Una botella de Pacharán

Son las dos y media pasadas. Cuando llego a la cola de la única caja del supermercado hay tres personas delante de mí. Una mujer joven, un hombre de mediana edad y otra mujer mayor menuda, que hace unos minutos me ha pedido que le alcance un paquete de tila de la última estantería. Ninguno lleva más de cinco artículos. Mientras la mujer está metiendo el cambio en el monedero, entra un sujeto corpulento, con barba de varios días y barriga prominente, que es como son todas las barrigas. Aprovechando que las bebidas espirituosas están detrás de la caja, se acerca al dependiente y le dice:

—Oye, dame una botella de pacharán.

El tono empleado es del que sabe que va a conseguir su propósito. A pesar de las reiteradas peticiones, el dependiente le ignora mientras atiende al hombre. Al ver que no consigue su resultado, se dirige al cliente que está siendo atendido:

—¿A usted no le importa, no? —pregunta, obviando que debería preguntar a toda la cola.
—Sí —dice sin mirarle, mientras otro empleado mete sus cosas en la bolsa.

Esa respuesta sorprende al recién llegado, que supone que ha habido alguna confusión en la comunicación y trata de confirmar si es así:

—¿Le importa?
—Sí, me importa. Póngase a la cola, como todo el mundo —dice sin mirarle a la cara.

Tras el infructuoso intento, vuelve a la carga contra el dependiente, mientras el hombre que acaba de ser atendido sale del supermercado.

—Va, dame una botella de pacharán. La tienes ahí detrás. Me la das y te cobras diez euros. Venga —insiste.
—No puedo hacer eso, señor, tiene que ponerse a la cola.
—Vamos hombre, si la tienes ahí detrás. Va, te cobras diez euros.
—Le digo que no puedo hacer eso. Tiene que ponerse a la cola —dice, y da por cerrada la conversación.

Cuando miro, detrás de mí hay ya cinco o seis personas. Nadie lleva más de media docena de artículos. El hombre lo intenta entonces con la mujer mayor que va delante de mí:

—Disculpe, ¿le importa que... —dice, dejando la frase a medias como si no hiciese falta acabar de preguntar y la respuesta se diese por sobreentendida.

La mujer asiente con la cabeza y le hace una señal para que pase, pero es posible que el tipo piense que necesita más apoyos, así que me mira y me pregunta exactamente lo mismo. Para su desgracia, mi contestación es diferente:

—Sí, me importa. Póngase a la cola.
—Vaya, podías haber quedado como un rey.
—No tengo necesidad de quedar bien. Es usted un jeta —digo mientras comienzo a poner la compra en la cinta.

Decepcionado, ya un poco molesto y exasperado, me ignora e identifica un nuevo flanco: la persona que mete la compra en las bolsas. Es china y parece que no habla demasiado castellano, a decir por las veces que tiene que hablar con el dependiente (que también es de ascendencia china pero probablemente español). Mientras le pide a éste, de nuevo, la botella del maldito pacharán, llega el relevo a la caja, lo que desencadena un clima propenso para los propósitos del individuo, ya que uno de los dependientes coge la botella, este le da cincuenta euros, aquel le da el cambio (cuarenta euros y algunos céntimos), este le devuelve los céntimos con una mueca y desaparece por la puerta.

Unos segundos después salgo a la calle y en ese preciso momento un camión de la basura que circula a 90 km/h embiste al hombre de la botella de pacharán, que se hace añicos contra el asfalto. El impacto hace que salga despedido quince metros por los aires, hasta golpearse la cabeza con un volquete lleno de escombros. Entre estertores y gemidos, de alguna parte aparece una jauría de perros salvajes que se abalanza sobre él. La sangre de los miembros desgarrados salpica a los coches adyacentes. Se suceden las peleas entre los animales, cuyos colmillos han desgarrado la piel del torso; los intestinos se extienden a los lados por el suelo. Uno de ellos se está comiendo la carne de la parte interna del muslo, mientras se suceden los gritos. Alguien avisa de que todavía respira, y se oyen aplausos entre los presentes. La mayoría de los perros se dispersan con rapidez por las calles adyacentes, dejando huellas oscuras en el pavimento. Los que quedan son ahuyentados por una bandada de gaviotas enloquecidas surgidas de la nada; vemos con admiración cómo caen sobre él y se mueven nerviosas alrededor del cuerpo; las alas enrojecidas, los graznidos, las garras sobre el cuerpo. Los últimos gritos del hombre, antes de que un pájaro le arranque la garganta con el pico, hacen que varias personas se asomen a la calle. Tras contemplar el espectáculo unos segundos, vuelven a sus quehaceres con una mueca de indiferencia. Los ojos duran poco tiempo en sus cuencas. Cuando llega el barrendero quedan ya pocos pocos pájaros y no le cuesta espantarlos con el palo; recoge los escasos restos y los echa en el cubo de la basura. El pescadero echa varios cubos de agua encima de la calzada ensangrentada, que se vuelve rosada y forma un pequeño riachuelo pegado a la acera que se pierde en la alcantarilla.

