¡This is Abengoa!

Imagina que tienes un primo que te debe 5000€. Un vividor, que ha conseguido que le vayas dejando dinero poquito a poquito, con la excusa de que si un negocio de esto, un negocio de aquello, etc. El caso es que es verdad que el tío tiene un montón de empresas, pero siempre va racaneando pasta y no acaba nunca de devolverte lo que te debe. Así que un día te llama y te dice que le prestes 400 € más, porque no puede pagar el alquiler de casa. Joder, piensas, pero si tiene media docena de empresas y el otro día en la cena familiar todo el mundo decía que era un genio, ¿qué ha pasado? Y lo que es peor, ¿si le va tan bien dónde está el dinero que me debe?

El caso es que tú, hasta las narices de que no te devuelva el dinero, le preguntas que qué ha hecho con los 5000 € que ya le prestaste, y que cuándo piensa devolvértelos. Mira, dice él, no te preocupes que te los devuelvo, pero es que los tengo metidos en un negociete que bueno, a ver si sale y te los voy devolviendo. Pero lo de ahora me urge más, tío, que me quedo en la calle, con mi mujer y los críos.

A ti te huele muy mal todo, así que se te hinchan las narices y decides llamar a un abogado para ir por la vía legal. Sois primos, pero no eres gilipollas y el tema se pasa ya de castaño oscuro. Si tiene tantas empresas y todo el mundo decía que le iba tan bien, que venda alguna y te pague, que a ti tampoco te sobra el dinero y no eres una hermanita de la caridad.

Pero he aquí que tu madre se entera de que le vas a llevar a juicio y te llama. Oye hijo, mira que es tu primo, que qué va a decir la familia, piensa en sus hijos y en su mujer, qué pensaría tu abuela, no puedes hacerle eso a tu primo, que es de tu familia. Eso sí, tu madre dice que ellos no pueden poner dinero, con la pensión que tienen. Que tienes que admitir, en honor a la verdad, que tienen razón. Después de pagarle la hipoteca a tu hermano no están tampoco para ir prestando dinero a lo loco.

Un rato más tarde, tu tío, que se ha enterado por tu madre, te dice que como le lleves a juicio, te pone una cruz encima y te quedas sin regalos de reyes para muchos años. En realidad, tú sabes que es un farol, pero es tu tío al fin y al cabo. Ay, pero tu tío tampoco quiere prestarle nada, porque ya sabes, estamos en una mala época y no nos viene nada bien. Ahora cuando pase la cuesta de enero, ya si eso lo vemos. Pero es tu primo.

Para rematar el asunto aparece por tu casa un amigo del primo y empieza a comerte la oreja. Pobre hombre, si no ha hecho nada malo, mira tú qué mala suerte, es un tío legal, con la visión que él tiene, tú fíate que ya veras que sale bien. Ah, no, yo es que no tengo dinero, lo tengo metido en un fondo de inv... bueno, que me tengo que ir, ¿eh? Ayúdale, hombre, que a ti te va bien, mira la casa que tienes, y el coche, joder, si estás montado en el dólar.

Bueno, vale, piensas. Vamos a ver qué se puede hacer.

Y en esas que te acuerdas de que tu primo se compró hace un par de años un coche que no está nuevo pero al que seguro que se le puede sacar algo. Así que se lo dices. El problema es que tu primo, que es más listo que el hambre, le ha pedido dinero a un par de primos tuyos lejanos. Y como son lejanos y la verdad es que familia, familia, tampoco lo son tanto, alguno sí lo quiere llevar a juicio. Y aunque tú quieres buscar una solución, a tu madre le va a parecer que has jodido a la familia. Y a tu tío. 

Y lo peor es que tu primo, que dice que se va a quedar en la calle, no quiere vender el coche, y remolonea: lo estoy mirando, lo he puesto a la venta, es que es mal momento, es que esto, es que lo otro. Mal asunto, piensas, porque ni vendiendo el coche le llega. Y parece que la mitad de las empresas que tiene no valen un duro y las otras, entre unas cosas y otras, lo pagado por lo servido. Pero bueno, por algo se empieza. Al menos, que se moje un poco, joder. A ver si voy a ser yo el único que ponga la cara.

Así que tienes el marrón de convencer a tu primo para que venda el coche si quiere que le dejes más pasta, convencer a tus otros primos para que aguanten y no le denuncien, esperar que lo del negociete ese sea verdad para recuperar al final algo de lo que le prestaste (mal lo ves, de todas formas), y además sabiendo que como la cosa se alargue, por el coche acabarán dándole cuatro duros y su familia va camino de quedarse en la calle (lo que a tu primo, que llora mucho, parece que le importa tres pimientos). Todo eso, con tu mujer diciéndote que entiende lo de su familia, pero que tu primo es un caradura y que es su responsabilidad, que eres un ingenuo y que como le dejes más dinero, vais a tener un problema de los gordos.

