Objetividad periodística

Si uno le hace una entrevista a alguien a quien desea desacreditar, debería basar su estrategia en hacerle preguntas con "mala leche", buscando el punto débil y los errores de su interlocutor, y dejar que el lector sacase sus propias conclusiones con las respuestas del entrevistado. Lo que no debería hacer jamás al publicarla es preceder la transcripción de la entrevista con un comentario negativo y claramente de opinión como el siguiente [ElPaís.com]:

 

«Aspira a vivir en La Moncloa y centra su estrategia en descalificar a Zapatero más que en plantear soluciones. De hecho, la frase "no lo sé" abunda en la entrevista, hecha el martes en su casa, horas después del segundo cara a cara. Relajado, minimiza los asuntos más polémicos para el PP: la guerra de Irak y las teorías conspiratorias sobre el 11-M.»

 

Y no debería porque eso desacredita no al interlocutor, sino al periodista. Claro que a estas alturas de la película, ¿quién se cree todavía aquello de la objetividad y la ética periodística y el código deontológico? Pues eso...

No dejes que la realidad te estropee una buena entrada

Hace unas semanas, venía yo pensando en escribir una entrada acerca de cómo las máquinas expendedoras de tabaco, a diferencia de las de refrescos o productos alimenticios, nunca devuelven una moneda como no válida. No es que yo sea un fumador habitual, pero en ocasiones me veo obligado -con sumo placer por mi parte, cabría más- a realizar compras por cuenta de mi señora, que sí lo es. Durante todas estas adquisiciones, observé que nunca una de estas máquinas me había rechazado una moneda introducida, y concluí felizmente que el sistema de reconocimiento monetario -o como lo quieran llamar- utilizado era tecnológicamente superior al que utilizaban los señores de Coca Cola. A partir de eso, mi mente maligna quiso ver algún tipo de perversión procedente de las compañías tabaqueras y su empeño por acabar con la salud del mundo civilizado y el que no lo está.

Creo que al día siguiente de tener tal brillante idea, le pregunte a L. si ella había observado tal curiosidad, y para mi sorpresa me contestó que no, que a ella a veces las máquinas de tabaco le rechazaban las monedas. Aparte del hecho no totalmente prescindible de que suelo utilizar este tipo de máquinas tanto para comprar unas cosas como otras de forma más que esporádica, lo que no creo que pueda considerarse un campo de estudio demasiado fiable, su respuesta tiró por tierra mis esperanzas de revelarles un complot mundial de las compañías de cigarrillos, que no digo yo que no exista, sino que está claro que no es este.

Y todo esto, ¿a santo de qué? Pues verán, dicen que esto de los blogs et al. supone una amenaza seria para los periódicos tradicionales, y ya saben el lema -o lo que sea- ese periodístico que dice que no dejes que la realidad te arruine una buena noticia. Y estaba yo pensando, a raíz de todo lo que les he contado, la cantidad de historias que puede leer uno en los blogs -incluído el mío- como hechos probados y generales, y que una vez vistas de cerca no admiten el más mínimo análisis serio. Claro que a nosotros no nos pagan por esto, y a ellos sí.

Por cierto, ahora que caigo, ¿se han dado cuenta de que las máquinas de tabaco nunca rechazan las monedas? ¿No les parece sospechoso?

¿Es la gente... gilipollas?

Ya sé lo que les dije el otro día acerca de escribir ficción, pero hay ciertas cosas a las que no puede uno resistirse; me van a disculpar si el siguiente comentario es algo largo. Al menos lo intentaré hacer ameno en la medida de mis posibilidades, que no nos engañemos, no son muchas. Tampoco crean que les voy a decir nada nuevo; en esto de la reflexión política, si es que se atreven ustedes a utilizar tal denominación, no soy nada innovador. Más bien al contrario, soy bastante típico, pero qué le voy a hacer. Lo que venía a contarles hoy es que un rato después de acabar de escribir la entrada del otro día, ví en Noche Hache una pequeña encuesta a pie de calle hecha por Marta Nebot en la que se le preguntaba al viandante sobre temas de política. Sí, claro que sé que Cuatro es una cadena sociata, pero eso no viene al caso ahora. El caso es que hubo dos que me llamaron especialmente la atención, aunque en conjunto eran todas las opiniones bastante deprimentes. En la primera de ellas, una mujer acusaba al PSOE de intentar hacer creer a los españoles que ETA había sido la causante del 11-M. Tras unos momentos de vacilación, no le quedó más remedio que admitir que se estaba liando; menos mal que se dió cuenta. Sin embargo, la mejor era la segunda que recuerdo, que es la que da origen a esta entrada.

