A de Alicia, Mariano, Delabro y un novio sin nombre

Vale. A de Alicia. Y Mariano, pero no M de Mariano, sino Mariano a secas. Bengala Mariano, a todo lo más, si me apuran. Y un perro llamado Delabro y un novio sin nombre, corriente y moliente. Y nuestro querido felino, con las hojas del eterno crucigrama resuelto, esperando agachado en la oscuridad a nuestra querida chica, que baja en estos momentos por las escaleras con la bestia de su novio (el can, no el novio) atado por una correa. Y al llegar al portal, se encuentran los unos y el otro, el uno y los otros, frente a frente, y el amor, el cariño, las lágrimas asomándose a los ojos, la alegría contenida, la emoción, da paso a la locura, a la pasión, al deseo y la lujuria. Y al mismo tiempo que Mariano le ofrece las soluciones con una sonrisa de enamorado, Delabro le tiende a A de Alicia; y mientras el primero da buena cuenta de ella, el segundo hace lo propio con Horizontales 1. Naturales de un estado de África cuya capital es Addis Abeba, con Verticales 2. En este lugar. Jugó y ganó, porque la carne de A, ahora ya tan sólo 'A', sabe tan bien como la celulosa cuando te la regala tu amado.

Y ahí tienen a Delabro y a Mariano, retozando juntos en Tahití, y a falta de As de Alicias y libros de pasatiempos, bebiendo daiquiris, comiendo perdices y viviendo felices.