Banderas de nuestros padres

Pues resultó que después de ver Babel el pasado viernes, al día siguiente, como quien no quiere la cosa, consciente del gusto de mi pareja por el cine y su adicción a la nicotina, decidí aprovechar su extravagante horario laboral y plantarme en una sala de cine para ver Banderas de nuestros padres. Sí, solo. Completamente. Más que la una. Tristísimo, ya lo sé. Un alma en pena, un incomprendido, un torturado existencial.

Bien, Banderas de nuestros padres. Como iba diciendo, la película en cuestión está ambientada en la batalla de Iwo Jima que se libró entre japoneses y americanos a finales de la Segunda Guerra Mundial, y concretamente, en el acto simbólico de colocación de una bandera estadounidense sobre el monte Suribachi y todo lo que vino después. Diría que no es lo mejor de Clint Eastwood, pero que está en la línea de sus trabajos. Diría que es una buena película, pero que no es una gran película. Diría muchas cosas sobre ella, pero no lo voy a hacer. Y no por respeto a la gente que me lee. No, en absoluto.

No voy a hablar de ella porque lo que más recuerdo de la película, por desgracia, era un gilipollas integral con un crío de cinco, seis o siete años sentado detrás de mí, celebrando con risas, gritos e imitaciones los bombardeos y disparos. Entiéndanme. Uno va a ver por casi seis euros una película de guerra a las cuatro de la tarde, una película con escenas casi gore al estilo Salvar al soldado Ryan, y lo último que espera es tener a un enano gritando de alegría y lo que es peor, a la persona que lo lleva, de igual o menor edad mental que éste, riéndole la gracia. Créanme que ahora -y todos los que queríamos ver una película en el silencio que esperas que haya en una sala de cine- entiendo mucho mejor aquello del Asesinato en el Orient Express... y el infanticidio *sí* es una opción.

Yo, sin duda, colaboraría.

Babel

Babel. Esta historia podría ir de unos tipos a los que les da por hacer una torre muy alta, pero no, esa creo que es otra historia. Y eso que esa es un gran gran bestseller; no me negarán que tiene gancho. Ésta, *la película*, no va exactamente de eso, pero en parte sí, porque por algo se llama Babel, ¿no?

Babel, *la película*. Bien, no está mal del todo. Quiero decir, la película está muy bien, es buena, pero. Siempre hay un pero, claro. Ese "pero" es que es... es demasiado Crash. Pero claro, no es Crash. Es demasiado las alas de una mariposa en Taiwan provocan un terremoto en Nuevo México. Es demasiado música (no, no es un problema de género) en demasiados momentos cruciales. Es demasiado... ¿ya? Como he dicho, recuerda demasiado a Crash. Y eso no tiene porqué ser bueno. Sí, claro que te enseña cosas. Cosas como que por lo general, nadie se va a mojar demasiado por ti si te metes en problemas. Y que la persona que menos lo esperas, dará su vida por ti. Y más cosas. Pero. Siempre hay un pero.

La película es buena. Yo, simplemente, esperaba algo más. Algo más Melquiades Estrada, algo más Crash. Pero no esperaba tanto Crash. Bueno. Es complicado de explicar, así que mejor vayan a verla y háganse una opinión.

Una historia de Brooklyn

Hacía bastante tiempo que no iba al cine. Esta noche he visto Una historia de Brooklyn (The Squid and the Whale [El Calamar y la Ballena], título mucho más relacionado con el contenido, al menos en inglés). Ha sido más un impulso inconsciente que otra cosa, aunque he querido verla desde que oí que la habían estrenado. La he visto solo y en versión original subtitulada, y tampoco ha habido tiempo de llamar a nadie, puesto que entre que lo he decidido y he entrado en la sala habrán pasado diez minutos, y para entonces ya estaba la publicidad acabando. Tampoco conozco mucha gente que hubiera querido prestarse a ver esta película. Mis disculpas a aquellos que sí; no hubo tiempo.

No voy a desvelar nada que no pueda ser dicho. No hay buenos ni malos, ni hay un final asombroso; las cosas son más o menos como suelen ser en la vida real. A veces salen bien, y a veces salen mal. La gente es más o menos agradable y la gente tiene más o menos problemas. Las cosas son las que pasan, y no hay más. La película, basada en un hecho real de la infancia del propio director y guionista Noah Baumbach, cuenta la historia de un matrimonio que se separa, y cómo afecta esto a los dos hijos que tienen. Y eso es todo, no hay más.

Y no deja de ser un problema, porque la verdad, sus ochenta y dos minutos saben a poco. No porque haya nada más que contar, ni porque la historia quede coja. Simplemente porque está tan bien hecha y las actuaciones resultan tan buenas, en algunos momentos realmente impresionantes, que te gustaría que durase otra hora más, aunque no hubiese en realidad nada, absolutamente nada más que decir.

No puedo decir el tiempo que hace que no veía una película tan buena. Pero sí que puedo decir que es muy, muy buena. Y que no es aconsejable ir a verla si uno ha tenido un mal día. Aunque quizá viendo lo que durará en cartelera, valga la pena.

(A mí me la ha valido).

Toma cine

Hace mucho que no hago una de estas. Desde que vi V de Vendetta el pasado 11 de abril, las salas de cine de este país -España- han tenido el privilegio de contar con mi presencia tres veces más. Si van a ver El Caso Slevin, no lean la segunda crítica. El resto pueden leerlo, no desvela nada.

