¡Espe, queremos ser como tú!

No hay derecho. Se pasa uno las noches en vela, acostándose a las tantas, pensando algo original que decir, algo que inventarse, cabilando, elucubrando, escribiendo. Preocupado por sus lectores; ¿les gustará? ¿lo encontrarán interesante a la par que divertido? Horas y horas de esfuerzo intelectual delante de la pantalla, para decir algo que valga el tiempo que cuesta leerlo, y así aún a menudo sin conseguirlo.

Y luego llega la Aguirre, y así, sin esforzarse ni ná, como quien no quiere la cosa, derrochando humor, talento, fuerza, poderío, y saber estar, y dice que «es una mala noticia para la Comunidad de Madrid que la sede de una empresa eléctrica que es multinacional y que es una de las grandes empresas españolas multinacionales se traslade fuera del territorio nacional», y lo deja a uno hundío.

Qué gracia, qué fantasía, qué humor, que arte. Y sin ni siquiera despeinarse. Qué mujer, qué símbolo.