Con la que está cayendo
Con la que está cayendo, a Rajoy no le parece interesante plantear que la Iglesia pague el IBI por los locales en los que desarrolla una actividad lucrativa. Cierto es que el PSOE sigue en su línea de denunciar y proponer medidas que ellos mismos no se han atrevido a ejecutar en sus ocho años de mandato, pero eso no cambia las cosas y no acabo de entender cuál es el enrevesado argumento por el que Rajoy piensa que las circunstancias actuales no son las adecuadas.
Con la que está cayendo, se ha rebajado el sueldo a los funcionarios y se les ha subido la jornada laboral. Con la que está cayendo, se han recortado muy significativamente las partidas de educación y sanidad. Con la que está cayendo el presupuesto de ciencia y tecnología se ha reducido a la mínima expresión (nuevo modelo económico dicen). Con la que está cayendo se ha subido el IVA al 18% y más que se subirá. Con la que está cayendo se ha incrementado la edad de jubilación. Con la que está cayendo se han recortado los derechos laborales. Con la que está cayendo todo lo que sea necesario porque es necesario con la que está cayendo.
Con la que está cayendo se le dan —de momento—19.000.000.000 € a Bankia y los que habrá que darle a Caixa Nova Galicia o Banco de Valencia. Con la que está cayendo Rodrigo Rato ganó 2.400.000 € en 2011. Con la que está cayendo Gorigolzarri deja claro que no busca depurar responsabilidades en Bankia. Con la que está cayendo no hay ni una sola comisión de investigación por lo ocurrido en las cajas de ahorro de este país y la Fiscalía ni está ni se le espera. Con la que está cayendo no ha habido en este país más que un puñado de dimisiones políticas voluntarias siempre acompañadas de su finiquito millonario a pesar de su lamentable gestión. Con la que está cayendo los políticos siguen sin tocar sus prebendas, sin dimitir, sin explicar nada. Con la que está cayendo Rajoy se atreve a decir que no es momento de tocar el IBI de la Iglesia.
Hace unos días, una persona me mandó un artículo de Santiago Álvarez de Mon publicado en Expansión y cuyo título era "Un país de llorones", que criticaba como pueden imaginar el pesimismo y victimismo que según el autor reina en este país. A pesar de la necesidad de mirar al futuro con optimismo, dejando de lado comentarios tan lamentables como "Los más vagos y violentos se limitan a despotricar del sistema" (¿es que no está permitido poner el sistema en cuestión? ¿es eso ser un vago o un violento? ), el autor se olvida de que esa mirada al futuro y trabajar para que éste sea posible no son tareas incompatible con mirar al pasado y pedir responsabilidades. Es más, es imprescindible.
Un país de llorones no, pero tampoco de borregos.