Derechos de los trabajadores
- Eh.
- ¿Qué?
- He estado leyendo.
- Así que has estado leyendo. Qué novedad.
- Déjate de coñas, anda. ¿Sabías que tenemos derechos?
- ¿Derechos?
- Sí.
- ¿Derechos? ¿Qué derechos?
- Pues derechos del trabajador.
- ¿Qué?
- Derechos del trabajador.
- ¿Derechos del trabajador?
- Eso mismo: derechos del trabajador.
- Ya. Derechos del trabajador, ¿no?
- Sí.
- Ya.
- Que sí.
- Así que has estado leyendo.
- Sí.
- Y has estado leyendo que tenemos derechos.
- Sí.
- Derechos.
- Sí.
- Del trabajador.
- Exacto.
- ¿Y cuántos derechos tenemos? ¿Muchos o pocos?
- Hablo en serio. Me he estado informando.
- Te has estado informando y hablas en serio. Ya veo.
- No me estás escuchando.
- Pues no mucho, la verdad.
- Pues deberías, porque esto te interesa.
- Sí. Me interesa.
- Sí.
- ¿Eres consciente, querido amigo, de que somos asesinos a sueldo?
- Sí, pero también somos trabajadores. Y como trabajadores, la ley nos ampara.
- Asesinos a sueldo.
- Trabajadores.
- Matones.
- Trabajadores.
- Sicarios.
- Trabajadores.
- Bueno, como quieras. ¿Y dices que la ley nos ampara?
- Sí, ya te lo he explicado. Como trabajadores que somos, la ley nos ampara.
- Vaya con la ley. Qué bien me siento ahora que sé eso.
- Bueno, déjalo, veo que no te interesa.
- No, no, por favor. ¿Y qué derechos tenemos, si puede saberse?
- Pues derecho al desempleo, derecho a la jubilación, y otros que no me acuerdo.
- Y otros que no te acuerdas.
- (…)
- ¿Le has contado todo eso al jefe? Seguro que como empresario, le interesa.
- Guárdate tus ironías para mejor momento.
- Vale, haré un esfuerzo. ¿Y dónde, si puede saberse, has leído todo eso?
- En un folleto que llevaba Smith en uno de los bolsillos.
- ¿Smith? ¿Qué Smith?
- El sindicalista.
- ¿El sindicalista? ¿Qué sindicalista?
- Sí, coño, el que nos cargamos hace un par de semanas.
- Ah, sí. Smith. El sindicalista. Claro.
(…)
- Oye.
- ¿Qué?
- Pensaba que eras idiota, pero tienes que disculparme. Creo que en realidad no lo eres.
- Gracias.
- Creo que no eres idiota, sino profundamente idiota. Eso es lo que creo.
- Mira, olvídame. Ya me necesitarás, ya…
- Ya…