Buñol, 21 de agosto

Ayer volví a salir a escalar a la sierra Malacara en Buñol (Valencia), esta vez en un plan más relajado, ya que me acompañaba Pedro, para quien era tan sólo la segunda salida, y no era plan de complicarle demasiado las cosas; se trata de que se aficione, no de que le coja manía. Además, siendo esta la cuarta salida en una semana, no tengo ya los brazos para muchos trotes, que están pidiendo algo de descanso.

Aunque el principal inconveniente de la escuela de Buñol puede ser la aproximación, que está en torno a 20 minutos no demasiado cómodos para el sector de la Jarra, lo cierto es que tiene una gran cantidad y variedad de vías, la mayoría en torno al sexto grado, que la hacen especialmente interesante si estás comenzando como es mi caso. Los detalles de la escuela, incluyendo grados y localización, se pueden obtener de la Guía de La Sierra Malacara.

Dicho esto, hacía más de un mes que no me acercaba por Buñol, y aquella vez, sin ningún tipo de croquis, Trevor insistió en que probásemos una vía en la zona Las Placas I, del sector La Jarra, que intentamos montar sin éxito durante hora y pico. Ayer, con la guía en la mano, he podido comprobar que se trataba de Peloduro, un 6c+ muy fuera de nuestro alcance, hoy y entonces. En nuestro caso, Pedro y yo pasamos directamente a la zona El careto del mismo sector, donde existe algo de variedad en el grado por debajo del 6a. Para empezar, monté la vía Poder eléctrico, un V cuyo comienzo es algo resbaloso sin duda debido al agua del barranco (ahora seco), pero cuya adherencia mejora tras unos metros. Aunque la primera vía del día suele ser para mí una de las más complicadas, no tuve demasiados problemas. Pedro la subió en top, y gracias a la resolución de un par de pasos no triviales, salió bastante contento.

A continuación, con el sol ya calentando la zona, monté Carro de güeyes, un V+ que comparte reunión con Poder eléctrico, y cuyo paso más complicado exceptuando la pequeña barriga del final es un trozo de placa de la tercera a la cuarta chapa, que hay que superar con ayuda de un cazo cerca de la segunda chapa y algo de adherencia. Tampoco en este caso Pedro tuvo demasiados problemas para acabar la vía, aunque en algún momento insistió en dar un "rodeo" del que tuve que disuadirle.

Por último, y a la vista del éxito, decidimos montar Sangre por sangre, un 6a que la última vez tanto Trevor como yo fuimos incapaces de finalizar (Alex se encargó de montarla en aquel caso). Esta vez me costó no poco esfuerzo y otro vuelo de 4m exactamente en el mismo lugar y agarre que la otra vez (Pedro estuvo atento), a apenas un metro de la reunión, pero en el segundo intento pude montarla. Por su parte, Pedro lo intentó en top hasta aproximadamente la mitad de la vía, pero no pudo hacer mucho más, así que en vista de la hora y el sol, recogimos los trastos y volvimos al coche.

Hoy me he levantado con las piernas llenas de agujetas, probablemente más de cargar con la cuerda y todo el material por el barranco hasta las vías que de la propia escalada. En cualquier caso, los brazos no están mucho mejor, aunque no tengo agujetas. Creo que mi cuerpo me está pidiendo unos días de descanso; creo que tendré que hacerle caso.