Leísmo, laísmo, loísmo y otras cosas del comer

Si hay un elemento gramatical que me ha traído por la calle de la amargura durante la escritura —corrección y revisión, más bien— de la novela, ese ha sido el leísmo bueno. Reconozco con bastante naturalidad (cosas de no haber crecido en la zona centro de la península) el laísmo, el leísmo malo y el loísmo. Pero el leísmo bueno me puede, lo reconozco. Mientras corregía la novela, he pasado literalmente días leyendo el DPD de la RAE (Diccionario Panhispánico de Dudas) en busca de casos que consideraba dudosos. 

Aunque imagino que el lector ya lo habrá pillado, me refiero a leísmo bueno a los casos en los que gramaticalmente debería utilizarse lo, pero la RAE, que es muy generosa, nos permite —pero lo considera un poquín menos bueno— utilizar el le.

Sin embargo, esta dispensa está acotada al leísmo referido a persona masculina singular. Quedan fuera el femenino, el plural y el referido a cosa. Por tanto, lo que denomino leísmo malo es aquel caso en el que se utiliza le(s) cuando debería emplearse la(s) o lo(s). Por ejemplo: El coche le lleva al taller mi hermano todos los meses. Ya, suena fatal, pero esas cosas pasan.

Luego está el loísmo, que es utilizar lo(s) cuando se debe utilizar la(s) o le(s), y el laísmo, que como ya habrá el lector inducido, es cuando se utiliza la(s) cuando se debe utilizar lo(s) o le(s). Por ejemplo, La escribí una carta es un laísmo, y Los dije que no vería el partido con ellos un loísmo. 

Sigamos. Aparentemente, las normas para la utilización de los prónombres átonos de tercera persona lo(s), la(s), le(s) son sencillas, y se muestran en el siguiente cuadro (extraído de la RAE):

lalelo.PNG

Resumiendo, y continúo citando la misma página de la RAE (la ne:

  • Cuando el pronombre desempeña la función de complemento directo, deben usarse las formas lo, los para el masculino (singular y plural, respectivamente) y la, las para el femenino (singular y plural, respectivamente).

  • Cuando el pronombre desempeña la función de complemento indirecto, deben usarse las formas le, les (singular y plural, respectivamente), con independencia del género de la palabra a la que se refiera el pronombre.

Una vez que sabemos esto, para escoger el pronombre adecuado, solo será necesario saber si el pronombre actúa de complemento directo o indirecto. Si el verbo es intransitivo, está claro que solo admite complemento indirecto, por lo que utilizaremos le o les, según sea el caso. Si es transitivo, pues el complemento directo irá con lo, los, la, las y el indirecto con le y les. ¿Fácil, no?

Pues no. Resulta que, si ya de por sí no siempre resulta sencillo saber cuál es el complemento directo y cuál el indirecto (la pregunta ¿a quién? que nos enseñaron en clase a muchos de mi quinta, e intuyo que a posteriores, no sirve de nada, o más bien, solo sirve para confundir) hay más de una y dos excepciones a la norma en cuestión. 

Uno podría pensar que si el leísmo bueno está aceptado, el tema tampoco es tan grave. Sin embargo, todos estos -ismos están estrechamente relacionados, por lo que saber cuándo utilizar lo y cuándo le (Lo escuché hablar es más correcto que Le escuché hablar, aunque ambos son aceptados como correctos) nos librará de cometer errores gramaticales, como en Le escuche hablar, cuando "le" hace referencia a una mujer.

Es cierto que, por lo general, suelo saber más o menos qué pronombre toca, por educación, costumbre, formación, etc. Pero cuando uno lleva meses enfrascado en las mismas palabras ya no acierta a saber qué está bien y qué está mal, por lo que decidido elaborar una pequeña lista con los casos más significativos, o esos en los que me cuesta distinguir el le del lo en el leísmo bueno.

Así que allá vamos, a partir de la página del DPD sobre leísmo y de un fantástico texto de Inés Fernández-Ordóñez, de la Universidad Autónoma de Madrid. Buena parte del texto está extractado directamente de dichas páginas, aunque simplificado y reducido. 

