La explotación laboral en las ONG del "ámbito social"

Los que me conocen, saben que mi pareja se dedica a lo que yo llamo incorrectamente "el ámbito social", y que ella denominaría de una manera mucho más correcta y precisa. No importa. En su caso, colectivos desprotegidos o en riesgo de exclusión social: discapacidad intelectual, enfermedad mental, sinhogarismo o reclusos en tercer grado, entre otros. Una parte de sus amigos y conocidos también se dedican a lo mismo. Podríamos decir que en general, durante la última década ha trabajado para organizaciones muy conocidas y grandes del sector. Hablo tanto de ONG que se anuncian en televisión como de empresas multiservicios de ámbito nacional que, literalmente, "hacen de todo" (limpieza, jardinería, servicios sociales, seguridad, etc.). 

Sin ánimo de exagerar un ápice, podría decir que, en general, las condiciones laborales que ha tenido que sufrir en todas ellas han estado más cercanas a la explotación de lo que uno esperaría de organizaciones que tienen que llevar a cabo "una tarea social" y se nutren de subvenciones millonarias de dinero público, que sin duda debería estar sometido a un mayor control. En el caso de las empresas privadas alguien podría pensar que de algún modo es lo esperable: maximización de beneficios, rentabilidad y cosas así. Que sea lo esperable no significa que sea lo correcto, pero podría decirse que no supone una sorpresa.

Sin embargo, si nos vamos al caso de las ONG, parece que de algún modo su forma de funcionar debería estar más próxima a los derechos humanos y laborales de las personas, si es que los segundos no son un subconjunto de los primeros. Eso es lo que parece, porque la realidad es muy diferente, y puedo afirmar que ella no es un caso aislado; todas las personas que conoce y que se dedican a este sector trabajan en el mismo estado de precariedad e incertidumbre laboral, y tengo la sensación de que es algo que se reproduce en la mayor parte de estas organizaciones (fundaciones y asociaciones, en general), sean del tamaño que sean. 

La cuestión es: por ejemplo, de una organización que lucha por los derechos de las personas con discapacidad, ¿no es de esperar que muestre una mayor sensibilidad en todos los ámbitos sociales? Yo creo que sí. PERO NO.

¿A qué me estoy refiriendo en particular? Fácil. Me refiero a aguantar muchos meses sin cobrar, tener disponibilidad casi total en horarios y turnos, cobrar salarios miserables, a que la empresa (porque así es como funcionan, se llamen como se llamen) te ubique en una categoría profesional inferior a la que marcan tus funciones (por ejemplo, cuidador en lugar de educador, limpiador en lugar de cuidador, limpiador en lugar de educador), a no cobrar o tener que reclamar los pluses de nocturnidad o transporte que marca el convenio, a que la empresa marque servicios mínimos en huelgas generales que son superiores a los que hay un fin de semana, a tener que pelear hasta el último euro de la nómina y del finiquito, o a que la empresa mantenga de manera intencionada la incertidumbre laboral o penalice con la no renovación cualquier reinvidicación laboral de los trabajadores. Claro, que cuando uno ve que el delegado sindical de una ONG miente sin ningún tipo de pudor en un juicio a favor de ésta, o que otra intenta descolgarse de un convenio que ella misma ha promovido aprovechando la última reforma laboral, se pregunta que por qué debería uno esperar otra cosa. 

Ya, eso mismo pienso yo. Son organizaciones sin ánimo de lucro, no gubernamentales o como coño quieran ustedes llamarlas. Asumir cualquier otra cosa es una equivocación.

Si dejamos de lado el chantaje emocional autoinfligido y fomentado por parte de los mandos superiores, que explota la implicación personal de los trabajadores con los usuarios, la total ausencia de apoyo sindical (apoyo, he dicho, no presencia) y el hecho de que muchas de estas personas tienen un alto componente vocacional, otro problema es el escaso margen de maniobra a la hora de visibilizar las protestas. Después de todo, ¿quién va a solidarizarse con los trabajadores de una asociación que se dedica al cuidado de personas con enfermedad mental, si cuando éstos hacen huelga los usuarios quedan "desatendidos" (lo cual no es cierto, de todas formas)? ¿Y con los que trabajan con drogodependientes? 

Al final de la película, lo que queda es un retrato bastante siniestro y maquiavélico de este tipo de organizaciones, muy diferente al que uno imaginaría y sobre todo al que se muestra al público. Un retrato en el que el trabajador al final del organigrama, el que realmente cuida, interviene y se relaciona con los usuarios, es sacrificado, utilizado como un recurso intercambiable sin ningún valor, chantajeado y explotado en aras de maximizar los recursos para el fin social en cuestión. 

Claro que al fin y al cabo, ¿qué coño importa la vida de tus trabajadores, mientras no sean personas sin hogar o discapacitados? No es tu puto problema. Que se jodan.