theface.jpg

Hace un par de semanas, a raíz de una conversación con Alex sobre la revista Escalar, decidí suscribirme a la revistar Escalar de Ediciones Desnivel, aprovechando que en una de las ofertas venía de regalo la tabla The Face de Top30.

Soy reticente a hablar de regalos cuando este tipo de artículos van dentro de promociones, pero he de reconocer que una suscripción de 12 números por 58.5 € que incluye una tabla multipresa que en barrabes cuesta 57.5 € está bastante cerca del concepto que tengo en la cabeza de regalo.

El caso es que mi opción principal era la instalación de la tabla debajo de la puerta donde tengo ubicado el otro aparato de tortura, pero un tabique con ladrillo de 4cm me hacía plantearme la ubicación, por aquello de acabar en el suelo con un trozo de ladrillo y la tabla. Aunque valoré ponerla debajo de la barra de herramientas, ponerla pegada a la pared me parecía bastante incómodo (y probablemente lo sea), así que empecé a buscar opciones de colocación "conservadoras"; ningún taco+tornillo convencional de longitud inferior a 4cm parecían una garantía de nada.

El problema principal era que Barrabes recomienda su colocación con un tamiz, un anclaje hembra y un tornillo allen, pero el anclaje hembra tiene una longitud de 6cm, por lo que tuve que descartarla. Tras pensar un poco, opté por tornillos allen de 10cm (métrica 10, que es lo que marca la tabla) atravesando el tabique, con una arandela y una tuerca al otro lado, pero me parecía que quizá la arandela no fuese suficiente para repartir la fuerza que haría el tornillo (a pesar de que la fuerza es casi totalmente perpendicular a su eje de actuación o como leches se diga), por lo que finalmente he optado por una solución antiestética que incluye colocar un contrachapado de 1.5cm entre la arandela y la pared, y que espero que sea suficiente.

Puesto que no es un secreto que estoy lejos de ser un manitas, y la parte del tabique que tiene el tablero, las tuercas y las arandelas no es que sea digno de ir enseñando como obra de bricolaje artesanal, he convenido con Laura (que acepta estoicamente todos estos aparatos) ubicar la tabla multipresa en el pasillo, y la parte de soporte en la habitación.

Dicho esto, esta es la vista desde el pasillo:

Y esta, donde quedan en evidencia mis escasas dotes para el bricolaje, la que da a la parte "interior".

En definitiva, hace falta una tabla multipresa, tres tornillos allen 10cm/métrica 10, tres arandelas y las correspondientes tuercas, un tablero contrachapado de 1,5cm del tamaño de la tabla multipresa, y una hora para montarlo todo (además de la herramienta: las brocas y la taladradora, la llave allen, una llave inglesa, un nivel, un metro y poco más).