Ilusiones

Iba el otro día andando por la calle, cuando lo oí. Era una voz infantíl, ridícula, como de dibujo animado. ¡Aquí abajo, aquí abajo! Pensé instantáneamente en David el Gnomo o Campanilla, y me sentí por un momento como un niño. Pero miré y allí estaba aquello. ¡Soy un chiquiprecio! ¡Un chiquiprecio! ¡Patrocinador oficial de la Sel...!. No le dejé acabar y lo pisé.

Destrozar así las ilusiones de un niño, que poca consideración. Y qué tremendo atrevimiento.

 

(Texto publicado el pasado 22 de noviembre de 2005 como colaboración en Futuro Perfecto, el anterior blog de Nadie. Y es que no somos nadie y además de no serlo hoy no tengo ganas de escribir.)