La primera, Matador, de Richard Shepard, con Pierce Brosnan y Greg Kinnear. Básicamente, la relación que se establece entre un asesino a sueldo de élite venido a menos y un pobre comercial que no tiene demasiada suerte en la vida. Dejando aparte que tiene un guión agradable, simpático, entrañable por momentos, y que Kinnear (el vecino gay de Nicholson en Mejor imposible) está más que correcto, es de destacar que Brosnan se come la pantalla. Toda. Es divertido ver al ex-Bond, ex-James Bond, y habitualmente caballero inglés (o no tan caballero), en un papel de sicario desquiciado, un papel que borda y que para mi, es sin duda el papel de su vida. Una peli más que recomendable, que ayuda a pasar un buen rato sin estridencias y lo dicho, con un Brosnan que resulta hilarante, tierno y asombroso. Casi diría que no se la pierdan.

El caso Slevin, de Paul McGuigan. Entré en esta película por recomendación de unos amigos, aunque yo quería verla casi desde que salió. Empecemos por lo positivo. La película está bien, el hilo argumental tiene gancho, y están todos en la línea de sus actuaciones habituales. Lo que en en caso de Bruce Willis, Morgan Freeman y Sir Ben Kingsley ya es bastante. Josh Harnett, mejor que de costumbre -no me apasiona-. Y Lucy Liu, correcta y guapísima. Ahora lo negativo. La película es deshonesta, a veces terriblemente deshonesta. Oculta información que desde el punto de vista de algunos personajes, sería razonable, pero moviéndonos casi toda la película detrás de Josh Harnett, no puede hacerlo. Y esa es su única baza en el guión. Ocultar información que probablemente el espectador debería conocer. Eso sí, del cine sales entusiasmado, hasta que te pones a analizarla.

Plan Oculto, de Spike Lee. Sí, de Spike Lee. Con actores blancos, y de Spike Lee. Flipante. Spike Lee. Bueno, la peli está bien, mejor que bien. El plantel de actores es, a mi parecer, impresionante: Clive Owen, Denzel Washinton, Jodie Foster, Willem Dafoe, Christopher Plummer y Chiwetel Ejiofor (este último me recuerda físicamente, por alguna razón, a Sidney Poitier). La película va, básicamente, sobre el atraco a un banco. El resto de la película... mejor lo descubrís vosotros. Otra que me atrevo a decir que no deberían perderse. Aunque claro, decirlo es gratis.

Eso es todo por el momento. Tengo ganas de ver La Gran Final. Sí, una española que no parece española. Esa.

Cine entre comillas

Acabo de ver Leyenda Urbana 2. Para pasar el rato. Y no entiendo cómo nos podemos quejar tanto de la inseguridad ciudadana en este país cuando estos pobres chicos tienen un psicópata asesino danzando entre ellos que se ha cargado ya a media escuela y lleva camino de cargarse a la otra media, sin ningún tipo de disimulo, y la presencia de la policía brilla por su ausencia.

Aunque claro, si uno es capaz de dejarse matar por un tipo que lleva puesta una máscara de esgrima que debe dar el mismo ángulo de visión que tiene un burro con anteojeras y además proporcionar en la penumbra, ambiente en el que se desarrolla prácticamente toda la película, una visión semejante a la de un topo, entonces se lo merece, por torpe, por miope y por idiota.

Vaqueros gays y los Oscar

Con las prisas de saber que me tengo que ir a dormir porque tengo sueño y me levanto dentro de seis horas exactamente (y eso ahora que empiezo a escribir), diré que he visto Brokeback Mountain, y que señores, la película está bien, pero no es para tanto. Que en mi opinión el bueno de Tommy Lee Jones con su Los tres entierros de Melquiades Estrada le da mil vueltas, pero en fin. Así que continuaré diciendo que:

  • Capote (en realidad, *Truman* Capote, pero me niego a admitir que haya tal grado de incultura en este país como para que "Capote" no sea de por sí un título suficientemente identificativo) debería ganar el Oscar a la mejor película, o quizá, seguramente, Crash. Aunque lo ganará Brokeback Mountain. Y que es una vergüenza, de nuevo, que Los tres entierros de Melquiades Estrada no esté nominada. Una auténtica vergüenza.
  • Paul Haggis (Crash), o quizá George Clooney (Buenas noches, y buena suerte) debería ganar el Oscar al mejor director. Pero no, lo ganará seguramente Ang Lee. Porque si gana su película, por coherencia debería ganar el Oscar él. Aunque en realidad, este debería ser para Tommy Lee Jones. De nuevo.
  • Philip S. Hoffman ganará el Oscar al mejor actor. Sin duda alguna, tiene que ganarlo. Si no lo gana, probablemente mañana haya un colapso estelar y nos vayamos todos a tomar por culo. Muy a tomar por culo. Así que Capote. Claro que sí. Joder, que les da dos, tres y cuatro vueltas a todos los demás.
  • Mejor actriz. Pues Keira Knightley lo hace muy bien en Orgullo y Prejuicio, pero no me mata. Y el resto de películas no las he visto, así que me debería abstener de opinar, pero Judi Dench se merece un Oscar, que esta buena señora está siempre que se sale por los cuatro costados.
  • Matt Dillon está increíble en Crash, y William Hurt en Una historia de violencia (sí, al final conseguí verla, la ostia, menudo peliculón) pero me da que Paul Giamatti se llevará el Oscar al mejor actor por Cinderella Man (otra gran película, por cierto). Ninguna objeción, el tipo se sale como agente de Russell Crowe. Aunque también podría ser que Jake Gyllenhaal (por cierto, este tipo se está hartando a hacer películas últimamente...) se llevase el gato al agua.
  • Rachel Weisz no me gusta en El jardinero fiel. Bueno, en realidad, ni en esa ni en casi ninguna. Y no he visto Janebug ni En tierra de hombres, así que me atreveré a decir que Catherine Keener se llevará el Oscar a la mejor actriz de reparto por Capote, aunque todo sea dicho, Michelle Williams está bastante bien en la de los vaqueros.

