Montanejos, 3 de julio

Este domingo Alex y yo volvimos a Montanejos, acompañados de Ana, Elena y Pablo. Y la siempre inseparable Samy, por supuesto. Alex y yo ya habíamos estado el fin de semana pasado escalando en Huevo diminuto y en los sectores de la carretera antes del túnel de miradores (donde da la sombra a partir de las 15h aprox. por lo que es un lugar perfecto para escalar por la tarde), aunque nos habíamos quedado con ganas de probar algo al otro lado del río, delante de miradores, así que allá que volvimos. No sé si es la longitud de las vías, el grado ajustado, el hecho de que vamos a sectores que no conocemos, el calor, el cansancio acumulado por el trabajo (en mi caso), o simplemente pereza, pero atrás quedaron las sesiones de 8 o 10 vías diarias. Es más, el domingo no encadené nada, y apenas pude montar/subir media docena de vías, y la mitad de ellas en top.

Al menos, nos consolamos descubriendo sectores nuevos, y este fin de semana tocó Pirulo encantado, ubicado justo enfrente de miradores, a la izquierda de la esfinge, donde tenemos pendiente la Pericondrio Tragal para una próxima visita.

La mañana comenzó con Asesinejos Crack, un 6a+ demasiado duro para empezar, y cuyo paso crítico está situado justo antes del techo. El resto no tiene especial complicación, pero entre que odio profundamente todo lo que huela a babaresa (será que no me fío de mis brazos ni de mi técnica) y que la roca está bastante lavada, a dos chapas de la reunión y tras unos minutos de duda preferí dejar las cosas como estaban y que Alex acabase de montar las chapas restantes. Luego, en top, las cosas cambian significativamente, aunque lleves algo de comba y tengas a media docena de personas mirando desde los miradores.

Una vez hubimos subido Asesinejos Crack, y a la vista de las pocas opciones y porqué negarlo, las pocas ganas, nos fuimos a por Garganta Profunda, un 5c que Pablo y Elena habían desistido de subir por la altura, para variar, de la primera chapa. Alex encadenó la vía sin demasiados problemas, montó reunión y tras él, subí yo. La vía no tiene ninguna complicación, ya que tiene buenas manos y la escalada es bastante evidente, pero lo que viene después, Chimenea Hebrea, es algo diferente. El comentario de Alex cuando estábamos en la reunión fue bastante clarificador: Alguien va a tener que echarle huevos para seguir. Y ese alguien, creo que más por temeridad que otra cosa fui yo.

Hay varias cosas que no gustan cuando uno comienza a subir Chimenea Hebrea. Primero, que la pared en la que tienes que apoyar los pies está bastante pulida, lo que no hace mucha gracia sabiendo cómo tienes que subirla; de hecho, mi opinión es que eso la convierte en un 6a+, no en un 6a como indica la guía de Ernesto López. Segundo, que las chapas alejan más de lo que a uno le gustaría. Tercero, que las chapas están colocadas *fuera* de la chimenea, por lo que la trayectoria de tu cuerpo en un vuelo resulta poco previsible, y eso no tranquiliza en absoluto. Y cuarto, que cuando pasas la mitad de la vía, pasas de tener las chapas delante a tenerlas en la pared de detrás, y no es especialmente agradable ir palpando la pared; en este sentido, ayuda que te indiquen desde abajo, aunque es una ventaja que no tienes si haces Garganta Profunda y Chimenea Hebrea en un largo (6b). En ese caso, es aconsejable aprovechar los pocos apoyos realmente fiables que hay para buscar referencias de por donde paran las chapas.

Por fortuna, conseguí montar la vía con algo de miedo pero sin demasiados problemas, y hay que reconocer que como chimenea es fantástica y la sensación al llegar arriba es cojonuda. Allí monté reunión, tras lo que Alex subió y bajamos rapelando hasta la primera reunión, y desde allí, tras sortear cierta masificación (Pablo estaba llegando a la reunión justo en ese momento), hasta el pie de vía, donde paramos a comer.

De lo que hicimos después de la comida no hay mucho que destacar. Aunque la idea era subir a las vías que hay a pie de carretera, nos quedamos en Sector Invisible, justo antes de la presa, cuyo nombre da una idea de porqué las vías están en general tan sucias: nadie las ve, y por eso, nadie las escala, y por eso, están llenas de mierda: tierra, arbustos, arbolillos, etc. Mala decisión de escuela, en cualquier caso. Allí probé con Hell Boy, un miserable 6a que aunque subí dos veces de primero, no conseguí encadenar (aunque me quedé con el paso que se me atragantó en ambas subidas); para desquitarme, al bajar en la primera subida me llevé conmigo un buen número de hierbajos y eché de menos una sierra mecánica. Mientras tanto, Alex le tiró a Broca de Regalo, un 7a+ (cuyo grado Alex desconocía, pero que según Pablo sería un 5c+ ¿?), y se quedó en el segundo de los pasos que tiene la vía. Yo repetí la vía en top hasta ese paso, pero no me atreví ni siquiera a probar el siguiente paso, por la mala pinta de la caída y lo poco fiable que era la regletilla de la que había que cogerse.

Tras esto, con pocas ganas y bastante cansados, cogimos los trastos y volvimos a los coches. Queda pendiente para este verano la Pericondrio Tragal, no sé si en 2 largos o en 4.