Anuncios que no me gustan (de la DGT)

No me gusta la actual campaña publicitaria de la DGT, entre otras muchas cosas de este organismo. Por ejemplo, tampoco me gusta la prepotencia de su director ni la falta de ideas y soluciones del ente que dirige, no me gusta que crean que pueden sustituir los agentes de tráfico por radares, no me gusta que nos echen la culpa de todo a los conductores y no me gusta que de los cinco tramos más peligrosos en 2006 cuatro de ellos no hayan sido modificados [El Mundo].

Pero seguro que nada de esto es una sorpresa para nadie porque desde hace un tiempo me quejo de todo. Se habrán fijado además que desde hace un tiempo, todo pasa "desde hace un tiempo". Ya nada pasa ahora o me pasó en el pasado, y perdonen la redundancia. Ahora las cosas me pasan siempre "desde hace un tiempo"; supongo que será la edad, pero ya vale de gilipolleces. Que decía yo que los nuevos anuncios de la "empresa" del Pere Navarro no me gustan, y no porque me resulten desagradables, sino porque no me resultan. Voy a intentar explicarlo, aunque lo más probable es que fracase.

Bien. Si saliese en pantalla mi madre, mi novia, o alguno de mis amigos, indignados y diciéndome algo como "M., eres un gilipollas por no ponerte el cinturón", o "M., eres un gilipollas por no llevar casco", o "M., eres un gilipollas por correr más de la cuenta", encontraría lógica su indignación. He de asumir que si me mato, aparte de echarme a mi mismo mucho de menos, hay otras personas que van a sentir mi pérdida, por lo que es lógico que se muestren enfadadas o reflejen rabia al exigirme que haga el favor de seguir las normas de circulación. Hasta aquí, todo correcto.

Pero que esa indignación la muestre gente que no conozco de nada, y para la que no represento nada, me parece ridículo y poco creíble. Ninguno de ellos sentiría mi muerte en absoluto, porque son sólo actores. Y uno puede llegar a creérselo cuando *todo* transcurre en pantalla, es decir, cuando tanto la madre, el amigo, la novia, o la esposa, como el protagonista, son actores; cuando todo, absolutamente todo, es una escenificación. Pero cuando alguien que tú no conoces se dirige a ti con rabia y aparente preocupación, no funciona, no. Porque sabes que ninguno de ellos lo sentirá si te matas; porque sabes que sólo la rabia real es rabia, sólo la preocupación real es preocupación, y la fingida, no lo es. No.