La encuestadora le pregunta a una mujer de quizá cincuentaytantos qué opina de ZP, a lo que esta responde literalmente Es un gilipollas. Su interlocutora le pregunta, asombrada, cuáles son las razones para tal opinión, y contesta algo como que es un gilipollas porque lo dice su hermano, que siempre está metiéndose con él. Tras esta asombrosa gilipollez, esta vez sí, mi señora L., bastante indignada, me pregunta si es que la gente es gilipollas. Y yo, aparte de contestarle que sí, que la gente es efectiva y profundamente gilipollas, les traslado la pregunta a ustedes, a pesar de la redundancia del insulto: ¿Creen que es la gente gilipollas? No, no estoy siendo laxo en el uso del lenguaje. No interpreten nada: ¿es la gente gilipollas?

Y no me refiero sólo a esta buena y paleta señora (perdóneme buena mujer, pero puestos a ello, seguro que su hermano opina lo mismo que yo). Si sólo fuese esta tonta, otro gallo nos cantaría. A lo que voy es a cómo es posible que la gente que ha salido más reforzada de estas elecciones sean los especuladores del ladrillo [gracias, primo] y muchos sujetos políticos de dudosa reputación y peores escrúpulos, imputados por delitos más que sospechosos; Fabra es el primero que me viene a la cabeza. O cómo es posible que aún haya gente que crea que ETA tuvo algo que ver en el 11-M, o el populacho ignore conscientemente o disculpe barbaridades urbanísticas simplemente porque la causa de éstas es la construcción del estadio de "tu equipo". Para mí, esto es casi incomprensible. Verán, hace unas semanas salía en prensa el señor Alfonso Rus, alcalde de Xàtiva, porque al parecer había llamado burros a sus propios votantes, ya que en un mítin había prometido que llevaría la playa a Xàtiva, y eso le había conseguido la reelección. Para los que no la conozcan, Xàtiva es una bonita ciudad que está situada aproximadamente a cuarenta y cinco (45) kilómetros de Valencia hacia el interior [actualización 12:25h], segun la Wikipedia. Sí, ni más ni menos. Cuarenta-y-cinco. Cágate lorito. Mucho tiene que subir el nivel del mar para que Xàtiva vea algún día las olas del Mediterráneo.

Por supuesto, esto es lo que el sujeto este, por llamarlo de alguna forma, opina. Otra cosa es que realmente la gente creyese esta promesa y por eso le votase, aunque el hecho es que esta bonita ciudad hizo alcalde a un señor que decía que iba a llevar la playa a Xàtiva, cosa que es literalmente imposible; no sé de qué se asombra El Levante de que les llame burros, ni a qué viene tal indignación periodística. Porque sí, efectivamente son burros y muchas cosas peores. La gente se cree lo que un tipo subido en un pedestal le diga. La gente se cree que un producto es mejor que otro simplemente porque un médico, un actor o un presentador se lo dice en televisión. Porque básicamente, e incido, la gente es tonta. No sé si pillan la idea que quiero transmitir, aunque creo que sí. Esto es de alguna forma como el anuncio del Smart; metiendo dinero y gente, puedes hacer que la gente se crea cualquier cosa.

Hace algunos meses ya, cuando aún estudiaba la eternamente inacabada carrera de Filosofía, tuve una pequeña discusión en clase en torno a la capacidad de la gente para pensar por sí sola. En un extremo de la balanza, el individuo es capaz de tomar sus propias decisiones de manera autónoma en todas las circunstancias posibles, y si no lo hace así, se le culpabiliza por no llevar las riendas de su propia vida. Algo como esto es una utopía y me parece totalmente injusto. La gente no tiene siempre el tiempo, la formación y la capacidad para ello, y es totalmente comprensible que adopte modelos ajenos de conducta, opinión o ideológicos en ciertos ámbitos; todos lo hacemos de vez en cuando, y no hay nada de malo en ello. No obstante, eso no tiene porqué hacerle perder una posición crítica en muchos otros aspectos. En el otro extremo se plantea que, puesto que el sujeto carece de, como decía, la formación, el tiempo y la capacidad, no se le puede pedir que piense por sí mismo, y se le victimiza; es la sociedad la que le subyuga y le vuelve idiota. Pues no, perdone. Las cosas no acostumbran a ser blancas o negras, así que la cuestión reside en buscar el punto intermedio entre ambos extremos. Para variar.