Y por último, veamos. Así a bote pronto. Guión Original, Woody Allen (Match Point). Guión Adaptado, Josh Olson (Una historia de violencia), y Fotografía, Buenas noches, y buena suerte. El resto, ni puñetera idea.

Pues esto es todo lo que hay. Al menos sé que con Philip S. Hoffman no me equivocaré, porque sino, que dios nos ampare. Así que buenas noches, y buena suerte.

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Por cierto, ya sé que tengo esto un poco abandonado últimamente la última semana, que tampoco es tanto, y a mucha de la gente amigos que me leen y escriben. Ya no escribo, ya no llamo, ya no quedo, ya no hablo. Lo sé. Simplemente he estado algo "ocupado" últimamente, y no voy a entrar ahora en detalles. Cada cosa a su tiempo. En cualquier caso, intentaré volver a la "normalidad" (otra vez esas comillas) de los últimos meses, en lo que a este blog se refiere. En el resto de cosas... no voy a entrar en detalles.

Que no es el momento, ni el lugar :)

Jarhead

Cuando ví el anuncio de Jarhead en televisión, me hizo desconfiar que de las tres referencias de la prensa dadas (ya saben, aquello de Magnífica, Sublime, La mejor película del año, El no va más... y cosas así), dos perteneciesen a la misma revista (Maxim). Y después de leer la crítica que le hace Las Horas Perdidas, la verdad es que la película había dejado de ser una prioridad para mí. Aunque está claro que no he venido aquí a decir sólo eso.

El caso es que ayer acabé finalmente en Kinepolis viéndola, y si Sam Mendes (American Beauty) pretendía hacer una sólida crítica al aparato militar estadounidense, hay que estar de acuerdo con parte de la crítica en que fracasa, porque se queda lejos de La Chaqueta Metálica, y tampoco llega, en cantidad de surrealismo militar, a la altura de Apocalypsis Now.

Nada sorprendente, después de todo, si consideramos el nivel de estos dos clásicos del cine de guerra, aunque no hay que olvidar que Jarhead está basada en el relato autobiográfico de Anthony Swofford -personaje protagonista- y como tal, es de esperar un tipo de narración más personal. En resumen, la película describe la estancia, más bien inerte, de un grupo de marines (francotiradores) americanos durante la Guerra del Golfo, y la lógica —y realista— mezcla de frustración, testosterona y tensión psicológica que implica estar en una guerra en la que el soldado de a pie tiene poco que hacer. Todo ello con unos intérpretes protagonistas que, si bien no puede decirse en general que vayan a ser candidatos al Oscar, están más que correctos en sus interpretaciones.

La fotografía y los efectos visuales son muy interesantes —en un buen sentido de la palabra—, recordando a Tres Reyes, con algunas de las escenas resultando realmente impactantes, y la banda sonora está plagada de clásicos y algunas composiciones originales que aunque resultan muy atractivas sobre todo por las imágenes que las acompañan, no estoy seguro de que en el emepetrés o el coche provoquen la misma sensación de euforia.

Para acabar, una película que vale la pena ver, y que está a la altura de lo esperado si evita uno la comparación inconsciente con Apocalysis Now. Para aquellos adictos a los números, vamos a darle un siete; aunque no se convertirá un clásico del cine de guerra, Jarhead no defrauda.

El jardinero fiel

Como me había propuesto, ayer fui finalmente a ver El jardinero fiel, también solo, con lo que se acaba el capítulo de películas tengoqueverantesdequelasquiten, hasta el fin de semana al menos (ejem... y voy a hacer como que no sé que quería ver Una historia de violencia). Es paradójico que Ó. quisiese verla y yo no accediese en su momento, y haya acabado viéndola yo y él no.

Dirigida por Fernando Meirelles, la película está basada en una novela de John Le Carré... y hasta aquí puedo leer. Conspiraciones, asesinatos, política... Le Carré en estado puro. Aunque no es una historia real, al final de la película, aquello de All characters displayed blablabla ficticious blablabla any coincidence blablabla... es rematado por un pequeño comentario que, aunque no pude leer por completo, parece venir a decir que sí, que la historia y los personajes son ficticios, pero que la experiencia del autor durante su estancia en África le ha demostrado que quizá no sea todo tan ficticio. No sé si habla Le Carré o Meirelles.

Lo cierto es que, aunque me habían hablado muy bien de esta película (metacritic la pone bastante bien), no salí demasiado entusiasmado. Es cierto que Ralph Fiennes está impecable en su actuación, que salva en mi opinión la película, y la fotografía es muy buena, pero ahí se acaban para mi los elogios.

Y es que aunque la denuncia que contiene es legítima y basada sin duda en hechos reales, da la sensación de no acabar de arrancar, de quedarse en la superficie, permaneciendo en todo momento en un segundo plano, donde la relación entre Fiennes y Weisz adquiere una importancia que parece no corresponderle. Rachel Weisz está correcta en su papel, aunque su personaje hace que Fiennes parezca un pánfilo durante gran parte de la historia. Pero eso es problema del guión, no de Weisz. Y para acabar, aunque el montaje es correcto, se abusa de los efectos visuales y sobre todo, de la cámara al hombro y los cambios bruscos de plano, llegando a resultar excesivamente agobiante en algunos momentos.

En resumen, la película está bien, pero a estas alturas, hay cosas mucho mejores en cartelera.

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Por cierto, John Le Carré es en realidad David John Moore Cornwell

Everything is Illuminated... de nuevo

Esta noche he visto Everything is Illuminated, en versión original subtitulada, solo, en una sala donde seríamos a lo más diez personas. Únicamente se lo había sugerido a una persona que finalmente y por causas comprensibles no me ha acompañado, aunque no estoy demasiado convencido de que fuese su tipo de película. Como soy afortunado, me han tocado dos chiquillas detrás que hasta pasados 45 minutos de película no se han callado. No las he matado, aunque no ha sido por ganas sino por consideración hacia el resto de la sala.

