The hottest places in hell are reserved for those who in a period of moral crisis maintain their neutrality

Cuando yo era joven y bello, hace ya algunos años, firmaba mis correos electrónicos con la frase que titula esta entrada:

 

The hottest places in hell are reserved for those who in a period of moral crisis maintain their neutrality.

 

[Los lugares más calientes del infierno están reservados para aquellos que en tiempos de crisis moral mantienen la neutralidad].

 

Por aquel entonces, yo atribuía su autoría a Dante, debido a que probablemente leí en alguna parte que esta formaba parte de La Divina Comedia. Posteriormente, averigué que la popularidad de la frase y la atribución se debía, en gran parte, a la frecuencia con la que J. F. Kennedy la utilizaba en sus discursos. 

Algún tiempo después, algo o alguien me puso sobre la pista de la frase, y supe que ni la frase aparece en La Divina Comedia, ni la idea central tampoco. Hoy, por razones que no vienen al caso, he vuelto a toparme con la frase, y aunque me ha costado, he recordado de nuevo de dónde nace. Si quieren los detalles, los tienen todos en este enlace de quoteinvestigator.com, que es en lo que se basa esta entrada, pero yo se los resumo.

Al parecer, el germen de la frase en cuestión está en esta parte del Canto Tercero, Puerta Infernal [enlace a la obra en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes]:

 

[INF. III 30-42]

De incertidumbres la cabeza llena, pregunté: «¿Quién con voz tan dolorosa parece así vencido por la pena?»

El maestro: «Es la suerte ignominiosa de las míseras jalmas que vivieron, sin infamia ni aplauso, vida ociosa.

«En el coro infernal se confundieron con los míseros ángeles mezclados, que fieles ni rebeldes, a Dios fueron; 

«los que del alto cielo desterrados, perdida su belleza rutilante, son por el mismo infierno desechados»

 

[INF. III 51-63]

Entonces vide una movible enseña, revolotear tan temblorosamente, que de quietud no parecía dueña.

Detrás de ella, venía tal torrente de muertos, que a no haberle contemplado, no creyera a la muerte tan potente.

Luego que algunos hube señalado, la sombra vi, del que cobardemente, la gran renuucia hiciera de su estado;

y comprendí de luego, ciertamente, era la triste secta, renegada por Dios y su enemigo, juntamente.

 

Basándose en esto, Roosvelt escribió —correctamente— en 1915 que Dante había reservado un lugar de especial infamia para los ángeles que en la contienda se atrevieron a no tomar parte por el bien o el mal. Luego alguien —incorrectamente— convirtió ese lugar de infamia en el lugar más bajo del infierno, y de aquellos polvos vienen estos lodos. Más tarde, se convirtió en el más caliente y de esta forma, Dante quedó vinculado a una sentencia que jamás escribió y con la que probablemente no estaría de acuerdo.

Paradójicamente, el análisis hecho por el reverendo John A. Hutton en 1913, representado en la última frase de cada uno de los fragmentos, establece que Dante no coloca a los neutrales en el infierno, sino fuera de él, para evitar que los condenados sientan que existen almas todavía peores que las suyas. Esto se ve mejor en la edición en prosa que tiene escaneada online la Universidad de Alicante [ver enlace]:

 

Confundidos están con el ominoso escuadrón de los ángeles que no se rebelaron contra Dios ni le fueron fieles, sino que permanecieron indecisos (7). Arrojáronlos del cielo para que no manchasen su esplendor, y no fueron admitidos en el profundo Infierno, porque no pudieran gloriarse los culpables de tener la misma pena que ellos— (8).

 

Y aquí queda esto, para cuando tengan dudas o quieran fardar de intelectuales.

 

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Quizá no sepas que el poema Instantes de Borges, tampoco es de Borges.