Post coñazo o la necesidad de un chute

Hace unos días leí vayaustéasaberdónde que lo que había que hacer era *hacer* las cosas, y no *pensar* en hacerlas. Ya saben, un pensamiento de esos pretendidamente geniales. Al instante, pensé, en línea con mi habitual entusiasmo inicial por la novedad: '¡qué gran idea!', y me vino a la cabeza esa cosa "seria" que llevo tanto tiempo queriendo hacer; léase ésta como "ponerse a escribir". Unos segundos después, me dí cuenta que el mi problema no era pensar en y no hacer, sino no tener tiempo para hacer, porque como todo el mundo sabe, pensar en no quita demasiado tiempo a no ser que haya faldas por medio, pero no pasa lo mismo con hacer, haya o no faldas. He aquí pues que la cuestión no viene a ser el hacer y no el pensar, sino más, bien, el qué hacer antes y el qué hacer después. Espero que me sigan, porque en realidad, eso sólo es parte del problema. Hay más.

Esto enlaza con mi historia personal en el siguiente punto. Quizá sepan, y si no lo saben aguarden que yo se lo digo, que desde hace algún tiempo -demasiado- tengo intención de sentarme a escribir algo que cueste más de diez minutos de leer. Ya saben, una de esas cosas con hilo argumental, personajes, etc.; algo "serio". Léase como potencialmente publicable, aunque sólo sea para enfrentarme al demonio del fracaso. El problema es que el blog viene a ser una mosca cojonera bastante molesta, pero como suele decirse, sarna con gusto no pica. Me explico, si es que a estas alturas no han pillado por dónde voy. Este blog viene a satisfacer mi gusto por la escritura, con o sin rumbo, y proporcionar pequeñas y diarias dosis de satisfacción ególatra; es mi chute diario. Me proporciona autocomplacencia a corto o muy corto plazo. Pero claro, todo esto lleva tiempo, más del que debería. Y una novela, un libro de cuentos, como decía antes, un algo "serio", es algo en términos temporales prácticamente incompatible con un nivel decente de actualización; es decir, que me obligaría a dejar a un lado el blog de manera bastante importante, para dedicarme a la escritura, y pasar de este inmediato a buscar una satisfacción de mi ego más a largo plazo, dependiendo de cuánto tarde en fracasar, abortar o tener éxito, al menos en la ejecución. El problema viene a ser, pues, si soy capaz de prescindir o no de, como los he llamado, mis chutes diarios.

He aquí mi dilema diario, en pocas palabras, ¿qué les parece? Y cambiando de tema, me han cambiado aumentado sensiblemente la medicación porque por lo visto tengo el cuello bastante contracturado, así que si me notan más depresivo o menos comunicativo que de costumbre, es normal. No es que sea asín, es que yo lo valgo.