Pericondrio Tragal (24/07/11)
Aunque la salida del fin de semana pasado estaba prevista para Vallat, al final las perspectivas climatológicas nos obligaron a movernos a Castellet, donde esas mismas perspectivas, ya materializadas, nos hicieron volver a Valencia antes de lo previsto. En cualquier caso, el día fue para olvidar, desde que salí de casa hasta que volví a entrar en ella; a pesar de pasarme el sábado vegetando, no sólo me encontré agotado toda la mañana sino que además el hombro estuvo dando guerra, lo que sugiere dos cosas: que la carga de trabajo de estas últimas semanas me ha pasado factura, y tengo que hacer algún ejercicio para el hombro. Esto ya me pasó hace unos meses y en aquel caso los ejercicios me fueron bien. Las vacaciones deberían hacer el resto. En cualquier caso, yo no venía a hablar de esto. Venía a hablar de la vía Pericondrio Tragal, que Alex y yo hicimos hace una semana y pico. La Pericondrio es una de las míticas vías de Montanejos, formada por cuatro largos: 6a+, 6a, 6a+ y V+, que sube por la esfinge que se encuentra frente a los miradores (dos o tres kilómetros pasado Montanejos si se viene desde Montán) y cuya principal característica es la travesía horizontal que hay en el tercer largo. Al menos en verano, hay que afrontarla por la mañana, ya que a partir de las dos de la tarde (aprox.) empieza a darle el sol, y como te pille en mitad de la vía con la solana, puedes acabar chamuscado, a pesar de que corre bastante aire que hace la estancia más agradable.
Alex y yo nos quedamos con ganas de hacerla tras el último paso por Montanejos y en especial en la zona enfrente de miradores, así que allá que nos fuimos. Tras salir de Valencia a las 8h, aparcar y recoger trastos, llegábamos a pie de vía aproximadamente a las 10h (las horas son aproximadas, extraídas de la información de las fotos).
Allí, aunque yo había salido el día anterior a Jérica y no me sentía con ganas ni fuerzas de meterme en un 6a+ sin calentar, Alex no me dió tregua y se tiró sin demasiadas dudas a por la vía. Eran las 10:15h aproximadamente. Si quitamos el componente psicológico de la travesía, este largo es el más complicado de los cuatro, y concentra su dificultad en los primeros pasos. Más adelante, el diedro y los árboles (sí, los árboles) hacen la escalada más fácil. Nótese que el primer largo tiene dos reuniones, que pueden verse en el croquis (primera imagen de todo el post). La primera reunión, que es la que Alex utilizó, no tiene un buen reposo y es incómoda por lo que seguramente sea la mejor para subir la vía de manera "independiente" y bajar; la segunda reunión queda unos metros más arriba y aunque no tienes visibilidad sobre el compañero es mucho más cómoda para subir al segundo.
El primer largo (y una de las fotos a continuación) confirmó lo que venía diciendo al principio: que necesito descansar y comer mejor, porque llegué realmente extenuado. En fin, que Alex llegaba a la reunión a las 10:32h y yo, ya de segundo llegaba once minutos más tarde, a las 10:43h. Allí estuve unos minutos y quizá por haber ya calentado, afronté el segundo largo más decidido y con más ganas.
El paso clave del segundo largo se encuentra en lo que es la reunión "alternativa" del primer largo. El truco para pasarlo dice así: "subes pies y tiras p'arriba", o "subes pies y buscas manos". Seguramente ya lo hayan oído alguna vez. Ese y el de "se escala con los pies, no con las manos" son los superhits de la escalada deportiva, sin duda alguna.
El segundo largo de la vía no tiene demasiados secretos, más allá del paso que indicaba. Más lento de lo que suelo escalar, a las 11:43h me plantaba en la R2 a esperar a Alex. En general, el equipamiento de toda la vía, aunque tenga ya su tiempo, es excelente, y apenas es necesario tirar de cintas o montar reuniones muy complejas.
Alex no tardó demasiado, a pesar de sus habituales quejas y lamentos, en llegar a la segunda reunión (que llamaré R2-1). También en este caso existe, no obstante, una reunión alternativa a la derecha que seguramente sea la propia de la vía (que se puede ver en el croquis anterior y a la que llamaré R2-2), a la que se llega tras pasar junto a un árbol, y que tiene una cómoda repisa para asegurar al compañero que afronta la travesía. Al igual que en el caso de la R1, la primera reunión (de las dos) permite mejor visibilidad sobre el compañero, mientras que la segunda es más cómoda. No obstante, el rozamiento puede hacer que asegurar al segundo desde la R2-2 sea algo incómodo, por lo que cada uno deberá pensar qué es lo mejor para cada él, en función de las fuerzas y el nivel del compañero que sube de segundo.
Dicho y hecho, tras algo de maniobra, nos plantábamos en la R2-2 a las 11:15h, donde se me puede ver revisando la "documentación asociada".