Menudo panorama el tuyo, ¿eh?

Taguas y sus ideas de bombero

Esta mañana, en previsión de que la búsqueda de aparcamiento cerca del trabajo y de nuevo, cerca de casa este mediodía, fuese a ser demasiado problemática, y aprovechando que he sustituido el traje por un atuendo más acorde a las circunstancias falleras, he decidido venir andando al trabajo. Cuarenta minutos aproximadamente, durante los que he venido oyendo a Carlos Herrera en Onda Cero; oiría a Francino, pero la verdad es que en general me parece un poco "blando" y poco crítico. A Carlos se le escapa de vez en cuando algún ramalazo, pero tiene un desparpajo que lo hacen bastante agradable de oír. La cuestión es que cuando llegaba al trabajo, han entrevistado a David Taguas, anterior director de la Oficina Económica de Zapatero y actual presidente de SEOPAN, el lobby de las grandes empresas constructoras. No sé si saben que durante la última fiebre gubernamental para frenar la dependencia energética del petróleo (y que trajo medidas como la reducción de la velocidad máxima a 110), este hombre propuso simplemente subir los impuestos de la gasolina. Que este individuo tenga el curriculum que tiene (véase la Wikipedia) y diga estas cosas es del todo sorprendente; será el ladrillo, que se le ha subido a la cabeza.

Obviamente, el razonamiento de Taguas es el siguiente: a mayor precio, menor demanda, medida que intentaba justificar alegando que los impuestos "extra" que recaudase el gobierno se dedicarían a financiar el transporte público, educación, etc. La cuestión es que la primera parte del razonamiento es correcta hasta cierto punto (la relación precio/demanda no es lineal), pero la segunda no tanto, y no porque los impuestos no se fuesen a invertir en el Estado del Bienestar, que también. La última subida de precios del carburante (subida de la que participan no sólo ni principalmente las petroleras, sino también el Estado con un volumen significativo de impuestos) ha provocado una reducción del consumo doméstico de un 10%, por lo que la demanda ya se está reduciendo. Si continuamos incrementando el precio, nada indica que el incremento de recaudación vaya a compensar la reducción de la demanda, ya que tampoco en este caso la relación es lineal. ¿Hemos llegado a ese punto? Ni idea, pero no parece que buscarlo, vista la situación económica actual, sea lo más adecuado. Ni para el país, ni para el PSOE, con las elecciones a la vuelta de la esquina.

En segundo lugar, este hombre se olvida de algo tan importante como la inflación. Aunque con una inflación del 3,6 y un crecimiento de apenas décimas no se puede decir que estemos en una situación de estanflación ("dentro de una situación inflacionaria, se produce un estancamiento de la economía y el ritmo de la inflación no cede"), estaremos de acuerdo en que no estamos precisamente rebosantes de salud. Si ahora el gobierno decide subir —todavía más— artificialmente el coste de la gasolina (que es actualmente el principal responsable de la inflación), pueden imaginarse que las consecuencias no será sólo una reducción limitada de la demanda (nos pongamos como nos pongamos, la dependencia del petróleo existe por razones logísticas y de transporte), sino una subida generalizada del precio de la mayor parte de los productos. Es decir, más inflación. Y 3,6 es una cifra nada despreciable, a pesar de que seamos un país con una clara tendencia a valores altos de inflación.

Claro que, ¿qué cabe esperar del presidente del lobby de las constructoras?

De impuestos

Cuando el ministro José Blanco y portavoz en funciones del Gobierno dice que en España pagamos pocos impuestos en relación con la media de la UE, es probable que tenga razón, o al menos eso dice Eurostat. Claro que, como suele ser habitual, aquí cada uno mira a los demás para lo que le conviene. Porque ni en salario medio (definanzas.com, datos de 2007, aunque no esperen que hayamos ido a mejor) , ni desde luego en salario mínimo (salariominimo.es, datos de 2008), estamos ni de lejos al nivel de la media. Pero para qué buscar coherencia en un Gobierno que al igual que todos los anteriores, sigue permitiendo las SICAV, instrumentos financieros que facilitan que los multimillonarios tributen muy por debajo de lo que se le pide a cualquier ciudadano de a pie, incluso cuando dichas sociedades no cumplen los requisitos obligados. Pues eso, para qué.

