Calla y sigue tragando

Cada vez que su marido le pega, María calla y sigue tragando. Cada vez que su jefe le humilla, Juan calla y sigue tragando. Cada vez que sus compañeros se burlan de él, Andrés calla y sigue tragando. Un día tras otro, ellos y millones de personas en el mundo, en esas u otras circunstancias, callan y siguen tragando. Por mantener las formas, por una justificada cobardía, por miedo a llamar la atención o al qué dirán, por un inmerecido respeto al otro, por temor o por simple falta de decisión. Callan y siguen tragando. Un día sí y otro también.

Hasta que un buen día cualquiera de ellos se levanta cansado. Cansado de callar y seguir tragando. Y entonces, a veces, pasan cosas.