El día de la salud y el trabajo

Cincuenta millones de pesetas. Mañana no vengo a trabajar. Ni pasado. Ni directamente esta tarde. Me voy de vacaciones medaigualdonde y pido una excedencia de un par de meses. O más, ya veremos. Eso como mínimo. Trescientos mil euros. Uf. Joder joder. Jurl. Cancelo la hipoteca y mando a la mierda a Cajamadrid: ¡Váyase usted a la mierda!. Me reformo el piso, cuatro kilitos. Bueno, va, cinco con los muebles y así me quedan veinte kilos para mi. Veinte kilos... bueno va, tampoco hace falta que me toquen cincuenta, con que sean veinticinco y pueda arreglar lo de la hipoteca me vale. Cuenta con paga, y con toda la nómina para disfrutar de la vida. Coño, y aunque sean cinco kilos, que eso es ya una pasta. No me puedo retirar, pero con cincuenta tampoco. Bueno, y mil euros también me hacen papel, joder, mejor que nada, que tengo que hacer las reformas y me falta pasta... Bueno, si en realidad, con que me devuelvan el dinero del décimo, ya me doy con un canto en los dientes, que son veinte euros...

(¿Que si me ha tocado algo? Sí, claro, un kilo y medio, que me pesé ayer. Los cojones, eso me ha tocado, la puta lotería, porque otra cosa... de ilusión también se vive, dicen. ¡Y una mierda!)

Bueno, bueno, no pasa nada. Tampoco es que me haga falta el dinero. Si total, la mejor lotería es tener salud y trabajo, y coño, salud tengo, la justa y suficiente, y trabajo, coño, eso sí, trabajo, trabajo tengo un huevo, como para parar un tren... si seré miserable, encima de que no me toca un puto duro me va a tocar hacer horas extras...