El argumento se centra en la búsqueda que Jonathan Safran Foer (Elijah Wood, Frodo, el único conocido del cartel), un judío estadounidense, lleva a cabo por las tierras de Ucrania en busca del lugar en el que vivió —y del que emigró— su abuelo durante la Segunda Guerra Mundial, ayudado por un joven ucraniano que domina a duras penas el inglés y su abuelo.

La película está basada en una famosa novela del mismo título, escrita por el que aparece como principal protagonista, Jonathan Safran Foer, y resulta en conjunto interesante y bien llevada, aunque parece caer en momentos y de manera algo ingenua en el sentimentalismo fácil. En cualquier caso, dejando aparte la historia que contiene, el mayor interés reside en un atractivo aura de surrealismo que rodea a la película, y que tiene como origen el conflicto lingüistico y cultural que se da entre el recién llegado, un joven retraído y algo extraño poco dado a la conversación, y los dos protagonistas ucranianos, un curioso seguidor de la cultura de masas norteamericana y su abuelo que parece estar medio senil, relación que da lugar a varias situaciones muy divertidas.

En resumen, y añadiendo una fotografía interesante que ofrece escenas como la del comentario anterior, una película recomendable aunque no imprescindible, lo que ya es mucho decir teniendo en cuenta los tiempos que corren y al precio que va la entrada de cine.

Crash & algo más

Después del fracaso de Charlize Theron con su traje de cuero y sus acrobacias de rana histérica (¿para qué saltar cuando puedes andar?), M. pensó que sería bueno acercarse por el cine, seguir la recomendacion de Cattz y ver Crash. Y M. se alegra de haberlo hecho porque hasta Sandra Bullock, a la que aborrece, le ha gustado.

M. piensa que la película en cuestión es una de las mejores que ha visto en los últimos meses, si no la mejor, pero es consciente de lo corto de su memoria y que cuando una película le gusta, siempre acaba diciendo lo mismo (como la Novia Cadáver, como Flores Rotas). M. es a veces poco original y no le cuesta reconocerlo. Nuestro amigo incluso volvería a verla, pero se da cuenta de que las películas son abundantes y el dinero escaso, aunque no le extrañaría acabar delante de ella de nuevo en las próximas semanas.

Crash es una interesante película fascinantemente llevada, donde se juega con los estereotipos que cada uno de nosotros utilizamos —y necesitamos— para nuestra vida diaria, y cómo algunas acciones realizadas con unos propósitos concretos o simplemente precipitadas, pueden acabar desembocando en algo radicalmente diferente de lo que nos parecieron al principio. Como Matt Dillon dice, en lo que es una de las principales ideas que rondan en todo momento, «Piensas que te conoces. No tienes ni idea.». En resumen, una película sorprendente que vale la pena no perderse.

M. se siente pequeño ante este tipo de películas, igual que ante grandes novelas o grandes obras de teatro. Pequeño ante grandes historias contadas de una gran forma. Y se siente pequeño porque a veces le gustaría poder crear cosas así, y aunque en su interior piensa, quizá ingenuamente, que sería capaz si de verdad lo intentase, se pregunta a qué está dedicando su vida sin ni siquiera intentarlo. Y se dice que sí, que debería al menos intentarlo, y que lo hará, tarde o temprano, aunque sólo sea para desengañarse. Pero M. prefiere no pensar ahora demasiado en ello, porque ello le deprime, porque es tarde, porque no se siente pequeño, se siente algo fracasado y porque a M. le gustaría poder empezar la semana como una persona y no como un zombie.

Así que M. os desea buenas noches y buenos días a todos, según leáis esto ahora o mañana.

Yo también.

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Y M. vuelve a no sabe qué hacer con su filosofía, pero se convence de que ese es tema para otro día.

Aeon Flux & Sigue probando

Aeon Flux: Salto, acrobacia, salto, posturita de la Theron (qué bien le queda el traje ceñido de cuero negro), salto, salto, posturita, tiros, salto, mirada intensa a la cámara, salto, posturita, posturita, qué guapa soy qué tipo tengo, salto, salto, parrafada explicativa de la peli, pose, mirada, acrobacia, tiros, tipo dentro de un calcetín, mirada, salto, salto, qué bien llevo pintados los ojos porfavor, tiros, pose, salto y pose. La Charlize Theron en plena exhibición acrobática y poco, muy poco más aparte de ciencia ficción flojilla y barata bastante mal llevada. Si fuese gratis, vale, pero por seis euros, tómate una pinta de Guinness u otra cosa que te apetezca más.

Y hablando de pintas de Guinness, aunque es cierto que cuando se parte de la nada no hay obviamente, nada que perder, o dicho de otra forma el no ya lo tienes, creo que como siga a este ritmo todas las camareras de Valencia me van a conocer, porque hoy, antes de irme, con prisas, y con una patética improvisación (lo primero que se me ha venido a la cabeza, ya que ha sido un impulso repentino sin planificación previa), he invitado a café a esa camarera del Sally O'Brien de la que ya hablé hace quince días. Por supuesto, me ha dicho que no, aunque lo siente mucho. No sé si creerme eso de que lo siente mucho, pero bueno, para qué dudar, la gente no tiene por qué mentir. En cualquier caso, más lo siento yo, o quizá no y los dos lo sintamos lo mismo: nada.

