Jérica, 19 de septiembre

Este fin de semana, a pesar de que Alex y yo llevamos un tiempo queriendo ir a Albarracín a hacer algo de bloque, nos decidimos a ir a Jérica, en parte por las molestias de hombro que llevo algún tiempo arrastrando; en principio el fisio le quita importancia, y he comenzado a hacer algunos ejercicios de fortalecimiento de la musculatura del hombro y estiramientos diarios, con lo que espero mejorar en breve. Aparte de eso, desde la acertada adquisición de los Miura he comenzado a confiar más en los pies, con lo que comienzo a cargar menos de brazos.

Indicar el grado de las vías de Jérica es algo confuso. En el libro de Luis Alfonso, "Escalada en Castellón" (mayo 2010), en el que ha colaborado Txenxo Llí, el grado es ligeramente superior al grado que se puede encontrar en el clásico de Carlos Tudela "Deportiva cercana a Valencia" (2005) y en las reseñas de Internet de enlavertical. La diferencia suele ser de un grado (por ejemplo, 6b en el primero, 6a+ en los segundos), aunque en ocasiones puede llegar a dos (por ejemplo, de 6c a 6b).

Personalmente, me inclino más hacia la acotación de la guía de Luis Alfonso, que es la que se utiliza en esta entrada, por varias razones. En primer lugar, es un libro cinco años más nuevo, actualizado y muy reciente. La segunda es que Txenxo Llí es el mayor artífice y conocedor de la escuela de Jérica, y sin duda habrá participado en la (re)gradación de las vías. Por último, mi experiencia personal durante los tres meses que llevo escalando, breve pero intensa, hace que mi percepción de las vías esté más cercana a la gradación del libro de Luis Alfonso que al de Carlos Tudela. En cualquier caso, dicho esto, un grado no es más que un número (y una letra y un símbolo, cuando procede) y tampoco hay que darle mayor importancia de la que tiene como orientación. En este caso, la diferencia de grados no es tan abismal como para encontrarnos en algo muy por encima o debajo de nuestras posibilidades; si montas un 6a habitualmente, tus posibilidades de 6a+ en Jérica dependerán de las escuelas en las que te hayas movido, y del tipo de vía que abordes. No obstante, incluyan un maillon en sus arneses, por si acaso.

Tras esta no tan breve introducción, continúo. La cuestión es que nos acercamos a Jérica en una salida casi tan multitudinaria como la de la semana pasada en Buñol. Acudimos Alex, Ana, Abel, Luis, Rafa, Laura y yo, tras lo cual se unieron poco tiempo más tarde Lola y Mar. A última hora, Trevor se decidió a aparecer, con lo que éramos ya unos cuantos. A diferencia de Buñol, la base de las vías no es cómoda, y eso hace algo más incómoda la estancia. Otra diferencia fue que Rafa ha adquirido una cuerda Roca de 70m. más un Gri-gi y una decena de cintas expréss, por lo que no nos vimos tan justos de material como en La Jarra.

El día comenzó suavemente, debido en parte al nivel de la mayoría de los escaladores; ya habría tiempo para probar cosas más complejas durante el resto del día. Así, prácticamente todo el mundo, incluidas Lola y Mar que llegaron un poco más tarde, pudo subir y/o montar y/o encadenar La zona 5º (Vº, 18m.) y No somos nadie (IV+, 12m.). En este caso, si no recuerdo mal, Abel, Rafa y Mar encadenaron sus primeras vías, con gran satisfacción :) He aquí algunas fotos de tales momentos:

Tras este calentamiento, continuamos subiendo por la pared (horizontalmente de momento), y Alex y yo decidimos probar algo un poco más complejo. Dicho y hecho, nos decantamos por Humano en Vano, un 6b de 20m cuyo comienzo es casi la parte más compleja de la vía, con un ligero desplome y pocos agarres. Con no pocas dificultades y la lluvia comenzando a caer tímidamente cuando me encontraba a apenas tres o cuatro metros de la reunión, pude montar la vía. Una vez bajo, esperamos a que parase de llover y pocos minutos después Alex la montaba en top, algo recomendable dada la verticalidad de la vía, la necesidad de adherencia en algunos puntos, y la roca ligeramente mojada. Puesto que Alex me aseguraba, y estaba medio lloviendo, no tenemos más que una foto de aquel momento: la vía.