 

Verbos de afeccción psíquica

Los verbos llamados de «afección psíquica»: afectar, asustar, asombrar, convencer, divertir, impresionar, molestar, ofender, perjudicar, preocupar, etc., admiten tanto el uso de los pronombres de acusativo —lo(s), la(s)— como de dativo —le(s)—.

Si el sujeto es animado y se concibe como agente de la acción: A mi madre la impresiono cada vez que me dan las notas, optaremos por el acusativo —lo(s), la(s)—, mientras que si el sujeto es inanimado o es una oración, utilizaremos el dativo —le(s)—: A mi madre le impresionan las notas que saco

La cosa se complica un poco más, ya que aunque sea un sujeto animado, depende de si la acción es voluntaria —lo(s), la(s)— o involuntaria —le(s)—: A Juan le divierte su hermano (le divierte verle hacer monerías), o A Juan lo divierte su hermano (es el hermano el que hace con sus monerías que se divierta). 

Por último, cuando es un sujeto inanimado, es habitual utilizar lo(s), la(s) si el sujeto va antes del pronombre, y le(s) en caso contrario: A Juan le ofendieron sus palabras, Sus palabras lo ofendieron.

 

Verbos de influencia

Los llamados «verbos de influencia» son los que expresan acciones que tienen como objetivo influir en una persona para que realice una determinada acción, como autorizar, ordenar, invitar (‘animar’), permitir, exhortar, etc.

En este caso, si el verbo lleva un complemento de régimen (obligar a, invitar a, convencer de, incitar a, animar a, forzar a, autorizar a), utilizaremos le(s). En caso contrario, la(s) y lo(s).

 

Verbos Hacer y Dejar

Los verbos hacer y dejar cuando significan, respectivamente, ‘obligar’ y ‘permitir’, siguen la misma estructura que los verbos de influencia: «verbo causativo + complemento de persona + verbo subordinado». En este caso, si el verbo subordinado es intransitivo, utilizaremos la(s) y lo(s), y en caso contrario le(s).

Como en muchos casos de leísmo, la RAE utiliza fórmulas como "tienden a construirse", "habitualmente", "es habitual", que aunque introducen ambigüedad, dejan claro que en muchos casos no se trata de blanco o negro. 

 

Verbos de percepción

Los «verbos de percepción» ver y oír se construyen con la(s) y lo(s) cuando se construyen con un complemento de persona y una oración de infinitivo en función de complemento predicativo. Por ejemplo: Lo escuché hablar a través de la puerta. (Hablar es intransitivo).

Por otro lado, si el verbo en infinitivo es transitivo, es habitual utilizar le(s): Le escuchaba comer a todas horas. (Comer es transitivo).

 

Verbos con complemento directo de cosa e indirecto de persona

Este caso es algo más complejo. Por ejemplo: La enfermera cosió la herida a Pedro. En este tipo de frases, es habitual que el complemento directo se omita: La enfermera cosió a Pedro. En estos casos, si pasamos la oración a pasiva y mantiene el sentido, el complemento indirecto pasa a ser complemento directo, y utilizaremos lo(s), la(s). En este ejemplo, la transformación nos devolverá Pedro fue cosido por la enfermera, es decir La enfermera lo cosió.

Si la pasiva no es posible o se cambia el sentido de la frase, utilizaremos le(s). Por ejemplo, Leí a mi mujer [una página del libro] no admite (en un sentido literal) la pasiva: Mi mujer fue leída por mí, por lo que diremos Le leí a mi mujer.

 

Verbos con cambio de régimen

Existen determinados verbos cuyo régimen viene cambiando de dativo —le(s)— a acusativo —lo(s)/la(s)—, aunque este cambio no se ha dado de manera uniforme en todas las geografías.

En este caso están ayudar (a), aconsejar (a), avisar (a), enseñar (a), obedecer (a), picar (a), reñir (a) y temer (a). Aunque lo más correcto parecería ser utilizar el acusativo —lo(s)/la(s), también es aceptable utilizar el dativo —le(s)—, al ser un cambio irregular geográficamente (en otras palabras, nadie te va a mirar raro ni señalar por la calle, al menos no por esto).