Los pocos que aún miramos sonreímos satisfechos. Miro el móvil. Se hace tarde.

Ay, Pdro

Las elecciones del pasado domingo han dejado en mi opinión un perdedor claro: el PSOE. Sigue siendo el segundo partido, pero con la aparición de Podemos ya casi no lo parece, por mucho que se empeñe Pedro Sánchez en decir que su rival es el PP. Mientras que el partido de Rajoy mantiene una distancia prudencial con Ciudadanos, en el PSOE deben estar poniéndose un poco nerviosos al ver a Errejón e Iglesias por el retrovisor. Hablando en plata, el PSOE tiene en sus manos lo que se dice un marrón gordo, gordo, gordo.

Veamos las alternativas.

Empecemos por el PP. Por activa y por pasiva se ha dicho desde el PSOE que no van a colaborar a que ni Rajoy ni ninguna otra persona del PP (por si acaso a alguien le daba por pensar en Soraya, que para eso son un equipo) salga investido presidente. Si no había quedado claro, Susana Díaz ha "insistido" en la idea hace unas horas (quien dice insistir dice mandar recados). Según ella, el PSOE tiene que estar en la oposición, aunque a la buena mujer se le pasa por alto que para que haya oposición, tiene que haber gobierno, y eso es algo que a estas alturas no está tan claro. A la vista de los comentarios de Felipe González y las alusiones al famoso "pacto de Estado", yo no apostaría nada a que el PSOE no acaba pactando, o al menos permitiendo la investidura de un candidato del PP; cualquier alternativa, hoy por hoy, me parece que es aún peor como partido. Llegado el caso, ya nos inventaremos una justificación y donde dije digo, digo Diego, y tenemos cuatro años para hacer pasar por bueno nuestro argumento. Nada fuera de lo común.

Por la parte de Podemos, además del "problema" del referéndum, está el hecho de que el partido de Iglesias está fagocitando sin prisa pero sin pausa al histórico PSOE (cómo les gusta mencionar lo de histórico, como si fuesen un cuadro de Goya que hay que preservar). Si como dice Podemos el referéndum es una condición no negociable, es improbable que el partido de Susana Díaz, José Bono y Felipe González permita tal pacto, que la baronesa andaluza (de donde proviene una buena parte de los votos de Pedro Sánchez) ya ha calificado de aventura. Es más, estoy seguro de que, a pesar de lo que ideológicamente pudiera parecer, los barones prefieren  al PP que a Podemos; más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer. Porque el PP al fin y al cabo va en el mismo barco del bipartidismo y tiene intereses comunes con el PSOE, y además porque el PP no le va a "robar" al PSOE su votante tradicional y podemos ya lo está haciendo.

Si el único problema fuese el referéndum (que no lo es), cabría pensar que Podemos, siguiendo la línea maquiavélica de los últimos meses (ya saben, el fin justifica los medios), podría dejar apartado ese tema a un lado por un tiempo, lo que le daría una posición fuerte en la negociación y dejaría al PSOE con pocos argumentos. No obstante, no hay que olvidar que Podemos va de la mano de diferentes candidaturas de unidad popular, y una de esas es En Comú Podem, que aporta 9 de los 69 escaños. El jaleo que se puede armar como a algún peso pesado se le ocurra plantear la opcionalidad del referéndum puede ser de impresión. Creo que esa sí es una condición que no va a cambiar.

Luego están los independentistas y nacionalistas. Parece obvio que el PSOE no va a pactar con ellos, al menos no con los primeros. Con los nacionalistas quizá, total los dos partidos mayoritarios llevan haciéndolo desde hace muchos años (de aquellos polvos vienen estos lodos) y un poco más, a quién le importa. Tampoco supondrían una gran diferencia. Nos queda Izquierda Unida, pero tristemente, ni sus escaños parece que vayan a tener mucha relevancia, ni las posiciones de ambos están lo que se dice "cercanas", aunque el PSOE se defina como "izquierda".

En resumen, que si el PSOE se mantiene en sus trece, lo que está por ver, no pactará con el PP ni con Podemos y votará en contra de la investidura de Rajoy. Veamos el resto de permutaciones.