Tras unos minutos de relax, le tocaba a Alex encarar la travesía, todo ello, dicho sea de paso, sin magnesio, lo que para él es casi como escalar sin pies de gato, y no exagero. Así pues, a las 11:55h Alex encaraba la salida del tercer largo, cuyas tres primeras chapas suben en diagonal por una grieta, para luego ir durante cuatro/cinco chapas más de manera casi horizontal hacia la izquierda, seguir subiendo en diagonal y rematar la faena con un par de chapas en vertical; en alguna de las fotos se puede apreciar la travesía que domina la mayor parte del largo. Aproximadamente algo más de media hora después, Alex me gritaba "¡Reunión!" desde la R3, y tras un par de minutos para ponerme bien los gatos, empezaba mi calvario personal.
A nivel técnico, la Pericondrio concentra sus pasos más complicados en la salida de las reuniones: la salida del pie de vía, la del primer largo (asumiendo la reunión que está más arriba), la del segundo (asumiendo como reunión la del pie de la travesía), y la del tercero. Pero en comparación con las cuatro o cinco chapas que componen la parte más horizontal de la vía, sacar la salida de segundo fue relativamente fácil.
El problema de escalar de segundo o top rope si estás acostumbrado a escalar de primero es que es muy difícil mantener el mismo grado de concentración, porque eres consciente de que no puedes caer. He tenido fallos subiendo vías de segundo (para recuperar chapas, mirar la vía, montar una adyacente, etc.) que jamás habría cometido de primero, porque te juegas un vuelo. Y ese es uno de los problemas de la travesía: ir de segundo no te garantiza nada, sino que más bien, es algo contra lo que luchar. El segundo problema es que corres el riesgo de que si tu compañero no te entiende bien cuando le hablas, te pille y acabe tirándote, así que es importante dejar eso totalmente claro en la R2-2. Por último, y este fue mi principal error, hay que evitar pedirle a tu compañero que te coja cuando llegas a una chapa, porque eso te quita la tensión de encima y hace que te relajes. Salir de ese estado de relajación colgado de una chapa a 70m. del suelo me costó a mí al menos 10 minutos.
En realidad, y esto es algo que le he leído a más personas, la travesía no es, técnicamente, la parte más compleja de la vía. Tiene manos más que aceptables, pies mejores, y hay zonas en la vía mucho más "lavadas" que la travesía (en realidad, la Pericondrio no está tan lavada como cabría esperar, y excepto en quizá la salida del primer largo, es más que aceptable si lo comparamos con otras vías conocidas y frecuentadas de Montanejos o Chulilla). Su "problema" y a la vez atractivo es lo psicológico de la vía; no sé si es el componente aéreo, o cambiar la verticalidad por la horizontalidad, pero completar las cuatro chapas de la travesía fue lo peor (cuando estás en mitad del fregao) y lo mejor (cuando ya la has pasado) de toda la vía. También es importante destacar que una vez en mitad de la travesía, plantearse abandonar puede convertirse en un problema mucho más gordo que intentar acabar la propia travesía, por lo que lo mejor es no planteárselo y seguir hacia adelante, como sea. En realidad, no queda otra opción pero es un tema a valorar si te metes en la vía con alguien de cuya "fiabilidad" no estás muy seguro.
En fin, que tras sufrir lo mío contra la pared, a las 13h llegaba a la R3, y dado que apenas había gastado fuerzas, apenas unos minutos encaraba el último largo, que sale de un desplome que asusta más de lo que es.
El último largo no tiene demasiado secreto. Quizá la salida y los alejes de las chapas sean lo más relevante, pero se hace corto y se llega arriba rápido y fácil; a las 13:18h había llegado arriba y Alex, tras desmontar la R3, se plantó en R4 poco después, a las 13:30h.
Siendo mi primera vía de varios largos "seria", la verdad es que la Pericondrio Tragal fue una buena elección. No es particularmente difícil (6a+/6a/6a+/V+) ni larga (110m.), y está menos lavada de lo que yo me temía que pudiera estarlo (aunque obviamente, si estuviese menos lavada, mucho mejor). Aunque la acabamos en 3h15m, creo que calentando bien antes de la vía, con un poco más de decisión en la travesía y sin los periodos de reflexión, la próxima vez podríamos hacerla en 2h30m o quizá menos. Sí, ya sé que no es una carrera, pero es que yo soy así.
El día acabó viendo a dos insensatos sin demasiada idea ni sentido común intentando subir la pericondrio mientras nosotros les mirábamos desde enfrente, algo de lo que hablaré en otro post, y con la Guardia Civil advirtiéndonos de que en las vías pegadas a la carretera no se puede escalar sin autorización. Tras esto, cogimos los bártulos, nos tomamos algo en el Refugio de Montanejos, y volvimos a casa, con ganas de repetir la pericondrio... un año de estos :)