A mí los extraterrestres

Parece ser que el CERN está desarrollando un nuevo acelerador de partículas que permitirá crear un agujero negro, entre otras cosas, y en el que se han gastado una suma nada despreciable de dinero. Parece ser también que a algunas personas el tema les parece algo imprudente, por aquello de que la criatura se nos meriende, y han llegado a poner una demanda contra la organización en cuestión en nosequé juzgado de nosedónde. Como es normal, parece ser que otras personas opinan que hay demasiado pseudocientífico suelto diciendo tonterías, lo que suscribo completamente y lo extiendo a cualquier disciplina imaginable.

Yo no sé más que lo justo de física, es decir lo suficiente para saber que la mierda de paloma va de arriba hacia abajo, pero me da más o menos igual que se cree un agujero negro que nos absorva como un niño se come un flan, que una raza extraterrestre fulmine la Tierra con un gigantesco rayo láser (no, eso sería cojonudo si antes nos amenazan por la tele) o que el Sol explote dentro de cinco minutos y nos engulla con patatas. Claro que entonces no me daría tiempo a acabar esta entrada y ustedes no la leerían y todo esto no tendría mucho sentido. Bien. A eso quería ir: a lo del sentido.

Más allá de asegurar unas condiciones de vida decentes para *los que ya están aquí* o de aliviar el sufrimiento de las personas, no tengo ninguna preocupación especial por la supervivencia de la raza humana, como si hubiese alguna razón mística ulterior que nos obligue a preocuparnos por aquellos que todavía no han nacido. No tenemos el deber de salvar a la raza humana de la extinción por alguna altruista obligación ética o universal; somos una mierda de especie en una mierda de planeta que, como el chiste, sabemos lo justo para andar sin cagarnos a la vez (y no deja de ser deprimente que con lo simple que es realmente todo, nos compliquemos la vida como lo hacemos). No podría vivir si tuviese que preocuparme por todas aquellas personas que nunca han llegado a nacer o por las que todavía no han nacido; si ya me cuesta sobrevivir con mis banales preocupaciones, imagínense si además me cargo a las espaldas responsabilidades de semejante calado; las personas que no nacen, no nacen, y punto. Qué más nos da; así que bienvenidos sean los extraterrestres y los agujeros negros, siempre que no duela.

Como podrán imaginar, hace rato que me he perdido en esta entrada, así que vamos a dejarlo en este punto. Espero que hayan entendido algo. Yo tengo los pies helados.