Que reine la calma

A estas alturas, ya sabrán que Standard & Poor's ha rebajado la deuda de este santo país y además nos pone en perspectiva negativa, lo que quiere decir me he quedado con tu cara. Según algunos iluminados —los que nos gobiernan, por si no les ha quedado claro— ya hemos tocado fondo (esto no es como el fútbol, aquí sí puede uno utilizar la primera del plural sin que eso signifique que no eres consciente de dónde estás tú y dónde están Ronaldo o Messi), lo que me sugiere, visto el tiempo que llevamos tocando fondo —hay declaraciones de nuestros queridos gobernantes repitiendo lo mismo hace casi dos años—, que debemos habernos quedado ahí y todo apunta a que no tenemos intención de salir.

Por otro lado, hay oficialmente más de cuatro millones de parados, y extraoficialmente vaya usted a saber; afortunadamente, en esto también hemos tocado fondo, a decir del ejecutivo. Dios me libre de sugerir una reforma laboral, pero no deja de sorprenderme que Portugal tenga un desempleo del 11% y Grecia del 17%, extraoficialmente (ya saben que el gobierno griego eso de los números no lo lleva bien). Y dejémoslo ahí, que más de uno o una me saltaría al cuello ahora mismo; ya saben que "reforma" y "laboral" son una conjunción de conceptos satánica, cuanto menos, aunque no haga uno más que mentarla.

En cualquier caso, no se preocupen. El Barça está en semifinales —ya veremos por cuanto tiempo— y José Tomás ya habla. ¿Qué más podemos pedir?

Tráteme como un imbécil, me gusta

Esta mañana hemos llamado a Carrefour para ver si les quedaban existencias de una bici plegable que Laura tiene pensado comprarse. Cinco veces, sin éxito; nadie contestó al teléfono. Hace un par de días, tuve que llamar siete veces a Conforama para conseguir hablar con alguien que me diese la información que buscaba. Hasta cuatro veces el mensaje grabado aseguraba que todas las operadoras se encuentran ocupadas, y unos minutos después la llamada se cortaba; las otras dos veces ni siquiera aparecía la locución. De la calidad de atención al cliente de las operadoras de telecomunicaciones no hace falta hablar; de cualquier pregunta podemos obtener una docena de respuestas diferentes, que a menudo se contradicen entre sí. La atención al cliente de Mediamarkt, sobre todo post-venta, es famosa por su baja calidad. Imagino que hay más, pero ahora mismo, son esas las que me vienen a la cabeza.Soy el tipo de persona que si tardan diez minutos en atenderme en una terraza, me levanto y me voy; si en una tienda me dan un mal servicio, me lo pensaré muy mucho para volver a comprar allí. Creo firmemente que la atención al cliente es uno de los pilares fundamentales para cualquier negocio, y principalmente para aquellos cuyo público objetivo es el ciudadano de a pie. Sin embargo, empresas como las mencionadas al principio pueden permitirse mantener unos niveles de calidad en la atención al cliente bastante deficientes y aún así conseguir que sus ventas no se vean afectadas directamente por ello.

Todo apunta a que no tenemos la misma tolerancia a la mala educación en un pequeño comercio que en una gran superficie. Quizá hemos asumido que en cierto tipo de multinacionales la atención al cliente es mala de por sí y simplemente vivimos con ello, o pensamos que los canales de atención al cliente deberían estar mejor cuidados según la concepción que tenemos de una gran empresa; no obstante, Internet nos está demostrando que muchas empresas viven de espaldas a lo que los usuarios hablan de ellas. Mal hecho, porque aunque las ventas en este tipo de organizaciones no se resientan por ello, desprecian un amplio margen de mejora.

Quizá es que estos grandes comercios han comprobado que la atención al cliente no es tan importante cuando existen otros aspectos de valor añadido que atraen a los consumidores, como pueden ser el precio o la concentración de productos . Dicho de otra forma, tiendo a pensar que nos traten mal si el producto es bueno y barato nos importa más bien poco; nos pondrá de mal humor, pero no evitará que volvamos a comprar otro día. Esto me hace cuestionarme cuál es el coste real en términos económicos y humanos de una buena atención al cliente; ¿cuánto cuesta y cuál es el beneficio de que un empleado haga su trabajo y además responda o trate a los clientes con amabilidad?

Por último, una tercera opción es la ausencia de alternativas reales de empresas que ofrezcan el mismo servicio al mismo precio con una mejor atención, algo que puede observarse en el caso de las telecos. Cualquier teleco nace con el peso de pertenecer a un sector en el que lo normal es tratar al cliente como si fuese imbécil y le corresponde a ella demostrar que no es así.

Por tanto, ¿están los efectos de la atención al cliente limitados a aquellos pequeños comercios cuya competencia es más feroz? ¿Tienen algo que temer los demás? ¿Somos demasiado tolerantes y permeables a la estupidez de los servicios de atención al cliente de las multinacionales?