Si miramos a Podemos está bastante claro; si mantiene una mínima coherencia, no pactará con el PP y además votará en contra de la investidura de Rajoy. Lo mismo puede decirse de, al menos, ERC. De Democràcia i Llibertat no sabe uno qué pensar, porque al fin y al cabo son un partido ideológicamente de derechas, pero parecería raro que en medio de una negociación con la CUP le hiciesen ojitos a Rajoy. Raro no, muy raro. Así que Rajoy se queda solo con Ciudadanos.

PP y Ciudadanos pueden ir de la mano, claro, pero no es que vayan a llegar muy lejos; suman 160 y pocos escaños y en contra tienen unos cuantos más. Es decir, que según eso Rajoy no puede ser presidente. Pablo Iglesias lo tiene igual de fácil; ni Rajoy ni Pedro Sánchez ni Albert Rivera le apoyarán. Albert Rivera es poco probable que en la posición que está (cuarta fuerza política) pueda optar a la presidencia del gobierno, y tampoco en cualquier caso tiene los apoyos.

El caso de Pedro Sánchez es algo más interesante. Si el PP aplicase lo que viene pidiendo cada diez minutos (altura de miras, política de Estado y tal) y se abstuviese en la investidura, podría darse el caso de que Podemos hiciese lo propio, con lo que tendríamos un gobierno del PSOE en (mucha) minoría. Sin embargo, es poco probable que el PP aplique lo que viene pidiendo y por la parte de Podemos, tiene en Extremadura e Izquierda Unida un didáctico precedente de la imagen que el votante se crea cuando un partido consigue el gobierno (PP) porque un rival (IU) se abstiene de una investidura. Poco recomendable.

Así pues, si todo el mundo está diciendo la verdad y realmente sus posiciones son inamovibles, no queda otra opción que ir a unas segundas elecciones. Eso sería una amenaza importante para el PSOE como partido (también para el PP, aunque no como amenaza para el partido sino para sus opciones de gobierno), ya que si Podemos es capaz de captar una buena parte del voto que ahora ha ido a Izquierda Unida (lo que parece probable, ya sea mediante un pacto entre partidos o la aplicación del manido concepto de "voto útil"), la ley electoral ayudaría a que su número de escaños aumentase de manera importante y podría colocarse como primera fuerza de la oposición, e incluso, si parte del voto del PP "huye" a Ciudadanos (lo que parece poco probable), incluso como partido ganador. Ahí es nada. No hay que olvidar que IU tiene, a pesar de contar con solo dos escaños, más de 800.000 votos. Y esos son muchos.

En tal coyuntura de repetición de elecciones habría que analizar varios factores: cuál es la posición del votante del PSOE, a la vista de la debilidad mostrada por el partido tradicional de "izquierdas" y la posibilidad de que haya un trasvase de votos de Ciudadanos hacia el PP, y al mismo tiempo, qué evolución sigue el votante de Ciudadanos, con la perspectiva de un posible gobierno de izquierdas. Tengo la sensación personal de que el votante de Podemos es más fiel que el de Ciudadanos, y el del PP más fiel que el del PSOE, lo que en última instancia, en unas segundas elecciones, provocaría una acumulación del voto en el PP y Podemos. 

Susana Díaz decía hace un rato que es necesario reflexionar, analizar los resultados y hacer autocrítica de los resultados obtenidos. Está bien que lo haga, pero eso no le solucionará la papeleta; es bueno no olvidar que también tienen que tomar una decisión, y a ver quién es el que le pone el cascabel al gato, porque quizá a ese se lo coma el gato.

Mi apuesta personal es que el PSOE no se va a arriesgar a pasar a tercera fuerza política en unas segundas elecciones, por lo que acabará en brazos del PP, a cambio de una legislatura más corta y algunas otras cosas. Y donde dije digo, digo Diego. No sería tan raro.

Bonus track: es muy interesante el reciente movimiento de Mas al ofrecer a la CUP, además de varias cosas más, una partida presupuestaria para sanidad y gastos sociales. Teniendo en cuenta que los últimos resultados no son especialmente favorables a Democràcia i Llibertat, quizá alguien se esté poniendo nervioso y quiera darse prisa y ya de paso aprovechar el caos institucional tras el 20D. Habrá que ver qué hace la CUP ahora, sabiendo que el apoyo de su posible socio se ha reducido y que una cosa es el referéndum y otra cosa plantear una declaración de independencia en 18 meses, lo que no es ambicioso, es imposible. Yo sigo preguntándome: si Mas está tan, tan, tan comprometido con la independencia, ¿por qué no se quita de enmedio, que es lo que viene pidiendo la CUP desde el principio?

Nada más. Buenas noches.