 

Verbo Llamar

El caso de llamar es interesante. El DPD indica que prácticamente en todos los casos, excepto cuando equivale a llamar a la puerta, se utiliza el acusativo —lo(s)/la(s)—, aunque Inés Fernández-Ordoñez señala que «si el predicado forma parte "inherente" del objeto, como es su nombre propio o aquél mediante el cual podemos identificarlo unívocamente, el caso asignado suele ser lo/la, mientras que si se trata de una denominación especial sólo propia de una zona o de un grupo, un mote o apodo, se siente como "externa" al objeto, y entonces éste recibe dativo [le(s)]».

Quédense con la opción que prefieran.

 

Verbo Seguir

El verbo seguir es otro de esos casos poco definidos. Según el DPD, cuando significa ir detrás o después, es transitivo y siempre se debe utilizar lo(s)/la(s). Sin embargo, parece que el uso de le(s) también es común.

Inés Fernández-Ordoñez señala que se acompaña de le cuando «sobreentiende un objeto directo con el significado de "los pasos, la ruta, el camino", de ahí que el verbo se interprete como "andar en fila, ir uno detrás de otro", mientras que cuando se acompaña de acusativo [lo(s)/la(s)] significa "perseguir"».

 

Y hasta aquí, el mini repaso a los verbos que me he encontrado que presentan cierta dificultad a la hora de escoger entre le, lo y la. Por supuesto, hay más. Lo bueno de esto es que la misma regla sirve para evitar el leísmo, el laísmo y el loísmo, por lo que si sabemos que lo (más) correcto es Lo miré con inquietud (a él), sabremos que su forma femenina es La miré con inquietud (a ella), y evitaremos cometer un error que en su forma masculina está admitido.

Y esto es todo por el momento.

La causa de esta situación es o son las actividades de limpieza

Vamos con uno de esos ejercicios que tanto gustan. ¿Cuál es la frase correcta?

 

A. La causa de esta situación son las actividades de limpieza.

B. La causa de esta situación es las actividades de limpieza.

 

Parece ser que el "sonido" más armonioso del "son" parece indicar que "las actividades de limpieza" es el sujeto de la oración, ya que sujeto y verbo han de tener concordancia (en teoría). No obstante, ambas oraciones tienen la misma estructura y no hay ninguna razón que sugiera que "las actividades de limpieza" es el sujeto. 

En realidad, ambas partes pueden actuar de sujeto y atributo:

 

El atributo, en las oraciones con el verbo ser y si el sintagma es nominal (el núcleo es un sustantivo), es intercambiable con el sujeto. Cualquiera de los dos puede ser el atributo. En estos casos se suele considerar atributo el elemento que aparece en segundo lugar:

María es la vecina de mi madre.

La vecina de mi madre es María. 

 

Por tanto, según ese ambiguo "se suele", "las actividades de limpieza" no sería el sujeto, sino el atributo, pero en cualquier caso, como veremos la solución no radica en quién es el sujeto, ni tampoco en la concordancia sujeto - verbo. Esta concordancia es la regla general en oraciones copulativas, pero no es necesaria. Por ejemplo: "Tu principal problema son tus manías" es una frase totalmente correcta. Ni "Tus principales problemas son tus manías" (es rara) ni "Tu principal problema es tu manía" transmiten lo mismo.

Veamos un caso que se parece mucho al expuesto, en nuestro querido Diccionario panhispánico de dudas

 

2.1.1. Para establecer correctamente la concordancia del verbo ser en las oraciones copulativas, ha de tenerse en cuenta lo siguiente:

[...]

c) Cuando el sujeto y el atributo son dos sustantivos que difieren en número, lo normal es establecer la concordancia con el elemento plural«Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla» (Machado Campos [Esp. 1907-17] 491); «Todo eso son falacias» (Ott Dientes [Ven. 1999]); «La primera causa de regresión de la especie son las alteraciones de su hábitat» (DNavarra [Esp.] 20.5.99). No obstante, en algunos casos es posible establecer la concordancia también en singular, en especial cuando uno de los dos sustantivos tiene significado colectivo, o cuando, siendo un plural morfológico, se refiere a un concepto unitario: «Quienes desarrollaron la cultura de La Venta era gente de habla maya» (Ruz Mayas [Méx. 1981]); «El sueldo es tres mil dólares al mes» (Donoso Elefantes [Chile 1995]); «Las migas ruleras es un postre que se reserva para la cena»(Vergara Comer [Esp. 1981]).