Lo mejor de todo esto es que empiezo a encontrarle la gracia a esto de invitar a café o cerveza partiendo del no casi seguro, porque cuando te lo encuentras, es realmente verdad que te quedas igual. Tantos años y yo sin darme cuenta. Ni chafado ni deprimido. Ni afectado ni nada. Se te queda cara de vaya qué pena durante cinco segundos, luego de pues nada hasta luego tú te lo pierdes durante otros cinco y luego te vas a tu casa tan pancho.

Mola. Este año va a ser divertido, ya lo dije y lo repito. Aunque espero que de todas mis víctimas, alguna me diga que sí, porque estoy seguro de que eso será aún más divertido.

Siete Espadas

Después de ser convencido de que Inmersión Letal no consistía principalmente en Jessica Alba y el maravilloso cuerpo que la Naturaleza le ha concedido, sino que además la película contenía impresionantes tomas marinas, accedí a verla. La verdad, soy reticente a ver una película por el reclamo del físico de alguna protagonista, y para ver fondos marinos, prefiero los documentales de la BBC, pero vaya, pensé que la película contendría algo más, así que me dejé convencer. Pero no os podré confirmar esto, porque no encontramos la película en cartelera (olvídate de encontrar el 50% de las películas si hay algún gran estreno como King Kong o Harry Potter), así que entramos a Siete Espadas, una coproducción entre China y Corea del Sur, lo que suponíamos sería una película épica de acción y artes marciales. Siempre podríamos vacilar de pedantes habiendo ido a ver una peli chino-surcoreana.

Como primer dato, diré que la película duraba inicialmente cuatro horas, pero fue recortada hasta dos horas y media, de una manera bastante salvaje. Y es que parece que le dieran unas tijeras a un becario y le dijesen que cortase 500 metros de rollo, ya que especialmente al principio, hay un momento en el que te preguntas dónde coño está el trozo que toca; empiezan a aparecer personajes que no habían aparecido antes, como si llevasen ahí toda la película, y los protagonistas aparecen de súbito en un lugar y con unas pieles como si hubiesen sido teletransportados. Cuando esto te pasa a los quince minutos de película, coño, asusta, porque ya no sabes qué vendrá luego y empiezas a pensar madremiadóndemehemetido.

El argumento. Al parecer, la acción transcurre en China, donde tras la prohibición imperial de la práctica de las artes marciales, un malo malísimo (que como se dice en la crítica de The Dreamers, «nos hace sentir mas pena que odio hacia él») con un ejército de mercenarios neopunks se dedica a exterminar aquellos pueblos que las practican, para cobrar la recompensa que ofrece el emperador. Y esa es la única parte que está clara de toda la película, porque llegada la mitad, ya no sabes qué buscan, ni de quién huyen, ni porqué hacen lo que hacen, ni cuál era la razón de todo aquello. Como dijo Óscar transcurrida una hora, no me acuerdo cuál era el propósito de todo esto. Particularmente esclarecedor es el caso de La Perla Verde, una mujer coreana que está completamente ida toda la película, como subida en una nube, y cuya nacionalidad parece ser, sin que nadie sepa porqué, de vital trascendencia. Pues bien, después de adquirir un gran protagonismo, chupando minutos y minutos de cámara, simplemente va y se muere, así, sin más, y sin haber tenido absolutamente ninguna trascendencia para la historia. No es que me moleste, que la peli no la hago yo, pero uno espera que si le molestan con un protagonista que roza la catatonia y alrededor del cual giran gran cantidad de escenas, que todo eso sea para algo. Pues no. Finalmente, por si todo lo dicho hasta ahora fuese poco, y por si la historia de por si necesitase de más complejidad, al mismo tiempo hay además tres historias de amor con triángulo amoroso incluido, en los que no te enteras -debe ser por eso de ser orientales- quién está con quién ni cuando ni porqué. Será que son muy promiscuos y están todos con todos, o yoquesé, o veteasabertú. En conjunto, la película resulta tal embrollo argumental que tienes la sensación de no estar enterándote de nada.

Sigamos. Siendo una historia épica, uno espera que tenga algo de épico, o al menos que lo simule. Y lo tiene, aunque lo expresa de manera muy extraña. Como he leido en alguna parte, «confunden épica con saturación de figuras recortadas en el horizonte». Para empezar, cuando hay caballos, siempre hay música, estilo Bailando con Lobos, como si su sola presencia en pantalla fuese suficiente para despertar en el espectador las lágrimas y los sentimientos. Especialmente "emotiva" (¡ejem!) es una escena en la que, al parecer -no estoy seguro-, sueltan a los caballos para distraer a los malos, y uno de los protas le tiene especial cariño a uno de ellos. Bien, lo entiendo, coño, que todos tenemos mascotas. Lo que no entiendo es que empiece a gritarle en la llanura su nombre y que se cuide (al caballo), y eso lo haga una, y dos, y tres veces, hasta que empiezas a sentir vergüenza ajena, y ves al tipo que acompaña al histérico y sufres por él, y por la situación tan incómoda en la que se encuentra, y que debe estar pensando quécoñohagoyoaquíconestanenaza. Tampoco no faltan los pensamientos y diálogos en plan filosofía oriental, que resultan completamente absurdos y carentes de profundidad. Por ejemplo, uno de los protas haciendo de Jorge Bucay: «en todo esto que ahora te asusta y te parece malo (la visión de toda su puta aldea masacrada), algún día mirarás dentro de ti descubrirás algo bueno» ¿Ein? Después de esto, estás esperando que el niño le diga ¿qué te pasa, eres idiota o es que vives en un mundo paralelo? Pero no le dice nada, porque los niños son completamente inexpresivos; parecen estar toda la película alucinando de estar donde están (en el rodaje de una película). Da la sensación de que el director se ha ido a cualquier pueblecito chino y ha cogido cuatro -más de cuatro- niños y los ha metido en la película sin explicarles nada de nada. Claro, así es normal que alucinen. Pero lo peor de todo, y ya es mucho decir, es que las escenas de acción, lo que se supone que sea el reclamo de cara al público, que al menos uno espera que sean lo más de lo más, por eso de que los orientales son los maestros de las artes marciales, pues no, pues tampoco acaban de ser nada especial, la verdad, sino más bien normalitas. Y... bueno, hay mucho, muchísimo más, pero para qué seguir.

