Todo es posible

«No tiene pérdida», te dicen. "Cuando llegues allí lo verás, no te preocupes, se ve enseguida".

Pero cuando llegas allí no ves nada. Lo veré, piensas. Ya, claro. Hasta que le preguntas a un abuelo, que sin ni siquiera abrir la boca señala con el dedo un cartel gigantesco que tienes a diez míseros metros, delante de tus propias narices. Y en lugar de pensar que lo acaba de crear con el simple gesto de su dedo porque está claro que hace un segundo NO estaba ahí, y reconocer que te encuentras por tanto frente a un poderoso ser, admites que sí, que es verdad, que no tenía pérdida.

Conclusión a): Maldita lógica esta que nos hace rechazar de por sí todas las posibilidades fantásticas que caben en este mundo.

Conclusión b): A veces no sé si miro, veo, observo o no hago ninguna de estas cosas.

(Confieso que me resistía a quitar el cartel de ayer, pero como decía Queen, The show must go on)