[...]

 

Por tanto, la frase que parece más cercana es la que utiliza el plural: "La causa de esta situación son las actividades de limpieza". Nótese, sin embargo, que la RAE dice "lo normal", por lo que parece entenderse que tanto el "son" como el "es" podría considerarse correcto, aunque pueda sonar extraño al oído.

Como siempre, me reservo el derecho a estar equivocado.

Vayan con cuidado.

¿Su música la o le hace soñar a ella?

Hoy traigo uno de esos ejercicios que me gustan. De este hace aproximadamente mes y pico. He aquí la frase:

 

Su música la / le hace soñar a ella.

La cuestión, como es evidente, es: ¿qué es lo correcto, utilizar "la" o "le"? Argumenta tu respuesta.

 

Vamos allá. Esta es fácil.

Como no podría ser de otra manera, la referencia principal es el Diccionario Panhispánico de Dudas, en su artículo sobre el laísmo, leísmo y loísmo:

 

Leísmo: 
Es el uso impropio de le(s) en función de complemento directo, en lugar de lo (para el masculino singular o neutro)
, los (para el masculino plural) y la(s) (para el femenino), que son las formas a las que corresponde etimológicamente ejercer esa función [...].

 

Está claro, ¿no? Sí. La cuestión es, por lo tanto, saber si "a ella" es complemento directo o indirecto. Intuitivamente, muchos nos guiamos por la preposición "a" para directamente concluir que es indirecto. Entonces, ¿es complemento indirecto? Es ahora cuando viene lo interesante. Vamos directamente al punto 4.b), 2º párrafo, del artículo indicado, específicamente la parte que señalo en negrita:

 

Los verbos hacer y dejar, cuando tienen sentido causativo, esto es, cuando significan, respectivamente, ‘obligar’ y ‘permitir’, siguen la misma estructura que los verbos de influencia: «verbo causativo + complemento de persona + verbo subordinado». Tanto hacer como dejar tienden a construirse con complemento directo si el verbo subordinado es intransitivo: «Él la hizo bajar a su estudio y le mostró el cuadro» (Aguilera Caricia [Méx. 1983])«Lo dejé hablar» (Azuela Tamaño [Méx. 1973]); y tienden a construirse con complemento indirecto cuando el segundo verbo es transitivo: «Alguien lo ayudó a incorporarse, lo estimuló y hasta le hizo tomar café» (JmnzEmán Tramas [Ven. 1991]); «El alcaide de la cárcel le dejaba tocar el banjo todas las mañanas» (Cela Cristo [Esp. 1988]).

 

Para complicar un poco las cosas, el verbo soñar es tanto transitivo como intransitivo. Es decir, que puede admitir complementos como no admitirlos. En esta frase "a ella" no es un complemento de "soñar", sino de "hacer soñar", por lo que en este caso particular, "soñar" es intransitivo. Por esto, "a ella", de acuerdo con lo anterior, actúa de complemento directo.

Llegados hasta aquí, el resto es fácil; si atendemos al artículo de la RAE "Uso de los pronombres lo(s), la(s), le(s). Leísmo, laísmo, loísmo", debería utilizarse 'la'. 

Es muy sencillo verlo si comparamos la frase ejemplo de la RAE con la de nuestro ejercicio: "Él la hizo bajar a su estudio" y "Su música la hace soñar". Otro ejemplo que quizá suene raro pero que es la forma correcta: "El polén la hace estornudar" , dado que estornudar es intransitivo.

Y a esto dedica el tiempo un servidor. Como siempre, aplica un descargo de responsabilidad, y es que uno no es infalible, por más que lo parezca.

