Corre Yogui corre

Ayer, en plena efervescencia poética, leí la siguiente noticia en elmundo.es (no, no tengo el enlace directo, ¿qué pasa?). Decía así, ni más ni menos, ni menos ni más: «Tras 30 años campando libremente por el Parque de Yellowstone, los osos grizzlies vuelven a estar en la diana de los cazadores. Los ha colocado el propio gobierno estadounidense, que quiere sacar a estos animales de la lista de especies en peligro».

Leyélo este servidor una y otra vez sin entender nada de nada. ¿Quieren sacar a estos bichos de la lista de especies en peligro de extinción... permitiendo su caza? Tras varios pensamientos dispersos y más de un café de dos y de tres, me di cuenta, con regocijo ante tamaño descubrimiento, y obviando el hecho de que el reportero en cuestión no había estado especialmente acertado a la hora de la redacción del breve, de que las listas de bichos que se nos van y la de bichos que ya se nos han ido es mutuamente excluyente (para los no pedantes, que el que está en una no está en otra). Y con esa revelación vino la luz. Vamos, que supongo la idea es pasar a los grizzlies de la primera lista a la segunda, y todos tan contentos. Bueno, menos Gasol y los suyos que se quedan sin mascota. Y menos los grizzlies en sí, claro, aunque no hablen.

Pero eso sí, los que se van a poner a cantar de alegría son individuos como John Turner, cazador, quien opina que «Ha llegado la hora de que los grizzlies formen parte de la cadena alimenticia». Impactantes declaraciones. Pues claro que sí, con ellos a la cadena, ¡hasta que nos los comamos tós!

Si yo fuese Yogui, no pondría esa cara.

(Aviso: El autor certifica no ser miembro de ningún clan del oso, cavernario o no).