Me gusta el fútbol (los domingos por la tarde)

Haga usted el siguiente experimento. Aparque en la acera de la Avenida de Aragón cualquier día de la semana, y no dude de que en breve aparecerá la autoridad competente acompañada de una grúa. Haga lo mismo en el carril bus, y obtendrá el mismo resultado. Realmente, no hace falta que lo pruebe, confíe en mi. Ahora haga lo mismo un día de fútbol, pero, ¿porqué limitarse a la acera? ¡La ciudad es suya! Aparque en cualquier lado. No importa dónde. Simplemente, donde le dé la real gana. Si le gusta la naturaleza, aparque en el mismo parque del centro de Blasco Ibañez. ¿Que prefiere usted el asfalto? Pues nada, en mitad de la calle, lejos de la acera, ni siquiera en el carril bus. ¿A quién le importa que sólo quede un carril para la circulación en una calle de cuatro carriles? ¡A la mierda! ¡Que juega el Valencia!

Eso sí. Al día siguiente, no aparque en el carril bus, porque se le llevará el coche la grúa. Que mierda. Casi me gustaría ser del Valencia, para aparcar donde me salga del forro al menos por un día.

(Sin acritud ni ánimo de lucro, por supuesto)