Típico, podría decirse

Después de un par de días sin presencia en Internet por problemas de infraestructura, y otros tantos por falta de ganas e ideas, ya estoy aquí de nuevo sin un ápice de ingenio. Eso significa, entre otras cosas, que toca comentario intrascendente, porque voy corto de tiempo y neuronas.

Después de una semana de vacaciones, hot es lunes y me siento casi como si no me hubiera ido. Remarcar ese casi. Aparte del sábado y domingo, y parte del viernes, me pasé una media de 10 horas diarias estudiando Filosofía Política, i.e. Rawls, Habermas, Nietzsche y Cortina. Desde el liberalismo político rawlsiano a la ética discursiva habermasiana, pasando por el nihilismo transvalorativo nitzscheano. No conozco aún el resultado, pero puede decirse que tengo una ligera seguridad de que será razonablemente bueno, si me puedo fiar de mi intuición.

Lo cierto es que siempre he confiado mucho en cómo mi cabeza funciona en el momento del examen, aunque imagino que no es algo por lo que me deba sentir especial. Básicamente, todo se basa en que no importa cuál es mi percepción consciente de mi nivel de conocimiento de la materia antes del examen. Sea como sea, una vez puesto delante del papel, y pasados 15 minutos de reorganización mental, las ideas se abren paso por mi cabeza hasta él. Hasta hace algún tiempo, eso siempre había dado resultado, pero quizá por falta de confianza en ese mecanismo, últimamente no sólo no estaba dejando pasar (bueno, "dejar pasar" suena demasiado pasivo para lo que en realidad se hace) ese necesario prólogo, sino que ni siquiera llegaba a entrar al examen por miedo al fracaso. Imagino que todo eso es, en parte, gracias a mi parcialmente estúpida manía de mantener una media de carrera alta, que hay que reconocer que me está costando más esfuerzos de los necesarios, por no hablar de la parte económica.

Supongo que podría haber hablado de mi opinión sobre las fotos que retratando la miseria humana del Tercer Mundo ganan premios, o sobre cómo acabé bañándome en calzoncillos en la Noche de San Juan (hay documento gráfico, pero por fortuna, no es público). O mi opinión de porqué las empresas que dejan propaganda en los coches deberían pagar un plus de recogida de basuras.

Pero en definitiva, no me ha salido nada de eso. Sólo un aburrido comentario sobre cómo funciona mi cabeza en momentos de tensión intelectual, a propósito del examen del pasado jueves; qué aburrimiento, qué tedio, qué absurdo. Y qué narcisista.

Típico, podría decirse.