El dequeísmo ha hecho un amigo: el pretérito perfecto compuesto

No recuerdo cómo surgió el dequeísmo, pero la impresión que tengo, probablemente muy alejada de la realidad, es que fue algo que apareció de la nada y se extendió como la pólvora entre personas a las que se presupone cierta competencia lingüistica. De repente, estaba por todas partes. También es cierto que quizá estemos equivocados y seamos demasiado optimistas respecto a dicha competencia; que el director de un periódico de tirada nacional como La Razón no sepa hablar correctamente (sino todo lo contrario), o que en cualquier tertulia radiofónica falten manos para contar las veces que se pronuncia incorrectamente el "de que" (porque algunos ignoran que hay ocasiones en las que ese uso es el correcto: "tengo ganas de que te largues", aunque paradójicamente en esos casos algunos se empeñan en quitar la preposición, incurriendo en el queísmo), dice muy poco a favor de la calidad de... bueno, en realidad eso ya lo sabíamos.

Pero tras el dequeísmo, hay un nuevo sheriff en la ciudad: el uso del pretérito perfecto compuesto: he escrito, donde debería emplearse el pretérito perfecto simple: escribí. Parece un tema baladí, pero no lo es. Veamos qué dice nuestra querida RAE:


pretérito perfecto simple (escribí): 1. m. Gram. Tiempo que denota una acción o un estado de cosas anteriores al momento en que se habla, sin vinculación con el presente.

pretérito perfecto compuesto (he escrito): 1. m. Gram. Tiempo que denota una acción o un estado de cosas anteriores al momento en que se habla, vinculado con el presente.


Vale. Está claro, ¿no? Lo importante es la vinculación con el presente, que determina cuándo utilizar uno u otro. Es fácil distinguirlos: el compuesto es el que es.. compuesto, y el simple, el que es... no compuesto.

Sigamos ahora con la Wikipedia, que es muy ilustrativa en el uso de uno frente al otro (simplifico):


El pretérito perfecto compuesto [he escrito] se usa para referirse a hechos pasados con relación con la zona temporal en la que se encuentra el hablante. Por ejemplo:

"Este fin de semana hemos disfrutado mucho" (correcto), frente a "Este fin de semana disfrutamos mucho" (incorrecto, o como mínimo, menos correcto).

La acción de disfrutar se sitúa en la zona temporal en la que el hablante ha decidido colocarse, cosa que hace al emplear "este" en "Este fin de semana", aunque el fin de semana pueda haber pasado. Si hubiera utilizado "Aquel fin de semana", el hablante se habría alejado de dicha zona temporal y debería haber utilizado "disfrutamos": "Aquel fin de semana disfrutamos mucho", aunque se tratase del mismo fin de semana. Es el determinante el que marca el lugar temporal y por tanto el tiempo verbal.

Usualmente, esa relación temporal la establece el hablante en la propia frase; al decir "Este fin de semana" se sitúa en dicho fin de semana, o al decir "Hoy he ido al supermercado" se sitúa en Hoy. Si se hubiese dicho "Ayer" en vez de "Hoy", se habría roto la relación temporal: "Ayer he ido al supermercado" es claramente erróneo. Son también inusuales frases como "Ayer han aterrizado tres aviones"; si se quiere resaltar la relación temporal, diríamos por ejemplo "Esta noche han aterrizado tres aviones".


A estas alturas debería estar más que cristalino, pero veamos otro ejemplo:


"El día 7 de abril ha arrancado la campaña de la declaración de la renta referida al ejercicio fiscal 2014”.


Parece evidente que el 7 de abril no es una fecha relacionada con el presente, ya que en el momento de escribir esto es 14 de noviembre; de hecho, la frase posiciona intencionadamente al lector en un momento del tiempo no relacionado con el presente, ya que la fórmula “El día X” busca de hecho establecer un punto temporal fijo (y por tanto diferente al del hablante) que pueda ser referenciado en cualquier momento futuro. Para poder utilizar el pretérito perfecto compuesto, sería necesario decir “Hoy ha arrancado”, “Esta semana ha arrancado”, etc., pero eso sólo podría ser empleado en determinados períodos temporales. El uso es todavía más ridículo a medida que nos alejamos del presente: "El 2 de octubre de 1945 ha acabado la Segunda Guerra Mundial".