Enlazando la idiotez no congénita y aprendida de las personas con nuestros amigos los políticos, uno podría pensar que un ciudadano formado y con capacidad de análisis crítico sería beneficioso, ya que votaría a la que considerase la mejor opción tras un análisis de cada uno de los programas electorales. Claro que eso implicaría la necesidad de que los políticos desarrollasen propuestas electorales viables (más playas en Xàtiva: conectar mediante AVE *todas* las capitales de provincia. Vamos, señor Rajoy, no nos haga perder el tiempo...) y discursos tanto razonados como razonables. Pero por desgracia, los políticos son conscientes del esfuerzo -y a menudo, de su incapacidad- para hacer tal cosa, por lo que escojen el camino rápido que es agilipollar a la gente y así poder manipularla sin más que subirse a un estrado y gritar cuatro tonterías a pleno pulmón llenas de descalificaciones.

Concluyo. Esta entrada es simplemente una respuesta a la incógnita de cómo es posible que los más beneficiados por las elecciones sean los sinvergüenzas de siempre que todo el mundo ya conoce. Sí, la gente es idiota. Tonta. Gilipollas. Faba. Imbécil. Y aunque a nadie se le pueden pedir imposibles, tampoco a nadie se le puede excusar de toda capacidad crítica. Y como creo que ya les he dicho, a los hechos me remito.

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Por lo demás, llegada la temporada de verano, van a haber algunos ligeros cambios en el blog, que afectan sobre todo a la periocidad de publicación. En estos momentos, estoy poniendo a razón de una entrada diaria, algo que creo que incluso puede ser demasiado para algunas personas de las que me leen. Tengan en cuenta que tengo que trabajar, salir a correr, hacer la cena, tareas de limpieza varias, sacar a Samy de paseo, comprar cuando se tercia, escribir algo más serio, y tareas diversas. Y todo eso, dejándole a mi señora su correspondiente parte de tiempo y protagonismo. Imagínense. Así que de una al día vamos a pasar a una cada dos días o de vez en cuando, incluso una cada tres días. Aunque seguramente me conocen bastante bien; digo esto y seguro que sigo como hasta ahora. Ya veremos, pero al menos quedan advertidos.

Coherencia política

Cada vez que alguien me viene a contar las bondades del PSOE, me da una que me parto de risa. Con el PP no me río, que lo que me dan es miedo. Pero al final, aquí son todos buitres del mismo nido. Me explico.

Hace unos cinco años, cuando aún gobernaba el señor del bigote -estamos trabajando en eeeello-, el PSOE solicitó la retirada de la LSSI (Ley de comercio electrónico) que se había aprobado recientemente en el Consejo de Ministros. Sigo con la noticia de El País, del 27/02/2002:

 

«Alfredo Pérez Rubalcaba, portavoz de Ciencia y Tecnología del Grupo Parlamentario Socialista, ha anunciado esta mañana que el PSOE pedirá la retirada de la ley de comercio electrónico (LSSI), aprobada en Consejo de Ministros el pasado 8 de febrero [de 2002], cuando llegue al Congreso de los Diputados, dentro de unas dos semanas. [...]

Un segundo motivo para reclamar la retirada, según el PSOE, es que la ley introduce el "ambigüo" concepto de "autoridad competente", que es quien, según la LSSI, puede decretar el cierre cautelar de una página web. Según el PSOE, la ley no aclara si esa autoridad es administrativa o judicial. "Esta tarea, según la Constitución, corresponde a un juez", ha explicado Rubalcaba, quien ha recordado además que ya existen mecanismos para perseguir los delitos relacionados con la información.

Rubalcaba, quien ha calificado a la LSSI como "ley de censura del ciberespacio" y ha criticado las "multas desorbitadas" que impone (hasta 600.000 euros), ha asegurado que el PSOE pedirá en el Congreso la transposición directa de la directiva, tal y como han hecho otros países como Alemania. "El Gobierno no puede aprovechar una ley de comercio electrónico para establecer controles sobre la información", ha concluido.»

