De manifas

Ayer tuve el dudoso privilegio de pasarme casi una hora metido en el coche por un atasco en el centro de Valencia, a causa de una manifestación que cortaba una de las principales calles de la ciudad. Mientras intentaba coordinar con mi señora su rescate, que era la única razón de que andara -o andase- yo por allí, le pregunté si podía averiguar cuál era el motivo de aquella oportuna reunión pública. Según me indicó, uno de los carteles rezaba:

 

No al feminismo impuesto por el orden heterosexual

 

Y aunque hace escasos momentos he caído en la cuenta de que ayer era el Día de la Mujer Trabajadora y que por tanto aquella pancarta y la citada manifestación eran dos de sus expresiones públicas, me pregunto yo si no sería mejor dejarse las perlas de intelectualidad y las correspondientes expresiones transgresoras para otros momentos y lugares, y escribir algo claro y sencillo que hasta los tontos podamos entender e incluso con lo que empatizar sin hacer muchos esfuerzos.

Vamos, digo yo, ¿no?