Tras esto, me separé un poco del grupo, y me llevé a Luis en busca de Kinto Sello, un V+ con el que tengo una cuenta pendiente desde mi tercera salida hace tres meses, y donde me ví obligado a dejar un maillon. Ésta aparece en la guía de Carlos Tudela pero de la que no hay rastro en la de Luis Alfonso; todo apunta a que corresponde a Onanirás, un 6a de 25m. En cualquier caso, como suele ser habitual, me equivoqué y me metí en Destlaka, un 6b de 22m de placa en el que pasé algún que otro apuro, y el miedo y la falta de confianza me hicieron agarrarme a la express recién chapada un par de veces (sí, lo admito). A trancas y barrancas, con algún que otro susto y tras más de media hora en la pared, conseguí montar el segundo 6b del día, aunque me resisto a "apuntármelo".

Mientras yo me pegaba con la roca, el resto del grupo hacía lo propio unos metros más arriba. Alex había montado Trompera matinera y T'haschalao de un tirón, lo que venía a ser una vía de cuarenta y pico metros para la que tuvo que empalmar dos cuerdas. Además, "alguien" (Trevor, posiblemente) había montado Pare Pere, un 6a (este sí, ligeramente alto de grado) de 15m bastante divertido que transcurre por un diedro.

Poco después de bajar de Destlaka, Rafa nos abandonó debido a sus compromisos como padre y marido :), y algunos de nosotros nos pusimos a comer, mientras el cielo amenazaba no con caer sobre nosotros, pero sí con llover. Aunque la idea original era cambiar a la pared de enfrente, al no hacer sol, y con las vías montadas, no tenía mucho sentido, y continuamos en el sector Pisuke.

Tras ver a Luis subir Pare Pere sin aprovechar las paredes del diedro, decidí subir para mostrarle que no era necesario subir por la grieta (aquí el experto), aunque sin muchas ganas de correr riesgos, decidí subir en top. El problema es que una vez arriba ví una chapa que seguía y me entró esa tentación llamada "creo que puedo seguir", así que dicho y hecho, y ahora de primero, tiré para arriba sin pensar que el rozamiento de la cuerda a través de la anilla y el desplome de salida me haría sudar la gota gorda para subir la cuerda al chapar. En efecto, en alguna ocasión casi pierdo el equilibrio, y subir cuerda me costaba casi más que subir yo mismo. Por suerte, la cosa no fue a mayores y conseguí montar la reunión, ubicada unos 10-15 metros hacia arriba, en lo que sería un V+ que no he podido localizar.

La última vía del día, que acabó (el día) antes de lo previsto a causa de la lluvia, fue Sasbara, un 6b de placa de 26m, equipado con químicos, con mucho uso de adherencia y algunos pasos muy complicados sobre todo en la segunda mitad, en la que estuve diría que algo más de media hora. En cualquier caso, con algo de cansancio tras las vías acumuladas por la mañana, más miedo del necesario y no pocas dificultades, conseguí montar la vía y quitarme los pies de gato justo antes de que se me cangrenasen los dedos de los pies. Fue poner el pie descalzo en el suelo y comenzar a llover, tras lo que Alex, con ganas de subir algo más exigente, comenzó a subirla en top, aunque desistió a pocos metros debido a la intensidad de la lluvia, que hacía una vía de adherencia como aquella casi intransitable y bastante peligrosa. He aquí algunos momentos:

Tras esto, recogimos los bártulos y con la lluvia ejecutando sus amenazas, volvimos a los coches. En definitiva, a pesar de que la idea era pasar todo el día, acabó siendo un sábado muy provechoso, que me ha permitido comienzar a coger confianza en grados por encima del 6a, y desarrollar algo de técnica de adherencia; sigo teniendo algo de miedo a volar, pero como suele decirse, hago lo que puedo. Sin prisa pero sin pausa, tres meses después de mi primera vía, vamos mejorando.

Hoy he vuelto a salir, esta vez a Montesa y en un plan mucho más relajado, con Pedro y Diego, quien se suma a la cohorte de principiantes, y promete volver. Lo contaré mañana, si puedo.