Quien mucho abarca, poco aprieta

Ustedes, como yo, saben que no hay tiempo para todo, por mucho que uno estire los minutos; a mí me ha costado mucho entenderlo y más aún digerirlo. Es como una manta una noche de invierno: si uno estira demasiado de un lado, siempre hay otro que se queda sin abrigo. En la sabiduría popular, eso se llama quien mucho abarca, poco aprieta.

Como he repetido hasta la saciedad, hace mucho tiempo que quiero escribir un libro, más allá del recopilatorio de relatos que como habrán comprobado ya no está disponible. También hace bastante que me gustaría coger de nuevo la afición por correr, algo que empecé a hacer hace unas semanas. Y todo eso, por supuesto, sin descuidar a mi pareja, mi familia, mi trabajo o cualquiera de esas cosas que no debería uno dejar de lado, si se aprecia en algo a sí mismo.

Desde el 6 de noviembre de 2003 hasta hoy, 22 de septiembre de 2008, han pasado casi cinco años durante los que he escrito 1188 entradas que recibieron en conjunto un total de 6946 comentarios; verán que nada de eso está ya públicamente accesible. Creo que no está mal del todo, aunque por supuesto, todo es mejorable. El número de visitas fue siempre oscilante, aunque en ningún caso algo por lo que este blog destacase.

Voy a ir acabando. No voy a decir que cierro el blog, porque no es eso lo que estoy haciendo. Digamos, entre nosotros, que lo voy a dejar reposando por un tiempo indefinido. Un día cualquiera, cuando sea consciente de mi inutilidad o cuando considere que ha llegado el momento, retomaré este espacio. Hasta entonces, y como diría Truman, por si no volvemos a vernos (porque ustedes no vuelven): Buenos días, buenas tardes y buenas noches.