Escalada en la sierra Malacara

El sábado pasado, como llevaba haciendo durante las últimas semanas, salí a escalar con Pacho y unos amigos suyos, y después de intercambiar un par de correos, decidimos acercarnos a la Sierra Malacara en Buñol, en la que (previsiblemente) no había estado nunca. Siguiendo con la línea habitual, quedamos a las ocho de la mañana, ya que te permite llegar a buena hora a la roca y volver a casa a comer sin quedarte con la sensación de que te quedarías un par de horas más cogido en las alturas como una garrapata (la cabeza puede que se queje, pero los brazos te disuaden de continuar). A diferencia de las escuelas en las que ya había estado, el acercamiento a la escuela de Malacara lleva más de 10 minutos, y después de llevar toda la mañana escalando, volver al coche con la cuerda (70m) y todo el material se hace pesado, aunque se arregla parando un rato en el bar que al comienzo de la carretera que va hacia la escuela antes de volver a coger el coche. A pesar de cierta reticencia interna, Trevor y yo empezamos la mañana con una vía en el sector de entrada de Las Jarras llamada Peloduro, un 6c+. El caso es que después de tres intentos por parte mía y de Trevor, y yo diría que casi dos horas intentando superar ese paso, fuimos incapaces de seguir y tuvimos que ceder. De nuevo en el segundo intento volví a notar en ambos brazos una sobrecarga, consecuencia más que probable de la salida de Jérica, y este fue, desde que estoy escalando, el momento en el que más he notado la falta de fuerza en los brazos. La conclusión a todo esto es que la primera vía nos costó dos horas, no pudimos acabarla y acabamos con los brazos en no muy buenas condiciones.

Después de esta desastrosa introducción, el resto de la mañana no fue muy diferente. Tras esa, pasamos a la vía "Sangre por sangre" que aunque inicialmente nos pareció un V+, acabó siendo un 6a, principalmente gracias a una barriga que nos costó lo suyo superar. Ni que decir tiene que tampoco esta vía pudimos superarla, tras un par de intentos por cabeza, aunque a diferencia de la anterior, y siendo algo optimista, sin los brazos sobrecargados no le veo demasiados problemas, por lo que previsiblemente volveremos en un futuro a saldar la deuda contraída. Después de esta vía, en la que estuvimos también sus buenas dos horas, recogimos los bártulos y volvimos a Valencia, con los brazos como trozos de madera.

Este fin de semana, por primera vez en mes y medio, no voy a salir. Tengo que recuperarme de las molestias del hombro (ya prácticamente han desaparecido, por lo que creo que de momento prescindiré del fisio si el tema no vuelve a asomar la cabeza), dejar que el dedo corazón mejore y sobre todo, descansar un poco. Mientras, continuaré haciendo algo de elíptica, seguiré con las series de dominadas que he empezado a hacer (a trancas y barrancas) con el aparato de tortura que monté la semana pasada, y esperaré al fin de semana que viene.

No, hoy tampoco hay fotos. Ya lo sé, ya.