Eppur si muove

Oh, vaya, ya está de nuevo el pesado este con el rollo de la puta novela. Qué tío más pesado.

Sí, qué pasa. Respect.

Bueno, a lo que iba. La última vez que aparecí por aquí para hablar de mi eterno proyecto fue el 6 de diciembre. Entonces llevaba 135.000 palabras. Ahora llevo 140.000. El incremento de 5000 palabras en un mes no parece mucho, aunque claro, no se trata de generar volumen. A pesar de lo que puede parecer, en este último mes he avanzado bastante. Menos de lo que me gustaría y desde luego, menos de lo que debería a decir por las horas que paso delante del teclado y los dolores de cabeza con los que acabo algunos días, pero bueno. Ya saben, el que algo quiere... 

El primer y principal cambio que he abordado está en la estructura. Debido a la forma en que había planteado la historia el final de las dos primeras partes me chirriaba un poco (bastante) y no veía muy clara la forma de solucionar el problema. Después de mover varios capítulos y adoptar un enfoque bastante diferente en la tercera parte ahora la veo más clara. He sincronizado algunos puntos conflictivos, y aunque es posible que la segunda parte se haya quedado un poco coja, pero eso lo abordaré en su momento.

También estoy jugando un poco, sin pasarme, con el uso del presente y el pasado. Me costó mucho decidirme a escribir la novela en presente (cambié varias veces al principio), pero me gusta más la sensación de cercanía temporal (y en cierto modo, crudeza) que causa un "el hombre mira el cielo" que un "el hombre miró el cielo". Creo que el culpable de esto fue Corre Conejo, de Updike. El cambio de estructura me ha permitido introducir algunos flashbacks en los que recurro al pretérito. Al principio comencé a escribirlos en presente, pero creo que era confuso y requería dar demasiados detalles del momento temporal en el que transcurría la escena. Para mí es interesante, pero entiendo que en un marco que transcurre en el presente, si la escena se retrae al pasado, mantener el presente puede ser un poco raro. Debo admitir que después de escribir tanto tiempo en presente, a veces me cuesta un poco elegir entre el perfecto y el imperfecto (comió vs. comía), aunque creo que en general lo estoy resolviendo bien.

El tercer cambio, bastante reciente, es cambiar el género del personaje que en mi opinión es el más carismático de la novela (y el más hijo de puta, todo sea dicho). Que fuese un hombre me empezaba a dar poco juego y era un estereotipo, así que me lo he "cargado" y en su lugar he puesto a su mujer. Y en el lugar de su mujer, a otra mujer. Este cambio me está dando mucho juego en algunas escenas y tengo ya algunos cambios pensados para la siguiente revisión; algunos necesarios, otros que quiero introducir. No, no hay nada sexual.

Y eso es todo de momento, creo. Aunque el listado de lecturas pendientes no hace más que incrementarse y con la llegada de los Reyes Magos todo apunta a que se incrementará aún más, he tenido que dejar aparcados un poco los libros en marcha (principalmente Jota Erre, La broma infinita y La maravillosa vida breve de Óscar Wao). La única lectura que mantengo, más o menos, es No es país para viejos, que abordo por tercera vez. Me avergüenza admitir no he leído nada más de Cormac McCarthy, pero desde luego en este libro el cabrón es astringente y áspero. Habrá que leer otros.

Y hasta aquí puedo leer. Sirva este post como intermedio entre tanta foto de recurso fácil. Con Dios.