Estados de ánimo

Últimamente estoy muy catastrofista.

Ayer entregué la declaración de la renta, sí, a mano, y mientras el chaval de la ventanilla del banco me la cuñaba, yo empecé a darle vueltas a las infinitas probabilidades de que algo de lo que estaba haciendo no fuese correcto y yo me quedase sin esa pasta que me tienen que devolver. Pensé en la posibilidad de que se le hubiese olvidado algún cuño, o que la fecha de éste estuviese ilegible, o que no hiciese todos los trámites correctamente, o que la entregasen tarde y/o mal, o que la dejase en la bandeja equivocada, o que se cayese al suelo, o que se les traspapelase, o que simplemente, yo me hubiese olvidado de algo... y me veía acto seguido yendo de sucursal en sucursal, rellenando hojas de reclamaciones, llamando a Hacienda, de aquí para allá, perdiendo horas de trabajo, de ventanilla en ventanilla, vuelva usted mañana, rogando, suplicando, pidiendo favores...

Hoy. ¿Se acuerdan de este post? Pues tres meses y menos de cinco mil kilómetros después se ha fundido de nuevo el faro. Ese. El mismo puto faro. Y en la misma línea, me he puesto a cavilar qué pasará cuando mañana lo lleve al taller, si me cogerán el coche, pero seguro que no porque todo el mundo está a punto de irse de vacaciones, y me tocará dejarlo, irme a casa en metro, o peor, me dirán que sí y luego no lo tendrán, y además me tocará pagar, porque dirán que es fallo por desgaste, y que eso no entra en garantía, y me cagaré en la madre que parió a la Renault, y...

Y es que por si eso no fuese suficiente, maldita casualidad, me he encontrado mientras venía hacia casa con la Benemérita un coche por delante de mi. Claro, con el faro fundido. Y sin el piloto del intermitente. Qué suerte, Manolín. Y de nuevo, he empezado que ahora me paran, me piden los papeles, me preguntan si sabía que lo llevo fundido, y claro, joder, si les digo que no pensarán que les tomo el pelo, pero es que si les digo que sí, me dirán que porqué no lo he cambiado, y yo les diré que no sé, y que lo intenten ellos si pueden, y no querrán, y además que coño les digo si me preguntan por el piloto del intermitente lateral, y entonces me multarán, y no podré hacer nada, y me cagaré en la madre que parió a la Renault y... y bueno, el caso es que en la rotonda han girado a la izquierda y los he perdido de vista.

Así que espero que, como en este último caso, mi catastrofismo sea infundado y todo vaya a pedir de boca. Aunque veremos mañana en el taller, porque me da a mi que lo de la garantía en esto de los talleres es más papel mojado que otra cosa...