Por último, fijémonos ahora en la frase "El día 27 de septiembre han tenido lugar las elecciones catalanas", e imaginemos que hoy es efectivamente 27 de septiembre. Igual es mi oído, pero esa frase suena extraña; es como si hubiese algo que no encaja. Únicamente la siento como correcta si está enmarcada en algún tipo de declaración formal institucional, pero no en el habla común. Pero el problema aquí es que tampoco suena bien "El día 27 de septiembre tuvieron lugar las elecciones catalanas", ya que nos referimos al día de hoy.

¿Entonces? En tal caso, podríamos utilizar "Este 27 de septiembre han tenido lugar las elecciones catalanas" (es decir, "este" día es "27 de septiembre"), aunque en mi opinión lo mejor sería utilizar "Hoy han tenido lugar..." si hoy es 27 de septiembre, o "El día 27 de septiembre tuvieron lugar..." en cualquier otro momento. Como siempre, hay que adaptar el lenguaje a las circunstancias y cambiar la forma verbal no siempre es la solución.

Algunos pensaréis que esto es hilar muy fino, pero es sólo la superficie del uso correcto del lenguaje. A poco que uno presta atención y educa el oído, se asusta del número de analfabetos "de baja intensidad" en cualquier tertulia, mitin político, declaraciones a la prensa, artículos de periódico, etc.

Hilar muy fino es, por ejemplo, una duda que me surgió leyendo recientemente el libro de Salinger: en una frase interrogativa o exclamativa que está en redonda (i.e. que no va en cursiva), si alguna de las palabras de los extremos va en cursiva, ¿debe ir el signo más cercano en cursiva o en redonda? Es decir, ¿de las siguientes, qué opción es la correcta?:

  1. ¿Te has comido todas las heces o me has dejado alguna?
  2. ¿Te has comido todas las heces o me has dejado alguna?

Aunque sí existe una norma en relación con los puntos de puntuación simples (punto, coma, punto y coma) y parece haber consenso cuando toda la frase va en cursiva (en cuyo caso los signos deben ir también), el tema no está tan claro con los paréntesis (pueden ver la consulta a fundéu, o este hilo de un foro del Centro Virtual Cervantes que hace referencia a la ortotipografía francesa aunque son en general opiniones personales) ni con los signos de interrogación y exclamación.

Personalmente, yo me decanto más por la segunda opción. Entiendo que si una frase que está toda ella en redonda tiene una palabra en cursiva, la connotación o énfasis de la cursiva se aplica únicamente a esa palabra, y no al signo de cierre de la interrogación que es parte del conjunto. Pero sí, tengo mis dudas. Evidentemente, esto sólo aplica a la expresión escrita. En la expresión oral no tiene cabida.

Interesante, ¿verdad? Más tarde o mañana, un brevísimo resumen de lecturas recientes.

El punto y coma, mon amour

Hace unos días un amigo me preguntaba sobre el uso del punto y coma, para mí el signo de puntuación más interesante, gracias a las posibilidades que proporciona para ajustar la velocidad del texto.

Veamos la definición de la RAE

 

"Punto y coma

1. Signo de puntuación (;) que indica una pausa mayor que la marcada por la coma y menor que la señalada por el punto. [...]

2. El punto y coma es, de todos los signos de puntuación, el que presenta un mayor grado de subjetividad en su empleo, pues, en muchos casos, es posible optar, en su lugar, por otro signo de puntuación, como el punto y seguido, los dos puntos o la coma."

 

¿Cuándo y cómo usar el punto y coma? Se trata de un tema muy personal y sólo al utilizarlo se va identificando dónde encaja y dónde no según tu forma de escribir. Dicho de manera rápida, aunque la RAE da muchos más detalles, si se quiere mostrar que son dos frases diferentes pero que están conectadas, se utiliza el punto y coma. Si se quiere que el lector se detenga, el punto. 

En los ejemplos siguientes se podría sustituir el punto y coma por un punto o una coma, e incluso en varios de ellos se podrían utilizar los dos puntos.

 

1.- Que le gusta nadar no es nada nuevo; hace mucho tiempo que va a la piscina con regularidad.

2.- Tampoco descartemos, si escarbamos un poco más, que lo que le moleste sea que otra persona tome una decisión; es decir, no tener todo el poder.

3.- Es otro suceso más en un universo demasiado grande para ser concebido; todo continuará su camino y las galaxias no te echarán de menos dentro de un millón de años.