En fin. Alguien dirá que es que los occidentales no entendemos el cine oriental; pues va a ser eso, porque esta película no me parece sólo mala. Es probablemente lo peor que he visto en el cine en toda mi vida. Si el director le pone un par gags de humor, la puede vender como una parodia de Los Siete Samurais. Afortunadamente, en la última media hora, casi no paré de reirme en escenas de pretendido intenso dramatismo, y no había, de los quince que éramos en el cine, alguien que no estuviera riéndose de lo absolutamente increíble que era aquello que estábamos viendo, así que después de todo, no se puede decir que fuese tan mala.

Lo mejor: que parece de risa.

Lo peor: que no es de risa.

Definitivamente lo mejor será pensar que al director, sin quererlo, le salió una comedia.

Cine x 3

Bien, por orden cronológico.

Oliver Twist; novela de Charles Dickens, película de Roman Polanski. La película es al parecer una de las adaptaciones más fieles al libro, y quizá ese sea el problema, que deja poco margen a Roman Polanski, o mejor dicho, éste se deja poco margen. Técnicamente muy bien hecha, la película no acaba de enganchar excepto en momentos puntuales; en ese sentido, me recuerda en cierta manera a lo que me pasa con Woody Allen.

Después de decir eso, es difícil convencer a alguien de que la película me gustó, y sin embargo, así fue. Argumentalmente, ningún pero, y todos ellos están bien en su papel, destacando (debilidad personal) Ben Kingsley en su caracterización (o caricaturización), y el joven ratero "amigo" de Oliver, fabuloso. Bastante recomendable pero no imprescindible.

La cosecha de hielo. Extraña comedia de humor negro y despropósitos criminales que recuerda, eso sí, eliminando los elementos más macabros de esta última, a Fargo. Como protagonistas, dos de mis incondicionales, John Cusack y Billy Bob Thornton, sobre todo este último, así que tampoco puedo decir que sea demasiado imparcial. En conjunto, una bonita película que es la antítesis de los (¿pretendidos?) valores navideños. Igual que la anterior, bastante recomendable pero no imprescindible.

Narnia. El león, la bruja y el armario. Desde que ví el primer trailer tenía ganas de ver esta película, que es la primera de lo que se da en llamar Las Crónicas de Narnia y que viene de la mano de Disney. Vale. Quizá alguien opine que es una película para niños, y probablemente sea verdad que es más infantil, menos seria, que el Señor de los Anillos; probablemente es más cuento, menos profunda que la serie de Tolkien, aunque incomparablemente superior a la última entrega de Harry Potter.

Me da igual. Es básicamente una película de fantasía, y reconozco que salí de la película encantado. Una historia bonita, unos efectos especiales realmente alucinantes, y unos protagonistas que apuntan maneras (y otros, como la Bruja Blanca, que ya las tienen). En conjunto, una maravilla si lo que esperas no es ver El Señor de Los Anillos cuarta parte, porque no es eso de lo que se trata. Imprescindible de todas todas.

Cine de Blog

Ayer ví La novia cadáver, y hoy, teniendo en cuenta la petición popular -tampoco tenía demasiadas alternativas- he visto Match Point. Después de esto, no me queda mucho por ver que me interese, la verdad. Más que la "crítica" de dos películas, puede decirse que esto es la crítica de dos directores, porque ambas representan de manera bastante fiel las características del cine de cada uno de ellos tal y como yo los veo.

Primero, Tim y La novia cadáver. Qué puedo decir, y con eso creo que ya lo he dicho todo. Es una de esas películas en las que desde el primer fotograma hasta el último estás alucinando con lo que ves, y deseando que no acabe. Me parece sorprendente que con muñecos (¡muñecos!) pueda alguien hacer una cosa tan impresionante como lo que ha hecho Tim Burton. Todo, absolutamente todo, me pareció genial. Los personajes, sus movimientos, sus caracterizaciones, el guión, la música, el color, la imaginación y la fantasía que impregna toda la película... todo, sin excepción. Una auténtica maravilla.

Ahora, Woody Allen y Match Point. Se suponía que tenía que ir al cine con cierta persona, pero también esta vez el plan se cayó de la agenda y tuve que buscar un sustituto -a falta de fémina- que sabía que no pondría pegas a la película. Me ha sorprendido, cuando estaba buscando la imagen para el comentario, que en la web oficial de la película aparezca como Coming Soon To Theaters. Me pregunto si es que aún no se ha estrenado al otro lado del charco.

Bien. Así como Tim Burton siempre ha conseguido cautivarme con sus películas -y como he dicho, la última no es una excepción- , Woody Allen nunca ha sido santo de mi devoción. Y su última película es sólo una más en esa dirección; es realmente impecable, tanto el guión, espléndido, como la caracterización, realmente magnífica, de todos los personajes. Todos ellos lo hacen bien, y la película dice en cada instante lo que el director quiere que diga; el mensaje queda perfectamente -demasiado, incluso diría yo- claro en todo y cada uno de los los momentos. No obstante, la película me deja frío; frío no, helado. No me dice nada, pero nada de nada. Sólo una escena de Scarlett Johansson, de apenas medio minuto ha conseguido despertar algún tipo de interés, y eso, sobre un total de dos horas, me parece en verdad un pobre balance. No conseguía, por más que lo intentaba, entrar en la película, que me parece más la obra técnica y precisa de un delineante que el cuadro imperfecto y personal de un pintor. La película es limpia, como todas sus películas, pero en grado extremo: es aséptica, impoluta, perfecta. Y quizá sea esta perfección, presente incluso en la belleza de los rostros de los personajes en este caso, esta asepsia, lo que hace que la obra de Woody Allen nunca haya acabado de convencerme, y que lo considere, en contra probablemente de cualquier persona entendida en cine, un director sobrevalorado. Y es que ya lo he dicho, este tipo no me dice nada; no recuerdo que nunca, en ninguna de sus películas, haya sido capaz de emocionarme ni por un momento. Y esta película no es una excepción.