Querido propietario

Imagino que leerían la entrada de ayer. En pocas palabras, en ésta les contaba  que después de alquilarnos un piso lleno de mierda hace un año y medio, la inmobiliaria en cuestión tuvo a bien cargarnos 120 € de limpieza cuando dejamos el piso hace un mes. A continuación, en la entrada les mostraba el e-mail que le mandé como, digámoslo así, triste consuelo.

Pues el caso es que, no sé si es que no había leído mi correo, pero el propietario, hombre ocupado e incansable voluntario en la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, ha tenido a bien contestar al correo en el que yo le decía, más o menos, si los 120 € eran una broma. Por cuestiones legales no se lo transcribiré aquí, pero viene a decir que cuando entramos el piso estaba limpio y desinsectado, y que el problema de las cucarachas es que no sabían que éstas salen a las 48 horas (y claro, no se les ocurrió limpiarlas).

Aprovecha además el buen hombre para pedirme que no me apresure con la fianza, a pesar de que tardó un mes y diez días en devolverla, y de que no tengo noticias de las facturas del agua desde mayo.

Por supuesto, también me he cagado en sus muertos. Vamos allá con el correo:

Estimado [propietario]:

Agradezco su respuesta, aunque o miente usted, o desconoce cuál era el estado real del piso cuando entramos a éste el pasado 1 de julio de 2014. Por si lo desconociese, ya se lo digo yo: el piso estaba más que sucio. Los suelos, los armarios, las estanterías, y especialmente la cocina (incluyendo nevera y microondas) y el cuarto de baño. No se trataba únicamente de que hubiese cucarachas muertas, lo que, por otra parte, no es que sea imperdonable, es que como mínimo deberían haberse limpiado cuando se informó de ello en su momento.

Resumiendo, no, la vivienda no estaba limpia, ni de suciedad ni de cucarachas. Y cuando se enseñó el piso tampoco lo estaba (y no se acababa de desinfectar, dado que de ser así no habríamos podido entrar), así que no me venga con lo de las 48 horas. No me tome por idiota, se lo ruego.

Respecto a mi "incomprensible urgencia", le recuerdo que las últimas facturas de agua que usted nos remitió se remotan al 29 de abril. De eso hace seis meses, a pesar de haberle reiterado la necesidad de que me las remitiese. Entenderá mi "incomprensible urgencia" por saber el importe del consumo de dichos meses.

Por otro lado, le informo de que, con independencia de lo que figure en el contrato, el artículo 36.4 de la Ley de Arrendamientos Urbanos "obliga a devolver la fianza, siempre que no aparezcan desperfectos en la vivienda imputables al inquilino, ya que la finalidad que tiene el pago de la fianza es responder de los daños que aparezcan en el inmueble cuando termina el arrendamiento. El inquilino no responderá de los deterioros cuando se deban a un USO NORMAL de la vivienda o local de negocio".

Dado que no ha habido tales desperfectos (la suciedad, en todo caso, responde a un uso normal, a pesar de lo que usted opine), el plazo de devolución de la fianza era de un mes. Sin embargo, ésta se devolvió 10 días después de lo que marca la ley, así que le agradecería que se ahorrase los comentarios y se informase mejor.

No tengo intención de seguir con esta conversación ni de reclamar nada [...], una vez que me doy cuenta de que no es culpa únicamente de la inmobiliaria, sino de ambos. De usted por cargarnos el importe de la limpieza de manera indebida, y de la inmobiliaria, de la que también éramos clientes (ya que para algo se pagó una comisión a la entrada), por no oponerse, avisarnos ni negociarlo con nosotros previamente.

En fin, no hace falta que le exprese mi opinión sobre usted. Si ha leído el correo que le remití ayer a [agente], es básicamente la misma, o incluso peor, que la que le expresé a él. Igual que le dije a [agente], espero que le aprovechen los 120 €. Me voy a ahorrar los comentarios; puede darle gracias a [agente] por haberse comido algunos insultos que en gran parte iban dirigidos a usted.

Hasta nunca. Espero que se pudra en el infierno.

Un saludo.

Lo del infierno es de mi cosecha, aprovechando que presumo que es católico y que se ha pasado el séptimo mandamiento (ya, ya sé que no se acuerdan, es No robarás) por el forro de ya saben dónde. 

Unos minutos más tarde, intranquilo, le he mandado otro correo diciéndole que era gilipollas, así: "Es usted un gilipollas", por aquello de que no me salgan bultos en el futuro. Eso sí, siempre de usted, que aunque uno sea un chorizo, merece que le traten de usted. He pensado decirle que además de todo es feo como un demonio, pero de eso no tiene él la culpa, así que no he considerado oportuno añadirlo.

Y este es, espero, el final de mi historia. Y se lo cuento a ustedes porque me da la gana.