4.- Por lo que leo, lo que tengo era un borrador; algo parecido a la arcilla que sirve de materia prima al jarrón.

5.- Podría haberse hecho una película más fiel a la realidad; más cercana al mundo del jazz, más, no sé, distinta.

 

El punto y coma permite dotar de fluidez al texto al sustituir algunos puntos. Como he dicho, esto depende mucho del estilo de cada persona, de la escena en particular y de la rapidez con la que quieres que el lector se mueva por el texto; a veces quieres que se detenga en un determinado punto o que lea unas líneas más lentamente y en otras ocasiones que fluya con facilidad. Un párrafo de 30 líneas solo con comas puede ser un infierno para el lector, si además tiene subordinadas y está repleto de incisos (sí, también es verdad que a veces es necesario llevar al lector al infierno). Si se quiere mantener un buen ritmo sin necesidad de introducir pausas, es posible que algunas de esas comas puedan ser sustituidas por punto y coma.

Pero dejemos el punto y coma y veamos un par de ejemplos sobre la fluidez de la lectura. Véase por ejemplo el uso de la coma y el punto con la misma frase.

 

Levantarse, vestirse, desayunar, cepillarse los dientes, suicidarse.

Levantarse. Vestirse. Desayunar. Cepillarse los dientes. Suicidarse.

 

Se ve incluso mejor si lo combinamos. 

 

Levantarse, vestirse, desayunar, cepillarse los dientes. Suicidarse.

 

En este caso lo que va detrás del punto gana mucha fuerza, gracias a la pausa y a no formar parte de la enumeración. Incluso cuando utilizábamos sólo puntos, "Suicidarse" pasaba desapercibida entre el resto de palabras; no había nada que la hiciese destacar. Ahora es diferente: es la única palabra que lleva una pausa antes.

He de confesar que de un tiempo a esta parte tengo cierta obsesión por hacer la lectura todo lo fluida que me es posible[,] a pesar de que eso en ocasiones le resta claridad al texto (esta frase es un buen ejemplo: con la coma tienes un respiro, pero si la eliminas la lectura es un poco agobiante). Tiendo a construir frases con pocas comas, eliminar los incisos y paréntesis y convertir los puntos que puedo en punto y coma. Eso te puede llevar a frases eternas y agobiantes, un inconveniente que hay que manejar con cautela.

Veamos algunos ejemplos más. 

 

1. Aquella mujer, la de los tentáculos, miró por encima del hombro y descubrió, estupefacta, que tenía piernas. ¿De dónde habían salido?

2. Aquella mujer, la de los tentáculos, miró por encima del hombro y descubrió estupefacta que tenía piernas; ¿de dónde habían salido?

3. La mujer de los tentáculos miró por encima del hombro y descubrió estupefacta que tenía piernas; ¿de dónde habían salido?

 

Más que el uso de la puntuación, lo interesante en este caso está en la primera parte. Los dos incisos del texto (3) ralentizan la lectura ya que obligan a realizar paradas frecuentes de los ojos. Si quitamos uno de los incisos (el de "estupefacta", frase 2), la lectura se vuelve más rápida y si reorganizamos un poco la frase (3) para evitar los dos, gana mucha más velocidad.

Evidentemente, no siempre es posible o deseable hacer esto. No se puede obviar que el "estupefacta" de la primera frase transmite algo diferente al de la segunda; en el primer caso tiene un espacio para ella sola y está cómoda, en el segundo es una palabra que no tiene una especial importancia.

Para acabar, un ejemplo de que el punto funciona mejor que un punto y coma si lo que se quiere es conseguir un golpe de efecto:

 

Aquella mujer, la de los tentáculos, miró por encima del hombro y descubrió, estupefacta, que tenía piernas; sí, allí estaban.

Aquella mujer, la de los tentáculos, miró por encima del hombro y descubrió, estupefacta, que tenía piernas. Sí, allí estaban.

 

Sin salirse de la norma, todo depende del ritmo que cada persona le quiera dar al texto. Y si es necesario, tampoco pasará nada por salirse de las normas; al fin y al cabo, para eso están.

(Imagen original: www.tatoo.com)