El efecto Coolidge (o porqué nos gustan todas)

“El avivarse del deseo sexual en un varón a causa de una nueva compañera se conoce como efecto Coolidge, en recuerdo de una célebre anécdota. Un día, el presidente Calvin Coolidge y su esposa habían ido a visitar una granja del gobierno y recorrieron la propiedad en grupos separados. Cuando a la señora Coolidge le mostraron los gallineros, la dama preguntó si el gallo copulaba más de una vez al día. «Docenas de veces», le contestó el guía, y la señora Coolidge añadió: «Por favor no se olvide de decírselo al presidente». Cuando el presidente visitó las gallinas y le contaron lo del gallo, preguntó: «¿Siempre con la misma gallina?». «Oh, no, señor presidente, una diferente cada vez». El presidente añadió: «No se olvide de decírselo a la señora Coolidge.»”

 

Steven Pinker, Cómo funciona la mente.

(Más, en la Wikipedia, en inglés)

 

Actualización 29/11: Agustín añade en los comentarios varias cosas interesantes...

“Qué curioso resulta comprobar cómo el comportamiento de las especies obedece a los dictados de los genes. El efecto Coolidge es una muestra, y la anécdota muy graciosa.

Otra muy interesante es el llamado efecto Bruce, según el cual, cuando un macho de ratón es introducido en una jaula con una ratona preñada (de otro macho, se entiende) es capaz de liberar un olor que inducirá en la hembra una elevación de los niveles de prolactina provocándole un aborto. Luego, la consolará preñándola él mismo...

Las especies incapaces de generar este olor adoptan otras estrategias: por ejemplo los caballos salvajes acosan a las hembras preñadas (el stress eleva los niveles de prolactina) hasta que estas abortan; los leones no se andan con moñadas... cuando un macho (o varios) desbanca a otro como lider de una manada, lo primero que hace es matar a todas las crías de anteriores leones dominantes con el fin de que las leonas entren en celo y poder preñarlas ellos. Este comportamiento se llama "infanticidio competitivo".

No sólo la biología modifica el comportamiento. También el comportamiento de las especias condiciona la aparición o desarrollo de diferentes rasgos biológicos. El estudio clásico es el de la Universidad de Chicago, comparando el tamaño testicular entre las distintas especies de primates, y relacionando éste con la promiscuidad entre las distintas especies. Me explico: nuestros parientes más cercanos, los bonobos (chimpancés enanos), son tan promiscuos (literalmente se "tiran" a todo lo que se mueve: macho-hembra, macho-macho, macho-púber, "amor-propio"... pero esto tiene tanta miga que da para una entrada) que han desarrollado unos testículos enormes. En el otro extremo estarían los gorilas donde el macho dominante es el único que copula con todas las hembras del harén. Sus testículos son muy pequeños.

En el hombre los testículos tienen un tamaño intermedio entre chimpancés y gorilas, por lo que a partir del tamaño testicular podríamos inferir que las mujeres no son tan golfas como las monas pero sí algo más que las gorilas...”