[Fuente: El País] [La noticia en El Mundo]

 

Aguarden, no aplaudan todavía, que lo mejor está por llegar. Sigo ahora con otra noticia de El Mundo, de anteayer mismo (11/04/2007), cuando al parecer, el PSOE opina algo muy diferente sobre la ley -con sus palabras- "de censura del ciberespacio", y considera que la tarea de cerrar una página web ya no corresponde a un juez (igual es que han derogado la Constitución y yo no me he enterado):

 

«De momento, para eliminar o bloquear por la fuerza cualquier contenido de Internet, se necesitaba una orden judicial. No obstante, una reforma legal aún en trámites prevé que las entidades de gestión de derechos de autor, como la SGAE, puedan solicitar a las operadoras el bloqueo de contenidos, y éstas estarían obligadas a hacerlo. [...]

La Asociación de Internautas ha denunciado que "el anteproyecto convierte a la SGAE y entidades análogas en órganos 'judiciales' capaces de calificar como ilícito y culpable la actuación de un usuario y a los prestadores de servicios en empresas al servicio de estos supuestos jueces, encargadas de retirar los contenidos 'ilícitos' por obra y gracia de unas organizaciones privadas".»

[Fuente: El Mundo] [La noticia en El País]

 

Al parecer, según indica Kriptópolis [también en El Mundo], «el impresentable artículo 17 bis del proyecto de reforma de la LSSI (que otorgaba a las entidades de gestión de derechos de autor el papel de "autoridad competente" para el control de Internet) ha sido retirado».

De momento.

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Para aquellos curiosos, si tienen un momento, y aunque tampoco he hecho demasiada investigación en el tema -redundante, por otro lado- les recomiendo que abran las dos noticias y las observen desde el punto de vista de ambos periódicos, El Mundo y El País. Podrán darse cuenta sin demasiado esfuerzo que cada una de las noticias se aborda de manera diferente por cada uno de los diarios, dependiendo de si en el momento de su publicación el régimen político les era afín o no (ya saben aquello de la independencia: El Mundo al PP, y El País al PSOE). Cuando éste es afín y no conviene incidir mucho en una noticia que dañaría sus intereses políticos, no se mojan y se limitan a dar la opinión de un intermediario (Kriptópolis en un caso, y Todos contra el canon en el otro), de modo que el lector queda a merced de su conocimiento o desconocimiento de la organización citada y lo fiable que ésta le resulte. Sin embargo, cuando la situación política no es afín a la ideología del diario y hay que "meter caña", se opina directamente o se recurre a las palabras del partido propio, que son mucho más creíbles que las de cualquier organización -y no creo que puedan considerarse como "intermediarios".

No sé, quizá sea yo que soy un paranoico, pero me da a mí que no.

Se imaginan que:

Ya sé que esto es una mera especulación, y que es poco más que hablar por hablar, pero, ¿se imaginan que los pescadores británicos que Irán tiene apresados no fuesen en realidad pescadores? ¿Se imaginan además, que sí se encontrasen efectivamente dentro de las aguas iraníes? ¿Se imaginan que todo lo que leen a través de los periódicos y la televisión acerca de esto, fuese simple y llanamente, falso?

Tampoco sería la primera vez...

Cosillas de políticos

Desde que no veo el Telediario de ninguna cadena, no leo los periódicos, y sólo oigo programas de humor en la radio, no me entero de nada. Hay que ver.

No me entero, por ejemplo, de que al señor Rajoy, que cada día parece más un teleñeco y menos una persona de carne y hueso -y eso es una valoración personal, por supuesto-, no le vale con que para ser Presidente del Gobierno tenga uno que salir elegido en las elecciones generales, sino que *además* de ser español y mayor de dieciocho años, cree que deberían introducirse nuevos requisitos. Me pregunto si éstos incluyen llevar barba y llamarse Mariano y tener como apellidos Rajoy Brey. Y militar en el PP, no vaya a ser que jodamos y tengamos en España dos sujetos como este.

Tampoco me entero de que por lo visto, a Pedro Sanz, presidente de la Rioja le parece poco importante que en la Conferencia de Presidentes, que se hizo a puerta cerrada, alguien -es decir, él mismo- filtrase a la prensa la metida de pata de ZP al decir aquello del "accidente de Barajas", ni que alguien -seguramente, de nuevo, él mismo- con un teléfono móvil grabase la citada conferencia. Y sorpresa sorpresa, Esperanza Aguirre está de acuerdo con él en que el tema carece de relevancia. ¿Qué raro, eh? Y es que entre nuestros políticos hay más de un imbécil suelto, siendo fino. Aunque claro, eso ya lo sabía yo sin tener que ver los telediarios.