Así que resumiendo, La novia cadáver no me importaría verla diez veces más si tuviese la oportunidad, mientras que Match Point no la vería otra vez a no ser que fuese necesario. Para que luego digan que me pliego a la opinión de la mayoría.

¿Te vienes al cine?

No me gusta leer críticas de películas antes y/o después de haberlas visto, porque luego no sé hasta que punto mi opinión es independiente. Intentaré profundizar en mis propias sensa... bueno, más bien procuraré no repetirme mucho. Ayer, Serenity, un western de ciencia ficción que llega mucho más lejos, en muchos aspectos, que la segunda y aburrida trilogía de Star Wars (digan lo que digan). No será la película del año, pero tiene un guión interesante, unos efectos especiales bien llevados -y de los que no se abusa-, y unos protagonistas a la altura. En conjunto, bastante -me atrevería a sustituir ese bastante por un muy, pero no quiero demandas por daños y perjuicios- recomendable. Si te gustan las películas de ciencia ficción, claro.

Hoy, Flores Rotas, con Bill Murray. Y aquí no puedo por menos que seguir al menos en parte las palabras de Borja Hermoso en su blog acerca de este actor: «No sé si Bill Murray es un genio o si se queda con todos nosotros». Y es que cuando ves que pone esa inexpresiva cara de tonto, de bobo, durante minutos y minutos, llegas a preguntarte si sabe poner otra cara. Y el caso es que sabe, pero desde luego consigue hacerte dudar de vez en cuando. La película, extraña, como todas las que hace últimamente (Life Aquatic, Lost in Translation, Los Tenenbaums), o yo diría que incluso un poco más. Llena de silencios, de situaciones absurdas, situaciones quecoñohagoyoaquí, situaciones llenas de Bill Murray. Y dicho eso, está dicho todo. Porque tengo poco criterio con este tipo: todo lo que hace me gusta. El problema es que esta -como por ejemplo Life Aquatic- es una de esas películas que si la recomiendas, luego todo el mundo te asalta con aquello de que se han gastado seis euros en eso por tu culpa. Así que he decidido no recomendarla; no vayas a verla. A mi me ha gustado, pero a ti no te gustará. Total, es sólo Bill Murray. Hazme caso, que luego no queremos sorpresas. Ni tú, ni yo.

James

Hará unos cinco años que escuché por primera vez a James, gracias a la recomendación de Iván, un compañero de trabajo. Confieso que jamás hasta ese momento había escuchado nada de ellos, ni tampoco los había oído mencionar, cosa que ahora me parece sorprendente.

No recuerdo cual fue el primer álbum que escuché, pero creo que fue su último disco antes de disolverse y de que Tim Booth iniciase su carrera en solitario: Pleased to meet you, uno de los mejores que tienen y una despedida soberbia. No soy crítico musical —y probablemente ellos discrepen de mi opinión—, así que sólo puedo decir que me pareció y me parece absolutamente impresionante. Después de ese, seguí Millionaires y Whiplash. Y luego Laid, Gold Mother y Stutter, entre otros. Aunque no puedo asegurarlo ya que mi memoria no da para tanto, yo diría que durante más o menos seis meses me dediqué a escuchar casi exclusivamente a James.

No sé si me falta algún álbum de su discografía, y es verdad que ahora oigo otras cosas y los tengo algo aparcados, pero James tiene la extraña habilidad de tener muchas, y cuando digo muchas, quiero decir *muchas*, canciones que me hacen sentir bien a pesar del ánimo en el que me encuentre. Todos tenemos —o en general, hay— canciones que nos hacen sentir mejor. En James, para mi, la proporción de estas canciones sobre el total es increíblemente alta. Y por eso, aunque no sea objetivo, aunque no sea crítico, esta banda es una de los tres mejores grupos de música que he oído nunca, y los otros dos no sé cuales son.

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Those who feel the breath of sadness
Sit down next to me
Those who find they’re touched by madness
Sit down next to me
Those who find themselves ridiculous
Sit down next to me
In love, in fear, in hate, in tears

James, Sit Down

(hola, ¿estás sola?)

Pelis

Desde que vi El Método hace un par de semanas, he ido al cine tres veces. Y esto es lo que vi.

Primero fue Wallace & Gromit. La maldición de las verduras, de Aardman Animation, que han sido recientemente noticia a raíz del incendio del almacén donde guardaban, entre otras cosas, las figuras de los protagonistas. La película está bien, pero es menos entretenida y divertida que las peliculas de animación a las que estamos acostumbrados, e incluso un poco pesada, a pesar de no ser muy larga. Quizá verla en la sesión de la una, con bastante sueño y cansancio acumulado hiciese que no saliese demasiado entusiasmado. A pesar de ello, y aún con dicho atenuante, creo que no tengo ninguna duda de que se encuentra por debajo de su anterior película, Rebelión en la Granja.

