Consejos de escritura (VI)

Vamos con la sexta entrega (las anteriores, aquí: primera, segunda y terceracuarta y quinta). Como veréis, he cambiado el título de la entrada y estoy haciendo algunos cambios en el blog que tenía pendientes desde que acabé la novela. Cambio de categorías y etiquetas, reorganización, un logo nuevo, perder el tiempo como un poseso y otras cosas del comer. Vamos allá.

15. Esas malditas frases. 

Cuando te pongas a revisar, es normal que de vez en cuando encuentres una frase o un pequeño párrafo que no te encaja, que no transmite esa idea difusa que tienes en la cabeza, pero que por muchas vueltas que le das no acabas de ver la forma de arreglar. Cuando eso pasa, lo más habitual es cambiar esta o aquella palabra buscando un sinónimo, o alteres el orden de los elementos, pero tampoco así logras dar con la solución. El problema radica en esa manía que tenemos de tratar de aprovechar lo que ya hemos escrito, cuyo contexto, estructura y léxico condiciona las posibles alternativas. Si te atascas, ignora lo que has escrito e intenta escribir la frase o el párrafo de cero. Sí, quizá puedes aprovechar parte de lo anterior, pero la idea es que no escribas sobre ella, sino que lo hagas en un espacio en blanco. Así es más probable que encuentres una forma de decir lo mismo con otras palabras.

16. Mantén un estilo clásico. 

No me refiero a que escribas como Homero o Cervantes, sino a que limites el grado de innovación a unos niveles razonables. No eres (somos) James Joyce ni Thomas Bernhard. A no ser que seas un autor consagrado (en cuyo caso no estás leyendo estas líneas) o tengas tu propia editorial, intenta no pasarte con el grado de transgresividad, si quieres ver tu obra publicada o al menos que sea leída. Nadie duda de que seas un genio de la literatura, pero es preferible que esperes un poco a demostrarlo; no es necesario desplegar todos tus recursos en la primera novela. Quizá sea cierto eso de que las reglas están para romperlas, pero quizá no todas el mismo día, y como leerás en muchos lugares, para romperlas antes hay que conocerlas. Dicho eso, ya sabes: es tu obra. Si sientes que esa es tu forma de escribir y que suavizarla es una traición a tu estilo, adelante.

17. Guarda un equilibrio entre mostrar y contar. 

Probablemente hayas leído esto en muchos libros y blogs sobre escritura. El ejemplo típico es el del tipo que se enfada. No es lo mismo decir "Juan estaba furioso" (contar) que decir "Juan golpeó la mesa con los puños cerrados y toda la oficina se giró al escucharlo gritar" (mostrar). Si lo muestras todo, puedes ralentizar el ritmo en exceso e inundar el texto de detalles que no son necesarios, y si lo cuentas todo, dejarás a los personajes y la acción en la superficie. Por ejemplo, cuando se enfada, María grita tanto que se le oye en todo el edificio, mientras que Elena no pronuncia una palabra, sino que coge las llaves de casa y desaparece hasta que se le pasa dos horas más tarde. Si dices "Al escuchar eso, María/Elena se enfadó" sin más, estás reduciendo dos comportamientos muy diferentes a una única palabra.

Por supuesto, siempre hay un pero. El primero es que si Elena o María es la estanquera, que se ha enfadado porque le hemos dado el cambio en monedas de veinte céntimos, y no vamos a volver a verla ni su reacción va a tener ninguna implicación en el personaje que protagoniza la escena, nos importa poco lo que haga cuando se enfada. Como si se corta la falange del dedo meñique (si va a hacer eso, quizá debamos valorar incluirlo). Por otro lado, incluso con los personajes principales, no es necesario un párrafo de diez líneas cada vez que sea necesario describir un rasgo de personalidad. A menudo, un pequeño diálogo, una escena o un par de frases bien escogidas y ubicadas en el texto es suficiente. Si Juan tiene problemas de ira, dedícale a esos problemas un espacio proporcional a la importancia que tienen en la historia.

 

Hasta aquí, los consejitos de hoy. En unos días, la siguiente entrega. Si te ha parecido interesante, compártelo con tus seguidores, mascotas, amigos y enemigos.