Tampoco me entero de que pedrojota, en el editorial de su periódico El Mundo [imagen aquí], ha dicho que «El comunicado del PSOE parece la puesta en práctica del 'cordón sanitario' propugnado por el actor Federico Luppi hace unos días. Algo políticamente equivalente -y no exageramos un ápice- a lo que practicaban los nazis cuando enclaustraban a los judíos en sus guetos», y sobran las palabras. Pues menos mal que no exageran, que si no...

Y por último, tampoco me entero de que el mismo individuo de arriba, el tal Rajoy, adalid del PP, ese partido que durante sus legislaturas abogó por el diálogo, el consenso y la búsqueda de soluciones en común, ha afirmado que «es la primera vez en la historia de la democracia en la cual las posiciones de un partido y sus propuestas no se pueden debatir en un Parlamento. Esto ni Stalin. Lo que está pasando es muy grave». Gravísimo, añadiría yo. Hay que ver qué corta es la memoria de algunas personas. O qué selectiva, porque de Stalin se acuerda, y Franco el caso es que como ejemplo quedaba más cerca. Que tampoco tengo yo muy claro que lo de Stalin pudiera llamarse democracia, pero para qué, pelillos a la mar que total, como el otro, ¿qué importancia tiene? Detalles, detalles.

Y esto, señores y señoras, creo que es todo por el resto del fin de semana. Incluído, quizá, el lunes, que es San Vicente y aquí en la capital del Turia (qué bonito) no se trabaja. Pásenlo bien y olvídense de las noticias, que como ven, no hay tampoco gran cosa que ver.

Estudios para olvidar

Me comentaba hace unos días LdeLaura que había leído en El País -versión en papel, que no he podido obtener- una noticia en la que se hablaba de un estudio que había concluido afirmando que al parecer, un índice de masa corporal (IMC) superior a 21 es perjudicial para la salud. Dicho índice se utiliza, entre otras cosas, para determinar si una persona sufre obesidad o anorexia, y se obtiene a partir de la división del peso en kilogramos entre la altura, medida en metros, al cuadrado. La OMS considera que un valor normal se encuentra comprendido entre 20.5 y 25.5, aumentando este valor en un punto por cada diez años a partir de los 34.

Puesto que no he podido localizarlo, no sé realmente quién es el responsable del mencionado estudio. No sé si es una clínica de cirugía estética, si es alguna de las empresas del Grupo Inditex, o si lo ha hecho algún departamento de alguna universidad con la urgencia de justificar fondos públicos (o publicas, o no hay prórroga de beca). Pero teniendo en cuenta los niveles establecidos por la OMS, que a todas luces parece una organización competente en la materia, me parece cuanto menos arriesgado darle credibilidad -por parte del periódico en cuestión- a este tipo de estudios, tal y como están las cosas en relación a la anorexia.

Y tampoco estoy diciendo que no es que no haya que publicar estudios que vayan en contra de las tendencias dictadas -en este caso, en materia de salud- desde los organismos oficiales, sino únicamente que hay que tener cuidado con la veracidad que se publica, y más en temas tan sensibles como este. Aunque al fin y al cabo, teniendo en cuenta la afición a leer prensa -que no sea el Marca- que tienen los adolescentes de este país (no les culpo, visto lo visto), probablemente el estudio haya pasado totalmente desapercibido. Como ven, no hay mal que por bien no venga.

Centralismo

Discutía hace ya muchos meses con mi progenitor, apoyado (yo) por mi progenitora, sobre el carácter centralista de los informativos de las televisiones de carácter nacional, y lo fácil que resulta identificarse con gran parte del sentir nacionalista si uno atiende a los contenidos de la televisión nacional pública. Antes de nada, a) yo no soy nacionalista, y b) concretar que obviamente, Telecinco, Antena3 o Cuatro son cadenas privadas, pagadas con capital privado —ignoremos las múltiples connotaciones del término "privado" en esa sentencia, que nos vamos del tema— y tienen total libertad para tratar de cualquier cosa que les venga en gana, como si es la talla de la ropa interior de sus consejos de dirección, pero no sucede así con aquellas que se unen bajo la bandera de RTVE: Radio Televisión Española. Española. Recuerden ese calificativo, tan maldito en estos tiempos inciertos, o realmente, no tan inciertos.