Luego ví El Mercader de Venecia, una película que quería ver desde que la estrenaron, ya que, entre otras cosas, enlazaba además con un trabajo que estuve elaborando el año pasado, lo que la hacía doblemente interesante. La película es discreta y agradable de ver, nada espectacular aparte de la actuación de Al Pacino. El contrapunto a ésta es la la principal protagonista, que parece estar posando para la revista Woman o Elle durante toda la película cada vez que aparece un primer plano suyo.

Finalmente, ayer ví Cinderella Man, la que dicen es la mejor película de Ron Howard hasta el momento, y no me extraña. Reconozco que era, de las tres, la que menos me apetecía ver, por alguna extraña razón, y sin embargo, fue la que más me gustó con mucha, muchísima diferencia. No encuentro muchos peros que hacerle, la verdad. Russell Crowe está inmenso, mucho mejor que en Una mente maravillosa, y tanto Renée Zellweger y Paul Giamatti (¿candidatura a Óscar al mejor secundario?) están a su altura. El director consigue, al igual que pasaba en Million Dolar Baby, enganchar al espectador en cada una de las diferentes peleas de boxeo que se suceden a lo largo de la película, y tanto el drama como la emoción se fusionan perfectamente, abusando quizá en contadas ocasiones, si es que hubiera que ponerle alguna pega, de un excesivo epicismo que de todas formas no está fuera de lugar. En resumen, más que recomendable, es, como dicen los americanos, a must-see (hay que verla).

Los 4 Fantásticos y mis 6 euros

Vengo de ver Los 4 Fantásticos en Kinépolis. Si, ya se que la entrada parece de Valiant, pero no, fíjate bien. Incidir antes de nada, como ya he hecho otras veces, en lo perjudicial que resulta para mi salud física y mental, en infinidad de sentidos, ir a un cine que se encuentra al lado de una discoteca frecuentada por niñas cuya edad está en torno a los veintidós años. Tras esto, centrémonos. La peli va de cuatro (cuántos sino) tipos, bueno, tres tipos y una tipa, que tienen poderes -sí, por eso se llaman fantásticos- y luchan contra un malo, que claro, también tiene poderes. Uy, acabo de destripar la película. ¡Vaya! ¡Pero que pena, con lo complicado que es el argumento!. En una frase, la película es buena, muy buena. Quizá con diferencia la mejor que he visto este año.

...

Pues no. La película es mala. Muy mala. De verdad, no miento; a mi que os gastéis u os dejéis de gastar seis eurillos, pues ni me va ni me viene. Alguna escenilla espectacular -pero sin pasarse- y poco más. A los cinco minutos de empezar ya se adivina: la ambientación, los actores, los títulos del comienzo, las conversaciones... malo malo. Malo. Estos de la Marvel haciéndose de oro a mi costa. Vale, que sí, que es un cómic, pero oiga, que Batman también lo es y su peli era más que pasable.

Suelo ser poco exigente con las películas. Generalmente, a no ser que sea un bodrio, me gustan todas. Algunas me gustan más y otras menos. Pero esta... ¡es que es muy mala, joder!. ¡Seis euros!. ¡Seis! (6). Ay...

Y si dicen que segundas partes nunca fueron buenas, agarráos, que la secuela va a hacer historia.

La Guerra de los Mundos

A causa del gran número de quejas emitidas en las últimas horas por los amantes de los animales en relación a las fotos publicadas, la dirección de esta página ha decidido restituir la imagen y el honor de Trex con nuevas imágenes. Esperamos que éstas sean del agrado de todos.

Bueno, a lo que iba. He visto esta tarde La Guerra de los Mundos, una adaptación de la novela de Herbert George Wells. Ya he oído un par de confusiones, por lo que he de aclarar que Orson Wells y H.G. Wells no son la misma persona. Sorprendente, ¿eh? "H.G." es el autor de la novela La Guerra de los Mundos, y "Orson" fue un magnífico director de cine que llevó a la radio una adaptación de esta novela de manera tan real que la gente se lo creyó. Por eso Orson Wells está habitualmente también asociado con esta obra de ciencia-ficción.

Bien, la película. En el aspecto visual, es realmente espectacular. Los efectos especiales y la ambientación de las escenas es impresionante, y si además todo va acompañado de un buen sonido, algunas escenas resultan bastante sobrecogedoras. Por otra parte, hace mucho —muchísimo— tiempo que leí el libro, y no estoy seguro de hasta qué punto la adaptación se ciñe a éste, pero da en momentos la sensación de que existen demasiados elementos en la película ajenos al argumento principal. Como suele ser habitual en este tipo de películas, y casi en la mayoría de producciones hollywoodianas, el protagonista principal —Tom Cruise en este caso—, y por si el argumento de la obra en sí no fuese suficiente, tiene algún tipo de problema familiar o sentimental. Algunos de esos elementos pueden llegar a ser bastante desquiciantes en determinados momentos, pero una vez te acostumbras, se sobrelleva bastante bien. Lo que queda, el argumento de la película, pues es la obra de H.G. Wells, a la que no se le puede poner ninguna pega. En conjunto, le pondría un siete sobre diez. Es además una de esas películas que vistas en el cine ganan mucho, y vale la pena pagar los seis euros de la entrada porque en este caso, a diferencia de otros, lo que aporta una sala de cine —el sonido, la imagen— se agradece.

Cambiando un poco de tema, mientras la veía y a propósito de los extraterrestres, me he acordado de Señales, la película de Mel Gibson. Si lo piensas un poco, resulta bastante gracioso que a unos bichos que son "alérgicos" —por decirlo suavemente— al agua, se les ocurra la feliz idea de invadir un planeta en el que el setenta por ciento de la superficie es agua y llueve de manera periódica. Es decir, que no sólo está en la superficie, sino que además el agua cae del cielo. Leches, eso es estar desinformado, y lo demás son tonterías.