Funcionariado y parasitología

Siempre he sido de la opinión de que en este país sobran funcionarios. Bueno, no es que sobren, sino que el trabajo que hacen podría hacerse con la mitad de ellos en cualquier empresa privada (y sin tener que explotar a nadie), o visto de otro modo, con la cantidad de funcionarios que hay, los trámites burocráticos deberían ser considerablemente más rápidos.

Obviamente, no estoy hablando de todos ellos. Aquellos que están en escuelas, hospitales, limpieza, policia, prisiones, etc etc, me parecen tan buenos como cualquier trabajador de la empresa privada, y a menudo mucho más sufridos, porque por la mala gestión de sus responsables (no quiero implicar que en la empresa privada no haya mala gestión, porque la hay y mucha), deben sufrir masificaciones de enfermos, alumnos o de aquello con lo que quiera que esté relacionado su trabajo. Hablo específicamente (siempre hay excepciones) de aquellos en organismos oficiales como por ejemplo (pero no son los únicos) ayuntamientos. No sólo no trabajan ni un minuto más de lo estipulado en su horario, sino que sus almuerzos y descansos son más que eternos, y se muestran siempre dispuestos a remitirte a otra ventanilla, porque "eso no es de mi competencia".

En alguna ocasión me he planteado presentarme a unas oposiciones de este tipo, pero cada vez que vuelvo a tratar con algún funcionario de los mencionados, se me quitan las ganas porque sería incapaz de tal pasividad e inutilidad diarias. Y todo ello porque sé que es muy probable —algo que seguro le ha pasado a más de uno— que sean los propios funcionarios los que fuercen a los "nuevos" a adoptar la pasividad de la que hacen gala, en caso de que éste venga con "demasiadas" ganas de trabajar.

No se cuanto costaría hacer que el funcionariado del que he hablado sea relativamente eficiente, pero si se hiciese, se conseguiría que aquellos que vamos a hacernos análisis de sangre en el Hospital de la Fe no nos sintamos como en una discoteca a las tres de la madrugada y dispongamos de unas instalaciones decentes. Porque visto lo visto, no me extraña para nada el auge de la sanidad privada. Lo cual no habría de sorprenderme, teniendo en cuenta las políticas sociales que lleva a cabo el actual gobierno.

Aunque bien pensado, si esto alguna vez se consigue, los beneficios no servirán para otra cosa que para engordar ese superávit del que presume Rato (en lugar de invertirse como debería hacerse), así que casi mejor que las cosas sigan como están y al menos, habrá menos gente en el paro.