Dicho esto, sólo hace falta poner el Telediario de La Primera —de nuevo, televisión *nacional*, pagada por *todos* los españolitos— para darse cuenta de que, o habitualmente en la ciudad de Madrid pasan casi el noventa por ciento de las cosas que suceden en este país, o la información televisiva no está sólo sesgada políticamente, sino también geográficamente. Y si no se lo creen, seguro que saben ustedes quién es el alcalde de Madrid, pero probablemente ignoran quien es el de Sevilla, Bilbao, Valencia o incluso Barcelona (con el follón que llevan los catalanes, uno no sabe ya quién es quién). E incluso conocen la presidenta de la Comunidad de Madrid, pero ignoran si tal cargo existe en la comunidad de Murcia; existe, por supuesto que sí, se lo digo yo. Valladolid, Cáceres, Teruel o Huelva en realidad no existen en el mapa informativo, sino que son únicamente restos de ciudades íberas; nadie sabe si allí vive gente. Aparte de desastres naturales, escándalos del nivel de Marbella y asuntos nacionalistas del tamaño del Estatut o El Plan Ibarretxe (tiene pinta de título de película, visto así), casi ninguna otra información parece ser lo suficientemente importante para competir con la de la capital. Y no hablemos de deportes; el Real Madrid y el Barcelona son los únicos dos equipos de fútbol de este país, por ese orden. De verdad que uno entiende que en Madrid haya cuatro millones de almas, pero aparte de eso, no encuentra mucha mayor justificación a que *la ciudad* de Madrid —ni a la comunidad se le da tal tratamiento privilegiado— acapare tal cantidad de tiempo en los informativos de una televisión, repito, pública de carácter nacional.

Y podríamos pasar desde este punto, a esa gran desconocida para la mayor parte de ciudades de este país: la cultura pública, es decir, pagada con la pasta del españolito de a pie, madrileño o no. Porque otra de las cosas de la que cualquiera puede darse cuenta sin fijarse demasiado es la tremenda desigualdad en el número de actividades culturales públicamente subvencionadas que existe entre la ciudad de Madrid y el resto de España. Y hablo principalmente de museos, exposiciones itinerantes y demás pagadas por el erario público, y que no pocas veces pertenecen a otras regiones; La Dama de Elche y el Guernica me vienen a la cabeza. Igual que antes, si Fulanito, personita o entidad privada, estrena su obra, su musical o toca su concierto sólo en Madrid porque piensa -y probablemente sabe- que allí es donde obtendrá un mayor beneficio, es libre de hacerlo, y así le zurzan y que se la meta por donde le quepa (una cosa es que uno entienda las razones, y otra muy diferente, que las comparta). A lo que iba. Mientras los cuadros se amontonan en el Museo del Prado, en el Thyssen, y en nosecuántos museos más de la capital del reino, en esta santa ciudad, Valencia, en importancia quizá la tercera o cuarta del territorio nacional, apenas tenemos ningún museo público decente, aparte del IVAM, el de Bellas Artes -más bien modesto-, y las exposiciones itinerantes que hay de vez en cuando; no quiero ni pensar cual es la situación en el resto del país.

Y es que si la Copa América, The America's Cup, se llevase a cabo en Madrid, el Telediario lo iban a presentar disfrazados de marinero, montados en un puto barco, y la vela la iban a hacer asignatura obligatoria. Pero como Madrid no tiene mar, y es en Valencia —y pueden ustedes sustituir Valencia por cualquier otra ciudad con la ligera y posible excepción de Barcelona—, pues no. Pero no se preocupen, eso es sólo porque en este país somos gilipollas.

Aunque creo recordar que a esa conclusión ya habíamos llegado en anteriores ocasiones. Nada nuevo bajo el sol.

Ana Rosa Quintana o quizá no

Hola holita hola. Estaba escribiendo algo, pero he encontrado lo siguiente, que espero les interese. Por una vez, no está de más utilizar contenido externo y más cuando proviene de lugares del nivel de Malaprensa.

Resumo, aunque puesto que todo el material está en tales blogs pueden si lo desean, y para ahorrar tiempo, pasar a los enlaces originales al final de la página. En cualquier caso, yo voy a ser breve. La cuestión es que hace una semanas El País publicó a doble página una entrevista de Ignacio Ramonet (director de Le Monde Diplomatique) a Fidel Castro, como adelanto de un libro del primero en cuya introducción, y a propósito de la entrevista, dice que habló con Castro (cito desde Malaprensa) «de todos los temas imaginables, y sin grabadora. Yo reconstruiría luego esos diálogos, de memoria, en mis cuadernos».

Pero al parecer, no fue tan de memoria, ya que Arcadi Espada y sus comentaristas tienen una larga lista de fragmentos que aparecen en el libro y que aparecieron exactamente o casi exactamente con las mismas palabras en entrevistas y discursos de años anteriores.

Tres comentarios, simplemente, aunque tampoco aquí voy a ser nada original. Aunque no importa, una vez confesado; nada importa.

Uno. La falta de rigor del defensor del lector de este periódico, que elude cualquier tipo de disculpa ante estos hechos probados y fácilmente verificables, y se va por las ramas. Con un "lo sentimos, metimos la pata" estoy seguro de que habría sido suficiente, pero eso era incluso demasiado.

Dos. La falta de honradez del individuo Ignacio Ramonet. No sé cómo, un tipo que se las da —tengo libros suyos— de criticar los medios de comunicación, la manipulación informativa, y acusar a diestro y siniestro de este tipo de prácticas, puede llevar a cabo tal tipo de engaño absolutamente vergonzoso, por no decir otra cosa. Bueno, sí lo sé y a la vista está.

Y tres. Me sorprende —o no, la verdad— que ningún medio de comunicación tradicional se haya hecho eco de este escándalo, que es básicamente lo que es, ni siquiera los que están en contra —eso se llama corporativismo—, cuando estoy seguro de que en Estados Unidos (aka Evil Empire) se habría puesto el grito en el cielo por mucho menos.

Pero bueno, a estas alturas de qué nos vamos a asombrar. Al menos, Ramonet ya puede tener tertulias literarias con Ana Rosa Quintana.

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Enlaces:

[Malaprensa, en el artículo comentando a Arcadi]

[Malaprensa, en el artículo comentando la respuesta de El País]

Migajas

Me encantan los contrastes de las revistas femeninas.

Igual te encuentras un artículo sobre los niños trabajadores de Bombay, que a la página siguiente un reportaje sobre los "trapitos" más in de Dior que no deben faltar en tu armario. Desde luego, que manera de ensuciar conciencias.

Lo que decía, fascinante versatilidad.

Miente Pinocho miente

Leí anoche en elmundo.es una noticia que decía así: "Newsweek reconoce 'errores' en su denuncia de que soldados de EEUU profanaban el Corán en Guantánamo".

Al parecer, "La revista asegura [...] que la fuente original de la denuncia 'no estaba segura de si vio el momento en el que una copia del Corán era tirada a un inodoro' para instar a los detenidos a hablar". Y finalmente, la revista en cuestión dice que sienten "[...] mucho si había alguna parte de nuestra historia que estaba equivocada, y extendemos nuestras condolencias a las víctimas de la violencia y a los soldados estadounidenses involucrados en la información". Este tipo de informaciones han sido las responsables de las últimas oleadas de atentados y violencia en países con población musulmana.

Vaya. Así que "no estaba segura". Hay mucho que decir sobre esta noticia, pero a bote pronto, me pregunto qué responsabilidades se derivan de la publicación de una noticia falsa de tales magnitudes y consecuencias en una revista como Newsweek. Aparte de las éticas obvias, de las posibles económicas (i.e. ¿se resentirá la venta de la revista por esto?), y de las necesarias "laborales" (no es que me importe, ¿pero va a rodar la cabeza de alguien por esto?)... ¿hay alguna otra? ¿O simplemente es la opinión pública la encargada de castigar a dicha revista? (aunque creo que asumo correctamente que habrá más de una demanda contra dicha publicación en las próximas semanas).

Por otra parte, es un ejemplo muy crudo y real de hasta que punto la manipulación informativa al servicio de cualesquiera intereses (económicos en este caso, imagino) existe y el poder que puede llegar a tener. Y es que nos tragamos lo que nos echen. Bona nit, me voy a ver la tele ;)